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- rdf:value = " El señor HORVATH.-
Señor Presidente , Honorables colegas, familiares del Teniente Hernán Merino Correa, Carabineros de Chile, señoras y señores:
Hace treinta años, un 6 de noviembre en la tarde, falleció trágicamente el Oficial de Carabineros Teniente Hernán Merino Correa, defendiendo los legítimos derechos de los chilenos en el valle de Laguna del Desierto, uno de los parajes más bellos de la zona austral y del cono sur de América.
La historia de la configuración de nuestro territorio, en particular con relación al vecino país de Argentina, ha sido, como lo señaló don Exequiel González Madariaga , deprimente. Es una historia francamente lamentable, sobre todo porque, por desgracia, aún son pocos en Chile los que tienen conciencia de que las políticas efectivas de los dos países, en cuanto al territorio, son realmente divergentes.
Y son diferentes aunque los discursos oficiales digan otras cosas.
Don Isidoro Vásquez de Acuña , en su "Breve Historia del Territorio de Chile", señala: "Al analizar la historia de los límites con la República Argentina se llega a la conclusión de que nuestros derechos territoriales han sido defendidos sobre la base de la buena fe y del Derecho Internacional, mientras que el Gobierno argentino sólo ha pretendido satisfacer a ultranza sus aspiraciones geopolíticas".
Algunos analistas argentinos, como don Carlos Escudé , reconocen el peso de determinados mitos en el comportamiento público de ese país, los que hacen difícil la vida incluso a las propias autoridades. Estos mitos serían el del crecimiento del territorio chileno a costa del argentino y el del convencimiento de su apego irrestricto a los acuerdos internacionales.
Si a lo que expongo se suman el desconocimiento del territorio por parte de las autoridades, los intelectuales y los medios de comunicación chilenos; la búsqueda afanosa de la integración en sí, positiva, pero en lo que no se sabe exigir condiciones de reciprocidad, y, como producto de lo anterior, un centralismo exacerbado y una franca indolencia del chileno, hoy, por estos temas, se convierte no sólo en un desafío, sino también en una cuestión de honor y de salvaguardia de la nación chilena y su identidad, poner todo nuestro esfuerzo en encontrar las raíces de este conflicto y en prevenirlo en el futuro.
Por ello, y mucho más, tenemos que investigar, al igual que dar a conocer la figura del Teniente Hernán Merino Correa, quien inmoló su vida en defensa del derecho de los chilenos y de su Patria, a fin de dar las luces que merece nuestra alma nacional.
¿Quién fue Hernán Merino Correa? ¿Qué significación tuvieron su vida y su inmolación para nosotros, los chilenos? ¿Cuál fue la causa de su sacrificio y qué podemos hacer, ahora, por ella? Son algunas de las preguntas que intentaré contestar, para conocimiento de los señores parlamentarios y -con humildad- de la opinión pública, con estas palabras.
El actual análisis de los acontecimientos permite hacer resaltar de nuevo la trama de dos procedimientos que, en el tiempo, se van conjugando permanentemente en esta materia. Uno de ellos es el de los acuerdos, el de las buenas intenciones; el otro, el del hostigamiento, el enfrentamiento y la tergiversación de los hechos.
La historia de este caso se inicia con la demanda de ayuda al retén de Lago O'Higgins situado a unos dos mil kilómetros al sur por parte de un colono chileno, don Domingo Sepúlveda Cárdenas , dado que la Gendarmería argentina pretendía no sólo instalar un puesto de avanzada en su predio, sino, además, que debía someterse y concurrir ante las autoridades del Río Gallegos, en Argentina.
La ocupación de ese hermoso valle data de 1921, siempre por chilenos, y consta, desde 1937, en los títulos de dominio del Ministerio de Tierras y Colonización de la época. Ella también es registrada en todos los informes de los diferentes exploradores, como don Alberto María de Agostini , de la congregación salesiana; don Augusto Grosse , y el propio Andreas Madsen , un danés que trabajó para la Comisión de Límites argentina y participó en la demarcación del sector en 1903.
