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El señor EYZAGUIRRE ( Secretario ).-
En cuarto lugar se encuentra el proyecto de ley, en segundo trámite, que crea el Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo, con informes de las Comisiones de Hacienda y de Minería.
--Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 12ª, en 13 de noviembre de 1990
Informes de Comisión:
Hacienda y Minería, sesión 14ª, en 15 de noviembre de 1990.
El señor EYZAGUIRRE ( Secretario ).-
El informe de la Comisión de Minería está suscrito por la Honorable señora Frei y los Honorables señores Alessandri, Gazmuri y Sule, y el de la de Hacienda, por los Honorables señores Lavandero, Romero, Páez y Piñera. Ambas Comisiones recomiendan aprobar la iniciativa en los mismos términos en que lo hizo la Cámara de Diputados.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
En discusión general.
Ofrezco la palabra.
Tiene la palabra el señor Ministro de Minería.
El señor HAMILTON ( Ministro de Minería ).-
Muchas gracias, señor Presidente.
Este proyecto del Ejecutivo , que establece un Fondo de Estabilización de los Precios del Petróleo y sus derivados, fue aprobado en forma unánime en la Cámara de Diputados, y no hay uno solo de sus artículos que haya tenido un voto en contra.
Es, en consecuencia, una demostración más de que efectivamente, en iniciativas que son de interés nacional y por encima de las discrepancias legítimas que surgen en el seno de estas Corporaciones, se puede llegar a acuerdos consensuales o unánimes.
El problema que está abordando el país en la materia es bastante difícil, porque constituye una consecuencia directa de lo que está ocurriendo en el plano internacional.
Chile consume anualmente del orden de los 40 millones a 50 millones de barriles de hidrocarburos, que representan el 60,5 por ciento de la energía total del país, los cuales se utilizan fundamentalmente en el transporte, la industria y la minería; en los servicios domésticos, comercial y público, y en las plantas generadoras de electricidad.
Ahora bien, es de todos conocida la dependencia del exterior en materia de petróleo, y por consiguiente, en cuanto a energía: sólo el 15 por ciento del consumo del país es obtenido en nuestro territorio, sin considerar el 5 por ciento correspondiente al gas natural que produce ENAP. Por lo tanto, el 85 por ciento restante se compra en el mercado internacional.
La Empresa Nacional del Petróleo, que es el único ente productor, desarrolla fundamentalmente tres actividades. La primera es la de producción, que sólo realiza en Chile actualmente en Magallanes y que cubre repito el 15 por ciento de los requerimientos. El 70 por ciento de la producción nacional proviene del llamado "Proyecto Costa Afuera", que tiene lugar en plataformas cuarenta y tantas¿ en el estrecho de Magallanes.
En seguida, ENAP también desarrolla la tarea de refinación, de transformar el crudo en los distintos derivados, en la refinería de Concón y, en Concepción, la de San Vicente.
Además, la empresa viene efectuando, precisamente por la escasez del petróleo cuya producción ha declinado tanto por el aumento del consumo interno como por el agotamiento natural de los pozos magallánicos, una labor muy agresiva de exploración, que viene de antes. Ella se ha intensificado ahora, dentro del país en Magallanes y en distintos lugares de la zona norte y fuera de él.
Recientemente se ha renovado un contrato con una de las empresas extranjeras de alto riesgo, para explorar en el extremo norte, en el sector de la frontera con Perú y Bolivia.
Hasta ahora, no ha habido ningún resultado positivo en esta materia, como no sea una muy buena perspectiva derivada de las exploraciones que se están efectuando en lo que se denomina "sprinkling profundo", en Tierra del Fuego y en la provincia de Magallanes.
También se han realizado trabajos de esta índole en el exterior, en la zona amazónica en Ecuador y en Colombia, hasta la fecha sin resultados positivos. Y se está llegando a acuerdos concretos para la exploración y explotación de petróleo en la zona de Neuquén, en Argentina, negociaciones que están bastante avanzadas y que permitirán proveer a Chile de ese producto, y, sobre todo, de gas natural, mediante un proyecto que tendrá que resolverse la próxima semana, respecto del cual existe la voluntad política y el deseo de ambos Gobiernos de llevarlo a cabo a través de consorcios privados de los dos países.
La política que se ha seguido en materia de precios podría resumirse en dos principios básicos. En primer lugar, la libertad de importación: en Chile, cualquier persona natural o jurídica puede traer petróleo o importar cualquier tipo de sus derivados, aunque de hecho la que lo hace en mayor medida y a veces cubre la totalidad de estas operaciones es la ENAP, directamente o a través de sus subsidiarias. Y en segundo lugar, la mantención de una política de alinear los precios internos a que se venden los combustibles con aquellos a los cuales se compran en el mercado internacional, agregados los cargos de su traslado y transformación en el país.
Así se ha venido haciendo. Este año, por ejemplo y antes de la crisis del Golfo Pérsico, el petróleo Diesel fue rebajado en cinco ocasiones. ¿Por qué? Porque, por razones estacionales u otras, había bajado en el mercado internacional, de modo que ENAP pagó un menor precio que trasladó íntegramente al consumidor.
Ahora, esta situación se ha visto gravemente alterada por la invasión de Irak y la ocupación de Kuwait, ocurrida en los primeros días de agosto pasado, lo cual ha significado alzas bruscas y variaciones muy grandes del precio: de 17 dólares el barril, en que se estaba transando en el mercado internacional, en pocas semanas llegó a superar los 40 dólares. Estas alzas y fluctuaciones se han producido en todos los países, incluso en aquellos productores y exportadores de crudo.
Quiero repetir aquí algo que he dicho en alguna otra oportunidad. Estando el gobernador de la provincia de Neuquén en nuestro despacho, en Santiago, los periodistas lo interrogaron respecto de si Argentina compraba petróleo en el exterior. Con mucho orgullo, él dijo que no; que Argentina consumía su propio petróleo, y que, además, lo exportaba. En consecuencia, le formularon la segunda pregunta: si se habían mantenido los precios. El respondió que no; que en Chile se habían aumentado en ese momento en 25 por ciento y que ellos lo habían subido en 45 por ciento.
Pero es obvio que la repercusión del problema, que ha sido mundial, ha beneficiado a los países productores y ha perjudicado sensiblemente a los países consumidores. Y en América Latina, muy especialmente a Brasil y a Chile.
Ahora, los efectos internos de esta situación que todos hemos podido comprobar se traducen en que, mientras ella se mantenga, de alguna manera el país pasa a ser relativamente más pobre por una decisión que no emana de sus autoridades, que no es fruto de una política que se esté siguiendo, sino que deriva de medidas ajenas e incontrarrestables. Y eso produce consecuencias fiscales, en la balanza de pagos y en la inflación.
