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El señor HORMAZABAL.-
Señor Presidente, al discutir las observaciones del Ejecutivo, me parece relevante recoger dos ideas centrales, la primera de las cuales se refiere a la importancia que el cobre, en sí, tiene para Chile; y la segunda, pero no menos importante, tiene que ver con la forma de legislar.
En el análisis realizado por el Congreso Nacional de la iniciativa, ha sido unánime el reconocimiento de la importancia de ese metal en la economía del país, como también la preocupación que todos los sectores hemos manifestado respecto de indicadores serios que muestran, por ejemplo, que uno de los elementos básicos de competitividad de la producción cuprífera está afectado por los avances tecnológicos desarrollados fundamentalmente por empresas norteamericanas, que han reducido la brecha existente entre el costo de producción en Chile y el que existe en esas otras minas.
Nos ha llamado poderosamente la atención -y tal deseo ha sido saludado positivamente por el Congreso en general y el Senado en particular- que CODELCO asuma un rol más activo. Y ha sido unánime la expresión escuchada en la Sala respecto de que no existe la decisión de ningún sector político aquí representado de privatizar esa empresa, y que por lo tanto en el Senado se le da unánimemente el respaldo que requiere para que actúe con la flexibilidad, el dinamismo y la eficiencia necesarios para el cumplimiento de sus objetivos, objetivos que no son exclusivos de cualquier empresa privada. Porque se trata, precisamente, de una empresa cuyo rol es esencial para el desarrollo del país.
Hemos recordado diversos antecedentes en cuanto a que el aporte de CODELCO permite financiar los gastos en vivienda, salud y educación del país. De manera que lo que pase con esta empresa, no sólo interesa a sus directores y trabajadores, sino también al conjunto de la nación. Y eso, de nuevo, ha sido un esfuerzo unánime del Senado para recoger el criterio que se vive en Chile.
También hemos visto y saludado con agrado los esfuerzos desarrollados por organizaciones sindicales para que los trabajadores del cobre sean mayormente tomados en cuenta en la tarea de alcanzar los fines de optimización de los recursos de la empresa, dado su carácter nacional.
Y nos parece muy significativo que fueran los esfuerzos armónicos de la dirección de CODELCO y de los sindicatos los que hayan tratado de resolver algunos problemas en la relación entre ambos, que afectaban no sólo la necesaria buena convivencia que debe desarrollarse al interior de la empresa, sino que, además, incidían negativamente en factores tales como la producción.
Es destacable que a estas alturas CODELCO pueda mostrar con éxito que, gracias a la madurez de sus trabajadores, se reducen los índices de ausentismo, se aumentan los elementos de productividad y se buscan fórmulas prácticas en la solución de eventuales excesos de personal, suscitados por la creación de plantas muy abultadas en un momento determinado de la historia del país.
Eso trae aparejado un esfuerzo que destaco y valoro, porque CODELCO lo ha hecho sin dejar en la calle a la gente, sino a través de convenios colectivos y programas especiales que consagran adecuadamente los derechos de los trabajadores involucrados.
Estos factores positivos son relevantes. Sin embargo, existen otros que me preocupan. Por ejemplo, la baja de producción y, obviamente, la baja del precio. Ello está siendo enfrentado de manera conveniente por la empresa a través de un plan de modernización, de nuevas exploraciones y de una mejor utilización de su actual capital y de la gran capacidad técnica de su personal.
Pero hoy día no está planteado en el tema del veto resolver todas esas materias, sino que uno de sus acápites dice relación a la forma en que el Congreso Nacional en un momento dado insinúa -si aprueba el veto-: que esa empresa estatal pueda operar con la flexibilidad necesaria, pero sobre la base de tener presentes ciertos valores esenciales.
En este marco, la importancia del cobre para Chile, la necesaria eficiencia que se exige a la empresa y, asimismo, su vinculación con los proyectos de carácter nacional del país pasan necesariamente articulándose por la forma en que se legisla sobre un tema tan relevante.
