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El señor DÍAZ .-
Señora Presidenta , quiero agregar algunas consideraciones respecto del interesante tema expuesto por el Honorable señor Pacheco .
Son dos puntos, nada más.
Es indiscutible que en el caso planteado existe un gran déficit de alojamiento para las personas que vienen desde puntos muy distantes, no sólo de las zonas productoras agrícolas, sino también de lejanas provincias. Es lo que sucede en la Sexta Región -y el Honorable señor Sule lo sabe muy bien; por eso, también adhirió a la intervención que acabamos de oír y a la petición de oficios-, que es la primera productora frutícola del país, concurriendo cerca de la mitad de los temporeros que existen en Chile a la producción, a la cosecha, al raleo, al "packing", etcétera, efectuados en ella. Esta situación crea un problema de alojamiento muy serio, especialmente a las mujeres, algunas de las cuales viajan desde lugares muy lejanos, incluso con sus niños, a fin de trabajar cuatro a cinco meses para vivir y comer durante todo un año.
En diversas oportunidades he hecho una proposición que, aun cuando ha caído en el vacío, hoy día me atrevo a reiterar.
Nuestras escuelas públicas se encuentran desocupadas en gran parte de diciembre, en enero y febrero y algunos días de marzo. Me parece que en un país pobre como el nuestro, carente de albergues, podríamos adecuar de algún modo esas escuelas -resguardando, por supuesto, la propiedad y su indemnidad- a fin de utilizarlas como alojamiento, comedores y guarderías infantiles para las personas que en forma masiva acuden a la zona frutícola en dicha época.
De hecho, en nuestra Sexta Región se encuentran muy avanzados los trabajos de construcción de una casa para el temporero en el sector de Los Choapinos, en la comuna de Rengo. Pero, indiscutiblemente, ello no satisface las grandes necesidades que en tal sentido tienen todas esas personas.
Me parece posible conversar con representantes de los Ministerios de Educación y de Obras Públicas para materializar esa idea en el período de mayor flujo de los temporeros.
En segundo lugar, creo conveniente que en esa zona, eminentemente agrícola -y sobre todo frutícola-, las obras civiles (escuelas, poblaciones, caminos, puentes, veredas, alcantarillado, etcétera) se efectúen con preferencia en los meses de receso agrícola; es decir, desde mayo a octubre o noviembre. De esta manera podríamos dar a esa gente continuidad en el trabajo y crear un mayor arraigo en aquella zona -que realmente cuenta con capacidad económica-, a fin de que aumente el sector poblacional mediante el sistema de villorrios campesinos.
Considero que no se trata de una utopía, sino de algo muy posible de materializar. Y ello favorecerá a las dos partes: a los trabajadores, porque van a tener continuidad en su ocupación, en su previsión, etcétera, y serán arraigados en zonas más productivas; y también a los empresarios agrícolas, porque les permitirá contar en el período de cosecha con mano de obra -indispensable- más estable y conocida. Porque también hay que decir la otra parte de la oración -lo señalo con pesar, pero es así-: a veces entre los temporeros, que en su gran mayoría son gente muy sana, desde todo punto de vista, también llegan personas absolutamente indeseables, que provocan problemas muy serios, sobre todo -como lo indicó el Honorable señor Pacheco - al sector femenino.
En consecuencia, por esa vía se produce un mejor conocimiento entre el empresario agrícola y los referidos trabajadores, además de un mayor arraigo y estabilidad de estos últimos.
He planteado esas dos proposiciones, señora Presidenta, para que sean atendidas por las autoridades respectivas y se busque una fórmula que las haga factibles.
Muchas gracias.
La señora SOTO ( Presidenta accidental ).-
¿Su Señoría solicita oficiar al señor Ministro de Educación en tal sentido?
El señor DÍAZ .-
Si lo permitiera el Honorable señor Pacheco , mis sugerencias podrían agregarse a su exposición, que es la parte central de todo el planteamiento.
El señor PACHECO .-
Con mucho gusto, Honorable colega.
La señora SOTO ( Presidenta accidental ).-
Así se procederá.
El señor DÍAZ .-
¿Me permite, señora Presidenta ?
Estoy seguro de que el Honorable señor Sule adhiere también a mi proposición. Su Señoría, que en este momento no se encuentra en la Sala, me manifestó que lo interpretaba plenamente.
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