Si uno quisiera dimensionar hipotéticamente lo que puede significar el alza del petróleo de 18 dólares el barril a 34, que es el valor actual, descontando la producción nacional y considerando un consumo de unos 40 millones de barriles al año, debería concluir que el país, en caso de persistir este cuadro, estaría perdiendo o invirtiendo en importación alrededor de 640 millones de dólares; es decir, el equivalente al rendimiento a partir del próximo año de la reforma tributaria aprobada por el Congreso Nacional.
Los efectos en la inflación, que son los que más ha sentido la gente, han sido muy claros. El IPC del mes de septiembre fue de 4,9 por ciento, el más alto que se ha conocido en el último tiempo, y más de la mitad de la cifra, de acuerdo con el Banco Central, es efecto directo o indirecto del aumento del precio del crudo. El IPC del mes de octubre, de 3,8 por ciento, también está fuertemente influido por la segunda alza de este producto. Y si no sufrió una mayor influencia fue porque se hizo una discriminación entre el precio de la bencina, que tuvo un aumento superior, y el precio del Diesel, que tuvo uno menor, de manera que la locomoción colectiva, en medida importante, no subió las tarifas. Lo que señalo se demuestra también con las predicciones que el propio Banco Central y el señor Ministro de Economía han hecho para el IPC del mes en curso, que alcanzaría ya a 1,8 por ciento.
Ahora bien, ¿qué medidas se han tomado por parte del Gobierno para hacer frente a esta situación?
La primera de ellas fue intentar alinear los precios internos, siguiendo la política establecida. Y se decidió un primer aumento, después de haber esperado algunas semanas un cierto grado de estabilización, a 25 dólares el barril, en agosto. Lamentablemente, este precio no pudo sustentarse, porque el petróleo siguió subiendo en el mercado internacional. De manera que se fijó una segunda alza, a 34 dólares el barril, con la discriminación a que ya me he referido, y que en alguna medida ha resultado ser un precio que, si bien fue inferior al existente en el mercado en el momento en que se fijó, corresponde al que hoy está vigente.
Se han tomado, además, otras medidas. En la capital están siendo retirados alrededor de 2 mil 600 buses, lo cual significará una disminución anual de 60 millones de litros en el consumo de bencina.
Asimismo, se han realizado propuestas en el plano internacional, a través de nuestra delegación en las Naciones Unidas, fundamentalmente respecto de dos materias: por una parte, que los países desarrollados que han acumulado fuertes existencias estratégicas de petróleo se concierten para vender parte de ellas de un modo ordenado, a fin de aliviar el mercado internacional y contribuir de ese modo a una reducción de los precios, y, por la otra, que se estimulen los aumentos de producción, a fin de lograr el mismo objetivo.
Al mismo tiempo, nos ha preocupado el problema de abastecimiento que puede derivar de la crisis del Golfo y, sobre todo, de su agravamiento y del peligro real del estallido de una guerra.
Desde ese punto de vista, la ENAP participó en una reunión con un número muy importante de países del continente, entre ellos varios productores y exportadores de petróleo, como Argentina, Ecuador , Venezuela, Colombia y México , los que se comprometieron, en la situación hipotética a que me he referido, a que Chile y los demás países no productores, importadores del hidrocarburo, cuenten con el aprovisionamiento suficiente.
Por último, desde el punto de vista de la política energética, hay todo un trabajo que se viene desarrollando desde el Ministerio de Minería, y fundamentalmente desde la Comisión Nacional de Energía, tendiente a que el país vaya sustituyendo el petróleo de que carece por gas natural, carbón y energía eléctrica; estas dos últimas, fuentes energéticas de las que Chile posee potencialmente mucha riqueza.
Desde ese mismo punto de vista, debe tenerse en cuenta la necesidad de contar en el mercado interno con precios que reflejen la escasez real del petróleo y sus derivados. Por otro lado, las empresas deben tener libertad para fijarlos.
La acción normativa, reguladora y promotora del Estado busca la seguridad en el abastecimiento, el uso eficiente de la energía y el establecimiento de mecanismos transparentes de estabilización de los precios internos de los combustibles, de modo que no distorsionen, en el largo plazo, la estructura de los precios relativos.
Ahora bien, el objetivo de la iniciativa que estamos discutiendo, aprobada por la Cámara de Diputados y por las dos Comisiones del Senado que la han tratado, es establecer un Fondo que permita disminuir o amortiguar no eliminar las fluctuaciones de los precios domésticos de los derivados del petróleo frente a las variaciones experimentadas por los precios internacionales de los combustibles.
En una economía abierta al comercio exterior y altamente indexada, como la nuestra, las variaciones agudas de los precios de los combustibles, derivadas de los altibajos del mercado petrolero mundial, tienen un efecto inflacionario amplificado. Los aumentos bruscos no sólo generan un ajuste puntual de precios, sino que también se transmiten hacia adelante a través de los mecanismos de indexación (dólar, unidades de fomento, pensiones, jubilaciones, salarios, precios, etcétera), lo que genera un nivel de inflación inercial base que torna más costoso el logro de las metas de estabilización y de reducción de este fenómeno en que el país se ha comprometido. Más aún: yo diría que con la política que se ha venido siguiendo, cuando se producen alzas del petróleo suben éste y sus derivados, así como los precios de muchos otros artículos, influidos directa o indirectamente por él en la economía; pero cuando posteriormente se alinean los precios del crudo hacia la baja, aquellos que se incrementaron con el alza anterior no vuelven a su valor inicial, sino que se mantienen.
Dadas estas circunstancias de la economía chilena, y por la importancia del petróleo en los costos de los bienes producidos en el país, así como por la tradicional variabilidad de su mercado mundial, resulta conveniente establecer un fondo de estabilización de los precios domésticos de los combustibles.
Además de los beneficios macroeconómicos señalados, la elaboración de mecanismos de estabilización es consistente con una estrategia energética de reducción de la dependencia nacional del petróleo. Ella permite entregar una señal clara al sector productivo, pues en caso de que el precio internacional del hidrocarburo caiga por debajo de los niveles normales, los precios domésticos se ajustarán sólo parcialmente para reflejar ese hecho.
Lo anterior genera un incentivo a la inversión en proyectos de sustitución de energía, ya que disminuye la probabilidad de escenarios de precios de combustibles líquidos extremadamente bajos y, por ende, se reduce el riesgo de la inversión en tecnologías de sustitución del petróleo.
Ahora, ¿cómo operaría el Fondo?
El Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo se establece de un modo que sea autosustentable y fiscalmente neutro; es decir, en el largo plazo no estamos imponiendo un impuesto ni entregando un subsidio, sino sólo un mecanismo de estabilización de los precios que no tiene impacto sobre el presupuesto fiscal, ya que, en definitiva, los impuestos cobrados y los subsidios entregados se anularían.
