. . . . " \nEl se\u00F1or GAZMURI.- \nSe\u00F1or Presidente , deseo referirme de la manera m\u00E1s r\u00E1pida y breve posible a algunos aspectos que han estado presentes en la discusi\u00F3n de hoy.\n \nParto de la base de que, efectivamente, no hay -creo- una demanda democr\u00E1tica tan importante, expresada en el debate pol\u00EDtico y en la \u00FAltima campa\u00F1a presidencial, como la de modificar de manera sustantiva la legislaci\u00F3n del R\u00E9gimen militar respecto de las cuestiones laborales. Y ello, como una doble exigencia: por una parte, la democratizaci\u00F3n de la sociedad chilena, restableciendo los derechos del trabajo; por la otra, la modernizaci\u00F3n de la sociedad y de la econom\u00EDa del pa\u00EDs. Esto, porque nosotros, por lo menos, discrepamos profundamente de que durante el per\u00EDodo anterior se haya aplicado un modelo de econom\u00EDa social de mercado; antes bien, creemos que se puso en pr\u00E1ctica una econom\u00EDa de mercado en la que estuvieron ausentes algunos componentes contempor\u00E1neos sustantivos de lo que se ha denominado -sobre todo en Europa- \"econom\u00EDa social de mercado\". Se\u00F1alo solamente dos de tales componentes: democracia pol\u00EDtica (todos los sistemas exitosos de ese tipo han coexistido con la democracia como sistema pol\u00EDtico), y un poderoso movimiento sindical.\n \nSi uno analiza la historia contempor\u00E1nea europea -de Inglaterra, de Alemania o de Italia, por ejemplo-, se va a encontrar con que all\u00ED se desarrollaron precisamente niveles de igualdad mayores que en otras latitudes; una econom\u00EDa donde el mercado desempe\u00F1\u00F3 un papel importante, pero con un poderoso movimiento sindical en un r\u00E9gimen pol\u00EDtico democr\u00E1tico. Creo que nadie, objetivamente, podr\u00EDa discutir que esas condiciones, durante el \u00FAltimo per\u00EDodo, no se dieron en Chile.\n \nEn segundo lugar, quiero decir que, representando a la mayor\u00EDa de los Senadores de estas bancadas, concurrimos a los acuerdos que permitieron que ahora estemos discutiendo este proyecto. Lo hicimos porque la alternativa -dada la correlaci\u00F3n de fuerzas pol\u00EDticas en esta Corporaci\u00F3n- era mantener la legislaci\u00F3n laboral heredada del R\u00E9gimen anterior, que nos parec\u00EDa muy da\u00F1ina para los intereses de los trabajadores. Sin entrar en una pol\u00E9mica mayor, reiteramos esto, porque de nuevo se ha puesto en debate el hecho de que en el Senado hay una sobrerrepresentaci\u00F3n de los sectores que expresan la cultura, la ideolog\u00EDa, los principios, la pol\u00EDtica de lo que, gen\u00E9ricamente, podemos llamar la Derecha de este pa\u00EDs. En tal sentido, hay aqu\u00ED una representaci\u00F3n imperfecta de la soberan\u00EDa popular, y eso tiene que ver tanto con la instituci\u00F3n cuanto con el comportamiento pol\u00EDtico de los se\u00F1ores Senadores designados.\n \nNosotros respetamos la institucionalidad; hemos jurado hacerlo. Pero, al mismo tiempo, mantenemos los compromisos que asumimos en la campa\u00F1a electoral y en el programa de la Concertaci\u00F3n, que incluye como una de nuestras banderas pol\u00EDticas el llegar a una composici\u00F3n del Congreso Nacional en que la soberan\u00EDa popular se exprese de manera plena. Y quiero reiterar que eso no significa emitir juicios peyorativos sobre los se\u00F1ores Senadores designados ni sobre su comportamiento individual. Porque aqu\u00ED tambi\u00E9n hay un problema con las designaciones.\n \nPienso efectivamente que, en el tiempo transcurrido, hemos aprendido a trabajar, a convivir y a conocernos. Y no tengo dudas, ni por un minuto, de la integridad de sus convicciones. Pero lo que ocurre es que normalmente -y es natural- esas convicciones de los se\u00F1ores Senadores designados coinciden con las de la Derecha chilena. No digo que sean manipulados por nadie, sino que, de manera libre y espont\u00E1nea, en general, sus concepciones del mundo, de la pol\u00EDtica y de la econom\u00EDa tienden a coincidir con las de esa tendencia pol\u00EDtica, que en este pa\u00EDs fue electoralmente una minor\u00EDa en 1989.