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- rdf:value = " MODIFICACIÓN DE LEY Nº 19.253, RESPECTO A CONSTITUCIÓN DE DOMINIO EN ISLA DE PASCUA PARA MIEMBROS DE COMUNIDAD RAPA NUIEl señor DÍEZ ( Presidente ).-
En conformidad a lo acordado por los Comités, corresponde tratar, en primer lugar, el proyecto, iniciado en moción de los Senadores señores Hamilton y Andrés Zaldívar, que modifica los artículos 66 y 69 de la ley Nº 19.253, sobre Protección, Fomento y Desarrollo de los Pueblos Indígenas, respecto a la constitución del dominio en la Isla de Pascua para los miembros de la comunidad rapa nui, con informe de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización, y con urgencia calificada de "Simple".
¿Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley: (moción de los señores Hamilton y Andrés Zaldívar).
En primer trámite, sesión 31ª, en 5 de septiembre de 1995.
Informe de Comisión:
Gobierno, sesión 3ª, en 4 de junio de 1996.
El señor EYZAGUIRRE ( Secretario ).-
La iniciativa de la referencia se encuentra en primer trámite constitucional.
La Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización previene en su informe que, de aprobarse por la Sala, debe serlo con rango de ley de quórum calificado, de conformidad con el artículo 19, Nº 23º, de la Constitución Política, toda vez que establece requisitos para acceder al dominio de bienes inmuebles en Isla de Pascua.
La Comisión, luego de aprobar en general el proyecto por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señores Hamilton, Letelier y Ríos, procedió a discutirlo en particular. En el fondo, se trata, primero, de excluir de la etnia rapa nui a las personas que sólo comparten con ella rasgos culturales o formas de vida, costumbres, religión, o cuyos cónyuges sean indígenas; y segundo, reservar sólo a los chilenos integrantes de dicha comunidad el dominio de las tierras de Isla de Pascua que les sean entregadas por el Fisco.
Finalmente, se hace constar que el organismo técnico estuvo integrado por los Honorables señores Ríos ( Presidente ), Hamilton, Huerta y Núñez.
El señor DÍEZ (Presidente).-
En discusión general el proyecto.
Ofrezco la palabra.
El señor HAMILTON.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor HAMILTON.-
Señor Presidente , el 10 de julio de 1994, el Presidente de la República , don Eduardo Frei Ruiz-Tagle , hizo una formal declaración, en nombre del Gobierno de Chile, en Isla de Pascua. En la ocasión, el Primer Mandatario expresó lo siguiente:
"Isla de Pascua es un territorio chileno ubicado en Oceanía, cuyo pueblo reconoce su comunidad de origen en la cultura polinésica.
"El Estado de Chile obtuvo su soberanía de los jefes Rapa Nui por acta suscrita el 9 de septiembre de 1888 entre el Capitán de Corbeta de la Armada de Chile don Policarpo Toro Hurtado y el grupo encabezado por el Ariki Atamu Tekena.
"Como una medida destinada a proteger a sus habitantes, el Estado se opuso al requerimiento presentado en 1915 por el ciudadano francés Enrique Merlet ante el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso, por el cual pretendía inscribir el dominio de la Isla a su nombre. Para evitar actos como el indicado, el Estado de Chile inscribió a nombre del Fisco, en el año 1933, todas las tierras de la Isla.
"El Estado de Chile reconoce que la tierra tiene un valor y significado trascendental para la comunidad étnica Rapa Nui, pues es ella quien les otorga el sustento, y es el fundamento principal de su existencia y de su cultura.
"El acto de inscripción de la Isla de Pascua a nombre del Fisco respondió al criterio señalado, y compromete al Estado de Chile en la protección de las tierras que la conforman en favor de sus habitantes originarios, postulando el derecho ancestral de la etnia sobre ellas.
"El Estado de Chile, actuando a través de los servicios y organismos públicos competentes, ha entregado, y continuará entregando, en forma progresiva, tierras fiscales a los miembros de la etnia Rapa Nui, sean en dominio, concesión u otras formas de uso acordes con su tradición, y de conformidad a la normativa legal vigente o a la que pudiera imperar sobre la materia.". Hasta ahí las palabras del Presidente de la República.
Para materializar este compromiso, y atendiendo al sentimiento generalizado de la comunidad rapa nui, el 23 de agosto de 1995, conjuntamente con el Senador señor Andrés Zaldívar , presenté un proyecto de ley que, en lo substancial, permite a los habitantes pertenecientes a dicha etnia tener acceso a las tierras de la Isla. A dicho efecto, era indispensable excluir a quienes podrían considerarse pascuenses o rapa nui, según la disposición de la letra c), del artículo 2º, de la ley Nº 19.253, de 5 de octubre de 1993, sobre Fomento, Protección y Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
En efecto, esa norma establece que podrían considerarse como parte de la referida etnia los que mantengan -cito textualmente- "prácticas de forma de vida, costumbre o religión de estas etnias de un modo habitual"..., y, "además, que se autoidentifiquen como indígenas.".
Aparte la circunstancia de que los pascuenses no gustan de ser llamados "indígenas", los requisitos establecidos por la citada disposición permitirían a personas ajenas a la etnia ser consideradas como parte de ella, y obtener los beneficios que establece la llamada "Ley Indígena". Bastaría identificarse como tales, bailar sau-sau, asistir a las misas pascuenses y habituarse a las comidas típicas.
Por esa razón, la parte pertinente de ese cuerpo legal es repudiada en la Isla, y ha sido un factor determinante para que las autoridades respectivas no hayan procedido hasta ahora a distribuir entre los pascuenses tierras cultivables que actualmente pertenecen el Fisco y que pueden ser entregadas en arriendo, de acuerdo con la misma ley.
El proyecto que hemos propuesto no sólo soluciona este problema y permite distribuir tierras dentro de la comunidad rapa nui, sino que, además, contiene diversas medidas destinadas a evitar la concentración de la propiedad raíz, y que aquéllas pasen a manos de personas, naturales o jurídicas, ajenas a dicha etnia.
Ha sido muy elocuente la política seguida por otros países en sus territorios de la Polinesia. Por ejemplo, en el caso de Francia, respecto de Tahiti, la tierra ha sido transferida sin trabas ni limitaciones, en términos de que a la vuelta de algunas generaciones son escasos -si es que los hay-, los nativos que conservan alguna porción de tierra, y muchos han debido emigrar desde las que poseyeron sus ancestros.
Felizmente, Chile tuvo la visión necesaria para evitar ese fenómeno, inscribiendo la totalidad de la tierra de Isla de Pascua a nombre del Fisco, y distribuyéndola sólo entre los miembros de la comunidad autóctona.
La iniciativa que ahora presentamos, y que la unanimidad de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización ha informado favorablemente, cuenta, además, con el respaldo del Gobierno y con el apoyo irrestricto de la comunidad rapa nui.
A este último respecto, debo señalar que en mi última visita a la Isla pude comprobar lo expresado, y que durante la tramitación de la iniciativa en la citada Comisión, por iniciativa de su Presidente , Senador señor Ríos, se hizo participar, mediante comunicación radiotelefónica, a las autoridades de Isla de Pascua, especialmente a su alcalde , don Pedro Edmunds Paoa , y al gobernador, don Jacobo Hey ; además, se contó con la presencia del Presidente del Consejo de Ancianos , don Alberto Hotus. Estos personeros confirmaron su apoyo al proyecto en consideración.
También he recibido cartas de las autoridades mencionadas, y de la totalidad de los miembros del Consejo Municipal de Isla de Pascua, en apoyo de nuestra iniciativa.
En informe reciente del Secretario de la Comisión, señor Mario Tapia, acerca de su visita a la Isla, se deja expresa constancia de que "los Rapa Nui asignan vital importancia" a la moción que estamos tratando.
En 1966, se dictó la ley Nº 16.441 (llamada vulgarmente "Ley Pascua"), publicada el 1º de marzo del mismo año, que incorporó esa parte del territorio nacional al Gobierno y Administración Interior del Estado, de acuerdo con la Constitución Política de la República, modificando nuestra legislación común, especialmente la de orden penal, para adaptarla a las costumbres e idiosincrasia de los pascuenses. También dio lugar a un vigoroso plan de desarrollo de la Isla. Esa iniciativa nació durante el Gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva , del estudio y propuesta de una comisión de alto nivel, cuya presidencia me correspondió desempeñar, entonces, en mi calidad de Subsecretario del Interior.
La idea matriz del proyecto en análisis se originó bajo la actual Administración, de una comisión presidida por el Subsecretario del Interior , señor Belisario Velasco.