Esta neutralidad se logra al consagrar en la iniciativa tres elementos básicos: primero, la utilización de los recursos del Fondo sólo en la estabilización de los precios del petróleo; segundo, la imposibilidad de obtener aportes fiscales adicionales a los que procedan por aplicación de los mecanismos consagrados en el proyecto; y tercero, la fijación de límites preestablecidos respecto del monto de reservas que se pueden acumular en el Fondo, de manera que no quede vacío ni tampoco supere los 400 millones de dólares.
El mecanismo de estabilización permite reducir las fluctuaciones de los precios domésticos de los combustibles mediante el establecimiento de subsidios e impuestos a los derivados del petróleo.
Para la operación del Fondo se define el precio de paridad, vale decir, el precio internacional como aquel que el país paga o recibe cuando transa petróleo en el exterior. Y se consignan, además, índices o precios de referencia intermedio, superior e inferior.
Los impuestos y subsidios, así como los aportes o retiros del Fondo, se fijan dependiendo de la relación entre los precios de paridad internacionales o sea, el precio en que se adquiere o exporta y los de referencia, de la siguiente forma:
a) Subsidios y retiros del Fondo
Si el precio de paridad es mayor que el de referencia superior, se estipula un subsidio a los productores e importadores igual al 100% de la diferencia entre el precio de paridad y el de referencia superior. Este subsidio posibilita establecer un precio techo o máximo igual al precio de referencia superior.
Simultáneamente, el Fisco retira del Fondo una suma equivalente a la del subsidio.
b) Zona de flotación limpia
Si el precio de paridad se encontrara entre el de referencia intermedio y el de referencia superior, no se aplicaría ni impuesto ni subsidio; es decir, no habría intervención de la autoridad, y el precio doméstico reflejaría el precio internacional. En este caso no se producirían retiros ni aportes al Fondo. No obstante, la autoridad podría eliminar esta zona de no intervención en el mercado fijando el precio de referencia superior igual al de referencia intermedio.
c) Impuestos y aportes al Fondo
Si el precio de paridad cae por debajo del precio de referencia intermedio, se aplican un impuesto y un aporte de recursos equivalentes al Fondo. El objetivo de ese impuesto es reponer los recursos del Fondo.
Existen aquí dos niveles:
El monto del impuesto por cobrar es de 40% de la diferencia entre el precio de referencia intermedio y el de paridad, si este último se encontrare entre el precio de referencia intermedio y el precio de referencia inferior. Esto significa que, frente a una caída moderada de los precios de paridad por debajo del precio de referencia intermedio pero por arriba del precio de referencia inferior, se traspasa al público consumidor el 60% de la reducción de los precios, y el 40% restante lo obtiene el Fisco, por la vía del impuesto, para recuperar el Fondo.
La segunda situación está referida a que si el precio de paridad cae, incluso por debajo del precio de referencia inferior, se aplica un impuesto de una tasa adicional del 70% sobre la diferencia entre el precio de paridad inferior y el precio de paridad. Es decir, para las reducciones adicionales de precios por debajo del de referencia inferior, el Fisco traspasa al consumidor sólo el 30% de la reducción adicional de precios, y el resto es recaudado para permitir la operación del Fondo.
Estos son el objetivo, la justificación y la operatoria que hemos ideado para enfrentar una situación extraordinariamente delicada, compleja y que afecta al país entero.
Pensamos que las bases de la economía nacional se mantienen en forma sana, a pesar de problemas heredados o, como el que estamos tratando, sobrevinientes.
Creemos que se están realizando los esfuerzos posibles por mantener los equilibrios macroeconómicos entre los cuales se halla precisamente la creación de este Fondo para estabilizar los precios internos del petróleo y de sus derivados y, al mismo tiempo, por sostener el programa social a que el Gobierno se comprometió con el país.
Nos parece que la solución propuesta en este proyecto aunque pueda parecer un poco compleja es operativa, factible y realista.
Por último, quiero destacar el hecho de que la Honorable Cámara de Diputados dio a esta iniciativa que es de interés nacional el tratamiento de un problema de Estado. Tanto es así que se produjo consenso. Hubo algunas abstenciones en un par de artículos, pero ni un solo voto en contra de ninguna de sus disposiciones.
En consecuencia, pido a los señores Senadores el más rápido tratamiento de este proyecto, porque es muy importante para el país. Y por eso el Gobierno lo calificó de "Suma Urgencia". Inicialmente se había pensado en solicitar "Discusión Inmediata". Pero, como la reacción de los Comités Parlamentarios de la Cámara de Diputados fue en el sentido de que ello les produciría problemas, por lo estrecho del plazo para estudiarlo y resolverlo, convinimos en cambiar esa calificación por la ya señalada, con el compromiso de tratarlo en el menor tiempo posible, dentro del plazo de la "Suma Urgencia", lo cual se realizó.
Confío en que, en la medida de las posibilidades de tiempo del Honorable Senado, se dé a esta iniciativa un trámite preferente y rápido.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor PIÑERA.-
Pido la palabra.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PIÑERA.-
Gracias, señor Presidente.
En primer lugar, quiero manifestar mi conformidad con la necesidad de establecer un Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo. Creo que, sin duda, éste es un tema de interés nacional. Y, tal vez por eso mismo, debemos ser capaces de aprobar un proyecto que atienda en forma adecuada ese interés. Por tanto, pienso que la "Suma Urgencia" con que está planteada la iniciativa no debe impedirnos corregir algunas deficiencias que, a mi juicio, tiene.
Incuestionablemente, la experiencia muestra que existe una asimetría en el efecto que alzas y bajas en el precio del petróleo tienen sobre el nivel de precios de la economía chilena: cuando el valor del crudo sube, tales precios se elevan rápidamente; por el contrario, al bajar aquél, éstos disminuyen con lentitud. En consecuencia, cualquier intento por establecer un Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo tendrá un impacto positivo en el sentido de reducir el ritmo de aumento de los precios, lo que es bueno para la economía chilena.
Y, en segundo lugar, los cambios en el valor del petróleo pueden producir alteraciones relevantes en las asignaciones de recursos que deciden las distintas unidades económicas de nuestro país. Como el precio del crudo ha mostrado, particularmente en los últimos tiempos, un grado de erratismo y variabilidad extremos, es muy importante distinguir entre las fluctuaciones permanentes en el precio del petróleo, las que sin duda deben ser introducidas como un elemento a la economía nacional, para que se adecue a tales modificaciones, y los cambios transitorios, que no conviene introducir plenamente al funcionamiento de la economía chilena.
Desde ese punto de vista, el Fondo de Estabilización propuesto en el proyecto tiene claras ventajas para nuestra economía.
Sin embargo, estimo que esta iniciativa adolece de ciertas deficiencias que es importante corregir.
El señor Ministro ha explicado la forma en que opera. Existen un precio de paridad que es el valor de mercado, de todos los días y tres de referencia, uno de los cuales es un precio techo. Cuando el precio de mercado supera ese precio techo, simplemente, el 100% del incremento es absorbido por el Fondo y no transmitido a la economía chilena. Al bajar el precio de mercado del precio de referencia a medio, el público se beneficia con el 60% de la baja, y el 40% restante va a acumular recursos del Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo. Y si el precio de paridad baja por debajo del precio inferior, el público se beneficia del 30%, y el 70% restante incrementa el Fondo.
