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El señor MATTA.-
Señor Presidente , me referiré a una situación que se ha ido tornando cada vez más crítica y preocupante, como lo es la originada por la sequía que afecta a la zona centro-sur y, con particular rigor, a la Región del Maule .
Según los expertos, el fenómeno climatológico conocido como "La Niña" se presenta cuando la temperatura del océano desciende algunos grados. El enfriamiento de las aguas acrecienta los vientos que corren de este a oeste, fortaleciendo los centros de altas presiones, que inhiben las precipitaciones al no desplazarse. Las voces autorizadas han expresado, además, que "este fenómeno se encuentra en su etapa inicial de desarrollo y que tales eventos suelen durar alrededor de doce meses", aproximadamente.
He recabado datos y cifras oficiales de los distintos organismos técnicos involucrados en el tema y me parece conveniente darlos a conocer a la Sala. En general, la realidad es inquietante y amerita la adopción de medidas preventivas en toda la zona centro-sur. Sin embargo, la Séptima Región del Maule parece constituir, como se ha dicho, el "epicentro" de la sequía, pues un reciente informe de la Dirección Meteorológica de Chile indica que hasta el momento ha registrado precipitaciones que a la fecha suman tan sólo 115 milímetros. Lo anterior contrasta con las cifras en un año normal, a igual fecha, en que el agua caída alcanza los 542 milímetros. En consecuencia, la Región exhibe un alarmante déficit de pluviosidad, que bordea 80 por ciento de lo correspondiente a un año normal.
A ello se agrega la escasa precipitación de nieve, hasta ahora, en la zona cordillerana. En tres de las cuatro estaciones de medición: La Dormida, Calabozo y Lo Aguirre, la acumulación al 31 de julio fue de valor cero.
Los menguados niveles de agua caída ponen a la Región del Maule en una situación aún más severa que la vivida durante la gran sequía de 1968.
A ese alarmante cuadro de estadísticas se suman los anuncios de la Dirección General de Aguas informando que los actuales indicadores de reservas hídricas y los caudales en la zona centro-sur no permiten asegurar el abastecimiento regular del vital elemento, tanto para la generación energética como para fines de riego, hasta el próximo verano.
En lo tocante a la Séptima Región, la realidad es verdaderamente crítica, más aún si se considera el mayor uso de agua en un medio eminentemente agrícola. Un informe emitido a fines de julio por la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas revela que todos los embalses locales presentan un importante déficit, respecto de su capacidad promedio. Por ejemplo, Colbún, con una capacidad de mil 544 millones de metros cúbicos y un promedio histórico de mil 244 millones, almacena tan sólo 411 millones. En términos porcentuales, Laguna del Maule mantiene una reserva mínima no superior a 43 por ciento de su capacidad total.
En días recientes estuve recorriendo, una vez más, diversos sectores y pude apreciar crecientes grados de preocupación, principalmente en los pequeños propietarios agrícolas. La prolongada ausencia de precipitaciones ha provocado un fuerte impacto económico en la actividad agraria y forestal de la Región del Maule, afectando fundamentalmente a la zona de secano interior o de rulo, que depende en forma exclusiva de la lluvia.
Un documento de evaluación del 20 de agosto recién pasado, que elaboró la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura del Maule , en conjunto con la Corporación Nacional Forestal, el Instituto de Desarrollo Agropecuario, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y el Servicio Agrícola y Ganadero, señala que "el déficit de precipitaciones durante los meses de junio y julio ha tenido tres impactos negativos de magnitud relativa según se avanza longitudinalmente: (1) una disminución de rendimientos de cultivos de invierno como cereales y leguminosas; (2) una menor disponibilidad de agua en el suelo para el crecimiento de las praderas naturales en la primavera; y (3) un menor rendimiento de las plantaciones forestales y el término adelantado de la temporada de plantación".
De acuerdo con las estimaciones de la Sociedad Nacional de Agricultura, las pérdidas superan, a la fecha, los 20 millones de dólares, cuyo mayor perjuicio se concentra en los cultivos de trigo, habiéndose perdido hasta ahora 30 mil hectáreas sembradas del total de 380 mil existentes en todo el país; es decir, 8 por ciento de la producción general.
