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El señor LAVANDERO .-
Señor Presidente, Honorable Senado, quisiera hacer presente algunos problemas que inciden de manera fundamental en el encarecimiento de la electricidad ella se genera para que sea recibida por todos los consumidores, como consecuencia de la forma en que se ha dirigido a un conjunto de empresas, a un holding de la energía eléctrica.
Concretamente, me referiré a ese punto conforme a los aspectos que señalaré, ya que alguna polémica al respecto se ha producido en el ambiente nacional. Sin embargo, lo que recalcaré una y otra vez es la gravedad que representa la existencia de un servicio público que, después de convertirse en una empresa de lucro privado, se transforma en un monopolio. En efecto, una empresa que, por sí y a través de sus filiales, domina la transmisión y parte importante de la generación y distribución de la electricidad en el país conlleva, como grave consecuencia, que sea imposible el desarrollo de un mercado eléctrico, determinando, por consiguiente, el funcionamiento objetivo de un monopolio. Me refiero a ENDESA y a la gestación del holding encabezado por ENERSIS.
El ingreso de inversionistas privados al sector es obstaculizado principalmente por el hecho de estar concentrada la propiedad de las líneas de transmisión en una sola entidad y por no operar en forma fluida una metodología de pago de peajes, lo que se traduce en una gran dificultad para suministrar electricidad desde una nueva central generadora que pudiere eventualmente incorporarse al sistema. Además, la mayor parte de los derechos de agua aprovechables para proyectos hidroeléctricos son de propiedad de ENDESA, la cual puede demorar o paralizar la construcción de centrales para forzar las alzas de precios, o bien, el financiamiento de las mismas por parte del Estado.
Lo anterior es sin perjuicio de que en muchas regiones está pedida toda el agua de los ríos, viéndose impedidos los agricultores de desarrollar planes de riego, en la medida en que aquélla pertenece a dicho monopolio.
La relación de propiedad entre las empresas generadoras de transmisión y distribución permite acuerdos y contratos que perjudican comercialmente a las generadoras independientes. Este daño no se refleja en una disminución de precio a los clientes finales, sino solamente en un mayor margen para las empresas del grupo y en la posibilidad de comprar a menor costo las acciones de la otra empresa generadora.
La legislación sobre electricidad define como clientes a precio libre a quienes tienen una potencia conectada superior a los 2 mil kilovatios, con los cuales las empresas generadoras y distribuidoras pueden negociar mejores tarifas. Al existir la integración "generación-transmisión-distribución", ellos serán abastecidos por las empresas del grupo y repartidos entre éstas, creándose las condiciones necesarias para impedir la venta de electricidad por parte de otros proveedores.
La coordinación de las empresas generadoras se realiza a través de un Centro de Despacho Económico de Cargas que debe velar por la seguridad del abastecimiento eléctrico y por la operación del sistema al mínimo costo. Es importante que una empresa que pueda mantener su independencia por ejemplo, una estatal cuide por una correcta operación del sistema eléctrico, para asegurar el abastecimiento y evitar manipulaciones de precios. Asimismo, debe crear las condiciones para vender electricidad a las entidades distribuidoras que sean menos rentables para las generadoras que los clientes a precio libre, permitiendo la continuidad de las distribuidoras y, al mismo tiempo, evitando que sean ahogadas y conducidas a entregarse a un valor bajo al grupo privado "generador-transmisor-distribuidor".
El poder de este último se refleja por el hecho de que en la prensa se ha difundido ampliamente la falla de una turbina de Colbún, pero se ha silenciado un problema más grave y de ocurrencia anterior, el cual todavía se mantiene: la falla de diseño de las dos unidades de Pehuenche (filial de ENDESA), recientemente inaugurada. Podría intentarse desprestigiar la gestión de Colbún, preparando el terreno para su privatización.
De las realidades descritas, que dan testimonio de un monopolio muy activo y potente, emanan muchas consecuencias, y cobran trascendencia pública mis denuncias en torno de la importancia del monto de las remuneraciones de algunos directivos y ejecutivos de estas empresas.
Si tenemos presentes, por una parte, los altos costos por este último concepto y, por otra, las elevadísimas utilidades obtenidas, como las que destaca un matutino del domingo 4 del mes en curso, veremos que las tarifas que los consumidores deben pagar por la electricidad están extraordinariamente recargadas, con márgenes abusivos. En efecto, ese periódico dice:
"Un paso adelante importante, ya que los excedentes por $28.034 millones que alcanzó la Empresa Nacional de Electricidad vienen a quebrar la negativa tendencia que prevaleció en los últimos tres años, cuando progresivamente los resultados fueron deteriorándose. En 1988 las utilidades alcanzaron US$ 205 millones; en 1989, a US$ 121 millones, y en 1990 a US$ 104 millones. En la actualidad, las utilidades de los primeros seis meses alcanzaron US$ 80 millones, y para la segunda mitad del año se espera que sean aún mejores.".