Ahora, dicho Fondo parte con un monto de 200 millones de dólares, el que, según el proyecto de ley, puede incrementarse hasta 400 millones.
A continuación, deseo realizar algunas alusiones a los temas que, a mi juicio, deben ser corregidos.
En primer término, los precios de referencia establecidos en la iniciativa no tienen ninguna definición conceptual; no existe detrás de ello una definición, un marco. Entendemos perfectamente bien que los precios de referencia deben tener la flexibilidad de ser fijados por una autoridad, y no vamos a ser capaces de encontrar variables objetivas para determinarlos. Pero sí deben tener una definición conceptual, para comprender exactamente lo que están significando como mecanismo regulador del precio del petróleo interno.
En el proyecto se indica que estos precios de referencia deberán ser fijados por el Ministerio de Minería, con informe de la Comisión Nacional de Energía. Pero, como no existe ninguna definición conceptual para ellos, dicha Comisión, sin duda, tendrá que declararse incompetente. Porque, si se pide a alguien que informe la determinación de un precio de referencia sin ningún criterio establecido por el legislador, naturalmente que no puede hacerlo, puesto que es esencialmente un valor cuya fijación está sujeta a un juicio discrecional, sin un marco conceptual de la autoridad.
En consecuencia, una primera inquietud que surge de ello es que los precios de referencia pueden servir para muchas cosas. Y, al señalar esto, no estamos poniendo en duda la recta intención de la autoridad, del señor Ministro o de la Comisión Nacional de Energía para fijar dichos precios. Pero es importante que cuando el Senado apruebe el proyecto tenga algo que señalar conceptualmente es lo que corresponde a una ley con respecto al significado y sentido y precisar mejor en el contexto de la ley en trámite.
También hay problemas con los distribuidores, desde el punto de vista de que se pueden producir acumulaciones o desacumulaciones de stock de petróleo por parte de ellos. Por ejemplo, cuando ENAP anuncia en forma anticipada el alza del precio del combustible, sin duda que se produce un gran incentivo para que las distribuidoras acumulen, porque tienen la expectativa de ganancias en una venta futura. Sé que las ventas de ENAP están programadas con anticipación y que, por tanto, no es un mercado donde las decisiones se toman día tras día. Pero también es cierto que, cuando uno anuncia un aumento en el precio del petróleo, está creando los incentivos para que quienes pueden comprar petróleo barato a ENAP para venderlo caro al público lo hagan.
En consecuencia, creo que este problema de posibles transferencias entre el Fondo, que es público, y las empresas distribuidoras, que son privadas, también debe ser atendido.
Finalmente, estimo que el artículo 1° transitorio (dice: "Facúltase al Presidente de la República para transferir a la Empresa Nacional del Petróleo, por decreto del Ministerio de Hacienda, el que deberá ser suscrito, también, por el Ministro de Minería , con cargo a los recursos del Fondo, las cantidades necesarias para compensarla por los menores ingresos percibidos por ésta desde el mes de agosto de 1990 y hasta la entrada en vigencia de esta ley, como consecuencia de la política de precios aplicada a los combustibles.") contiene un mandato demasiado amplio. Aquí no se precisa cuánto es el máximo que se puede transferir.
Adicionalmente, comprendo que se trataba de una situación de emergencia, tras la cual hubo que reaccionar para evitar incrementos mayores en el precio del petróleo, y que no se contaba con un Fondo que podría haber resuelto el problema; por lo tanto, tal vez el único mecanismo era que ENAP subsidiara el precio. Pero me parece que el hecho de que una empresa pública subsidie y que posteriormente se le transfieran recursos sin límites constituye un precedente inconveniente.
En consecuencia, considero que el artículo 1° transitorio debe ser, o revisado, o simplemente eliminado.
Por esa razón, pensando que éste es un proyecto de interés nacional, lo cual significa que debemos efectuar un buen trabajo legislativo, quiero solicitar al señor Ministro que revisemos la calificación de "Suma Urgencia" que se le ha dado. Y, formalmente, pido fijar el lunes 26 del corriente, hasta las 12, como plazo para presentar indicaciones, respecto de las cuales desearíamos seguir conversando con autoridades de Gobierno, por estimarlas necesarias para que esta iniciativa, que tiene un objetivo permanente, cumpla cabalmente los propósitos con que ha sido planteada.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Lavandero.
El señor LAVANDERO .-
Señor Presidente , me correspondió tratar este proyecto en la Comisión de Hacienda, donde fue despachado con los votos favorables de la Honorable señora Soto , del Honorable señor Páez y del Senador que habla, y con la abstención de los Honorables señores Piñera y Romero , quienes expresaron su intención de incorporar algunas ideas destinadas a perfeccionarlo. De manera que cuando se realice la discusión particular se podrá contar, seguramente, con los antecedentes que ha mencionado el Honorable señor Piñera , además de otros derivados de algunas inquietudes que surgieron en ese organismo.
Quiero referirme a ciertas cuestiones de carácter general, respecto de las cuales muchos de nosotros tenemos dudas. Sabemos que el proyecto es beneficioso. No obstante ello, deseamos que, cuando la Comisión de Hacienda se aboque al estudio del segundo informe, ellas sean disipadas.
De acuerdo con la iniciativa, los distribuidores, no obstante estar percibiendo una subvención del Fondo que se está creando, podrían mantener altos precios del petróleo y de la bencina por litros, con lo cual se estarían trasladando los recursos de aquél directamente en beneficio de ellos y no de los consumidores.
El señor Ministro de Minería , por otra parte, señaló que el 60 por ciento de la energía del país es proporcionado por el petróleo. Esto significa que el 40 por ciento restante proviene del carbón y la energía hidroeléctrica. Y me gustaría conocer los porcentajes correspondientes a uno y otra, y también los proyectos encaminados a sustituir el petróleo elemento limitado, finito por esas dos fuentes energéticas.
Por otra parte, todos estamos conscientes de los problemas existentes en Santiago a causa del smog, la polución y el atochamiento de vehículos de la locomoción colectiva y del transporte en general. Pues bien, cuando se produzcan alzas del petróleo y el Gobierno ponga en aplicación este sistema, todo ese exceso de transporte y de locomoción colectiva serán favorecidos por las subvenciones que contempla el Fondo, en circunstancias de que lo que deseamos es reducir el parque automotriz.
Tal situación, señor Presidente , que no está suficientemente explicada en el proyecto, ha sido uno de los temas largamente debatidos en este último tiempo. Incluso, con ello de alguna manera se justificó el traslado del Congreso desde Santiago a Valparaíso. Sin embargo, por medio de esta iniciativa estamos subvencionando a quienes contribuyen a la contaminación en la capital.
