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- rdf:value = " El señor PEÑA.-
Señor Presidente, uno de los compromisos fundamentales que contrajimos cuando junto con procurar la libertad y esperanza presentamos el Programa de Gobierno al pueblo de Chile se refería a educación, vivienda, trabajo, seguridad social y salud, como áreas básicas que apuntaban al pago de la enorme deuda social heredada del gobierno anterior.
Hoy nadie podría señalar seriamente que no hemos cumplido, y no sólo tenemos el deber de cumplir con el Programa, en sus líneas principales, sino también y fundamentales, tenemos el deber moral de resolver los graves problemas que aún subsisten y que afligen a miles de chilenos. La tarea era demasiado grande. Chile estaba brutalmente dividido.
Específicamente en salud, y pese a la espectacularidad, con que todavía se esmeran algunos, en este mismo Parlamento, en hacer creer en los milagros de las privatizaciones y especialmente en el área de servicios públicos, o en la descentralización desde el punto de vista de la conducción y administración del Estado, lo cierto es que ese sistema mantenía a miles de chilenos pobres no sólo con la necesidad de hacer las interminables "colas" para procurar una pequeña atención, sino que además, ni siquiera existían, en los centros de salud pública desmantelada, sábanas, gasa, farmacias vacías, etcétera. En fin, no es necesario seguir. Es bueno, sin embargo, no olvidar.
Han transcurrido algunos años del Gobierno del Presidente Aylwin, y con satisfacción he recorrido, los centros de salud en mi distrito y he comprobado con alegría como se han superado, en gran medida, esas y otras carencias, amén de la preocupación, si bien todavía insuficiente se ha tenido respecto del personal, sobre todo, de los escalafones menores del Servicio. Tenemos hospitales reacondicionados en Nueva Imperial y Carahue, y los otros centros funcionan bien. Gracias a la gente que confió en nosotros, porque algo hemos hecho por sus hijos.
He señalado estas palabras previas y generales y ahora haré algunas observaciones respecto del comentario que me merece el proyecto.
En general, el proyecto no nos gusta. Conversamos en su oportunidad con las autoridades del sector, pero en el fondo, se nos dijo, que no era posible "cambiar" para volver atrás, aun cuando sea corrigiendo el sistema anterior. Al parecer, es parte del dogma de los tiempos que recorre con fuerza los países "en vías de desarrollo" con la gran diferencia de que los países altamente desarrollados han logrado precisamente los niveles admirables no descuidando jamás, el compromiso del Estado con el sector público, en materia de salud.
Creo interpretar a la mayoría de los trabajadores del sistema de salud municipalizada cuando afirmo que a ellos no les gusta ser dependientes de la municipalidad y que prefieren depender del Ministerio, aun cuando se hagan esfuerzos por nivelar sus sueldos y procurar una estabilidad en el empleo y/o eventualmente se generen de una carrera funcionaría. No es problema de plata solamente; es también, y en último término, en muchos casos, una cuestión de dignidad.
En el caso de mi distrito, seis comunas con una alta ruralidad, y, salvo contadas excepciones, el sistema de posta no ha funcionado bien, y esto especialmente a la falta de médicos. Tal es el caso, por ejemplo de la comuna de Freire, en la que recién ahora, con el nuevo alcalde hay cuatro médicos contratados. Hace unos días, en Carahue se me informaba que no había médico en la Municipalidad. Esto sólo por nombrar uno de los elementos, que es sin duda el principal. Y si agregamos los malos caminos, etcétera, comprobamos que en realidad la salud no llega en forma adecuada y oportuna a la gente pobre de los amplios sectores parales. Quizá si la solución sea especialmente para las comunas más apartadas que sean cubiertas y atendidas por médicos generales de zona, contratados por el Servicio Nacional de Salud, y que según contrato tengan la obligación de concurrir a prestar atención de salud, en cualquier lugar de su región, con un sistema rotatorio para evitar discriminaciones y odiosidades, y que, en consecuencia, su lugar de trabajo no sea necesariamente y sólo, por ejemplo, el hospital base de sus operaciones, sino que mensualmente tenga la obligación de hacer la rotación, si las necesidades del Servicio, que no es otra que la salud de la gente, así lo requiere. Claro, se me dirá que eso significaría tener buenas casas en cada comuna, mejores ambulancias o vehículos para traslado, o un viático especial. No me resto a esa aspiración legítima y necesaria, pero esto pasa por dos cuestiones, a mi juicio, específicas, que sea el Estado a través de sus servicios regionales de salud y no las municipalidades quien coordine y que el Estado invierta recursos en la infraestructura necesaria. Creo, sin embargo, que urge pensar en una solución. La salud de la gente, con un alto grado de dignidad, eficiencia y oportunidad es lo que interesa.
