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- rdf:value = " El señor MARTÍNEZ .-
Señor Presidente , me preocupan situaciones que afectan a nuestras relaciones vecinales. Las autoridades y la prensa bolivianas han desarrollado una intensa acción de desinformación hacia su opinión pública con respecto a la mediterraneidad de su país, que a menudo alcanza caracteres francamente antichilenos.
Asimismo, sectores políticos e intelectuales han mantenido en permanente vigencia y difusión el tema de la salida soberana por territorio chileno al océano Pacífico, aspiración que califican como un objetivo político vital para Bolivia.
La teoría estratégica tradicional señala que los objetivos políticos vitales, por comprometer por definición la supervivencia del país, serán objeto del empleo de todos los medios políticos (diplomacia y fuerza) para alcanzarlos, con la sola limitación -también teórica- de que tales objetivos políticos sean legítimos (legítima defensa, reivindicaciones legítimas).
El Presidente de Bolivia ha dicho que la reintegración marítima constituye un objetivo "permanente e irrenunciable para preservar los derechos naturales, históricos, culturales y económicos dentro del proceso de integración hemisférica" y que "el enclaustramiento boliviano es un problema continental que afecta los principios de libertad, justicia y de convivencia fraterna que rigen la Comunidad Americana de Naciones y que, además, perturban el equilibrio socioeconómico de los pueblos que la constituyen". Con una clara conciencia geopolítica de su ubicación, el Primer Mandatario boliviano señala que "en el proceso globalizador, las más importantes y significativas conexiones comerciales con el Pacífico y el Atlántico pasarán por el territorio nacional" (boliviano).
"El Diario", de La Paz, decano de la prensa de Bolivia, se ha distinguido por su persistencia y subjetividad para referirse al tema de la mediterraneidad de ese país, buscando ejercer una nefasta influencia de hostilidad de la sociedad boliviana hacia Chile.
Preocupante resulta la insistencia en descalificar lo que llaman el bilateralismo estéril e ingenuo, al referirse a nuestra política de tratar los asuntos que preocupan a Chile y Bolivia en el plano bilateral.
También resulta inquietante y contraproducente para las relaciones entre ambos países y la paz regional que no se reconozca la intangibilidad de los tratados como la base fundamental de los vínculos internacionales, pretendiendo introducir en la opinión pública la falsa convicción de que el Tratado de Paz y Amistad de 1904 está viciado de origen y que el nuevo orden mundial "busca enmendar los errores históricos" mediante "la revisión de los tratados impuestos por la fuerza de las armas". "La sociedad postmodernista y un nuevo orden mundial demuelen el pasado", dice el título editorial. "Los tratados impuestos a las naciones débiles por la fuerza de las armas no son irrevisables, inamovibles, inmutables, intangibles ni perpetuos ante los ojos de una sociedad que tiene clavada la mirada en el tercer milenio y se esfuerza por crear mecanismos de concertación política y económica en un mundo cada vez más globalizado, democrático y solidario"... Esta curiosa teoría del Derecho Internacional es respaldada con ejemplos como el tratado Torrijos-Carter, relativo al canal de Panamá ; el de China e Inglaterra, respecto de Hong Kong, y otros.
No cabe duda de que lo anterior constituye un llamado a desconocer el Tratado de 1904, y si bien las máximas autoridades bolivianas no lo han propuesto de manera tan explícita y categórica, sí lo han expresado en los hechos, al insistir en el acceso soberano al mar como objetivo vital e irrenunciable de Bolivia. El Canciller de ese país declaraba hace unos meses: "No importa el tiempo que pueda pasar"... "Pero vamos a alcanzar nuestros grandes objetivos y no vamos a claudicar en nuestras demandas marítimas", "Bolivia fortificará su acción de reivindicación marítima ante los foros internacionales para crear una conciencia pública en torno al derecho boliviano".
Hace pocos días, a su llegada a Ecuador para participar en la transferencia del mando presidencial, el Primer Mandatario de Bolivia , continuando con la política de emplear todos los foros y oportunidades para llamar la atención internacional respecto de su supuesto enclaustramiento, insistió en "Pedir a Chile una salida negociada al mar".
"Parece una incongruencia "-decía- "una situación como ésta, porque los países estamos en busca de integrarnos no sólo comercial, sino políticamente, y aún perviven estos litigios de tantos años". "No hace daño facilitar el acceso soberano al Océano Pacífico"... "sólo pretendemos un acceso de unos pocos kilómetros", exhortó el Presidente de Bolivia al Gobierno chileno, como parafraseando lamentables declaraciones emitidas hace pocos años en nuestro país.
Dicho Presidente confía en que el nuevo orden y la globalización económica presionarán a Chile para acceder a una eventual salida al mar para Bolivia.