Al lugar es enviada una pequeña patrulla de carabineros, para comprobar los hechos y apreciar la magnitud del problema. Gradualmente, se crea un problema limítrofe. Y, a los pocos días, se reúnen en Mendoza los Presidentes Eduardo Frei Montalva padre del actual Mandatario y Arturo Illia , quienes, en términos generales, acuerdan intensificar los trabajos de la Comisión Mixta de Límites, particularmente en el sector de Laguna del Desierto. Lo anterior, acompañado de las características explicaciones y espíritu de buena fe y hermandad.
En las últimas horas del 5 de noviembre de 1965, se llega al acuerdo de proceder, en forma simultánea, al retiro de Carabineros a su base, en el retén de Lago O'Higgins, y a la reducción de la Gendarmería argentina a su dotación normal, fuera del área en conflicto. Se asume, además, el compromiso de no construir nada en el sector. Chile señaló en esa oportunidad que requería al menos 48 horas para cumplir el acuerdo, por la dificultad de comunicación con esa área.
Paralelamente, en el lugar, un poblador argentino visita el precario refugio de la avanzada de Carabineros en el puesto La Viuda más tarde denominado puesto Ardilla y les ofrece ayuda. El 6 de noviembre les llega el aviso de regresar, a lo que se disponen los seis carabineros que quedan en el lugar. Dos de ellos van en busca de sus cabalgaduras. Quedan, por lo tanto, sólo cuatro carabineros y dos niños menores que les había confiado un colono chileno, mientras hacía gestiones en Argentina.
A las 16:30, uno de los niños, que jugaba cerca del refugio, grita, al divisarlos, que venían los gendarmes argentinos. El mayor Torres, a cargo del reducido grupo de chilenos, advierte que están rodeados por un gran número de gendarmes, con cascos, ametralladoras y fusiles, y pide hablar con el jefe de ellos. Entretanto, el Teniente Hernán Merino Correa , con un fusil, corre hacia el mayor Torres para protegerlo. Ahí cae muerto, instantáneamente, por una bala argentina. Seguidamente, los gendarmes disparan ráfagas de ametralladoras y de fusiles, y hieren al sargento Miguel Manríquez Contreras . Un comandante, desde la retaguardia, grita el "alto el fuego", detiene a los chilenos y los lleva a Río Gallegos, en Argentina, incluyendo al herido y el cuerpo del Teniente Hernán Merino Correa, no sin antes arriar la bandera chilena.
No señalaré más detalles, pues no es mi ánimo despertar rencores o resentimientos con mis palabras. Pero la verdad es que los hechos pesan por sí mismos. Fueron noventa los gendarmes que enfrentaron y hubo un gran despliegue de prensa ante los hechos a cuatro carabineros de Chile. El parte oficial argentino de la época afirmó que los chilenos los habían agredido. El lunes siguiente, a las 20, el grupo de carabineros es entregado a las autoridades chilenas, que lo regresan desde Río Gallegos a Punta Arenas, y desde allí a Santiago.
El Teniente Hernán Merino Correa es llorado como héroe nacional por todo el país. Al poco tiempo, en forma póstuma, se le concede la Medalla al Valor, y es ascendido, justamente, a General.
La participación y el sacrificio de Hernán Merino Correa en Laguna del Desierto no es una coincidencia. Lo demuestran su vida y su permanente actitud personal, y la predisposición práctica al conflicto por parte del vecino país.
Hernán Merino Correa , como se ha recordado aquí, nació en Antofagasta el 17 de julio de 1930. Es hijo del mayor de Carabineros don Carlos Merino Charpentier y de doña Ana Correa de la Fuente. Es el segundo de cuatro hermanos. Sus hermanos Carlos , Cecilia y Ana María están presentes en el Senado en este momento.
En sus estudios primarios, realizados en la Escuela Superior de Hombres N° 92, de Limache, acá en la Quinta Región , dejó positivas huellas de su calidad como estudiante, corroborada por sus profesores y por el Director, y reflejada en las notas obtenidas entre los años 1943 y 1948. Continuó sus estudios en el Liceo Coeducacional "Abraham Vera Yanatiz", de la misma ciudad, y luego los terminó en el Liceo de Aplicación, de Santiago.
Como una señal de lo que más tarde marcará su vida, en esa época fue miembro del Club Deportivo "Viva Chile" y el abanderado del liceo en los actos cívicos.
