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El señor ESTÉVEZ (Presidente).-
De acuerdo con el artículo 34 del Reglamento, han solicitado usar de la palabra los Diputados señores Elgueta y Aylwin.
En primer lugar, tiene la palabra el Diputado señor Elgueta.
El señor ELGUETA.-
Señor Presidente, en sucesivos editoriales de algunos diarios, en especial, en una entrevista dada por el señor Carlos Paul a "El Mercurio", de Valparaíso, se nos ha imputado una serie de acciones con variados calificativos en relación con el proyecto sobre Ley de Prensa.
Señala, por ejemplo, que dicho proyecto está siendo "charqueado" en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia; que en su estudio no hay rigor legislativo y que, en definitiva, lo único que estaríamos haciendo sería intentar un protagonismo personal.
El origen de la irritación de estos editorialistas y del señor Paul está en la vieja confusión entre la libertad y la propiedad.
El dueño siempre es soberbio. Dice: "El medio de comunicación es mío y publico lo que quiero". Yo elijo la noticia y la califico de tal. "Digo quién es importante o quién no lo es". En definitiva, se declara poseedor exclusivo de la libertad de expresión, de opinar, de informarse e informar. Sin embargo, esta soberbia propia de los dioses, oculta los poderes de la publicidad y del dinero.
Siendo así el criterio de los dueños de los medios, tiene lógica que les disguste que se vele por el derecho de la comunidad a ser informada, que se salvaguarde sobre el pluralismo real de los medios en nuestra sociedad, que se pretenda favorecer al periodismo regional, que se regule la concentración de la propiedad de los medios de comunicación, que se sancionen sus contravenciones, que se vele por la transparencia del mercado comunicacional, que se asegure la correcta difusión de los datos y su reserva en el caso de los medios computacionales, que se establezca el derecho a reclamar contra el silencio deliberado de hechos relevantes de la vida nacional que son patentes para todos, pero que en esos medios, simplemente, no existen, porque no corresponden a sus convicciones políticas, económicas y sociales.
La abogada Ángela Vivanco Martínez, autora del libro sobre la libertad de opinión y de información, dice que en esta materia existen los marginados, los pobres o los débiles en el campo de la información, que son aquellos que por imposibilidad económica, material, física, geográfica, etcétera, no tienen acceso a los medios informativos, ya sea para informarse o para ejercer su derecho a la expresión de ideas y de juicios.
Vuelven aquí a resonar las viejas palabras de Condorcet: "En la lucha de los débiles contra los poderosos, es la libertad la que mata y sólo la ley la que salva".
No impulso la información estatal, pero en el campo privado, los monopolios informativos, los abusos y sus manipulaciones sobre el público, el exceso de propaganda, la mentira deliberada, la destrucción de los pequeños medios por la presión económica, la desinformación, el silencio premeditado y otras acciones, denotan que lo que se trata de "charquear" no es el proyecto sobre la ley de prensa, sino la democracia misma y una real y auténtica libertad de expresión, sin la cual la primera muere ahogada en los criterios de unos pocos que son los dueños de los medios.
Pareciera que, a juicio del señor Carlos Paul Lamas, Presidente de la Asociación Nacional de Prensa, la Constitución Política no asegura la libertad de expresión sino que el derecho al silenciamiento, y en consecuencia, los chilenos, en lugar de conocer la verdad y la posición de la comunidad nacional, tuviéramos que ser conducidos como hato de borregos por las ideas que escriben los dueños en sus periódicos o que leen en sus radios o en la televisión.
He dicho.
El señor ESTÉVEZ (Presidente).-
En el mismo sentido, para vindicar su honor, tiene la palabra el Diputado señor Andrés Aylwin.
El señor AYLWIN (don Andrés).-
Señor Presidente, como lo ha expresado el colega señor Elgueta, en la Cámara se encuentra en trámite un proyecto sobre libertad de expresión, al cual le hemos formulado un conjunto de indicaciones, las cuales tienen por objeto favorecer una información pluralista.
En resumen, reivindicamos que la libertad de expresión no sólo tiene por objeto garantizar que los propietarios de los medios de comunicación puedan expresar sus ideas o informar libremente, sino que ello debe ser compatible también con el derecho de la sociedad toda a estar informada de manera pluralista.
Este concepto, defendido por todos los tratadistas y constitucionalistas chilenos, como también por todos los autores que han escrito al respecto en Europa o en Estados Unidos, sin embargo, aquí ha llamado profundamente la atención, y en relación con las indicaciones mencionadas estamos recibiendo, semanalmente, tergiversaciones y ataques absolutamente infundados.
En todo caso, éste es un debate que se mantiene en el terreno más o menos de las ideas; un debate muy especial, en que los que hablan por la prensa, los propietarios de los medios de comunicación, llegan a un millón de personas, y nosotros nos defendemos sólo ante 8, 10 o 15 personas. Por consiguiente, hay una cobardía moral en los ataques constantes que se nos hacen en relación con nuestras indicaciones.
Esto se había mantenido casi en un clima de cierto respeto. Sin embargo, el señor Carlos Paul, Presidente de los medios de comunicación social, ha rebajado absolutamente el debate. En un ataque injusto, increíble, de una inaudita vulgaridad y francamente injurioso, pretende que toda nuestra lucha por la libertad de expresión, como nosotros la entendemos, no estaría sino motivada por el derecho, por el espacio que nosotros, el Diputado señor Elgueta, yo y otros, querríamos tener en los medios de comunicación.
Se comprende, señor Presidente, que esto tiende a descalificarnos moralmente en nuestro propósito de hacer indicaciones con las cuales creemos estar defendiendo principios fundamentales de la democracia. Resultan absolutamente ridículos y absurdos los ataques que se nos hacen, pues esas indicaciones son una reacción frente a lo que muchos especialistas y personas invitadas han dicho en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia.
El Presidente del Colegio de Periodista -lo he dicho otras veces en la Sala- ha expresado que en Chile existe concentración en la propiedad de los medios de comunicación y también en el mensaje ideológico. De ahí que no puede haber un cuestionamiento más grave que éste para la prensa nacional. Sin embargo, al señor Paul no le interesa eso; no le preocupa esa situación gravísima, y nos ataca porque estamos procurando encontrar alguna solución para el problema.
El 34 por ciento de los diarios regionales son de propiedad exclusiva de una empresa radicada en Santiago. Los diarios regionales, que deben ser interpretativos de la cultura regional, de las inquietudes regionales, de la forma de ser de las regiones, sin embargo, todos, están en poder de otro diario que tiene domicilio en Santiago.
Eso es lo que tratamos de solucionar o afrontar con nuestras indicaciones. Ante esa situación preocupante se nos ataca, tratando de descalificarnos personalmente.
Por primera vez hago uso de estos cinco minutos he sido Diputado durante cinco períodos, y lo hago porque no acepto este ataque grosero y vulgar del señor Paul que pretende descalificarnos en un debate serio y, además, especialmente, porque constituye un amedrentamiento a todos los Diputados, que vamos a discutir la próxima semana, o en quince días más, la ley de libertad de expresión.
El señor ESTÉVEZ (Presidente).-
Señor Diputado, ha terminado su tiempo.
El señor AYLWIN (don Andrés).-
El mensaje, absolutamente inaceptable, que nos envía el señor Paul a todos los Diputados, es que no podremos legislar libremente y que en caso de oponernos a los intereses creados que él representa, vamos a ser víctimas de todo tipo de ataques y tergiversaciones.
Repito que es inaceptable y por eso protesto.
He dicho.
Aplausos.
"
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