La Comisión de Gobierno del Senado se constituyó en la Isla, tomó contacto con la comunidad local y detectó el problema de tierras que este proyecto solucionará.
Al reconocer la propiedad del suelo de Isla de Pascua a los miembros de la comunidad rapa nui, en variadas formas y con limitaciones que impidan su concentración o su traspaso a personas o entidades ajenas a dicha etnia, el Estado de Chile no sólo está realizando un acto de justicia, sino, además, cumpliendo un compromiso histórico contraído con sus representantes, cuando decidieron aceptar y someterse a la soberanía de Chile, sin perjuicio de mantener sus características polinésicas, reconociendo que la tierra es el fundamento principal de la cultura rapa nui.
Espero que el Senado acoja favorablemente este proyecto, que la Comisión aprobó por unanimidad. De ese modo, cumplidos los trámites constitucionales, podrá despacharse a la brevedad posible. El Gobierno y la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua podrán, así, abordar la distribución de tierras fiscales entre los miembros de la etnia pascuense que necesitan de ellas para laborarlas. Hasta ahora, por carencia de una normativa como ésta, o por el peligro de que accedieran a su posesión personas que no pertenezcan a la comunidad, tal distribución no se había podido realizar.
El señor RÍOS.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Puede usar de ella Su señoría.
El señor RÍOS.-
Señor Presidente , deseo formular una solicitud, y ahondar un poco más en algunos aspectos ya señalados por el Senador señor Hamilton.
En cuanto a lo primero, deseo que la Mesa fije una fecha próxima para recibir las indicaciones.
En relación con el proyecto, que tiene un notable interés nacional (modifica una ley bastante trascendente como es la que creó la CONADI) y que da finalmente a la etnia rapa nui mayor autonomía y fuerza en lo relativo al valor de su propia tierra y a su relación con ella, estimo necesario que los señores Senadores lo analicen bien a fondo. Esto, porque se trata de una iniciativa de gran trascendencia para el desarrollo de la etnia rapa nui en Isla de Pascua, así como para los miembros de ella que viven en el continente americano.
Recuerdo a los señores Senadores que la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua, que tiene la responsabilidad de la distribución de las tierras, está conformada por doce personas: un representante de diversos Ministerios; otro, de la Corporación de Fomento de la Producción; un tercero, de CONAF; un cuarto, de CONADI; un quinto, de la Gobernación; un representante del señor Alcalde de la comuna, y seis de la etnia rapa nui. Todos ellos conforman una buena relación de lo que debe ser un grupo de trabajo con tales atribuciones, y adquiere más importancia que la propia Municipalidad y la Gobernación de Isla de Pascua, por todas las responsabilidades que le entrega la ley, que se fortalecen con las modificaciones planteadas por el Senador señor Hamilton.
Seguidamente, resulta interesante señalar un aspecto que también es relevante. Como sabemos, el artículo 2° de la normativa sobre pueblos indígenas señala las características que han de tener las personas para poder ser consideradas indígenas. Pues bien, en su letra c) -es la que elimina el proyecto en comento- dice: "Los que mantengan rasgos culturales de alguna etnia indígena, entendiéndose por tales la práctica de formas de vida, costumbres o religión de estas etnias de un modo habitual o cuyo cónyuge sea indígena." Y lo que sigue es muy importante: "En estos casos, será necesario, además, que se autoidentifiquen como indígenas.". En consecuencia, el proyecto, que representa un interés de la etnia rapa nui, al suprimir esta letra c) margina a las personas de las características referidas de la posibilidad de optar a algún tipo de propiedad dentro de Isla de Pascua , a fin de que efectivamente en los casos de matrimonios "mixtos" -así los denominan ellos mismos- entre continentales e isleños, sea el cónyuge isleño, hombre o mujer, quien posea las tierras y no quien, por no tener la misma etnia -a pesar de tener matrimonio con una persona de esa etnia-, es considerado extranjero.
En mi concepto, la moción fortalece la acción del pueblo rapa nui -admirable, por lo demás- y le abre perspectivas para alcanzar un desarrollo más efectivo, cosa muy importante en vista de que la actual ley que maneja los asuntos de Isla de Pascua no ha tenido éxito. Es evidente que el pueblo rapa nui recuerda mucho la así llamada "Ley Pascua", que se dictó en la época del ex Presidente Frei , y que efectivamente permitió un desarrollo muy armónico en toda la Isla así como un admirable crecimiento, después de una serie de años con bastantes dificultades en su desarrollo social, económico y étnico. Al amparo de esa ley se produjeron las grandes inmigraciones y, en definitiva, un fortalecimiento de la isla.
Personalmente, apoyo el proyecto con bastante entusiasmo, convencido de que es una alternativa muy interesante para la Isla -que deberemos estudiar-, pero creo, sí, que debe darse a lo menos una semana para la formulación de indicaciones.
Eso es todo, señor Presidente.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Se han inscrito hasta ahora los Honorables señores Horvath, Zaldívar (don Andrés), Mc-Intyre y Ominami.
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , analizando el proyecto y el informe de la Comisión de Gobierno, uno llega a la conclusión de que en esta materia quedan algunas dudas pendientes o, más bien, de que faltan algunos datos. Entiendo que hay alguna premura por aprobar en general la iniciativa, y obviamente, estamos de acuerdo con ello, conociendo la Isla, y, sobre todo, el anhelo de sus habitantes. Sin embargo, creo importante analizarla desde el punto de vista de los bienes nacionales, ya que, en el fondo, la Isla tiene tres formas de propiedad.
En efecto, en primer lugar están las áreas silvestres, que se encuentran bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal. En segundo término, lo que es propiedad CORFO: el fundo "Vaitea", a cargo de SASIPA, y que, en la práctica se administra más desde Santiago que desde la isla. Y, en tercer lugar, los predios fiscales.
Cabe hacer presente que estamos hablando de una isla pequeña -su superficie es del orden de las 18 mil hectáreas-, pero de una gran significación para Chile, y claramente debemos clasificarla entre las zonas extremas: Arica y Parinacota al norte, la zona austral, y -la que normalmente no se menciona- Pascua, en el sector occidental.
Por otro lado, hay chilenos que se han ido a vivir a la Isla, se han casado con isleños y han ido conformando familias locales. Pero, sin embargo, persiste la división entre los rapa nui y los que allí llaman "los continentales". En este sentido, creo necesario un estudio más profundo de los efectos de este proyecto de ley, a fin de ver en qué condiciones van a quedar los continentales, al margen de los beneficios que se conceden a los de la etnia rapa nui. En lo personal, si no se aclaran estas dudas, me permitiría sugerir que, al menos en su segundo informe, el proyecto pase a la Comisión de Bienes Nacionales, que es la competente en esta materia, para poder completar la información y examinar en profundidad las indicaciones que eventualmente se le formulen.
He dicho.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Andrés Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Señor Presidente , me alegro mucho de que el Senado esté tratando esta posible ley que irá en favor de la gente de Pascua. Me alegra porque ésta es una manera de, como país, ir solucionando problemas a una comunidad que vive muy apartada del resto de nuestro territorio, y porque creo necesario que se sienta ligada a él y que vea que el Parlamento chileno tiene interés por solucionar sus problemas.
En seguida, me alegra, también, el hecho de que la Comisión de Gobierno haya visitado la isla en su oportunidad, y de que, durante la tramitación del proyecto hayan podido opinar las autoridades y representantes de las organizaciones de ésta a través de una comunicación radiofónica. Y si nosotros leemos en el informe lo expresado por ellos, veremos que tanto el Gobernador como el Alcalde plantean su plena conformidad con la iniciativa que he presentado en conjunto con el Senador señor Hamilton , y que lo mismo hacen los dos Consejos de Ancianos, los cuales expresaron que, a su juicio, va en la línea correcta.
En cuanto a las observaciones del Honorable señor Horvath , cabe señalar que, efectivamente, la regularización del dominio y la tenencia de las tierras es un tema que siempre ha preocupado. Y, en mi opinión, gracias al proyecto de ley en debate se podrá avanzar rápidamente en satisfacer una aspiración que los isleños han tenido por mucho tiempo, a saber, que la posesión y el dominio estén en manos de gente que sea propiamente de la isla.
Respecto de este punto, se ha escuchado al Ministerio de Bienes Nacionales, el cual, por supuesto, debe tener una palabra importante, ya que la mayor parte de los terrenos fueron inscritos a favor del Fisco en su tiempo, si bien también hay poseedores y tenedores de tierra que son isleños. Pero aquí también queremos impedir que se produzca el mismo fenómeno que en Tahití, donde por no haberse tenido cuidado en resguardar lo que correspondía a los lugareños, las tierras han terminado en manos de terceros y de extranjeros, de gente extraña a la cultura tahitiana. Es un peligro que nos hizo ver la propia gente de rapa nui y que, precisamente, se trata de salvar en el proyecto.
