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La señora SAA (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el Diputado señor Carlos Montes.
El señor MONTES .-
Señora Presidenta , al igual que todos los años, resultan incómodos estos debates, pues debemos referirnos a un proyecto que, por llegar con muy pocas horas de anticipación, hay que tratarlo a toda carrera; tenemos pocas facultades, muy limitadas, para incidir en sus contenidos; no existe tiempo suficiente o tiempos para recabar los antecedentes que nos permitan fundar nuestros puntos de vista.
En todo caso, no se trata sólo de una discusión sobre remuneraciones; es más amplia: discutimos el rol del Estado, porque en él los funcionarios son claves. Cualquier estado moderno requiere de funcionarios con un rol muy dinámico que cumplan de la mejor manera las funciones públicas. No podemos esperar que las cosas se hagan mejor en salud, en educación, en los municipios y en las distintas reparticiones públicas, si los funcionarios no tienen condiciones adecuadas para desarrollar sus trabajos.
Un país que crece al ritmo de Chile, requiere un Estado fuerte, de calidad, no tan grande, pero fuerte en cuanto a su capacidad para cumplir sus funciones reguladoras generales dentro de lo que necesita el país.
En Chile tenemos 450 mil funcionarios públicos, en general con bajas remuneraciones, en especial los más calificados, cuyos salarios están muy por debajo de los del sector privado. Es frecuente que se sientan deprimidos y desvalorados en el desempeño de sus funciones; como se ha dicho, son muy criticados. Es posible que después que se despache la ley sobre la calidad de la vivienda que crea los inspectores externos, comiencen a retirarse todos los profesionales que están en esa área para asumir esa nueva función.
Además de la valoración y dignificación de las funciones que cumplen los funcionarios, hay un problema muy serio de equidad. Lo peor que nos puede ocurrir es la autocomplacencia. Estoy totalmente de acuerdo en que se han hecho grandes avances respecto de la situación que heredamos y que era tremendamente precaria. Vamos viendo sector por sector: los sueldos de los profesores eran bajísimos; los de la salud, vergonzosos; los sueldos de los trabajadores municipales no guardaban ninguna relación con las funciones que están llamados a cumplir.
Como digo, ha habido importantes avances. Porcentualmente, es muy significativo lo que se ha logrado; pero, en verdad, no podemos ser autocomplacientes, porque estamos muy por debajo de lo que requiere un Estado, en concordancia con nuestro ritmo de crecimiento, con nuestro ingreso per cápita y con las tareas que éste debe ir desarrollando.
Pero el único enfoque no es sobre lo que se ha hecho en Chile. Si se mira la experiencia de países que han crecido a un ritmo similar y llegado a niveles similares a los nuestros; si se observan los ejemplos de Nueva Zelanda, Singapur y Malasia, concluiremos que en esos países ha habido un enfoque distinto. Por ejemplo, han triplicado o cuadriplicado los sueldos, modificando significativamente las condiciones del funcionario cuando entra a un servicio y mientras se mantiene en él. Es decir, buscamos, a través de los sueldos y del sistema de organización, asegurar un Estado fuerte, con calidad para cumplir las funciones públicas. Aquí debemos ir buscando la forma de cambiar la mentalidad y la manera de enfocar el tema de los funcionarios públicos para lograr cada vez mayor valoración y contar con mejores sistemas de estímulo.
El argumento que se da y al cual todos recurrimos cuando se habla de un incremento muy fuerte de remuneraciones se basa en los equilibrios macroeconómicos. Sin lugar a dudas, compartimos responsablemente esa preocupación, puesto que sería muy irresponsable dar un incremento sin tomar en cuenta tales equilibrios. Pero hay una solución para esto: que haya un gran acuerdo nacional para dignificar y revalorar a los funcionarios públicos, lo cual supone estudiar y discutir en serio las distintas alternativas de financiamiento. En Chile las actividades relacionadas con la construcción, como, por ejemplo, la compraventa de inmuebles, prácticamente no pagan impuestos; tampoco la actividad minera. Pues bien, deberían pagar, como también un conjunto de actividades que no hacen el aporte que deberían.
Si hay un gran acuerdo nacional para dignificar, revalorar, fortalecer y modernizar el Estado, en nuestra sociedad existen condiciones para hacerlo. Creo que ése debe ser el debate real, porque incurriríamos en irresponsabilidad si no tomáramos en cuenta los equilibrios macroeconómicos.
Respecto del proyecto, la primera dificultad radica en que no hubo suficiente diálogo. Resulta preocupante ver que, por primera vez, no hay acuerdo entre los funcionarios y el Gobierno, y no lo hay porque estamos en un momento de transición. Aquí no podemos mezclar dos cosas que, aunque se suman, son distintas: el piso de remuneraciones y los sistemas de incentivos.
En la Comisión de Hacienda hemos estado muy de acuerdo en incorporar cada vez mejores sistemas de incentivos. En los seis o siete proyectos aprobados al respecto, hemos ido modificándolos, cambiándolos y mejorándolos; pero una cosa es el piso, y otra, el sistema de incentivos.
En general, en casi todas las reparticiones el piso es muy bajo. Ése es el punto principal: cómo mejorar el piso a partir del cual establecer un sistema de incentivos que genere mayor dinamismo, estímulo y fuerza para hacer las cosas. El punto de partida sigue siendo muy bajo. Cuando se dice que los profesores han aumentado sus remuneraciones en 80 ó 90 por ciento, efectivamente es así, pero ¿respecto de qué punto de partida? A un punto de partida muy bajo. Lo mismo ocurre en la salud y en muchas otras reparticiones.
Reitero que resulta muy incómodo para nosotros, los parlamentarios, discutir esta materia a medianoche, con muy poco tiempo para analizarla y reflexionarla como bancada, para tener mayores antecedentes, para buscar alternativas. Aquí debemos discutir si es blanco o negro, sí o no.
Por lo tanto, no votaré a favor del proyecto, porque debe haber un enfoque más general, porque después de varios años necesitamos ver cómo dignificamos, revaloramos y modernizamos la función pública, sobre la base de que haya cada vez mejores remuneraciones -no sólo porcentajes mayores- que realmente digan relación con el tipo de desafío que se enfrenta. No votaré a favor, porque me preocupa el tema del diálogo específico que, en esta ocasión, fue distinto al de otros momentos, y no por culpa de los parlamentarios. No porque este año tengamos elecciones vamos a apurar las cosas. Siempre debe haber más tiempo para dialogar, sobre todo si se dice que la fórmula es tan buena y completa. Si es así, ¿por qué no hay más diálogo?
La señora SAA (Vicepresidenta).-
¿Me permite una interrupción, señor diputado ?
Terminó el tiempo del Partido Socialista.
El señor MONTES .-
Aquí se están sumando cosas distintas. Una cosa es el piso y, otra, los incentivos. Estamos de acuerdo con éstos, porque son variables y diferenciados, pero en el sector salud sólo un tercio de los trabajadores recibe este beneficio.
La señora SAA (Vicepresidenta).-
Ha terminado el tiempo, señor diputado .
El señor MONTES.-
Señora Presidenta, el tema de fondo radica en que aquí se requieren acuerdos para dignificar y fortalecer a los trabajadores. Esto tiene que ver con la reforma tributaria y en ese sentido tenemos que hacer fuerza entre todos.
He dicho.
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