Refiriéndose a ENERSIS, informa:
"Las utilidades de Enersis han crecido un 25% real en los últimos seis años. El holding, que agrupa a Chilectra Metropolitana, Inmobiliaria Manso de Velasco, Synapsis, Diprel, la Eléctrica del Río Maipo y el 12,11% de las acciones de Endesa, observó un aumento de 2,9% en sus resultados del primer semestre, siendo éstos de $ 17.294 millones, cifra que le valió ocupar el quinto lugar en el ranking por utilidades de empresas.".
Insisto en que resulta delicado, señor Presidente, pasar de un servicio público del cual dependen millones de chilenos a una empresa con fines de lucro, pues el caso es análogo al de los consumidores de agua o al que se presentaría el día de mañana si se privatizara hasta el aire que respiramos. Esta situación es grave. Y, por supuesto, el Estado no podría dejar de regular un monopolio de esta naturaleza, a fin de servir al bien común y de evitar el lucro voraz y exagerado que hoy día se produce con motivo de una transformación como la que señalo.
De las realidades descritas, que dan testimonio de un monopolio muy activo y potente reitero, emana todo este tipo de consecuencias.
Si las tarifas de que se trata se aplicaran a artículos suntuarios, podrían pasar inadvertidas. Pero no es así: las altas tarifas gravan un servicio público; prácticamente, una función social.
La característica de servicio público de la electricidad es indiscutible. Y como nadie podría salvo fuerza mayor prescindir de ella, no quedan alternativas: o se acepta el contrato de adhesión que propone el grupo monopólico "generador-transmisor-distribuidor" o la energía no es proporcionada, como de hecho ha ocurrido en vastos sectores de la población pobre, marginal y rural.
La fuerza de ese grupo deriva no sólo de su potencia y eficiencia económicas, sino precisamente del carácter público esencial repito del servicio que presta: ofrece algo indispensable, precioso como el agua en el desierto. Tan así es que este acreedor puede hacerse justicia casi por su propia mano, dado que las boletas de consumo impagas dan lugar al corte del suministro de un elemento fundamental en la vida contemporánea, sin necesidad siquiera de acudir a lo tribunales. Incluso, la situación provocada por las tarifas exorbitantes ha conducido a que sean arrancados los medidores, como sabemos. Por lo demás, el Congreso tuvo que aprobar una ley que permitía renegociar las deudas contraídas en esta materia.
En algunos negocios se suele hablar de "público cautivo". En el caso de la electricidad nos hallamos ante un público extracautivo, irremediablemente prisionero y fatalmente condicionado. No olvidemos, además, que los contratos de suministro son indiscutibles, de adhesión.
La existencia de un monopolio en servicios esenciales es un gran riesgo social y pesa en forma dramática sobre los sectores económicamente débiles: pobladores y campesinos pobres.
Me parece que no resulta necesario subrayar la diferencia existente entre un monopolio del Estado sin fines de lucro y uno privado que sí los persigue, carente de vocación y de destinación de servicio público.
Pensar en la asociación "monopolio con fines de lucro,servicio básico o esencial" es pensar en un mal manejo social; es colocar la necesidad humana al servicio del dinero; es olvidar ubicar al hombre, con sus necesidades y derechos, en el centro que le corresponde, sacrificándolo en beneficio de los más fuertes en el mercado.
Se ha señalado que la administración privada es más eficiente. No dudo de que así sea en muchos casos. Pero la eficiencia en pos del lucro no es la mejor aliada del servicio público. Y la electricidad, así como el agua, el teléfono y el gas, constituye un elemento básico para el hombre y la familia de nuestra época, y marca, como uno de los indicadores importantes, el grado de desarrollo social alcanzado.
Así como en Salud y en Educación coexisten diversos oferentes públicos y privados, al igual que múltiples, en estos servicios básicos debería garantizarse la libre competencia, la oferta plural efectiva que devuelva a los consumidores su libertad ante el grupo generador-transmisor-distribuidor monopólico.
Por las consideraciones anteriores, afirmo que se ha desnaturalizado el objetivo de las privatizaciones y que éstas, en vez del mayor beneficio que una acción más eficiente de su parte debía procurar a la nación, se han traducido en una gestión más costosa, que deja a todos los chilenos, bajo la espada de Damocles de la dependencia, en las manos de un grupo de empresarios.
Y por ese motivo me interesa la gestión efectiva de esas empresas. Al fin y al cabo, Sus Señorías, el Senador que habla y todos los ciudadanos pagamos forzadamente los costos y sueldos correspondientes.
Ruego, señor Presidente, oficiar a la Honorable Cámara de Diputados para que se investigue esta situación, de modo que ello también sirva para regular mejor ese complejo eléctrico, que se ha transformado de servicio público en entidad privada con fines de lucro y del cual dependen el desarrollo y la vida diaria de tantos chilenos y empresas.
He dicho, señor Presidente.
El señor RUIZ (don José ). -
Pido que el documento sea enviado también en nombre del Comité Demócrata Cristiano.
Se anuncia el envío del oficio solicitado, en nombre del señor Senador y del Comité Demócrata Cristiano, en conformidad al Reglamento.
"
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