Estoy de acuerdo con el Senador señor Ríos en dar un plazo para la presentación de indicaciones. El proyecto es perfectamente perfectible y sería bueno que la Sala fijara ese plazo, siempre que no sea demasiado prolongado. En lo personal, me gustaría que el proyecto fuera despachado por el Senado antes de la visita que hará el Presidente de la República a Isla de Pascua en un futuro cercano. Si ello no fuese posible, por lo menos que se conozca la voluntad que tiene el Parlamento chileno de aprobar estas disposiciones.
Hay otros temas importantes que aborda la iniciativa. En primer término, la necesidad de hacer posible la operación de la Ley Indígena, lo cual tiene que ver con la constitución de la Comisión de Desarrollo de la Isla de Pascua. Y, en segundo lugar, el determinar clara y derechamente quiénes pueden acceder a la tierra y quiénes se entiende que pertenecen a la raza rapa nui. Creo que esto último se vincula a la eliminación de la letra c) ya citada, la cual da acceso a la posibilidad de ser consideradas de etnia rapa nui a personas que mantengan rasgos culturales de esa etnia, tales como la práctica de formas de vida, costumbres, o religión, o cuyo cónyuge sea indígena. Es una precisión importante.
Por otro lado, también es importante regular qué tipo de contrato y en qué forma podrá disponerse de la tierra que se va a dar en dominio a la gente de la etnia rapa nui. Al respecto, se establece que no podrán hacerse transferencias de dominio, enajenaciones, ni aun arrendarse tierras, sin el informe favorable de la Comisión de Desarrollo.
Estos temas interesan a la comunidad de Pascua. Así como en 1966 se dictó la denominada "Ley Pascua", que significó un avance hasta hoy reconocido y recordado por los isleños, la aprobación de este proyecto significará que en el Senado hicimos un nuevo esfuerzo por consolidar la situación de la etnia rapa nui.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Mc-Intyre.
El señor MC-INTYRE.-
Señor Presidente , no es necesario recalcar la importancia de la Isla de Pascua para nosotros. Sus características étnicas, arqueológicas y su aislamiento nos obligan a considerarla desde una perspectiva distinta.
Hace un tiempo, formando parte de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización del Senado, visité la Isla. Dada la importancia de ciertos aspectos señalados aquí, ellos deben ser destacados.
En primer lugar, entre el 50 y el 55 por ciento de los matrimonios son mixtos. Se ha estado hablando con representantes de la etnia rapa nui, pero los continentales no han dado su opinión. Estoy de acuerdo con el proyecto en general, pero cada vez que se analiza una normativa deben considerarse todas las posiciones. La Comisión escuchó a dos Consejos de Ancianos -lo cual me parece bien-, pero no ocurrió lo mismo con los continentales. Cuando estuvimos en la Isla, éstos aún no habían adquirido tierras, pero es posible que, desde esa fecha hasta ahora, lo hayan hecho. Entonces, la pregunta es: ¿en qué condiciones van a quedar?
El segundo punto, también muy interesante, se refiere a la tierra. Concuerdo con lo planteado por el Senador señor Andrés Zaldívar : no podemos permitir que en Isla de Pascua se produzcan los mismos efectos que en Tahití. Por ello, quienes son dueños de la tierra no la pueden vender, cosa que allí sucedió. Sin embargo, en la actualidad, algunas tierras están muy bien protegidas; otras no tanto. Algunas están a cargo de CONAF y otras de SASIPA, organismo dependiente de la CORFO. Muchos isleños piensan que los terrenos de SASIPA son exagerados y que deberían ser vendidos y distribuidos. Me parece que todo lo que pueda hacerse en tal sentido es correcto, pero, dada la importancia del patrimonio arqueológico de la Isla, no basta el proyecto en debate, sino que habrá que definir con mucha claridad las áreas arqueológicas y de importancia para la humanidad, y las que pueden servir para el desarrollo agrícola y económico.
Votaré favorablemente la iniciativa, pero pienso que debemos escuchar, aunque sea en forma radiofónica, la opinión de los continentales, ya que más del 50 por ciento de los matrimonios son mixtos. Y también nuestra preocupación debería centrarse en que el Estado mantenga especial cuidado en la distribución de las tierras, a fin de que la gran condición arqueológica de la Isla no se pierda.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , en forma muy breve quiero expresar que comparto la preocupación general del proyecto. Me parece muy loable el propósito de evitar -como se ha señalado- que en Isla de Pascua ocurra lo mismo que en Tahití.
No tengo un conocimiento detallado de la iniciativa ni de la situación en general, pero deseo hacer presente una preocupación que me fue planteada hace un tiempo, con motivo de una breve estadía en la Isla acompañando al Presidente de la República. Quisiera consultar lo siguiente a los señores Senadores autores de la moción. ¿En qué medida podría estarse discriminando a personas que llevan muchos años trabajando en la Isla, quienes, por el esfuerzo que han desplegado pueden ser merecedores a que el Estado los beneficie también con el proceso de asignación de tierras y que son excluidos de este beneficio simplemente por consideraciones étnicas, desconociendo, como digo, la labor que durante décadas, quizás, han realizado en favor del desarrollo de Pascua?
No estoy planteando un punto de vista preciso acerca de este tema. Sólo manifiesto esta inquietud, que me gustaría que fuera aclarada en el curso del debate.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Siebert.
El señor SIEBERT.-
Señor Presidente , tengo reservas respecto de esta moción de algunos señores Senadores. Como ella se refiere a enajenación y cesión de bienes del Estado, considero que el Ejecutivo debería patrocinarla. De todas maneras, si se aprueba en general, debería pasar a la Comisión de Bienes Nacionales para que analice este aspecto.
No conviene aumentar el aislamiento de los pascuenses respecto de nuestra comunidad nacional. Porque, por ejemplo, esta normativa sanciona a los chilenos que han permanecido años allá y que se han casado con pascuenses, como lo afirmaba el Honorable señor Ominami. Debe reconocerse que la raza chilena es producto del mestizaje, lo cual hay que promover. Quienes llevan años allá y están casados con pascuenses no pueden acceder a créditos por carecer de bienes, lo que este proyecto va a dificultar. Mientras más leyes especiales diferencien a los pascuenses del resto de los chilenos, mayor es el riesgo de que, por ejemplo, alguna potencia extranjera los tiente, como efectivamente ocurre. Y con los problemas que se les ponen, no se identificarán con Chile.
Por estas razones, expreso mis reservas respecto de la iniciativa y solicito remitirla a la Comisión de Bienes Nacionales.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Urenda.
El señor URENDA.-
Señor Presidente , indudablemente, la Isla de Pascua es de extraordinaria importancia para nuestro país, a lo menos desde dos puntos de vista. Primero, representa un tipo de cultura que nos enriquece como país; es una etnia interesante, con un folclor admirable y valores de toda índole. Paralelamente, también significa un punto de apoyo para el país en el Océano Pacífico, que permite tener una gran extensión de mar propio y presencia en otro continente, como es la Polinesia.
En consecuencia, los problemas de la Isla, a la que debemos considerar como relativamente despoblada, tienen tres puntos de referencia. Existen antecedentes que permiten suponer que llegó a tener 20 ó 30 mil habitantes hace algunos siglos. Cuando Chile la incorporó a su territorio, la habitaban menos de cien personas. Hoy la cifra es del orden de 3 mil habitantes, de los cuales podría decirse que mil son propiamente continentales, mil de origen mixto y otros mil de la etnia rapa nui.
Entonces, hay dos grandes factores en juego. Primero, el interés nacional de fortalecer desde todo punto de vista -sobre todo económico-, a la Isla con el propósito de que se constituya en un gran apoyo para el país en el Océano Pacífico, en nuestro mar presencial. Y segundo, la conveniencia de conservar ciertos valores culturales.
No estoy tan cierto de que el hecho de restringir la posibilidad de enajenar tierras -no sólo a los extranjeros, quienes obviamente podrían atentar contra el interés nacional o perseguir otros propósitos; sino que también con respecto a los demás chilenos- sea el verdadero camino para solucionar los problemas de Isla de Pascua, ni la única vía para conservar su cultura y valores.
Creo que este asunto debería ser analizado más profundamente, porque podemos correr el riesgo de que el resultado sea, quizás, el polo opuesto de lo que aquí se ha señalado. Se dice que en Tahití se perdió por completo la identidad. Pero aquí podría suceder que diéramos origen a un grupo de chilenos con derechos absolutamente diferentes a los de los demás compatriotas, y que impidiéramos toda posible emigración futura desde nuestro territorio continental hacia la Isla de personas interesadas en efectuar negocios o aprovechar la gran riqueza que ella posee desde el punto de vista agrícola, pesquero y de su atractivo cultural.
