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El señor THAYER .-
Señor Presidente , voy a efectuar muy breves observaciones sobre un aspecto que, en realidad, no creo que sea el momento de debatir a fondo aquí. Sin embargo, me gustaría llamar la atención respecto de él, para que lo vayamos reflexionando.
El país iniciará, ya formalmente, dentro de muy pocos días -quizá horas-, un proceso electoral complejo. Todo esto fue materia de un debate en el que, como muchos de mis Honorables colegas, intervine, pero que no me interesa discutir ahora.
Lo que sí deseo destacar -porque me preocupa- es la normativa en virtud de la cual se va a poner en marcha este proceso, la que, a mi juicio, quedó imprecisa. Y creo que después, ya en la vorágine de la tensión electoral, nos vamos a encontrar, quizás, con problemas que a lo mejor todavía se podrían precaver o evitar. Sustancialmente me refiero a este punto, y no voy a tocar nada más.
La ley que se promulgará, probablemente, mañana o pasado mañana (nueva Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, cuyo texto estamos esperando ver en el Diario Oficial o en alguna otra publicación más manuable ), tiene carácter de orgánica constitucional, y, por consiguiente, el mismo rango que la Ley sobre Votaciones Populares y Escrutinios y la de Partidos Políticos.
Esa ley en proyecto -que, repito, se promulgará mañana o pasado mañana-, fuera de introducir específicamente algunas modificaciones (buenas o malas, no es del caso debatirlo aquí) a textos legales anteriores, establece una norma general: hacer aplicable a todo el proceso electoral en marcha, en lo que no sea contraria a la nueva legislación, la normativa existente sobre partidos políticos y votaciones populares y escrutinios. Este es un punto de extraordinaria importancia y significación.
Hay un aspecto -de todo el mar de problemas- acerca del cual el Honorable Senado está, a mi juicio, alerta y claro, y que va a ser materia, pienso yo, de un debate y eventualmente de recursos (me refiero a los recursos judiciales). Son las normas que contiene, por ejemplo, la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios con relación a la publicidad, particularmente a través de la televisión, que rigen claramente en las elecciones políticas de Senadores y Diputados. Sin embargo, ya se ha planteado el problema de si, supletoriamente, dentro de este principio general, hay que aplicarlas o no -no obstante la historia de la forma como se rechazaron determinados incisos- al proceso de los comicios municipales.
Este es un punto de extraordinaria significación, pero tiene la ventaja de ser claro; es grave, pero claro. Y el Senado y -diría- el país están conscientes y alertas; y probablemente más de algún recurso se presentará, por parte de las entidades afectadas, ante los tribunales de justicia. Pero resultará complicado entender una infinidad de otras disposiciones, porque están pensadas y dictadas -desde el artículo 1° de la Ley de Partidos Políticos- en función de entidades estructuradas nacionalmente para afiliar personas sobre la base de compartir doctrinas políticas o republicanas que interesen al país en cuanto tal, y que tengan que ver con el bien público del mismo y con el interés nacional.
La aplicación de todo esto a los problemas circunstanciales y propios de cada comuna va a crear una situación jurídica importante y seria. Y lo mismo que ocurre con la disposición señalada acontece con muchas otras. Por ejemplo, los mecanismos y normas de autonomía comunal, con las funciones centralizadas y de jerarquía nacional, que ha cuidado muy especialmente la Ley de Partidos Políticos de entregar a éstos, forzándolos a tener directivas y consejos nacionales; en definitiva, una jerarquía nacional que subordina la actuación de sus directivas comunales a esos órganos.
Ahora, ¿qué sucede en relación con el quehacer propio de cada comuna? ¿Es aplicable esto, o no es aplicable?
Temo que estas materias (vale decir, la forma cómo deben suplirse los muchos vacíos de la legislación municipal, que son tales porque precisamente quedaron así para ser llenados por legislación dictada con otros fines) van a acarrear más de algún problema serio. Por ello, considero conveniente que esta Corporación y cada uno de los Senadores vayamos reflexionando acerca de ellas, antes de que nos sorprenda la inquietud -más bien, la tensión- de todo un proceso electoral que se pondrá en marcha en pocas horas.
Nada más, señor Presidente .
Muchas gracias.
"
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