Los informes de la época, de sus compañeros y profesores, dan cuenta fehacientemente de su conducta irreprochable, su compañerismo ejemplar, su excelente don de gente y caballerosidad, el aprovechamiento total de sus estudios y las condiciones relevantes que lo colocarían en lugar destacado en la actividad que desarrollaría en su futuro, vale decir, en Carabineros de Chile.
Todos esos informes son realizados en su momento. Lo destaco por la muy arraigada costumbre de ensalzar a las personas después de que fallecen. Ésos son todos informes previos.
Como lo expresaba, su vocación la tenía definida a temprana edad. En la Escuela de Carabineros, también sus compañeros lo recuerdan como un individuo poco común.
En 1959, con sólo 23 años, en la Tenencia de Santa Bárbara, en la Octava Región, rescata heroicamente de las aguas del Biobío a una madre embarazada que había caído al río tras el volcamiento de un camión.
En 1962, es destinado a la Región de Aisén. Más tarde, en lo posible, pide continuar en esas aisladas tierras, por las que siente un profundo cariño.
En 1963, cumplió una labor destacada en el rescate del único sobreviviente del avión de la Fuerza Aérea de Chile accidentado en pleno invierno en el cerro Pérez , junto al Fiordo Aisén, en el que perdió la vida, entre otras dieciocho personas, el Obispo de la zona, Monseñor César Gerardo Vielmo . El hombre baja al herido por entre la enmarañada selva pluvial, caminando de día y de noche para salvarle la vida.
Consultados después los ex intendentes de Aisén de la época, don Atilio Cosmelli y don Gabriel Santelices , así como el entonces párroco de Puerto Aisén, padre Victorino Bertocco , desde distintas perspectivas, todos concuerdan en que Hernán Merino Correa reunía los caracteres excepcionales del chileno, por su arrojo, lealtad, picardía, valor, sentido de responsabilidad y don de mando. Son muchos los aspectos de su persona que aún deben ser investigados, para que sea conocido como lo merecen tanto él como el pueblo chileno, al que tanto amó y por el cual ofrendó su vida.
Dignos de destacar, en esta materia, son los dos últimos libros de don René Peri Fagerstróm, uno de ellos titulado "A la sombra del monte Fitz-Roy".
La emoción y el respeto con que se refieren a Hernán Merino sus amigos y sus familiares son un claro indicio de que ante nosotros tenemos la figura de un ser excepcional.
Hoy, podemos señalar que el vecino país claramente no cumplió con su compromiso de retirar a los ocupantes ilegales. Chile, en forma inexplicable, fue renunciando a sus derechos más evidentes, como la ocupación legal, permanente y pacífica. No incluyó en el compromiso de 1991, para resolver este problema por el arbitraje, la demarcación de 1903, comprometida y sancionada por las partes. El Gobierno dejó el asunto en manos de personas y no de instituciones, a diferencia de la que ha sido la tradición histórica de las controversias entre los dos países. El Gobierno de Chile tiene, también, la responsabilidad histórica de no aceptar a ciegas sentencias que vulneran el Compromiso Arbitral y el Derecho Internacional, según lo acordó, prudentemente, el Senado.
Un país no puede exigir a sus ciudadanos el sacrificio de sus vidas, si fuese necesario, y no hacer nada por prevenir los conflictos, sin perjuicio de responder con prudencia y dignidad si ese sacrificio se llega a producir.
Chile no puede tener la mitad de su territorio abandonado, y con mayor razón si éste es limítrofe. Los límites son naturales si están poblados y si esos habitantes están integrados solidariamente al quehacer nacional.
La brutal migración rural de este país no puede continuar. La raíz de la paz se halla en el corazón del hombre y en el amor a su tierra y a su estilo de vida. Este sentimiento también se encuentra en los habitantes argentinos de la Patagonia, y lo sabemos a ciencia cierta. Sin embargo, esa paz se dará sólo cuando las prácticas políticas efectivas de los dos países sean hermanas y no excluyentes como hasta ahora.
Un héroe chileno sin lugar a dudas que, sin disparar un tiro, ofrendó su vida por todos sus compatriotas es la mejor garantía de los valores de la dignidad, el honor y la paz. Sólo en esta noble actitud seremos respetados.
Hernán Merino Correa , a treinta años de su sacrificio, es sin duda un héroe nacional, un ejemplo para todos los chilenos.
He dicho.
"
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