Además, en las zonas de secano se han cuantificado importantes pérdidas en cultivos de leguminosas, tales como lentejas, garbanzos, arvejas y habas. En menor medida, se han detectado bajas en los cultivos de hortalizas y algunas especies frutales que han adelantado su período de brotación, lo que podría perjudicar la producción frutícola.
En otro plano, la disminución del forraje necesario para la alimentación de la ganadería de ovinos y caprinos, que abundan en el sector de secano interior, podría provocar perjuicios incalculables, sin olvidar que el ganado constituye para muchas familias campesinas un verdadero capital de reserva.
A decir verdad, a quienes habitamos este país no debieran sorprendernos las adversidades climáticas. Y es que continuamente el clima nos golpea: a veces, con abundancia de lluvias, a veces, con ausencia de éstas.
El año pasado, por ejemplo, se registraron 459 milímetros de agua caída como promedio nacional, es decir, más del 100 por ciento de lo que llueve en un año normal. Pero, ¿dónde quedó ese importante superávit de agua? Simplemente, se escurrió. Debemos reconocer, entonces, que en Chile existe una insuficiente infraestructura de reservas hidrológicas y de riego. Sin embargo, también debemos admitir que en los últimos años se han hecho considerables esfuerzos para optimizar el uso de un recurso tan vital y escaso como el agua, y se han invertido recursos públicos considerables para contar con obras de riego de envergadura.
En consecuencia, hay que persistir en una adecuada planificación estratégica en esta materia, que deberá considerar, necesariamente, la construcción de nuevos y suficientes embalses, sin perjuicio de otras medidas que tiendan a optimizar el uso del agua. En ese entendido, se hace necesario, entre otras cosas, redoblar los esfuerzos desplegados hasta ahora en la asesoría tecnológica que el Estado ofrece a la pequeña y mediana agricultura.
Una encuesta reciente realizada en diversas comunas de la Séptima Región permitió detectar que existen 685 localidades de riesgo mayor, de las cuales 157 poblados ya presentan problemas de abastecimiento de agua. Todo ello suma un total regional de 91 mil 989 personas en condiciones de riesgo en materia de abastecimiento de agua.
Frente a ello, las autoridades locales de la Séptima Región han actuado con premura, elaborando un programa que contempla -según oficio Nº 675 de la Intendencia Regional del Maule , de fecha 25 de agosto- un conjunto de acciones que beneficiarán a 20 mil personas con problemas de abastecimiento de agua.
Básicamente, se contemplan dos proyectos de mitigación. El primero, pretende habilitar 46 sondajes -en etapa de construcción o diseño- en varias comunas de la Séptima Región. El segundo, apunta a la adquisición de camiones con equipamiento tipo aljibe para las provincias de Curicó, Talca y Linares , y también para la comuna de Chanco en la provincia de Cauquenes.
Para implementar tales programas -y otros eventualmente en estudio-, se requiere, desde luego, contar con los fondos necesarios para su financiamiento. En atención a ello, y atendiendo, en general, a la dramática situación que vive dicha región, solicito a la Mesa enviar en mi nombre los siguientes oficios:
1) Al señor Ministro del Interior , a fin de que se estudie la posibilidad de decretar zona en estado de catástrofe la malograda Región del Maule, sin perjuicio de otras zonas del país que, igualmente afectadas, requieran del mismo decreto presidencial.
2) Al señor Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, don Marcelo Schilling , a objeto de que se aprueben los recursos necesarios para financiar los proyectos de mitigación a que se refiere el Oficio Ordinario Nº 675 de la Intendencia Regional del Maule , de fecha 25 de agosto del presente año, con cargo al Fondo Nacional de Desarrollo Regional de Emergencia.
3) Al señor Director del Servicio Agrícola y Ganadero, para que se ponga en marcha un programa de desparasitación respecto del ganado ovino y caprino existente en el sector de secano interior de la Séptima Región.
4) Al señor Director Nacional de INDAP, don Luis Marambio Canales, para que se aplique a la brevedad un programa forrajero para la pequeña ganadería ovina y caprina de toda la zona de secano de la Región del Maule.
--Se anuncia el envío de los oficios solicitados, en nombre del señor Senador, de conformidad al Reglamento.
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