Asimismo, señor Presidente , con relación a esta materia, formulamos algunas observaciones acerca del impuesto a la primera patente de los vehículos, que fue derogado por el Gobierno anterior, y que, según tengo entendido, rendía 200 millones de dólares. Y me parece que quienes deben pagar tributos como ése son precisamente los que usan el petróleo y la bencina. Ésta es una razón más para restituir tal gravamen y contribuir así al Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo.
En tal sentido, solicito oficiar al Ministerio de Hacienda para pedirle que realice un cálculo estimativo del rendimiento de ese impuesto sobre la base de que estuviera vigente y considerando el actual parque automotriz. Tal vez el Fondo, que parte con 200 millones de dólares, podría ser incrementado con el producto de un impuesto a la primera patente.
Por otro lado, me pregunto por qué el Gobierno no estimó necesario porque aquí se trata de evitar las fluctuaciones del mercado provocadas por el conflicto del golfo Pérsico o por los que en el futuro pudieren producirse crear este Fondo, no con los recursos del cobre, no con dólares, sino con una moneda más dura en la actualidad que el cobre y los dólares: el petróleo mismo. Se pudo haber formado el Fondo comprando a futuro una cantidad de crudo equivalente a 200 millones o a 400 millones de dólares en petróleo, estabilizando el precio tanto si sube como si baja.
Recuerdo que, cuando se inició el conflicto del golfo Pérsico , el precio del petróleo se elevó a cerca de 40 dólares el barril, para luego, cuando hubo esperanzas de que no se desataría la guerra, descender a 28 dólares. En esa oportunidad hicimos presente al Ministerio de Minería la conveniencia de asegurarnos hacia el futuro con compras extras de petróleo, para estabilizar su precio mediante un Fondo. Y por qué razón lo señalamos entonces? Porque cuando algunos Parlamentarios viajamos a Estados Unidos a tratar otros problemas, como los vinculados con las relaciones comerciales lo hicimos en contacto directo con los Senadores norteamericanos, las autoridades con que nos entrevistamos nos aseguraron que, cualesquiera que fueran las situaciones intermedias que se produjeran, guerra iba a haber, porque no se podría permitir que un grupo de individuos, instalados con un millón de soldados, controlara desde el golfo a las personas, el transporte, la calefacción, e incluso el nivel de vida. De manera que, más allá de la posibilidad de que devolvieran una parte del territorio invadido de Kuwait, el mundo se preparaba para asegurar la existencia de este bien que es el petróleo, que hoy día está usando la humanidad toda, y evitar que debido a la resolución de determinado país, el mundo entero quede condicionado por esa fuente energética.
Aquí se explicó y también allá que, de haber una guerra en el golfo, el precio del barril de crudo podría subir, no de 18 dólares, como estaba antes de la crisis, a 34 ó a 40, sino a 100 ó 120 dólares. Si tal estimación fuera la correcta, querría decir que, en tales circunstancias, el valor de este hidrocarburo y sus derivados en Chile se triplicaría o cuadruplicaría, sobre todo si se considera que sólo producimos el 15 por ciento de lo que consumimos, e importamos el 85 por ciento restante. Es uno de los diez países más afectados, por su posición geográfica, pues prácticamente todo lo que exporta debe enviarse a través del transporte, lo que, en esencia, significa combustible.
Quiero insistir para la historia de la ley en que tal vez habría sido mucho mejor que el Fondo se hubiese establecido, no con dólares, sino con el petróleo mismo. Por eso, deseo oficiar al Ministerio de Minería con el fin de que nos dé a conocer una aproximación de cuál habría sido la implicación del establecimiento de dicho Fondo en estas condiciones. No es necesario que nos proporcione hoy esos antecedentes, porque es complicado reunirlos y, seguramente, requiere estudios. Ojalá podamos contar con ellos cuando la Comisión de Hacienda se aboque al segundo informe de la iniciativa.
Creo que estas inquietudes merecen ser esclarecidas, por la gravedad del problema que pudiéramos soportar todos los chilenos. No se trata de tener a la vista una sola alternativa, como la que se nos ha propuesto. A falta de ninguna, es preferible la que estamos analizando. Pero hubiésemos querido disponer del tiempo y la asesoría necesarios para buscar la mejor.
Por las razones expuestas, seguiremos la recomendación de la Comisión de Hacienda en el sentido de aprobar el proyecto. No obstante, de ser posible, quisiéramos mejorarlo en el segundo informe. Por eso he solicitado los antecedentes necesarios que nos permitan optar por la mejor alternativa, o, de lo contrario, convencernos de las bondades de la que ahora debatimos.
Nada más, señor Presidente.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Su Señoría pidió algunos informes a los Ministros de Hacienda y de Minería, pero, para cursarlos, se requiere el acuerdo de la Sala, dado que no estamos en la hora de Incidentes, sino en la discusión general de un proyecto.
¿Habría acuerdo para enviar los oficios solicitados, en nombre del señor Senador?
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Cantuarias.
El señor CANTUARIAS.-
Señor Presidente , no voy a repetir las argumentaciones tanto del señor Ministro como de los Senadores que me han precedido en el uso de la palabra para explicar el funcionamiento del Fondo o parte de sus limitaciones. Rescato lo que puede constituir una reacción frente a un problema que afecta gravemente a la sociedad chilena. Pero es importante, en un debate amplio, examinar el mecanismo que se nos propone y, también, las soluciones alternativas.
En primer término, dejamos consignado que el Fondo cuya creación se sugiere es una de las posibles maneras de atenuar el traspaso de las fluctuaciones de la cotización internacional del petróleo a los consumidores nacionales. En este sentido, hago mías las restricciones y limitaciones explicadas por quienes ya intervinieron.
Desde un punto de vista general, debemos tener presente que el aumento del precio del petróleo, en lo sustancial, representa mayores ingresos al Fisco por dos vías: la mayor recaudación producto de los aranceles de importación, como resultado de precios más elevados para el mismo consumo; y los impuestos específicos aplicados a los combustibles.
Entonces, debemos considerar estos dos hechos en la posible estructuración de mecanismos alternativos al Fondo de Estabilización.
En efecto, para un precio entre 35 y 40 dólares por barril, el impuesto específico a los combustibles representa 13,6 dólares para las gasolinas, y 8,3 para el diesel, porcentajes gravitantes en la composición de los precios que finalmente se traspasan al público. No sé si logro explicarme bien: el Fisco obtiene mayores ingresos, cuando el precio del petróleo aumenta, por concepto de cobro de aranceles a la importación del combustible, y por su comercialización, también sujeta a los impuestos señalados.
Por lo tanto, existen mecanismos alternativos. Uno consiste en disminuir gradualmente, frente a mayores precios del crudo, por lo menos los impuestos específicos. Otro podría ser el señalado por el Honorable señor Lavandero: establecer un Fondo con el propio petróleo, en lugar de constituirlo en dólares.