Problema también grave, al menos en mi distrito, es la distancia entre una posta y otra. Hemos reclamado varias veces y por distintos lugares, pero se nos indica que existen ciertos patrones fijados por el Servicio u otro agente, y que indica tales requisitos. Creo que en este sentido es necesario flexibilizar la normativa. Las realidades del país, incluso dentro de una misma región, son distintas. Esto hace, en definitiva, que sean los hospitales de los centros urbanos del Servicio Nacional de Salud los establecimientos que realmente prestan la salud adecuada a la gente, y en el caso de mi distrito, repito, lo hacen bien y eficientemente. Aprovecho de agradecer a los médicos, enfermeras, farmacéuticas, auxiliares y personal administrativo que hacen posible tales niveles de compromiso. Ahora, si esto no es realidad, espero las informaciones del caso. La salud rural sigue descansando básicamente en los hospitales, esos establecimientos que muchos contribuyeron a marginar y jibarizar en épocas felizmente pasadas.
Hace unos días visité el Hospital de Carahue, invitado por su directora, la doctora Rey. Pude comprobar un ambiente grato de trabajo, en un hospital remodelado, con dotación de personal casi completo, con existencia de fármacos necesarios, con gasa y sábanas limpias, además de médicos, enfermeras, dentistas, laboratoristas, personal de farmacia, paramédicos, en general, que hacen posible y aseguran una atención digna. No me cabe duda de que luego en Nueva Imperial podré comprobar algo similar.
Existen todavía algunas carencias, yo diría menores pero necesarias, como uno o dos médicos más, una ambulancia apta para transitar en barro en invierno, etcétera, pero avanzamos. Ojalá, luego podamos, en el sector costero de mi distrito, especialmente en la comuna de Saavedra conversar acerca de la conveniencia y la necesidad de construir un hospital, y más adelante de un esfuerzo similar en la comuna de Teodoro Schmidt. En el caso de Saavedra, por lo menos de parte del Director Regional de Salud, doctor Fernando Muñoz, de quien además me honro en ser amigo, existe la verdadera voluntad de avanzar en el estudio preliminar sobre tal obra, y de existir evaluaciones positivas, el terreno y la posibilidad de infraestructura, a lo mejor en el plazo de unos cuatro años a esta fecha, podamos tener gratas novedades: inaugurando ese centro para Puerto Saavedra y su comuna.
Por último, señor Presidente, estoy de acuerdo y comparto las ideas dadas en Sala, por otros señores Diputados en orden a que es necesario distinguir para abordar bien el problema de la atención primaria de salud, entre atención primaria rural y atención primaria que se presta en sector urbano.
Creo que este paso legislativo es no sólo necesario sino impostergable para llevar tranquilidad a un sector importante de personas comprometidas con la atención primaria de salud que, además, es la gran cobertura que como Estado se debe asegurar a toda la población y que debe reunir la calidad de digna y eficiente.
Me alegra que estemos cumpliendo con el compromiso contraído con la gente.
He dicho.
"
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