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- rdf:value = " PETICIÓN DE RENUNCIA A DIRECTOR EJECUTIVO DE TELEVISIÓN NACIONAL.
El señor ESPINA (Vicepresidente).-
El turno siguiente corresponde al Comité del partido Demócrata Cristiano.
Tiene la palabra el Diputado señor Andrés Palma.
El señor PALMA (don Andrés).-
Señor Presidente, la semana pasada, el Consejo de Televisión Nacional, empresa autónoma del Estado, pidió la renuncia a su Director Ejecutivo, don Jorge Navarrete. La polémica suscitada por este hecho no es buena para el canal como medio de comunicación público y autónomo.
La ley entrega la administración de la empresa a un Directorio, ratificado por el Poder Legislativo, con plenas atribuciones para remover o designar a sus ejecutivos.
La polémica suscitada por esta acción del Directorio de Televisión Nacional, nos obliga a reflexionar sobre el verdadero alcance y contenido de esta legislación.
El hecho de que el Directorio de Televisión Nacional, en votación dividida, haya decidido pedir la renuncia al Director Ejecutivo de la Corporación, ¿Establece que la petición de renuncia es indebida? ¿Quiere decir esto que en esta empresa, su Directorio debe actuar siempre por unanimidad? ¿Se debe esto a discrepancias sobre la gestión del Director Ejecutivo? Es necesario plantear estas preguntas hoy en nuestro país.
El debate suscitado no puede orientarse a exigir responsabilidades a las autoridades del Gobierno o al Senado, que nombran al Directorio, porque debemos entender que ha actuado autónomamente; ni a cuestionar la existencia de Televisión Nacional de Chile, sino que debe permitir preguntarnos si lo que hemos aprobado por ley es bueno o no.
Sin duda, toda esta polémica no existiría si Televisión Nacional hubiera continuado siendo un canal gubernamental. Si su Director hubiese sido nombrado por el Presidente de la República, nadie discutiría una decisión de este tipo, pero es nombrado y removido por un consejo autónomo, nombrado por el Senado en su mayoría, y por el Presidente de la República en uno de sus miembros.
Entonces, ¿por qué la polémica? Porque el rol que cumple Televisión Nacional en Chile necesita ser discutido por cuanto se ha convertido en un canal serio, eficientemente gestionado desde el punto de vista comercial, pero que suscita muchas inquietudes desde el punto de vista editorial, y no por las acciones o inacciones de sus ejecutivos, sino porque al depender del financiamiento privado para este efecto, dista de ser un canal propiamente público. Y en este sentido nos parece positivo el debate que hoy existe en la medida en que se oriente para ver de qué manera efectivamente Televisión Nacional de Chile se transforma en un canal público.
Nos parece inconveniente que el Gobierno o partidos del Gobierno o de Oposición intervengan o presionen al Directorio de Televisión Nacional de Chile en la designación de su nuevo Director Ejecutivo. Consideramos que es dañino para los intereses empresariales del canal y, sin duda, transgrede el elemento central de la ley que creó Televisión Nacional de Chile como un medio de comunicación autónomo del poder político.
Esperamos confiados en que el Directorio sea capaz de entregar la información que el país espera sobre los motivos precisos de su decisión y, asimismo, que configure una nueva administración con criterios acordes con la Ley de Televisión Nacional; esto es, mirando los intereses de la empresa y, al mismo tiempo, el concepto de que s un canal público.
Sin duda, el pluralismo alcanzado por Televisión Nacional y su efectiva gestión comercial deben mantenerse, pero nos parece que si se ha suscitado una discusión respecto del tema de la petición de renuncia a Jorge Navarrete como Director Ejecutivo, nos debe alentar para avanzar hacia una nueva discusión sobre qué tipo de televisión pública queremos en nuestro país, y en este sentido estar dispuestos a ir más allá de la discusión que tuvimos con anterioridad, e incluso, a dar autonomía financiera a un canal de televisión público, cuya dirección representa pluralmente a los distintos sectores de la sociedad chilena.
Por lo tanto, para que continúe siendo público, debemos estar dispuestos a apoyar la autonomía de las decisiones de su Directorio y. al mismo tiempo, a darle los medios financieros para que no dependa de presiones de los poderes económicos.
He dicho.
"