En realidad, Isla de Pascua es apasionante. He tenido la suerte de estar allá varias veces y me interesa mucho su destino. Pero pienso que el camino de ir estableciendo restricciones para que un grupo cada vez menor de chilenos sea su dueño exclusivo, en el futuro puede llegar a confundir el concepto de dominio o propiedad con soberanía, y que, en un momento dado, algún pequeño caudillo pudiera desear que la Isla pretendiera desligarse de Chile.
Por ello, si bien es cierto que apoyaré todo lo que tienda a favorecer a esa parte de nuestra patria, a conservar su cultura y folclor, me asisten fuertes dudas en cuanto a que el camino que ahora se sigue sea el más adecuado, y a que, por el contrario, en el futuro ello prive a muchos chilenos interesados en vivir allá de adquirir un terreno o propiedad con el fin de asentarse en la Isla. Me imagino qué habría ocurrido con muchas partes del territorio nacional si hubiéramos contado con normas tan estrictas como ésta.
Por lo anterior, señor Presidente , anuncio que me abstendré de aprobar esta iniciativa de ley. Y reitero mi deseo de que nos aboquemos con más profundidad a solucionar el gran problema que implica para Chile el fortalecer esta parte de nuestro territorio, cuya ubicación geográfica es privilegiada y representa un importante factor para nuestro desarrollo, no sólo desde el punto de vista de la mantención de su cultura, sino que, en general, de todos aquellos valores que admiramos cuando nos encontramos en la Isla y convivimos con los pascuenses.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Thayer y, a continuación, el Senador señor Otero.
El señor THAYER.-
Señor Presidente , seré muy breve, porque lo expresado por el señor Senador que me precedió en el uso de la palabra interpreta muy certeramente mis inquietudes.
Sólo quiero enfatizar que los distinguidos señores Senadores que presentaron la iniciativa -aparte de si el proyecto debió o no tener el patrocinio del Ejecutivo , aspecto al cual no me referiré- han abordado un problema muy útil y conveniente de plantear. Y me alegro de que lo hayan hecho.
Creo que si no tomamos suficiente conciencia, y a tiempo, de lo que es nuestra responsabilidad con relación a esa parte del territorio, que es Isla de Pascua, que se encuentra inmersa en una cultura muy especial, podemos tener graves quebrantos y dificultades muy serias por el desarrollo geopolítico mundial.
Sin embargo, a mi juicio, todavía falta más para poder aprobar la iniciativa en debate. Por lo menos, el Senador que habla no está en condición de hacerlo -seré muy franco- mientras no conozca el punto de vista no sólo de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, sino también el de la de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
Me preocupa la contraposición de ideas que se plantea entre saber si acaso alcanzamos una integración mayor con la comunidad pascuense por medio de convencerlos, en los hechos y por la preocupación, de que les conviene su adhesión al sistema jurídico que nos rige, o si acaso debemos alcanzar esa integración sobre la base de ir creando un Derecho distinto para ellos.
En un país unitario, en el cual existen diversas etnias y problemas pluriculturales, la precisión de qué es lo irrenunciablemente unitario y qué es lo necesariamente plural constituye una tarea sumamente difícil de abordar, pero que es indispensable enfrentar.
Por eso, mi actitud es muy favorable a la iniciativa presentada, en cuanto plantea un problema que debemos abordar, y con urgencia y profundidad. No obstante, personalmente, no estoy convencido de que, en el estado actual de información y de análisis del proyecto, esté suficientemente precisado si lo que estamos haciendo no es sentar un precedente que pueda ser delicado para el manejo de otras etnias existentes en el país.
Todos sabemos que los diferentes grupos, culturales o étnicos, buscan de alguna manera reconstituir una especie de gobierno propio. Y eso es legítimo, pero, al mismo tiempo, delicado, en la medida en que se contraponga con valores jurídicos que incluso pueden comprometer la defensa nacional.
Por las razones expuestas, me abstendré de votar el proyecto mientras no conozca la opinión desde el punto de vista, concreto y completo, constitucional, de defensa y de bienes nacionales. Y no lo hago con el ánimo de demorar la aprobación de la iniciativa, sino para permitir su maduración y tomar a conciencia la solución más adecuada para el interés nacional y, al mismo tiempo, para el progreso y felicidad de la comunidad pascuense.
El señor HAMILTON.-
Pido la palabra.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Otero y, a continuación, Su Señoría.
El señor OTERO.-
Señor Presidente , el debate ha sido sumamente ilustrativo, porque plantea un problema bastante serio.
En primer lugar, se ha suscitado una dificultad de orden constitucional en cuanto a la igualdad ante la ley. En el proyecto se plantea una discriminación arbitraria, y, obviamente, ésta deberá ser estudiada a fondo, porque no podría establecerse en una ley una discriminación que no tiene parangón alguno con el caso de las otras etnias existentes en Chile.
En segundo término, se crea un problema bastante grave con respecto a la nacionalidad chilena. El gravísimo problema es seguir distinguiendo entre chilenos. Debemos reconocer las diferentes culturas que conforman al chileno -término que está definido en la Constitución Política de la República-; debemos preservar nuestras culturas étnicas y resguardar nuestro patrimonio étnico. Pero de ahí a establecer distintas categorías de chilenos, según sea la etnia que corresponda, me parece que -y en ello coincido con los señores Senadores que me precedieron en le uso de la palabra- contribuye precisamente a disociar a los chilenos, y no a crear el concepto de ser chileno.
El proyecto, incluso, discrimina en lo tocante a la disponibilidad de los bienes. Éstos se van a centrar en un grupo -que no puede ser extendido, porque ni siquiera el cónyuge podrá tener acceso a ellos- que va a ser prácticamente dueño de una isla que pertenece a todos los chilenos, y al que se entregará los títulos de dominio, con exclusión del resto de los chilenos.
Quiero llamar la atención al hecho de que incluso, en la letra b) del artículo 66, dentro de los requisitos para ser considerado en la etnia, y en esta disposición que se incorpora ahora, se dice lo siguiente: "Sean descendientes de las etnias indígenas siempre que posean un apellido indígena".
¡De manera que ni siquiera estamos frente a un problema de genes o de descendencia, sino de apellido! Quien tenga un apellido chileno, aun cuando posea los genes y la descendencia de la etnia, no es considerado para estos efectos.
El señor MUÑOZ BARRA.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador ?
El señor OTERO.-
Con mucho gusto, con la venia de la Mesa.
El señor MUÑOZ BARRA.-
También me parece curioso lo que acaba de plantear Su Señoría, y concuerdo con sus observaciones, pues en la legislación sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas, se considera como integrantes de la etnia mapuche incluso a las personas que, aun cuando hubieren perdido los dos apellidos, pudieren determinar su ascendencia indígena. Ello en razón de que muchas de ellas han castellanizado o chilenizado totalmente sus apellidos; sin embargo, conservan los derechos que les otorga la ley en este caso.
El señor OTERO.-
Señor Presidente , agradezco la acotación de Su Señoría por cuanto confirma lo que estoy señalando.
La etnia mapuche es tan respetable como la de Isla de Pascua , y, pese a ello, será objeto de un trato diferente. ¿Qué razón lo justifica? ¿Pretendemos seguir dividiendo a los chilenos? Todos sabemos que tenemos un problema geopolítico con Isla de Pascua. Francia ha emitido sellos donde la isla figura como dominio francés. Tenemos graves problemas de actuación, de inversiones y para convertir realmente Isla de Pascua en territorio chileno y lograr que sus habitantes se sientan chilenos.
A mi juicio, este proyecto de ley -muy bien inspirado, en defensa de los valores de esa etnia- no producirá los fines que se persiguen, sino que los efectos contrarios. Por eso, soy partidario de tratarlo en un debate mucho más extenso, en el que analizaríamos qué entendemos por "ser chilenos" y cómo actuaremos frente a las distintas etnias. Por cierto, que no en forma tan discriminatoria, desde un punto de vista legal, por decirlo así, como se propone en esta iniciativa, en la que se proscriben incluso los apellidos chilenos. Una persona tiene la etnia, pero, por contar con apellido chileno, no se la considera perteneciente a ella.