De la síntesis que acabo de presentar sobre la información obtenida de la prensa de Bolivia en los últimos meses, puede deducirse que la opinión pública de ese país está siendo objeto de una constante y preocupante concientización en el sentido de que el retraso relativo en su desarrollo tiene como causa principal su condición mediterránea, a la que fue y permanece sometido como consecuencia -dicen ellos- "de la agresión chilena en el siglo pasado y por la política opresiva de Chile sustentada en la perpetuidad de un tratado injusto impuesto por las armas".
No parece recomendable, asimismo, para la seguridad y cooperación regionales que se esté promoviendo, manteniendo y estructurando un sentimiento antichileno en la sociedad boliviana; y ya ha habido manifestaciones motivadas por las más diversas e inesperadas causas (inversiones chilenas en ferrocarriles y otras empresas, o el caso de los campos minados).
El condicionamiento psicopolítico de la población de un país en términos de hostilidad hacia otro conlleva el grave riesgo de que genere crisis entre los Estados respectivos, cuyo manejo se torna extremadamente difícil, por la carga emocional social involucrada. Esta situación se presenta, lamentablemente y en diversa medida, en las relaciones con todos nuestros vecinos. Una comprobación empírica la constituye el hecho de que todos los intentos de nuestros gobiernos por superar en forma definitiva asuntos derivados de tratados vigentes han terminado en fracaso a causa de la especial sensibilidad y las reacciones que suscitan en las naciones vecinas de Chile.
Sin embargo, tal actitud no se observa con la misma intensidad en nuestra sociedad. Esto, que podría parecer muy positivo, tiene empero una riesgosa connotación negativa, que puede atribuirse a indiferencia por ignorancia o a débil estímulo respecto de materias que dicen relación a nuestro patrimonio nacional, que, lamentablemente, ha sido objeto de negociaciones mantenidas en reserva y conocidas de manera sorpresiva por la opinión pública en términos de hechos consumados deficientemente informados.
Pareciera existir cierta renuencia a informar previamente a la ciudadanía por parte de nuestras autoridades responsables, presumiblemente por temor a una oposición que pueda contrariar los objetivos buscados por el Gobierno con esos tratados.
No voy a calificar dichos objetivos en esta oportunidad, porque no corresponde hacerlo, aunque tengo juicio formado al respecto.
Señor Presidente , Honorables Senadores, ante la situación vecinal que enfrenta Chile, en esta ocasión ejemplarizada con Bolivia, país con el cual tenemos nada menos que rotas las relaciones diplomáticas, he estimado conveniente llamar la atención en el sentido de que los vínculos políticos con nuestros vecinos merecen ser evaluados con realismo y prudencia, junto con mantener consecuentemente informada a nuestra opinión pública.
Los intentos por superar aspectos conflictivos tradicionales en las relaciones con esos países no han tenido éxito.
Las Actas de Lima, firmadas solemnemente por los Gobiernos de Chile y Perú; el Tratado Limítrofe de Campos de Hielo Sur, suscrito por los Presidente de Chile y Argentina en 1991, y el Tratado de Paz y Amistad de 1904, entre Chile y Bolivia, han sido desconocidos o se intenta desconocerlos por el simple expediente de declarar que tales compromisos internacionales resultan políticamente inaceptables en el ámbito interno vecinal respectivo, o que, unilateralmente, no se reconoce la intangibilidad de los tratados internacionales (esta opinión, por supuesto, no significa aprobar o rechazar el asunto pendiente para su conocimiento por el Congreso en torno al acuerdo Aylwin-Menem).
Frente a esta situación, parece necesario:
1.- Desarrollar una acción permanente de formación ciudadana por los medios de comunicación social, académicos y docentes respecto de los intereses nacionales y del patrimonio histórico y territorial, que comprenda todos los aspectos involucrados, prestando especial atención a la geografía y a los principales tratados internacionales relacionados que nos comprometen mutuamente con nuestros vecinos y otros países. Esto hace necesario revisar los objetivos mínimos y los programas pertinentes, restituyendo la enseñanza de Geografía de Chile en las educaciones básica y media.
2.- Establecer como política permanente del Estado la oportuna anticipación y completa información pública de los aspectos esenciales de los acuerdos o tratados internacionales que estime conveniente negociar, a fin de que todos los estamentos interesados -académicos, profesionales, políticos, técnicos o gremiales- tengan la oportunidad de contribuir con sus opiniones, y asimismo, de que la ciudadanía toda, como depositaria última del patrimonio nacional, ejercite el derecho soberano y democrático que la Constitución y las leyes le garantizan por intermedio de sus representantes.
Con esta intervención quiero dejar público testimonio de preocupación frente a ese tipo de campañas, que, de una u otra forma, dificultan nuestras relaciones internacionales.
He dicho.
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