\n \nPor cierto, esos Senadores tienen derecho a mantener sus propias convicciones, y nadie va a impedir que las manifiesten aqu\u00ED. Pero esto crea, desde el punto de vista pol\u00EDtico, un problema objetivo: en esta C\u00E1mara est\u00E1n sobrerrepresentadas, respecto de lo que expresan en el pa\u00EDs, determinadas concepciones sobre la sociedad, sobre el tr\u00E1nsito democr\u00E1tico, sobre las relaciones laborales, sobre la econom\u00EDa, sobre la cultura, etc\u00E9tera. Normalmente -y no por la manipulaci\u00F3n de nadie- las convicciones de dichos Senadores tienden a coincidir con las de Derecha, porque, adem\u00E1s, compartieron proyectos y experiencias pol\u00EDticas comunes durante los \u00FAltimos 17 a\u00F1os.\n \nEsto obliga, desde el punto de vista de quienes somos mayor\u00EDa en el pa\u00EDs pero minor\u00EDa en el Senado, a un proceso que yo llamar\u00EDa de sobrenegociaci\u00F3n. Porque estoy de acuerdo en que la negociaci\u00F3n es parte de la democracia y parte de la transici\u00F3n; pero aqu\u00ED sobrenegociamos respecto de cu\u00E1les son efectivamente las inspiraciones mayoritarias de la sociedad. Y me parece que eso, si no obstaculiza el tr\u00E1nsito a la democracia, de alguna manera enturbia la transparencia de la representaci\u00F3n popular.\n \nEn ese sentido, quiero decir con mucha claridad que a nuestro juicio la negociaci\u00F3n que hicimos no mejora, sino que empeora el proyecto del Ejecutivo. Porque, en materia laboral, nuestro compromiso con el pa\u00EDs y con los trabajadores es el que asumimos al firmar el programa de Gobierno. No me extender\u00E9 en el largo detalle, pero es evidente que el programa de Gobierno de la Concertaci\u00F3n va, desde nuestro punto de vista, m\u00E1s all\u00E1 en la leg\u00EDtima defensa de los intereses de los trabajadores (en nuestra concepci\u00F3n sobre lo que es un sindicalismo fuerte y moderno, adecuado a las cambiantes condiciones del siglo XX) y de lo que fueron tanto el proyecto del Ejecutivo -en el que ya hab\u00EDa existido un intento de concertar con el sector empresarial-, cuanto el propio programa de la Concertaci\u00F3n.\n \nDesde ese punto de vista, nosotros concurrimos con nuestros votos a una legislaci\u00F3n que tiene, en nuestro enfoque -insisto-, las caracter\u00EDsticas de que efectivamente mejora lo que ten\u00EDamos, pero que est\u00E1 muy distante de lo que entendemos que necesita la democracia plena en este pa\u00EDs, y de un proceso efectivo de modernizaci\u00F3n de nuestra sociedad y de nuestra econom\u00EDa. \nNo quisiera alargarme sobre el tema particular de las insuficiencias. S\u00F3lo quiero destacar un aspecto que me parece quiz\u00E1s la mayor insuficiencia, y que tiene que ver con la discriminaci\u00F3n que se produce respecto de una categor\u00EDa de trabajadores -que en el pa\u00EDs es cada vez m\u00E1s importante desde el punto de vista social y productivo-; me refiero en particular a los trabajadores de temporada y, dentro de ellos, a los de la agricultura. Este es un fen\u00F3meno nuevo en el pa\u00EDs, que afecta a distintas regiones, a sectores muy importantes de la econom\u00EDa chilena y, muy en especial, a las regiones y provincias que represento en esta Corporaci\u00F3n. \nSe ha producido en la estructura laboral chilena una modificaci\u00F3n sustantiva en lo que se refiere al campo, en los \u00FAltimos 15 a 17 a\u00F1os. Hoy, m\u00E1s de las dos terceras partes de la fuerza laboral del campo est\u00E1 constituida por trabajadores de temporada. \nNo hay cifras absolutamente confiables, en el sentido de que provengan de estad\u00EDsticas o de un censo laboral del sector agr\u00EDcola. Pero estimaciones que nos parecen serias, como las de la Academia de Humanismo Cristiano, indican que en 1987, por lo menos, exist\u00EDan en el campo unos 400 mil trabajadores de temporada, de los cuales, seg\u00FAn este estudio, 200 mil se ubicaban en el sector frut\u00EDcola; cerca de 400 mil, en el forestal, y alrededor de 160 mil en otros sectores agr\u00EDcolas tradicionales (remolacha, hortalizas, etc\u00E9tera).\n \nHay otros estudios, como, por ejemplo, la encuesta realizada por la Academia de Humanismo Cristiano, en que una proyecci\u00F3n dentro de los trabajadores del sector frut\u00EDcola -tan importante en el proceso exportador chileno- se\u00F1ala que habr\u00EDa all\u00ED, en 1989, unos 251 mil trabajadores, de los cuales s\u00F3lo 16 por ciento ten\u00EDa car\u00E1cter de permanente. O sea, el trabajo temporal es la forma normal de laborar en la agricultura de nuestro pa\u00EDs, tanto en el estrato m\u00E1s din\u00E1mico, que es el agroexportador, cuanto en el m\u00E1s tradicional, orientado al consumo interno.