Dicha tesis no tiene asidero alguno, pues, según la legislación actual, se considera indígenas a los descendientes de las etnias respectivas, siempre que posean un apellido indígena. Por lo tanto, si alguien no lo tiene, no es de la etnia. Y eso lo consigna -repito-la normativa vigente. En este sentido, debemos tomar en cuenta la actual legislación, con las modificaciones consiguientes. Y a la ley actual, que ya constituye una discriminación sin justificación alguna -a pesar de las iniciativas que hemos aprobado en favor de los pueblos indígenas de Chile-, se agrega ahora una nueva: se elimina la letra c), que incluía en la etnia a los cónyuges. Hoy día, éstos no pasan a tener tal calidad.
Finalmente, ni siquiera se pueden enajenar las tierras a chilenos. ¿Significa esto que hay chilenos de diferentes clases? Hasta ahora tenía entendido que los chilenos conformábamos un grupo indivisible, y que lo que ha constituido un orgullo de este país es la fusión de las distintas etnias y razas. Y por ese motivo,...
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
¿Me permite una interrupción, señor Senador ?
El señor OTERO.-
Con la venia de la Mesa, encantado, señor Senador.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés) .-
Señor Presidente , pienso que la argumentación del Honorable señor Otero podría crear cierta confusión.
Efectivamente, existen tales prohibiciones para el dominio de las tierras, pero afectan, como en este caso, tanto a Rapa Nui como también al pueblo mapuche. Los pertenecientes a esta última etnia que tengan en la actualidad acceso a la tierra, requieren autorización para celebrar determinados contratos de enajenaciones, de compraventas. Esta medida se adoptó para proteger al pueblo mapuche. Y el mismo propósito existe en el caso de los habitantes de Isla de Pascua. Por eso, a través de la Comisión de Desarrollo contemplada en la ley sobre protección de los pueblos indígenas, se establece un mecanismo para la autorización o rechazo de tales contratos.
Tal es la razón por la cual se hizo esta diferenciación. Y hay, además, una triste experiencia derivada del principio del libre acceso al dominio de la tierra. Todos sabemos lo que muchas veces pasó con las tierras del pueblo mapuche con relación a la permisividad que pudo haber existido para celebrar contratos de compraventa en forma libre.
El señor ALESSANDRI.-
¿Me concede una interrupción, señor Senador ?
El señor OTERO.-
Con la venia de la Mesa, no tengo inconveniente, señor Senador, pero ella es la que decide.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Puede hacer uso de ella, señor Senador.
El señor ALESSANDRI .-
Señor Presidente , el ejemplo que ha dado el Honorable señor Zaldívar no es pertinente, porque al lado de la tierra indígena está la tierra común y corriente. En cambio, en Isla de Pascua eso no sucede, y nadie, aparte los pascuenses, puede poseerla. O sea, no puede venir una persona del continente y decir "al lado del pascuense, compro yo". Sin embargo, en Chile continental, al lado de la tierra indígena, puede alguien comprar un terreno no afecto a la ley de protección indígena.
En consecuencia, el ejemplo -repito- no es pertinente.
El señor OTERO .-
Señor Presidente , hay una norma del proyecto en debate que, a mi entender, se contradice con lo expuesto por el Honorable señor Andrés Zaldívar , y que dice: "Por exigirlo el interés nacional, las tierras de Isla de Pascua no podrán enajenarse, embargarse, permutarse o gravarse en favor de personas naturales extranjeras, personas naturales chilenas que no pertenezcan a la etnia rapa nui o personas jurídicas chilenas o extranjeras. Estas mismas personas no podrán adquirir por prescripción ordinaria o extraordinaria dichas tierras.".
Es decir, aquí hay una prohibición absoluta, y, precisamente, el inciso segundo del mismo precepto, agrega: "Cualquiera otro acto jurídico entre vivos respecto de estas tierras, requerirá el acuerdo de la Comisión a que se refiere el artículo 67."; es decir, todo lo que no sea gravar, enajenar, permutar o vender. Y, por lo tanto, quedan en una condición de capitisdisminución absoluta, porque ni siquiera esa Comisión puede autorizar estas transferencias.
En consecuencia, reconociendo el excelente propósito de los señores Senadores de resguardar la etnia -y los aplaudo por ello-, creo que el texto del proyecto no cumple esa finalidad, y por eso me sumo a lo señalado por los señores Senadores que me precedieron en el uso de la palabra.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Hamilton.
El señor HAMILTON.-
Señor Presidente, deseo recoger algunas de las aseveraciones formuladas durante el debate.
En primer lugar, un señor Senador sostuvo que en esta materia era necesario el visto bueno del Gobierno. Debo señalar al respecto que éste comparte íntegramente el proyecto, ha participado en su discusión y ha presentado indicaciones al mismo.
En seguida, se ha pedido que pase a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia. No veo por qué debiera hacerlo. Lo ha estudiado la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización. Y la ley sobre protección indígena -que es la que se modifica mediante esta iniciativa- tampoco fue tramitada a la Comisión de Constitución.
Por último, hay tiempo para que quienes no se sientan interpretados totalmente con el texto del proyecto, pero que compartan la idea, puedan formular las indicaciones pertinentes.
En lo referente a la tierra, deseo hacer una observación de carácter general. La tierra de Isla de Pascua pertenece hoy día fundamentalmente al Fisco. Los que han tenido títulos antes de la vigencia de esta ley, los mantendrán, naturalmente, de acuerdo con las reglas del derecho común. Quienes los adquieran en lo futuro, lo harán en conformidad a lo preceptuado en esta iniciativa, la que pretende salvaguardar la tierra como elemento cultural básico para la etnia de Isla de Pascua.
No es efectivo lo que afirma el Honorable señor Otero. En este proyecto no se habla de los apellidos de las personas que pertenezcan a la etnia pascuense. Ello está consignado en la letra b) del artículo 2° de la ley N° 19.253, sobre Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas, actualmente vigente. No sé si el señor Senador la votó a favor o en contra. Da lo mismo. El hecho es que ella es ley de la República, tiene plena vigencia, y no la estamos alterando en ese punto, en lo que respecta a Isla de Pascua, en este proyecto de ley.
Quiero sí advertir que estamos llevando a cabo un acto histórico y solemne. Estamos cumpliendo un compromiso adquirido solemnemente por el Gobierno de Chile en el siglo pasado, cuando tomó posesión de la Isla, en el sentido de respetar su cultura, de entregar la tierra a los indígenas e impedir que pasara a otras manos, y de tomar la soberanía que la etnia rapa nui acepta como chilena. Y este hecho motiva que tal distinción no sea arbitraria, como no lo son tampoco las disposiciones anteriores, dictadas durante el Gobierno militar y que aplicaban determinadas normas para distribuir -de hecho, lo hicieron- ciertos lotes de tierra para la etnia de Isla de Pascua, siempre en la idea de que lo fundamental, dentro de la cultura pascuense, es la tierra, y de que ella debe ser adjudicada, cuando lo sea, a los miembros de esa etnia. Esto no significa que el Estado vaya a desprenderse de todas las tierras, ni que la Corporación de Fomento de la Producción y la administración del fundo de la isla pasen a manos privadas. No, todos ellos siguen en poder del Fisco, como hasta ahora.
Como hice presente -también lo ha señalado el Senador señor Andrés Zaldívar -, se reconocerá el compromiso adquirido por el Gobierno de Chile con los habitantes de la isla y con miembros de la etnia correspondiente, cuyo cumplimiento se ha prolongado por más de un siglo. Lo estamos haciendo ahora. No se trata de una división arbitraria; es anterior a la Constitución del 80 y no está en desacuerdo con ella. Fue incorporada en la ley Nº 19.253, aprobada por el Congreso Nacional y también por disposiciones dictadas por el Gobierno militar con posterioridad a la vigencia de dicha Carta Fundamental.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente, denantes solicitamos formalmente que antes de votar el proyecto se cuente con los informes competentes.
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Señor Senador, la Mesa sigue una conducta absolutamente lógica: después de aprobado en general el proyecto, se verá si corresponde o no emitir segundo informe.
El señor HORVATH.-
Pero para aprobarlo debemos contar con más datos.
El señor NÚÑEZ.-
Además, señor Presidente , la idea de la competencia es discutible.
El señor DÍEZ (Presidente).-
En votación general el proyecto.
-(Durante la votación).
El señor ALESSANDRI.-
Señor Presidente , me hacen mucha fuerza los argumentos dados en relación con lo peligroso que puede resultar la creación en la Isla de Pascua de una especie de fanal, una cosa estática, lo cual constituye un elemento básico para nuestra posición geopolítica en el Océano Pacífico.
Nosotros debemos hacer toda clase de esfuerzos para que la Isla de Pascua siga siendo chilena. Si se crea algo distinto, y se hace pensar que el territorio pertenece exclusivamente a los lugareños, no habrá desarrollo. Porque, ¿cómo va a progresar una isla en donde la tierra no puede ser sujeto de ningún acto jurídico? Indudablemente, muchos isleños pedirán anexarse a otro país. Por otra parte, ya hemos visto los intentos de Francia de agregar a su soberanía la Isla de Pascua.
