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El señor ORTIZ (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité del Partido por la Democracia, tiene la palabra el Diputado señor Jara .
El señor JARA.-
Señor Presidente, en Chile existen más de un millón 714 mil niños menores de 6 años. Un 45,3 por ciento de ellos, es decir, más de 776 mil, viven en condiciones de pobreza. De éstos, el 84,9 por ciento, o sea, más de 660 mil, no recibe ningún tipo de educación preescolar.
Se estima que a partir de los dos años de edad, o poco antes, un año y ocho meses, se empiezan a generar desigualdades irreversibles en el desarrollo de los niños, derivados de los procesos de aprendizaje, socialización y estímulos del medio.
Los niños menores de 6 años, que viven en situación de pobreza, tienen un desarrollo sicomotor inferior y, en consecuencia, acceden a la educación básica en condiciones de enorme desventaja, lo que, por cierto, se traduce en mayores tasas de repetición y de deserción escolar. Informes técnicos señalan que el 90 por ciento de la capacidad de aprendizaje se adquiere durante los primeros 6 años de edad.
Sólo con estos breves antecedentes queda de manifiesto que la actual situación posibilita la reproducción generacional de la pobreza en nuestro país. Esta situación, ética y políticamente, es inaceptable, y económica y socialmente, injusta e inconveniente para todos.
En esta materia, se requiere de cambios urgentes y drásticos. Cualquier esfuerzo serio para erradicar la pobreza, desafío ético y político compartido por todos, debe partir por considerar una atención integral y prioritaria a la infancia que vive en condiciones de pobreza.
El punto de quiebre de la pobreza, la oportunidad para interrumpir ese círculo reproductivo es, precisamente, la infancia.
Está demostrado que la inversión en los niños es la más conveniente y rentable, desde un punto de vista social y económico.
Gary Becker , premio Nobel de Economía de 1992, afirma que "el capital más valioso· que hoy tienen las naciones desde el punto de vista económico, es la materia gris de sus niños". Unicef señala que la inversión en la infancia impacta en una amplia gama de problemas sociales, genera positivos beneficios, como menos repitencia de curso y deserción escolar; menores grados de delincuencia, drogadicción, alcoholismo y otras patologías sociales; mejores posibilidades de obtener y mantener empleos productivos; menores gastos en salud, capacitación laboral, subsidios de desempleo y servicios sociales.
En suma, los programas de educación preescolar logran una población más sana, mejor alimentada, más educada, que tiene efecto, entre otros, en el consumo, la inversión y la prevención de riesgo social.
Pero, además, existen otros beneficios asociados a la educación preescolar, que no sólo favorecen a los niños, sino también a los padres y, con ello, a toda la sociedad.
En efecto, a través de estos programas se logra una mayor educación y estimulación de los padres, un mayor compromiso con la educación y formación de sus hijos y un nuevo interés social altamente positivo para los niños, padres y, en general, para la comunidad. Sin embargo, en este aspecto los programas de educación preescolar generan condiciones para provocar aún mayores efectos de carácter económico, social y cultural, que dicen relación· con la discriminación de las mujeres. Una de las causas estructurales y materiales de la discriminación de la mujer es su poca inserción en un trabajo remunerado. En tanto, el trabajo doméstico no está reconocido y no tiene una valoración social adecuada.
Según Casen, de 1992, en Chile existen casi 5 millones de mujeres en condiciones de trabajar, pero no alcanzan a 1.500.000 las que están laborando en forma remunerada. Un 64 por ciento de las mujeres inactivas expresa que no se puede incorporar al trabajo porque deben estar al cuidado de los niños.
En el marco de las políticas sociales dirigidas a los grupos más vulnerables, el Presidente Freí , en el discurso del 21de mayo recién pasado, expresó que el Gobierno quiere colocar el máximo de rapidez y celeridad en apoyar la educación de niños y jóvenes de escasos recursos. En este sentido, señaló que se ampliará en forma significativa la cobertura de la educación prebásica y se aumentará en 40 millas matrículas de niños de hogares pobres.
Creo que se debe valorar este esfuerzo del Gobierno, aunque es absolutamente insuficiente y no guarda relación con la magnitud del problema.
La educación prebásica no está reconocida en forma oficial en nuestro país, ni en la Constitución ni en la ley orgánica de Educación; sólo se hacen referencias marginales a ella. Por eso, el Estado no está obligado a efectuar inversiones en la educación preescolar y las que hace son a título meramente voluntario. Tampoco existe control, registro, regulación· ni fiscalización en la educación preescolar. A mi juicio, esto constituye una enorme inconsecuencia nacional, sobre todo en el contexto de los afanes que todos tenemos para erradicar la pobreza en nuestro país.
Por lo tanto, para ser consecuentes con estos desafíos que nos hemos propuesto como país, debemos partir por formalizar e institucionalizar la educación preescolar, para lo cual se debe avanzar en reformas constitucionales y en modificaciones a la ley orgánica constitucional de Enseñanza, para considerar expresamente a la prebásica y establecer la obligatoriedad del Estado de invertir en esta área de la educación, en el contexto de un proceso de incremento anual y gradual de recursos en ese ámbito de la educación.
Como se trata de iniciativas que requieren contar con el financiamiento respectivo, solicito que se oficie, en mi nombre, a los Ministros de Educación, de Hacienda y de Mideplan, con el objeto de que se estudien las reformas institucionales propuestas, y se elabore un programa de incremento de recursos para la educación prebásica y, además, se considere en la próxima Ley de Presupuestos recursos para adelantar y ampliar los programas de educación prebásica, ya previstos por el Supremo Gobierno, los que deben estar focalizados, en una primera etapa, preferentemente a los sectores más pobres de nuestra población, para lo cual deberán incrementarse los recursos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, del Sename, de Integra y de otras instituciones que en la actualidad se preocupan de los piños en educación preescolar. Lo anterior, sin perjuicio de revisar y perfeccionar toda la institucionalidad referida a la infancia.
Por último, solicito que se envíe copia de esta intervención al Presidente de la Comisión Nacional de Pobreza, señor Alberto Etchegaray .
He dicho.
El señor ORTIZ (Vicepresidente).-
Se enviarán los oficios solicitados por Su Señoría, con la adhesión de quien habla, Primer Vicepresidente de la Cámara.
"
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