Para no alargar excesivamente la discusión, hago mías las observaciones tendientes a considerar otras opciones y a debatir más exhaustivamente la materia.
En consecuencia, requiero formalmente la modificación de la urgencia del proyecto, de modo que nos permita, fundadamente, incorporar o descartar las alternativas señaladas, o eventualmente, preparar una normativa que considere diversas medidas y garantice en mejor forma el objetivo perseguido: atenuar el efecto de la fluctuación de las cotizaciones internacionales de petróleo sobre la economía de cada uno de los hogares del país.
Pero lo enteramente inadmisible es consignar en el artículo 1° transitorio la transferencia a ENAP de recursos para compensarla por los menores ingresos percibidos como consecuencia del aumento de precios del crudo.
Intenté obtener algunas informaciones, considerando que ENAP estaría perdiendo dinero en dos empresas de su "holding": RPC, situada cerca de aquí, y PETROX, de mi zona. La respuesta fue que, efectivamente, han obtenido menores ingresos por efecto de los mayores precios. Pero me han informado de resultados favorables: una de esas compañías enfrentó dicha alza con un ligero sobrestock, lo que en términos operacionales, contables y financieros no significa resultados desfavorables. Lo expuesto me lleva a concluir formularé la indicación en el momento oportuno que debe suprimirse el artículo 1° transitorio, que pretende compensar a ENAP por sus posibles pérdidas desde una fecha anterior a la vigencia de la ley en estudio. Si vamos a crear un Fondo que persigue disminuir el impacto de las variaciones de precios del combustible, ese efecto debe empezar a regir a contar de la publicación de la ley.
La información que acabo de dar a conocer repito la obtuve de las empresas señaladas. ENAP no contestó a los requerimientos que en ese mismo sentido le hice.
Agradecería mucho que se considerara la posibilidad entiendo que no es materia de consulta a la Sala de que el señor Ministro retirara la urgencia para permitir que estas modestas ideas y otras ya expresadas aquí puedan debatirse adecuadamente. Aunque compartimos en lo sustantivo los propósitos del proyecto, estimamos que sus instrumentos y los cuidados que requiere su aplicación deben ser mejorados.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prat.
El señor PRAT.-
Señor Presidente , el proyecto que estamos analizando se ha presentado por la conjunción de dos circunstancias muy diferentes: una, el alza puntual del precio del petróleo en el mercado internacional, que está afectando gravemente a nuestra economía; y otra, paralela a la anterior, el aumento del valor del cobre, generando excedentes que no teníamos previstos. El Fondo que se propone crear pretende aplicar automáticamente estos excedentes para subvencionar temporalmente el precio interno del petróleo.
Considero que en esta materia se hallan involucrados planteamientos muy de fondo respecto de lo que debe ser una prudente y eficiente administración de los recursos del Estado. Éstos, que de por sí son escasos particularmente en los países como el nuestro, deben usarse de la manera más eficiente posible, focalizándolos en especial hacia el sector más necesitado de ayuda estatal. A la vez, debe procurarse que la intervención del Estado no afecte la racional y sana asignación de recursos que realiza la sociedad.
Me pregunto si, en lo que se refiere a los recursos del cobre de que disponemos, el proyecto cumple con esos planteamientos básicos. Me temo que no. Por el contrario, se están utilizando para subsidiar el consumo de petróleo. Se dice que éste no constituye subsidio porque a la larga deriva en un fondo neutro desde el punto de vista fiscal. Me pregunto si es o no subsidio un préstamo de 200 millones de dólares para el que consume petróleo, sin tasa de interés ni fecha de retorno, y con la seguridad, además, de poder usarlo cuantas veces lo necesite.
Ocupar 200 millones de dólares a través de ese Fondo es, evidentemente, un subsidio que, adicionalmente, beneficiará a quienes más gastan petróleo, los que está demostrado técnicamente se concentran en el quintil más rico de la población. Siempre el Estado, en el uso de sus escasos recursos, debe tender a solucionar los urgentes problemas de los más necesitados y verificar si esos fondos les llegan efectivamente a ellos o a quienes menos lo requieren.
Por ejemplo, hay subsidios como el de cesantía que son eficientes porque se ha demostrado que el cero por ciento llega al quintil más rico de la población; en cambio, hay otros muy ineficientes, como el subsidio maternal, en que los recursos que el Estado destina para financiarlo llegan, en un 63%, al quintil más rico de la población.
Yo me pregunto: ¿qué parte del subsidio que se generará a través del Fondo que se crea recibirá el quintil más rico de la población, que es, precisamente, el que tiene una agregación más fuerte por concepto de adquisición de petróleo dentro de su gasto mensual? Porque el Fondo no focaliza; es regresivo. Además, engaña a las actividades productivas impidiendo que prosperen las que ahorran más petróleo; apaga la creatividad por buscar nuevas fuentes de energía; da señales muy equívocas en el mundo actual, en que existe una economía moderna, donde debe buscarse, también, el aspecto positivo de los problemas.
Cuando se producen grandes alzas de precios en determinados elementos que consume la población, ésta despierta y ajusta sus conductas. ¡Y es positivo que esto suceda! Pero con el mecanismo propuesto se le está dando un somnífero a la población. ¡Y eso es malo!
Quiero hacer un alcance a dos aspectos de intervención del Estado que pudieren confundirse y, de esa manera, validar este tema del Fondo: las bandas de precios y las sobretasas arancelarias, muy de moda hoy día en que se están abordando materias estrechamente relacionadas.
No deben confundirse las bandas de precios que se aplican a la agricultura con el Fondo cuya creación se propone. Las bandas de precios involucran a productores nacionales y están destinadas a proteger su actividad, relativa a bienes alimenticios básicos. Y, como se trata de productores nacionales no del golfo Pérsico, comprenden, asimismo, a los consumidores del país.
Las bandas de precios concilian la conveniencia del consumidor de estar abastecido con fluidez, independientemente de las fuertes fluctuaciones del mercado, que, de no contarse con una base de producción nacional, incidirían en la disponibilidad de esos bienes al interior del territorio; concilian, a la vez, la conveniencia del productor, que para abordar un cultivo compromete insumos cuantiosos y contrata créditos, con un riesgo comercial que sería excesivo de no existir una seguridad de precios; y concilia, igualmente, la conveniencia del país de mantener una industria básica funcionando, que genera empleos, con la mantención del desarrollo en el sector rural y con la seguridad estratégica que obliga a contar con una producción alimentaria básica.
Las bandas de precios no se abstraen del mercado y del precio internacionales. De hecho, año a año se ajustan el piso y el techo de ellas a ese precio internacional. Por tanto, no implican protección, ni tampoco inciden si están bien fijadas en una asignación adecuada de recursos de la economía.
Por otra parte, la sobretasa arancelaria es el mecanismo tendiente a proteger la producción nacional de la importada que recibe subsidios en los países de origen. Consiste en aplicar una sobretasa que lleva el precio de importación a un mínimo igual al precio menor del mercado no subsidiado.