Por lo tanto, reconociendo que hay una muy buena intención de proteger a la etnia pascuense -lo cual es nuestro deber-, tal vez, el camino elegido sea inconveniente por la peligrosidad que representa.
Por consiguiente, voto en contra.
La señora CARRERA.-
Señor Presidente , como el proyecto ha despertado varias inquietudes, pienso que es acertada la petición del Honorable señor Horvath de enviarlo a la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales.
Voto a favor.
El señor COOPER.-
Señor Presidente , estoy de acuerdo en que estudiemos esta materia que es de suyo delicada y muy importante -como aquí se ha señalado muy bien-, porque desde el punto de vista geopolítico nadie discute la relevancia actual y futura de la Isla de Pascua.
Pero me preocupa lo planteado por el Senador señor Alessandri , en cuanto a lo que puede ocurrir si ahondamos la diferencia jurídica entre chilenos y pascuenses. Y, más aún, me parece altamente inconveniente que tal segregación sea en contra de los chilenos, quienes no podrían acceder a la tierra en la Isla de Pascua. De manera que no vislumbro cómo puede integrarse un territorio en el que no sea posible que los chilenos tengan propiedad.
Por consiguiente, señor Presidente, me abstengo, esperando poder presentar indicaciones en el curso de la discusión particular del proyecto.
La señora FELIÚ.-
Señor Presidente, el tema en debate es sumamente importante.
Personalmente, tengo las mismas dudas planteadas por el Senador señor Thayer.
Establecer que las normas del Derecho que rigen en todo el país no se aplicarán a determinadas personas, es de la mayor gravedad y trascendencia; y ello sólo podría aprobarse, a mi juicio, sobre la base de escuchar muchas opiniones y de llegar al convencimiento absoluto de tal necesidad. Pero del debate sostenido en la Sala y del análisis que figura en el informe no logro formarme ese convencimiento.
Por otra parte, señor Presidente , el proyecto dispone la forma en que deberían distribuirse bienes fiscales. En esa perspectiva, la iniciativa es inadmisible, porque, de acuerdo con las normas pertinentes de la Constitución Política -me parece que son los números 10) ó 13) del artículo 60-, esta materia es de iniciativa exclusiva del Presidente de la República. Y formulo expresa cuestión de constitucionalidad en ese sentido.
Se establece una distinción en cuanto a la forma de aplicar la ley a determinadas personas, lo que, al no estar claramente fundamentado, constituye una discriminación arbitraria.
Por tales razones, señor Presidente, rechazo en general el proyecto.
El señor HAMILTON.-
Señor Presidente, deseo contestar brevemente lo relativo a una eventual causal de inconstitucionalidad.
Lo que se propone es modificar la Ley Indígena, la cual reserva las tierras de la Isla de Pascua para los pascuenses. Pero no todas las tierras fiscales van a ser donadas, cedidas o prestadas. El Fisco no se desprenderá de la totalidad de las suyas, ni la Armada cederá las que tiene, ni los organismos públicos van a desaparecer de la isla.
Parte de la cultura pascuense nace, precisamente, en el arraigo a la tierra, y los miembros de la etnia tienen derecho a acceder a aquélla. Éste es un compromiso histórico tomado por el Estado de Chile con los ancestros pascuenses al momento de entregar la soberanía de ese territorio a nuestro país. Sin embargo, no significa que la isla vaya a quedar en manos exclusivas de los isleños, porque, desde luego, en los matrimonios mixtos los chilenos del continente acceden a la tierra a través del cónyuge pascuense. Además, reitero que algunas seguirán en poder del Fisco, mediante organismos públicos.
No puedo aceptar que se diga que es arbitraria la distinción entre un continental no rapanuí y un pascuense y que se da preferencia al representante de tal etnia, de acuerdo con lo establecido en la Ley Indígena desde antes de que se presentara el proyecto.
La iniciativa en debate permite ordenar el proceso de entrega de tierra. Los Gobiernos del Presidente Aylwin y militar lo hicieron a través de una comisión, y las dieron no a los continentales, sino a miembros de la comunidad autóctona o rapanuí.
En consecuencia, voto a favor.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente , el hecho de que el Estado chileno tenga títulos o desarrolle alguna actividad en un lugar alejado -particularmente en una zona extrema- no es mucha garantía. En verdad, a veces lo que es estatal no pertenece a nadie. Hay diversas áreas silvestres protegidas por el Estado o por organizaciones pertenecientes a CORFO que no funcionan bien. No es el caso de la CONAF en la Isla de Pascua, porque conocemos que su labor allí es muy abnegada.
En el territorio insular existe un conflicto que se resuelve aparentemente con esta iniciativa, pero sólo respecto de una de las partes, lo cual estimo poco justo y previsor.
Si realmente el proyecto se limitara a que en una parte de la isla tengan derecho preferente los pascuenses o la etnia rapanuí, me parece bueno; pero no debe suceder así respecto de la generalidad de los dominios fiscales en la isla, que abarcan prácticamente toda la extensión de ella. Eso, a mi juicio, no sólo resultaría injusto, sino perjudicial. Además, no va a ser garantía para el desarrollo de la isla, sino que puede ser muy regresivo.
Sin embargo, creo que las aprensiones sobre la iniciativa pueden ser modificadas por la vía de las indicaciones.
De acuerdo a lo señalado en la discusión general de la iniciativa, como también en algunas de las fundamentaciones de votos de mis Honorables colegas, puede advertirse el ánimo de proceder en tal sentido, es decir, perfeccionar el proyecto en las comisiones competentes: la de Gobierno y la de Bienes Nacionales.
Voto a favor.
El señor HUERTA.-
Señor Presidente , en mi calidad de General Director de Carabineros de Chile, cuando se convirtió a Isla de Pascua en departamento, me correspondió enviar los primeros miembros de la Institución que debían prestar sus servicios en ella.
Visité la isla y pude comprobar que sus habitantes eran personas muy especiales. Su alfabeto consta apenas de diecinueve letras; no poseen el concepto de Dios; carecen de la noción de propiedad, y tienen un concepto muy especial en lo referente al sexo.
En consecuencia, los conozco muy bien y por ello voto a favor.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente , por carecer de la experiencia del Senador señor Huerta , me veo en serios aprietos para emitir mi voto; pero, además, tengo inquietudes acerca del proyecto, no sólo por el tema de la propiedad, sino también por otras limitaciones establecidas en él, como las consignadas en los incisos quinto, sexto y séptimo finales del artículo 69. El primero de ellos, por ejemplo, señala: "Por exigirlo el interés nacional, las tierras de Isla de Pascua no podrán enajenarse, embargarse, permutarse o gravarse en favor de personas naturales extranjeras, personas naturales chilenas que no pertenezcan a la etnia rapa nui o personas jurídicas chilenas o extranjeras.". Es decir, en favor de nadie que no sea pascuense.
Lo anterior conlleva una significación muy profunda, pues implica una limitación absoluta de la actividad económica de Isla de Pascua. Ello quiere decir que su principal patrimonio -o sea, su tierra, la cual por razones culturales se desea preservar en manos de los pascuenses- sea afectado por la iniciativa, ya que -reitero- es una limitación absoluta para ejercer actividades económicas y condena a un pueblo entero a la pobreza y a la dependencia de otros. Y cuando esas cosas ocurren en relación con un pueblo de las características del de Isla de Pascua , nos enfrentamos a un cultivo de gérmenes de proyecciones impredecibles hacia el futuro o a una dependencia de ese territorio respecto del Estado imposible de prever o dimensionar y que, a la larga, resulta absolutamente inaceptable.
En definitiva, no me parece razonable la fórmula propuesta en la iniciativa.
Aun cuando comparto el interés por preservar una cultura, me pregunto si la forma correcta de hacerlo es aislándola y no integrándola. A mi juicio, deben buscarse los caminos adecuados para resolver el asunto. No creo que los propuestos sean los mejores y, en consideración a ello y a las razones dadas principalmente por el Senador señor Urenda , me abstengo.
El señor LAVANDERO.-
Señor Presidente , no podemos repetir errores históricos. Debemos tener en cuenta que la tierra de Isla de Pascua pertenecía a la empresa particular Williamson Balfour , la cual la depredó dejándola en un estado de absoluta destrucción. No obstante, después de muchos esfuerzos, la isla logró integrarse al patrimonio estatal, se construyó el aeropuerto y hubo otros adelantos que tal vez no sean demasiados, pero que indudablemente resultan mucho mayores que los que históricamente realizara el sector privado.