\n \nDesde ese punto de vista, respecto de una categor\u00EDa tan importante de trabajadores chilenos, no hay duda de que el proyecto que hoy vamos a votar en general favorablemente establece un conjunto de discriminaciones que, por lo menos -lo se\u00F1alo ac\u00E1-, tienen que ver con dos cuestiones: primero, con el derecho a la sindicalizaci\u00F3n. Se ha avanzado en el sentido de que el proyecto otorga al trabajador de temporada la posibilidad de constituir sindicatos de trabajadores eventuales o transitorios. Pero, al mismo tiempo, se niega a esos sindicatos la capacidad de negociar colectivamente; y se les permite, por otra parte, afiliarse a sindicatos de empresas o de interempresas, pero s\u00F3lo una vez que \u00E9stos est\u00E9n constituidos. Por tanto, en el sindicato interempresas, ese trabajador es una suerte de socio de segunda categor\u00EDa en la medida en que no puede participar en la constituci\u00F3n del sindicato ni, por consiguiente, ser elegido en la primera directiva, ni puede negociar directamente sus intereses laborales. \nCreo que la negaci\u00F3n del derecho a la negociaci\u00F3n colectiva de una categor\u00EDa de trabajadores que, como digo, constituye m\u00E1s de las dos terceras partes de la mano de obra de un sector tan importante en la econom\u00EDa chilena como es la agricultura, es una insuficiencia no menor de esta legislaci\u00F3n que estamos aprobando. Porque, efectivamente, establece criterios de discriminaci\u00F3n; e incluso uno pudiera alegar que llegan a tener hasta el car\u00E1cter de normas inconstitucionales. \nEl argumento que se da y que se ha dado siempre en Chile, se emple\u00F3 tambi\u00E9n en las legislaciones sindicales que se aprobaron en los a\u00F1os 30 y en los 20, en las que se excluy\u00F3 del proceso de modernizaci\u00F3n de las organizaciones laborales a todos los trabajadores del campo y en las cuales una de las alternativas que tiene la negociaci\u00F3n colectiva, que es la huelga, era un instrumento del cual hab\u00EDa que privar a los trabajadores agr\u00EDcolas. Y \u00E9se me parece un argumento absolutamente discriminatorio y discutible. No niego que el trabajo agr\u00EDcola tiene caracter\u00EDsticas particulares. Pero, si eso es as\u00ED, lo que habr\u00EDa que hacer ser\u00EDa legislar sobre las caracter\u00EDsticas particulares de la huelga agr\u00EDcola, y no suprimir el recurso, como, por otra parte, lo hace este mismo proyecto. Porque, de acuerdo con su texto, el sindicato de empresas agr\u00EDcolas puede hacer huelga. Lo que ocurre es que los trabajadores afiliados al sindicato agr\u00EDcola son menos de las dos terceras partes de la mano de obra agr\u00EDcola. Hay un dato estructural al respecto. Por consiguiente, esta es una materia sobre la cual se\u00F1alamos nuestra preocupaci\u00F3n, porque se consagra una discriminaci\u00F3n que no es ni justa ni moderna, y porque se van a generar situaciones no contempladas por la ley, quer\u00E1moslo o no. \n \nSe establece la capacidad del convenio colectivo -eso es cierto-, pero se niega la capacidad de la negociaci\u00F3n colectiva a un sector de trabajadores que est\u00E1 contribuyendo hoy con una parte importante del producto nacional. Tenemos una agricultura distinta a la de d\u00E9cadas anteriores; poseemos un campo y un sector forestal que est\u00E1n exportando cerca de 1.000 millones de d\u00F3lares al a\u00F1o, un sector din\u00E1mico que merece que en \u00E9l se establezcan relaciones de trabajo efectivamente modernas. \nEspero que podamos corregir este aspecto en las futuras legislaciones laborales que se discutan en el Parlamento, tanto en los asuntos que dicen relaci\u00F3n con las condiciones de trabajo -entiendo que sobre eso habr\u00E1 iniciativas en el pr\u00F3ximo futuro-, como tambi\u00E9n respecto de la posibilidad de explorar f\u00F3rmulas que permitan establecer mecanismos de negociaci\u00F3n real entre los trabajadores de temporada y los empleadores. Podr\u00EDa tratarse de sistemas tripartitos, como existieron en la antigua legislaci\u00F3n chilena; en fin, habr\u00E1 que buscar caminos. Pero creo -y con esto termino, se\u00F1or Presidente - que estamos cometiendo un error que podr\u00EDa adquirir el car\u00E1cter de hist\u00F3rico, al dejar privada de derechos esenciales en el mundo del trabajo a una categor\u00EDa tan importante de trabajadores de la sociedad chilena.\n \nMuchas gracias. \n " . . . .