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El señor GIRARDI.-
Señor Presidente , efectivamente el texto propuesto consagra, a través de los reglamentos, una diferenciación respecto de que quien desee tener un animal doméstico deberá mantener una situación adecuada.
Es evidente que, si se vive en una zona urbana, no es razonable dejar abandonado a un animal en la calle, como ocurre normalmente. También resulta evidente que, cuando se trata de un territorio rural, la dimensión es distinta. Ello está establecido, y se va a regular vía reglamentaria.
Nunca hemos pensado siquiera en que un perro urbano estará sujeto a las mismas normas que uno doméstico en la zona rural, aun cuando se podría decir que los perros también son territoriales y conviven allí.
En ambos casos, cuando se habla de jaurías, estas tienen el mismo origen: perros abandonados. ¿Quién es el responsable de las jaurías? No el perro, sino quien lo botó, porque para sobrevivir se tuvo que asilvestrar.
Por eso que las políticas de esterilización van en ese doble sentido: no solamente regular a los perros vagos, sino también intentar disminuir la población de animales asilvestrados.
No queremos que la matanza de perros vagos -incluidos los asilvestrados- sea el mecanismo que regule esa población, sino uno más civilizado.
Hay un segundo planteamiento.
Cuando elaboramos este cuerpo legal -está en la historia fidedigna de la ley-, junto con los Senadores señora Goic , señores Rossi y Chahuán y la señora Van Rysselberghe , el entonces Ministro Rodrigo Hinzpeter planteó una indicación sustitutiva en su momento que nosotros compartimos.
Por tal razón, quiero valorar el inmenso aporte que él hizo a este proyecto. Fue el primer Ministro que de verdad acogió esta necesidad; que estableció una Comisión; que creó un equipo; que le dio un estatus relevante en el sentido de que hubiera una institucionalidad surgida desde el Ministerio del Interior para que tuviera más fuerza.
Aquello hay que reconocerlo.
Fue uno de los Secretarios de Estado que más interés mostró en esto. Y gran parte de las normas de esta iniciativa provienen de esa propuesta.
En cuanto a que tanto los dueños de criaderos como los vendedores tendrán que entregar un perro esterilizado, debo manifestar que siempre se pensó (está en la historia fidedigna de la ley) que así fuera.
Queríamos, de cierta manera, regular un comercio ilegal, totalmente clandestino, de venta de animales, y no a la persona que tiene un perrito y se lo regala a su hija.
Tal vez a eso se apuntaba con lo relativo a los vendedores.
Pero si queremos evitar la eutanasia, el asesinato de estos animales, debe haber mecanismos de control de la población canina; y el único conocido, el único eficiente, es la esterilización. Aquí no se viola ningún precepto constitucional, porque al dueño del criadero no se le está impidiendo hacer el negocio, vender un perro, solo se le dice: "Usted lo puede vender, pero esterilizado".
Se trata -reitero- de impedir el comercio ilegal, clandestino, de animales con un fin económico. Nunca se pensó en que esto afectaría a otras personas.
De todas maneras, lo que queremos es que se abra en Chile una puerta grande a la adopción.
En otros países existe la adopción como una práctica importante, masiva. Muchas personas la utilizan como instrumento para conseguir una mascota. Y en Chile esto sucede cada vez más.
Con todo, para aprobar este proyecto, para alcanzar el apoyo más transversal posible, nosotros no tenemos ningún problema en revisar y perfeccionar el artículo referido para darle mayor claridad. ¡No tenemos problema!
Queremos sacar adelante la iniciativa en análisis, por la importancia que reviste, por su dimensión ciudadana, por el reconocimiento que otorga a estos seres vivos, a los cuales se les entrega un estatus de dignidad, de valoración, del que han carecido en el pasado.
Siempre recuerdo que Stefano Mancuso , científico de connotación internacional, señaló que nosotros hemos desconocido el mundo que nos rodea a tal punto que las plantas, que representan el 95 por ciento de la biomasa del planeta, ni siquiera estuvieron en el arca de Noé. Hay que reponerlas ahí porque tienen dignidad, porque son seres vivos. Como dice Mancuso, las plantas poseen sentimientos, pensamientos, emociones.
Señor Presidente, lo relevante es que queremos aprobar este proyecto y también estamos dispuestos a hablar con el Ejecutivo para que se clarifique el punto que se ha planteado. No nos anima ningún tipo de controversia y deseamos despachar la mejor iniciativa posible, a fin de asegurar la convivencia de la sociedad chilena con los animales.
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