Deseo ser consecuente respecto de esta materia. En 1959, siendo Diputado , realicé una intervención acerca de Isla de Pascua. Posteriormente, tuve oportunidad de visitarla en calidad de Presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja. En 1972, efectué otra intervención para informar respecto de su situación. Sin embargo, las soluciones se fueron postergando, porque muchas veces se discutían algunos temas y no se llegaba a acuerdos.
Hoy día, finalmente, tenemos algo concreto que puede dar una oportunidad a los pascuenses. El señor Senador que me precedió en el uso de la palabra también pudo haber dicho lo mismo acerca de los mapuches. Ellos eran dueños de toda la tierra, pero actualmente tienen un pellizco y están sumidos en la miseria. Alguien les quitó la tierra; los privó de ella. Etimológicamente, "mapuche" significa hombre de la tierra (mapu= tierra; che= hombre). ¿Acaso queremos hacer lo mismo con los nativos de Isla de Pascua?.
Por eso, luego de haber intervenido en varias ocasiones durante siete períodos parlamentarios en favor de Isla de Pascua, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, y siendo consecuente, voto a favor.
El señor MC-INTYRE.-
Señor Presidente , ya expresé las razones por las cuales votaré favorablemente. Sin embargo, voy a repetir algunas cosas importantes.
El proyecto está referido a un área nacional muy especial, insertada en la Polinesia, que presenta una arqueología muy singular y posee una etnia bastante distinta, por lo cual no puede ser tratado brevemente en una sesión como ésta. Incluso hemos podido ver algunos proyectos similares, como el que firmamos en relación con la conveniencia de que haya un parlamentario que represente especialmente a la Isla de Pascua.
El Reglamento se está cambiando en lo que respecta a modificar las votaciones. Hemos considerado proyectos referentes al puerto de la isla, hace unos cuatro o cinco años. Así que, a mi juicio, en esta iniciativa estaríamos viendo una parte del problema y no el todo. Por eso me parece que ella debe volver a las comisiones pertinentes, como lo sugirió la Mesa, pero sin destinar un tiempo corto, pues debemos escuchar a la gente que en su oportunidad no fue oída: me refiero a los continentales. Y debemos considerar no sólo que la mitad de los habitantes son continentales, sino también que el número de empleados públicos es exagerado en la isla. En el continente hay más pascuenses que en ella.
Voto que sí, pero insistiendo en que debe estudiarse profundamente la materia.
El señor NÚÑEZ.-
Señor Presidente , deseo aclarar que la Comisión de Gobierno tuvo oportunidad de visitar Isla de Pascua. Personalmente, no pude viajar en esa ocasión. Entiendo que bajo la presidencia del Senador señor Ríos, dicha Comisión conoció muy en detalle las demandas concretas de los pascuenses. De modo que, en primer lugar, rechazo la afirmación de que la materia no ha sido tratada con profundidad. Puede ser que otros puntos de vista, particularmente el de otras comisiones, no estén considerados en el informe de la Comisión de Gobierno. A lo mejor es absolutamente legítimo que otras comisiones vean también el proyecto. Yo no tengo ninguna opinión en contrario. Sin embargo, quiero destacar algo que ha señalado con mucha claridad el Senador señor Lavandero.
Pretendemos legislar nada menos que sobre un territorio que se incorporó a nuestro país hace recién un siglo, y hablamos de una etnia que ha mantenido, a pesar del tiempo transcurrido, rasgos de personalidad que le son propios, los cuales debiéramos observar con mucho respeto. Obviamente, esa etnia tiene concepciones culturales que, tal vez, no compartimos por nuestros orígenes. Tiene, efectivamente, una concepción de la sexualidad diferente a la nuestra. Tampoco nos debiera mover a risa, o, por lo menos, a observación, el hecho de que puedan sustentar una concepción acerca de deidades diferente de la de nosotros. Asimismo, su idea de las relaciones sociales es distinta, pero tan respetable como la nuestra.
Porque en este proyecto de ley, entiendo, no se plantea, ni mucho menos, que ellos no son chilenos. Lo son tanto como nosotros. A lo que tienden las normas en análisis, de una manera absolutamente novedosa con relación a otras iniciativas atinentes a Isla de Pascua, es a reconocer el hecho histórico de que ese pueblo era efectivamente dueño de esas tierras, y que las poseyó hasta 1888.
Por lo tanto, debiéramos tener el respeto suficiente como para hacer prevalecer una etnia que se ha incorporado al ser nacional, que forma parte de la nacionalidad chilena, pues sobre nosotros, los legisladores, recae una obligación en ese sentido, por todo lo que aquélla ha significado para el enriquecimiento cultural del país.
Creo que las risas para tratar el tema de Isla de Pascua no se habrían suscitado si hubiésemos aprobado el proyecto -que suscribí-, en orden a que en el Senado y en la Cámara de Diputados ojalá se contara con un representante de la etnia rapa nui.
Voto a favor.
El señor OTERO.-
Señor Presidente , me voy a abstener por las razones que ya di y porque espero que se fije un plazo suficiente para formular indicaciones. Y, además, porque estimo, al igual que varios señores Senadores, que sería positivo que otras Comisiones especializadas también consideraran el aspecto de carácter constitucional, lo que no significa desconocer la labor realizada por la Comisión de Gobierno. Al contrario. Pero, como en otros casos, aquí hay involucrados temas bastante conflictivos, desde un punto de vista jurídico, y sería conveniente que el Senado los tuviera muy claros al momento de votar en particular.
Me abstengo.
El señor PÁEZ.-
Voto que sí, señor Presidente. Pero deseo agregar que si los señores Senadores se abstienen, para influir después al intervenir en otras Comisiones o para efectuar en otro ámbito un análisis del proyecto, no tendrán la posibilidad de abocarse a ello, porque ahora se necesita un quórum determinado, de 24 votos. Si se abstienen, no habrá ley.
El señor PRAT.-
Señor Presidente, coincido con las aprensiones, en el orden constitucional, respecto de las facultades de los Parlamentarios para presentar un proyecto de esta naturaleza.
Aparte, lo anterior, y yendo al fondo de la iniciativa, en sí misma, pienso que ella toca un tema de la mayor importancia, cual es velar por las características de una etnia, pero, a la vez, también es preciso conciliar ese hecho con los intereses nacionales en la zona en que habría de aplicarse la ley. A mi juicio, estos últimos se encuentran ligados al desarrollo de ese territorio y pudiera ser que la proposición que hoy se hace sea contraria a las posibilidades de lograrlo. Me parece que el texto en debate requiere, entonces, más estudio, la participación de más Comisiones y ser abordado en forma integral, desde el punto de vista de la etnia propiamente tal, e igualmente, de los intereses nacionales comprometidos.
Por eso, me abstengo de aprobar el proyecto, en la forma como está planteado.
El señor RÍOS.-
Señor Presidente , noto que en algunas exposiciones existe un concepto centralista respecto de lo que es nuestro territorio y las características sociales de las personas que lo pueblan.
Un señor Senador dijo, textualmente, que Isla de Pascua configura un territorio muy lejano del nuestro. Esta expresión demuestra que se habla de dos territorios distintos. Desde el punto de vista del concepto de República , del Estado portaliano, efectivamente puede tratarse de uno diferente; pero, en lo referente al concepto de nación, al cual todos nosotros, supongo, aspiramos, y que pretendemos que se desarrolle armónicamente, ése no es un territorio lejano del nuestro, sino que constituye parte de él. Es nuestro territorio, que se desarrolla, en la plenitud social que aquí se ha expresado, con toda la fuerza de sus habitantes, con todas las características étnicas de éstos y con todo el esplendor, precisamente, de respetar las diferentes etnias, religiones e idiomas en ese ámbito y que conforman, finalmente, la nación.
Otra observación que se formuló era la relativa a que allá se registra una concepción social distinta de la nuestra. En el concepto de nación se incluyen concepciones sociales que son diferentes. Lo interesante, lo importante, es que la nación se fortalece en la medida en que existen fines y objetivos comunes en relación con todos los aspectos étnicos, sociales, religiosos e idiomáticos que pueden presentarse en un territorio.
En definitiva, la normativa en análisis, que conforma el principio de un estudio que permite revisar más a fondo todo el proceso que la Ley sobre Indígenas -la cual creó la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena- contiene respecto del capítulo referido a Rapa Nui, reviste un carácter relevante.
Ahora, también es necesario recordar, señor Presidente , que el Senado votó el año pasado un proyecto de acuerdo cuyo objetivo, justamente, decía relación a preocuparse, entre otros aspectos, de las disposiciones atinentes al cuerpo legal citado. Y en la exposición que se hizo sobre ese proyecto de acuerdo, votado por la unanimidad de esta Corporación, se comprendían los puntos aquí expuestos.
