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- rdf:value = " El señor PARRA .-
Señor Presidente , señores Senadores, señor Rector del Liceo de Hombres de Concepción , representantes del Centro de Padres y del Centro de Alumnos de ese establecimiento:
El 9 de agosto de 1823, el Intendente de Concepción, don Juan de Dios Rivera , procedió a crear el Instituto Literario de Concepción. Lo hizo en el marco del decreto dictado el 20 de junio del mismo año por don Ramón Freire , en el que se expresaba que "deseando el Gobierno afianzar la prosperidad nacional de un modo sólido y permanente, persuadido de que la educación pública es la base principal y tal vez única de este beneficio", debía crearse un instituto de educación en cada cabecera de departamento, siguiendo el modelo del Instituto General -hoy Instituto Nacional-, fundado 10 años antes.
Nace así el tercer establecimiento educacional creado por la República para servir al desarrollo de los hombres y al afianzamiento de la propia nación, como una institución eficaz para el progreso e insustituible en el fortalecimiento de los valores propios de la nación emergente.
En 175 años el Liceo de Hombres de Concepción, nombre que tomó desde 1853 -hoy se llama Liceo de Hombres Enrique Molina Garmendia, en virtud de la ley Nº 13.594, de 1959, que le dio el nombre de uno de sus rectores más distinguidos-, ha honrado la misión que se le confirió, constituyendo un factor de integración y movilidad social, de afirmación del sentido y principios de la democracia, de difusión de la libertad en su más amplio concepto y, con ella, de un pluralismo que recorre todos los ámbitos de lo intelectual y de lo moral.
Por esas razones, llegó a ser uno de los establecimientos educacionales de mayor prestigio en el país, y encarnó ese paradigma de la educación laica, gratuita y democrática, sin el cual nuestro país no habría logrado el punto promisorio en que hoy se encuentra.
Con el orgullo de ex alumno del Liceo de Hombres Enrique Molina Garmendia, expreso hoy en este Hemiciclo mi homenaje a todos quienes desde él han servido al país, formando a cada nueva generación e inculcando en ellas espíritu solidario y vocación de servicio.
Expreso también mi esperanza en que pronto se solucionarán los delicados problemas que hoy le afectan, que se originan en la denominada Municipalización de la Educación Estatal y en las severas limitaciones financieras que la acompañan, de modo que el esfuerzo consciente de la sociedad chilena reinstale al Liceo como el modelo de una educación que, para ser tal, no puede construir un mundo segmentado por consideraciones ajenas a la dignidad de las personas, a su capacidad, a sus potencialidades, que constituyen el más valioso patrimonio del país.
En semejante contexto, recobrarán todo su sentido los bellos versos del poeta y educador venezolano Félix Armando Núñez , que son el himno del Liceo, en el que también profesó:
"Cada vez más grande el Liceo,
urgido por la hora veloz,
cada vez más puro vibrando
con la más pura exaltación.".
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
"