En este particular énfasis, quiero agradecer al Gobierno -y en especial al señor Ministro de Minería - su flexibilidad para recoger las opiniones dadas por la Confederación de Trabajadores del Cobre y por Senadores de distintos partidos, de Gobierno y Oposición, respecto a la manera en que el tema de la modernización y adecuación de CODELCO a los nuevos tiempos pudiera plantearse en la norma legal.
El señor Ministro ha defendido un veto que no es propiamente declamatorio, porque, a mi juicio, resulta singular que algunas personas que se refieren en tales términos a estas normas señalaron antes que, en realidad, el concepto "propenderá" podría inducir a respuestas negativas de parte del sector privado que pudiera involucrarse.
Quiero señalar consecuencias al respecto, porque el señor Ministro , cuando defendió su tesis en la oportunidad anterior, solicitó rechazar la indicación suscrita por varios señores Senadores relativa a este tema.
Invito a mis colegas a leer el Diario de Sesiones correspondiente a la sesión del 28 de enero de 1992 (página 3897), cuando el señor Ministro dijo:
"Por eso, señor Presidente , estando de acuerdo con los fundamentos generales que aquí se han dado, insisto en que el punto de vista del Gobierno, en esta etapa del proyecto, es rechazar la indicación que incluye la frase "propenderá a".".
Repito: "en esta etapa del proyecto"; es decir, en la fase en que el Senado estaba conociendo la materia. Porque el señor Ministro tiene experiencia; valoraba los aportes que hicimos Senadores de la Concertación y trabajadores del cobre, pero no podía saber, anticipadamente, por ejemplo, que en esa misma sesión (página 3902) un distinguido colega de la Oposición, el Senador señor Jarpa , expresaría lo siguiente:
"En este caso, el término "propenderá" es una orientación, y no una obligación. Me parece que, si han de existir esas sociedades mixtas, deben establecerse los requisitos máximos para que los intereses del país queden resguardados.".
Y el Honorable señor Jarpa votó a favor de la indicación. De manera que un tema tan relevante como el cobre por su significación para el país, se topa con otra cuestión tan fundamental como es la forma de legislar. Y el señor Ministro señaló que, en esa etapa del proyecto, no le parecía pertinente la forma en que nosotros habíamos redactado la indicación; pero recogió la experiencia de lo expresado por Senadores de la Concertación, trabajadores del cobre y Senadores de Oposición para dar cuerpo a un veto que él mismo anunció en su oportunidad.
Para juzgar la seriedad con que el señor Ministro ha actuado en esta materia, me permito señalar que en la sesión de 28 de enero de 1992, así como en la de 23 de enero del mismo año, dicho Secretario de Estado leyó una declaración, que citaré en su parte pertinente para que quede constancia de lo que yo estoy recordando. Dice: "Asimismo, su Directorio propenderá a que la participación de CODELCO-Chile en las asociaciones que efectúe sea mayoritaria, en la medida en que las circunstancias lo aconsejen, teniendo en cuenta el volumen de inversión de que se trate, la rentabilidad esperada y las demás características de cada proyecto;".
Eso es, casi textualmente, lo que viene en el veto.
El señor Ministro ha sido coherente con lo que planteó en el Congreso y con la actitud -que me parece estimable en un Gobierno- de recoger los aportes que se hacen desde diversos sectores.
Por eso, señor Presidente , estimo que esta iniciativa legal tiene la virtud de mostrar primero cómo existe gran unidad nacional sobre un tema de tanta relevancia como el cobre; y segundo, de qué manera en este país se legisla en democracia, escuchando las opiniones legítimas que los trabajadores expresan a través de sus sindicatos y confederaciones y mediante las fundadas intervenciones que emiten los Senadores, tanto de aquellos que apoyamos al Gobierno como de Oposición. Creo que eso es una luz, una señal de que los Parlamentos se prestigian en la medida en que saben recoger los temas de fondo, sin barreras partidarias, asumiendo las responsabilidades históricas con su país en la perspectiva del largo plazo.
Por eso, señor Presidente, invito al Senado a apoyar el veto presentado por el Gobierno.
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