Finalmente, quiero recordar las expresiones del Senador señor Mc-Intyre. Sin duda alguna, vamos a lograr un desarrollo pleno de todo nuestro territorio, sin hablar de unos distintos, el día en que el Senado incluya entre sus miembros un representante rapa nui. Y eso va a ser fundamental, a fin de poder extender nuestra institucionalidad con la plenitud que corresponde y de que en nuestras bancadas se encuentre la totalidad de quienes, indistintamente de sus características étnicas o sociales, deben participar en el desarrollo cabal de la nación.
Desde ese punto de vista, voto a favor, sobre la base de que algunas de las consideraciones expuestas son muy interesantes y deben ser revisadas en la discusión particular.
El señor ROMERO.-
Señor Presidente , ciertamente que resulta deseable un debate más profundo y pormenorizado respecto de los diversos problemas que se deben tener presentes cuando se trata de la situación de Isla de Pascua y del dominio que puede corresponder a las distintas etnias. Pero no me cabe la menor duda de que la única manera de permitir ese debate es por la vía de aprobar la idea de legislar, porque de otro modo simplemente estaríamos desechando la posibilidad de realizarlo.
Comparto los reparos aquí planteados, de distinto orden y consideración, pero es indiscutible que si no nos pronunciamos en forma favorable, excluiremos la oportunidad de ocuparnos en un análisis más a fondo una vez que se conozca el respectivo informe de la Comisión.
Voto que sí.
El señor RUIZ (don José).-
Señor Presidente , ya se mencionaron algunas de las dificultades que puede originar un proyecto de esta naturaleza si no se toma en cuenta una serie de elementos claves en un territorio de las características de Isla de Pascua. Y quisiera recordar que, cuando hemos discutido temas vinculados al desarrollo regional, en más de una oportunidad se ha destacado la importancia de respetar cabalmente las aspiraciones y realidades de las Regiones.
Cuando lo anterior se refiere a zonas apartadas, reviste un sentido muy especial. Y ello, en particular, cuando se trata de Isla de Pascua, que en la práctica constituye un mundo aparte, porque, si bien es cierto que todos estamos conscientes de que integra el territorio nacional -¡gracias a Dios!-, no lo es menos que varios elementos ponen periódicamente en riesgo su permanencia en manos de nuestra nacionalidad.
El incorporar en forma plena a los pascuenses a la nacionalidad chilena no significa, necesariamente, imponerles la adopción de nuestras costumbres y forma de ser. Lo que sí significa es que eso se hará respetando su cultura, su modo de vida.
Por lo tanto, en mi opinión, estamos haciendo un gran servicio al país y consolidando la presencia chilena en ese territorio, al permitir que los pascuenses sigan viviendo como lo han hecho históricamente. Lo que debemos hacer hoy es acoger un planteamiento esbozado aquí con mucha claridad, y que la Comisión de Gobierno hizo suyo, cual es responder al clamor de la cultura pascuense, a fin de lograr su desarrollo integral mediante el acceso a la propiedad de la tierra o, a lo menos, a formas de concesión de ésta.
Por eso, creo que el proyecto en debate constituye un importante paso adelante y está abierto a la formulación de indicaciones. Sin embargo, lo peor que podría ocurrir es que el Senado no apruebe la idea de legislar, para entregar una herramienta de desarrollo a los habitantes de Isla de Pascua.
Voto a favor.
El señor SIEBERT.-
Señor Presidente , tengo la convicción de que debe tenderse a eliminar la discriminación en perjuicio de chilenos que viven en una isla de nuestro país, a fin de que esos isleños se identifiquen más con Chile que con su territorio insular. Y me da la impresión de que el proyecto pone trabas a ese objetivo.
Por eso, me abstengo.
El señor THAYER.-
Señor Presidente , también me abstendré, por las razones que di a conocer hace un instante, las cuales sencillamente deseo reiterar.
A mi juicio, la ley en proyecto es muy interesante y oportuna de discutirse, pero faltan elementos para aprobarla. Al respecto, precisaré exactamente mi punto de vista.
Nuestra Constitución nos define como un Estado unitario y señala como deber del Gobierno y de las autoridades buscar las formas para que la nación se integre adecuadamente con igualdad de oportunidades. Este punto -que lo resumí en mi intervención anterior-, en la armonización de una juridicidad unitaria con una pluralidad cultural, constituye una tarea muy difícil que debe efectuarse apropiadamente. Y, a mi entender, los antecedentes entregados hasta este momento no me permiten respaldar la iniciativa.
Por eso, me abstengo.
El señor URENDA.-
Señor Presidente, a las razones ya dadas para abstenerme quiero agregar lo siguiente.
Soy un profundo admirador de la cultura rapa nui. He estado varias veces en la Isla, y de los momentos más hermosos y emotivos de mi vida recuerdo una misa cantada en pascuense. Admiro su baile, su folclor, su música. Y por eso, precisamente, no puedo aprobar el proyecto. Creo que va por el camino equivocado, por cuanto, por una parte, frenará duramente cualquier desarrollo económico de la Isla y, por lo tanto, de los pascuenses; y por otra, no hay norma alguna que tienda en forma directa a conservar su idioma, su música, su folclor.
En consecuencia, justamente porque soy un admirador de la Isla; por ser uno de los que creen que sería muy conveniente que haya un representante de ella en el Parlamento (he suscrito el proyecto respectivo), y por estimar que el camino seguido es equivocado, no puedo prestarle mi apoyo a la iniciativa.
Me abstengo.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).-
Señor Presidente , junto con manifestar mi aprobación al proyecto, deseo dejar en evidencia cierta contradicción en los planteamientos de algunos señores Senadores que han justificado su abstención y, al mismo tiempo, señalado que él resulta interesante, que es necesario considerarlo y que las razones son bastante de fondo. Y ocurre que, con esa decisión, de no aprobarse la iniciativa, mal se podrá entrar a considerar su modificación o perfeccionamiento.
En su actitud, ciertamente, hay una contradicción vital, y es bueno que quede constancia de ella. Porque el sentido profundo de la moción apunta -según sus autores- a preservar algo que justificó el título para que el Estado de Chile incorporara a su territorio dicha posesión insular. Se hizo no por una simple anexión, sino para dar a los pascuenses en su proyección de vida, en el futuro, un lugar compartido con nuestro país, pero conservando su cultura, sus tradiciones e intereses. Y es evidente que esa decisión tomada por Chile en el siglo pasado hoy nos obliga, con mucha fuerza, a adecuar nuestros actos y resoluciones como nación y a preservar el justo título que existió para dar el gran paso efectuado en esa oportunidad.
No vaya a ser cosa que, por el hecho de que algunos señores Senadores se abstengan hoy, se impida que un proyecto como éste pueda contribuir a que realmente esa voluntad no quede sólo en el papel o como una declaración lírica.
Voto que sí.
El señor EYZAGUIRRE ( Secretario ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Terminada la votación.
-Se aprueba en general el proyecto (24 votos contra 3 y 11 abstenciones).
Votaron por la afirmativa los señores Carrera, Frei (don Arturo), Frei (doña Carmen), Gazmuri, Hamilton, Hormazábal, Horvath, Huerta, Lavandero, Letelier, Martin, Matta, Mc-Intyre, Muñoz Barra, Núñez, Páez, Ríos, Romero, Ruiz (don José), Ruiz-Esquide, Sule, Valdés, Zaldívar (don Adolfo) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa los señores Alessandri, Feliú y Lagos.
Se abstuvieron los señores Cooper, Díez, Fernández, Larraín, Otero, Pérez, Piñera, Prat, Siebert, Thayer y Urenda.
El señor DÍEZ (Presidente).-
Propongo a la Sala que el plazo para formular indicaciones venza el martes subsiguiente, a fin de disponer de más de una semana para tal efecto.
En seguida, sugiero que el proyecto vaya a las Comisiones de Gobierno, Descentralización y Regionalización y de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, unidas.
Si le parece a la Sala, así se procederá.
Acordado.
El señor HAMILTON.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor DÍEZ ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor HAMILTON.-
Señor Presidente , quiero recoger una afirmación hecha en la Sala por el Senador señor Huerta.
Naturalmente, no me referiré a sus experiencias personales en la Isla, sino tan sólo a que señaló que la etnia pascuense no cree en Dios. Yo lo invito a ir a Isla de Pascua, donde una de las cosas más hermosas que podrá presenciar es la misa que se celebra allí. No todos los pascuenses son cristianos ni católicos, pero la misa constituye uno de los actos más bonitos que es posible observar en el plano religioso en nuestro país.
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