Ni las bandas de precios ni las sobretasas arancelarias emplean recursos del Fisco. En consecuencia, son absolutamente distintas del Fondo. Este ocupará recursos excedentarios del cobre, que, si no existieran, no habría sido posible financiarlo; pero como existen, deberíamos pensar cómo usarlos mejor para atender focalizadamente las necesidades más urgentes del país.
Yo me pregunto: no será más adecuado destinar esos mayores recursos, por ejemplo, al pago del dividendo habitacional de quienes quedan cesantes; o, en fin, a solucionar tantos otros problemas de la población que consume menos petróleo que los pudientes?
Creo que el asunto que hoy día nos ocupa debe ser resuelto de otra manera. El déficit producido en la ENAP fue motivado por la desacertada política de no afrontar, con la valentía que un país requiere de sus autoridades, las realidades comerciales del mundo en que vivimos; diferir el alza del precio del petróleo por un tiempo mucho más prolongado que el prudente; y, además, incurrir en el grave error de anunciar el alza veinte días antes que se produjera, permitiendo que los intermediarios compraran mayores cantidades y se sobreabastecieran, provocando, así, un serio daño al Fisco. Ahora ENAP tiene un déficit que debemos analizar y finalmente resolver con una reasignación presupuestaria.
Respecto de cómo suavizar o atenuar el efecto que el alza de los combustibles está produciendo en el país, existe un primer mecanismo elemental: rebajar los impuestos específicos que los gravan y encarecen mucho más allá de lo conveniente.
Por último, considero que los recursos disponibles por el mayor precio puntual del cobre deberían utilizarse en ayudas focalizadas a los sectores más desprotegidos e, incluso, en paliar los efectos originados por la misma alza del precio del crudo mediante un bono de locomoción, u otro.
Se habla de la incidencia del petróleo en el IPC. En primer lugar, hay que hacer la salvedad de que los aumentos puntuales no significan inflación. Porque la inflación se define como "un alza sostenida o persistente de los precios". Un incremento puntual implica un cambio de precio que afecta el índice inflacionario por una vez. Los ciclos significan alzas. Y como son ciclos, también involucran bajas. Actualmente a nivel nacional el petróleo se vende lo ha dicho el señor Ministro en alrededor de 34 dólares el barril; y a nivel internacional, entre 32 y 34 dólares. Vale decir, nosotros ya hemos pagado el costo del alza. Entonces, permítase a la población recibir el beneficio de la eventual baja. Y si hay guerra, no me cabe duda de que lo primero que reventará será el Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo.
No puedo estar de acuerdo con Su Excelencia el Presidente de la República , quien, al anunciar desde la ciudad de Valparaíso el envío al Parlamento de este proyecto, señaló que, no obstante la existencia de dicho Fondo, en Chile nunca más la bencina costaría cien pesos. Y yo quiero que vuelva a costar cien pesos.
Por eso, votaré en contra de esta iniciativa, y solicitaré al Ejecutivo que estudie una iniciativa conceptualmente diferente, que permita ocupar los recursos del cobre en atender las necesidades de la población originadas por la crisis del petróleo.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz De Giorgio.
El señor RUIZ (don José) .-
Señor Presidente , señores Senadores, estamos tratando un tema de no fácil solución técnica.
Aquí he oído muchas sugerencias que responden a la buena intención de los señores Senadores. Sin embargo, en el mundo las cosas no se dan en forma tan simple. Los países no ajustan el precio del petróleo al consumidor según las variaciones de su cotización internacional, sino tratan de idear mecanismos para amortiguar el impacto en sus economías. Esto es una realidad. Basta ver lo que ocurre en Estados Unidos, en los países europeos y para qué decir! en los latinoamericanos.
Nosotros podemos teorizar; pero hay una realidad: cuando sube el precio del crudo, muchas otras cosas el señor Ministro lo acaba de decir con mucha claridad también aumentan de precio. Pero cuando la ENAP determina plegarse a disminuciones de valor en el mercado internacional, ellas no se traducen en rebajas para el consumidor, porque una parte queda en las compañías distribuidoras, y la otra, que va a las empresas de transportes, y a las industrias que consumen ese combustible y, por consiguiente, disminuyen sus costos, no se traspasa al consumidor.
Ésa es la realidad. Debemos asumirla y proponer respuestas reales, no teóricas.
Creo importante mantener los impuestos que hoy gravan al petróleo. ¿Por qué? Porque en Chile y en esto coincido con muchos señores Senadores debe desincentivarse su uso. No podemos estimular el consumo de un producto escaso, que el país debe importar. Tenemos que mantener la tributación que lo afecta para incentivar la búsqueda de fuentes alternativas de energía.
Nadie puede dejar de reconocer que el proyecto en estudio no plantea un sistema permanente para el manejo del petróleo en el país, sino un mecanismo para enfrentar emergencias como la actual, la que, incluso, puede agravarse.
Es cierto que, si se desata la guerra, este Fondo, u otro, no resistirían. Y también es verdad que, sin excedentes del cobre, hoy no sería factible financiar el Fondo y deberíamos resolver el problema mediante otras vías. Pero el país dispone de recursos para crear el Fondo. El Gobierno, pensando en el bien común, en la tranquilidad de la población y en la estabilización de la economía, presentó este proyecto y pide apoyo del Parlamento para su aprobación.
La proposición contenida en el artículo 1° transitorio en el sentido de devolver a la ENAP las cantidades que utilizó para evitar el traspaso a los consumidores de las alzas producidas en este tiempo, como consecuencia de la política de precios aplicada a los combustibles, tiene que ver con otro elemento importante. Hemos dicho que las empresas del Estado deben ser eficientes; pero ninguna puede pretender serlo si se les exige un sacrificio más allá de lo normal. Si la Empresa Nacional del Petróleo empleó sus propios recursos para no gravar excesivamente a la población, es decir, para cumplir una función social, es preciso compensarla por sus menores ingresos, a fin de permitir su funcionamiento regular y su desarrollo.
Por lo tanto, considero que la iniciativa responde a la aspiración de los chilenos de tener una economía equilibrada, sin vaivenes ni sobresaltos en su desenvolvimiento. Es una respuesta adecuada. Y aunque probablemente es una normativa perfectible, nadie podría desconocer que plantea una solución racional y no dogmática. Por lo demás, en el transcurso de la discusión particular podrán formularse las indicaciones que los señores Senadores estimen pertinentes.
El Honorable señor Piñera ha hecho presente dudas razonables sobre ciertos parámetros relacionados con el ámbito de las atribuciones que se entregan al Gobierno. Me parece un aporte positivo, en términos generales. Debemos perfeccionar este instrumento legal la Cámara de Diputados unánimemente lo estimó conveniente que obedece a una permanente política del Gobierno: promover el bien común.
