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- rdf:value = " El señor FUENTEALBA.-
Señor Presidente, voy a plantear la posición de nuestra bancada y de nuestro partido respecto de un hecho que ha concitado la atención pública.
Los demócratacristanos somos esencialmente cristianos, profundamente humanistas, valoramos la democracia como un régimen político de participación social y, no obstante haber tenido en el país un gobierno dictatorial, no nos anima, frente a los hechos que van a ser resueltos próximamente por el Poder Judicial, un ánimo de venganza.
Clamamos por justicia, entendida como tal la función soberana del Estado que consiste en resolver los conflictos entre sujetos de derecho en una sociedad o en reprimir sus comportamientos antisociales.
Una democracia que no da solución a las violaciones de derechos humanos es imperfecta o, al menos, no satisface las expectativas de justicia que en ella ponemos.
La resolución de estos conflictos es una tarea que nos involucra a todos: a los de Derecha, a los de Izquierda y a los de Centro; a civiles y militares, a fuerzas sociales, empresariales, en fin, a la comunidad nacional toda. Como vivimos en un régimen de democracia, tenemos la legitimidad para expresar nuestras opiniones sobre un hecho de relevancia no sólo política, sino también jurídica, que ha cruzado y ha estado presente por muchos años en la vivencia y convivencia social de nuestro país, como es el juicio por la muerte de Orlando Letelier.
En consecuencia, no debe sorprender a nadie que los sectores políticos se pronuncien respecto de esta materia, que ha dejado de ser, a mi juicio, un hecho jurídico aislado, sino que ha pasado a revestir hoy las características de un delito, de los más graves, de acuerdo con el fallo de primera instancia.
Nos sentimos con este legítimo derecho, porque somos representantes de la ciudadanía, porque debemos canalizar, a través de nuestras personas, los sentimientos que ella nos expresa.
En este sentido, la Democracia Cristiana ha tenido desde siempre una irrestricta conducta respecto de la defensa de los derechos de las personas y, como tal, sentimos que no podemos ni debemos estar al margen de los procesos que se refieren a las violaciones de los mismos.
No queremos silenciamos frente a la gravedad de ciertos hechos. Pero, al mismo, hacemos un llamado a que toda la ciudadanía, los partidos políticos y las fuerzas sociales esperen con tranquilidad, en un Estado de derecho como el que vive Chile, la resolución que adoptará próximamente la cuarta sala de la Corte Suprema, de manera que sea el resultado de la apreciación en conciencia que hacen los jueces y, además, sea fruto del examen jurídico de los hechos y la aplicación de las normas correspondientes para sancionar el delito que se ha cometido, si así se estimara.
Acataremos el fallo porque es inapelable, nos pronunciaremos sobre la materia cuando corresponda, manifestaremos nuestra opinión cuando sea oportuno. Hoy sólo queremos decirle a la Corte Suprema que por nuestra parte respetamos su más absoluta libertad, para dictaminar, sin presión alguna, en este juicio tan importante y relevante para la convivencia nacional.
He dicho.
El señor RIBERA (Vicepresidente).-
Hago presente que la Mesa ha tenido en consideración los tiempos utilizados por el Comité de la Democracia Cristiana y ha hecho uso flexible y adecuado del Reglamento.
El señor FUENTEALBA.-
Así lo pude apreciar, señor Presidente, y se lo agradezco.
"
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