Finalmente, deseo manifestar que debemos tener una actitud positiva. A mi juicio, no es correcto plantear el reemplazo de este Fondo por subsidios, porque son cosas totalmente distintas. Si queremos discutir sobre subsidios, hagámoslo. Y yo podría mencionar otros gastos que debe efectuar el Gobierno. Pero éste no es el momento de hacerlo. Si se insiste en ello, en una sesión especial podríamos debatir acerca de los subsidios y gastos que debe afrontar el Estado, y quizás podrían surgir novedades.
Debemos centrar nuestra atención en el mecanismo propuesto, cuyo despacho es urgente porque pueden presentarse, en el corto plazo, exigencias que determinen la aplicación del Fondo. De otra manera vamos a obligarlo a que lo use en forma arbitraria, porque actualmente él posee los mecanismos suficientes para buscar una forma de regular el precio del petróleo; sin embargo, está sometiendo la materia al conocimiento del Parlamento para que esos mecanismos sean discutidos y el país sepa de qué forma se están gastando los recursos del Estado.
He dicho.
El señor PÉREZ.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pérez.
El señor PÉREZ .-
Señor Presidente , con este proyecto de ley, hay que hacerse una pregunta de fondo: ¿es positivo o negativo que los vaivenes del precio del petróleo se reflejen tal cual o se amortigüen en el mercado interno?
No estamos aquí frente a una distorsión de precios, sino ante una compensación de ellos en el tiempo. Tampoco corresponde hablar de un subsidio. Porque podríamos hablar de un impuesto, dependiendo de si se usan bien los criterios conceptuales que el Senado incorporará a la iniciativa para fijar los precios de referencia. También depende de los criterios que use la autoridad para aplicarlos, lo que, desde el punto de vista de las Cuentas Nacionales o fiscales significa que estaríamos frente a un punto neutro, es decir, compensando eventualmente subsidios con impuestos.
Estimo que el hecho de amortiguar los vaivenes que pueda sufrir el precio del petróleo permite a los agentes económicos planificar sus actividades, y eso es positivo para el desarrollo del país.
En el Gobierno anterior se aplicó un criterio parecido en el caso del cobre, cuando éste bajó de 60 centavos de dólar la libra; y se creó un Fondo de Compensación de Precios que significó que ENAMI salvara a la pequeña minería.
Lamento discrepar de lo dicho por el Senador señor Prat respecto del análisis que hizo sobre la significación que puede tener el subsidio en la ley en proyecto.
Aquí existe un problema de fondo que dice relación, en primer lugar, a la política por seguir en torno de los precios del petróleo en el interior del país. En segundo término está lo planteado por el Honorable señor Piñera : el criterio conceptual con que el Senado va a definir los precios de referencia y el criterio con el cual la autoridad va a aplicar ese concepto.
Señor Presidente , agregaré dos planteamientos que me parecen importantes entre otros de definir. Uno dice relación a que no se percibe en el proyecto la manera de impedir la reexportación del petróleo si el precio de paridad base es mayor que el precio de referencia superior; y, otro, a lo expresado por el Honorable señor Cantuarias , en cuanto a la eliminación del artículo 1° transitorio que pretende compensar a la Empresa Nacional del Petróleo por las posibles pérdidas que tuvo en el tiempo anterior a la entrada en vigencia de la ley en estudio.
En todo caso, dejo constancia de que aprobaré este proyecto en general.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.
El señor GAZMURI.-
Señor Presidente, pido que se cierre el debate y se proceda a la votación en general del proyecto.
Hay varias cuestiones que es indispensable profundizar en la discusión de esta iniciativa y me habría gustado debatirlas más detalladamente; sin embargo, tendremos la oportunidad de hacerlo dentro de poco tiempo cuando se discuta el proyecto en particular, con indicaciones concretas que, efectivamente, tiendan a mejorarlo en algunas cosas que se han observado, básicamente todo lo relacionado con los mecanismos que siempre son muy complejos y muy técnicos de la fijación de los precios de referencia y de los márgenes hacia arriba y hacia abajo. En fin, ya que vamos a hacer una discusión particular, nos reservaríamos las opiniones sobre las cuestiones de fondo que están planteadas aquí: subsidios, política fiscal, si es neutro o no, asignación del gasto, etcétera, materias sobre las cuales considero que se dijeron bastantes cosas imprecisas; pero, como tendremos la oportunidad de discutirlas posteriormente, pido que se cierre el debate.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Navarrete.
El señor NAVARRETE .-
Señor Presidente , me gustaría que el proyecto quedara despachado definitivamente hoy día; pero aprecio que no existen las condiciones necesarias para ello.
Entiendo que el Gobierno, cuando envió el proyecto calificado de "Suma Urgencia", lo hizo en el bien entendido de que con ello contribuía a aminorar algunos efectos nocivos para nuestra economía. Lamentablemente, problemas muy legítimos de apreciación técnica que dicen relación a conceptos de parte de algunos señores Senadores, influyeron para que la iniciativa no se aprobara en su totalidad, de manera que la discusión en particular deberá efectuarse más adelante, en el bien entendido de que el Gobierno retire la calificación de "Suma Urgencia" para que ello sea posible.
Por lo tanto, me limitaré a destacar la intervención del Senador señor Gazmuri en el sentido de poner término al debate y permitir si la Sala está de acuerdo que sea aprobado en general.
El señor VALDÉS ( Presidente ).-
Antes de proceder a la votación del proyecto, me permito sugerir al señor Ministro de Minería que tuviera a bien retirar la urgencia calificada de "Suma", para poder recibir las indicaciones que correspondan a los planteamientos que aquí se han señalado hasta el día 26 en la mañana, en el entendido de que el Senado lo despacharía a más tardar el día 28 de noviembre.
¿Estaría de acuerdo, señor Ministro?
El señor HAMILTON ( Ministro de Minería ).-
Señor Presidente , entiendo la acumulación de trabajo que ha tenido el Senado en estos últimos días y la dificultad habida para discutir algunas de las observaciones que el proyecto les ha merecido a algunos señores Senadores.
Por otro lado, realmente, si se pidió urgencia a este proyecto es porque se estima que es muy importante contar con este instrumento a la brevedad.
De acuerdo a las circunstancias y dadas las observaciones formuladas en la Sala, sería partidario de acoger el procedimiento sugerido por el señor Presidente , de manera que el Gobierno retire la urgencia y se disponga de un plazo hasta el día 26 del mes en curso para formular observaciones por escrito al proyecto y, asimismo, que la Corporación se comprometa a despacharlo en particular después de aprobarlo ahora en general, como confío el día 28 próximo.
El señor VALDÉS (Presidente).-
Estaríamos de acuerdo.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
Si no se pide votación, se dará por aprobado en general.
¿Hay acuerdo?
Acordado.
El señor PRAT.-
Con mi voto en contra.
--Se aprueba en general el proyecto, con el voto en contra del Honorable señor Prat.
"
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