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- rdf:value = " SÉPTIMAS JORNADAS DE REGIONALIZACIÓN
El señor RÍOS.-
Señor Presidente, el domingo pasado en esta ciudad, y más concretamente, en la Universidad Federico Santa María, se celebró la reunión de clausura de las Séptimas Jornadas de Regionalización, auspiciadas por la Corporación para la Regionalización de Chile, en las que participaron todas las corporaciones que persiguen tal objetivo.
Estas Jornadas, presididas por el titular de dicha Corporación, don Claudio Lapostol, han proporcionado antecedentes muy importantes para el desarrollo futuro; han recordado algunos aspectos básicos en la Administración Superior del Estado, y, al mismo tiempo, han abierto caminos acerca de todas aquellas acciones que los chilenos esperamos desarrollar en el futuro para lograr el tan ansiado y lógico crecimiento armónico de nuestro país.
La verdad es que, en el transcurso de toda la campaña electoral, todos los partidos políticos e igualmente las expresiones de todos los candidatos a la Presidencia demostraron permanentemente un interés respecto del tema.
La gente de las Regiones ha estado observando en los últimos años un crecimiento desusado de Santiago. Ha visto que la gran inversión en materia de desarrollo social, de infraestructura urbana, y otras, se está realizando constantemente en la capital. Es obvio, entonces, pensar que muchas de las aspiraciones e inquietudes de esos hombres y mujeres no pueden en definitiva concretarse, porque gran parte de los recursos provenientes del esfuerzo de trabajadores, empresarios, profesionales y técnicos de las Regiones se invierte en otros lugares, y fundamentalmente en Santiago.
Al respecto, señor Presidente, hay algunos antecedentes que es muy importante que sean conocidos por el Senado y por el país.
Por ejemplo, quién sabe si uno de los desarrollos más interesantes y atractivos es el que ha alcanzado la actividad forestal, con posibilidades de incrementarlo en el futuro. El decreto ley N° 701, de 1974, creó los caminos, las alternativas, para lograrlo, de modo que hoy día Chile es, a nivel mundial, el primer país en materia de reservas de pino radiata y de pino insigne, con la perspectiva de exportaciones que van a superar los mil quinientos millones de dólares en los próximos seis años.
Todo ese gran desarrollo, que en la actualidad proporciona trabajo a más de 150 mil personas en forma directa, y a una cifra estimada de otras 150 mil, en forma indirecta, principalmente en las Regiones Séptima, Octava, Novena y Décima -y muy especialmente en la Octava Región, donde se encuentra el 50 por ciento de las reservas forestales de pino radiata-, se ha logrado a través del texto legal que señalé y con una inversión estatal de tan sólo 65 millones de dólares. Como alguien dijo en una oportunidad, ha sido la mejor inversión que Chile ha realizado, por sus proyecciones laborales y económicas.
Ahora, ¿cuánto se ha invertido en Santiago, por ejemplo, en la construcción del Metro? Si quisiéramos emprender esa obra hoy día, con sus dos líneas, ello implicaría una cantidad del orden de los mil 650 millones de dólares. Esto significa, para que el país y el Senado entiendan mejor la magnitud de tal cifra, algo así como la construcción de 300 mil viviendas. Es decir, creo que cada vez que analicemos -tal como se señaló en las Jornadas- el problema de la regionalización vamos a tener permanentemente presente las cifras y antecedentes que se dieron a conocer, por ser realmente importantísimos para cualquier análisis futuro.
En seguida, son muy relevantes algunos acuerdos planteados en esas reuniones. Uno de ellos está referido a la necesidad de que las Regiones tengan personería jurídica, a fin de que, en definitiva, puedan manejar sus presupuestos y se cree en el futuro cercano un fondo tributario regional, con el objeto de que parte de los impuestos que pagan y los ingresos fiscales que proporcionan sirvan para ir descentralizando y abriendo, como digo, los caminos necesarios para el cumplimiento de las aspiraciones de los jóvenes y de todos sus habitantes.
Un segundo aspecto muy trascendental dice relación a apoyar la permanencia del Congreso en Valparaíso, sobre todo, señor Presidente, porque en alguna forma es un símbolo de descentralización. Constituye una expresión muy importante de ésta. No se trata de que exista una empresa o un servicio más en una Región determinada: ¡es un Poder estatal que no está ubicado en Santiago! Ello permite en alguna forma ir descentralizando -repito- toda la actividad, incluso en la Administración Superior, en el desarrollo de nuestro país.
Otro punto también muy relevante dado a conocer en las Jornadas es el señalado por los regionalistas en torno de la futura reforma municipal, en el sentido de que lo fundamental es que cualquiera enmienda, o cualquier estudio, o cualquier análisis respecto de esa materia, debe necesariamente discutirse y observarse en un contexto más general. Pareciera muy difícil, como es obvio -y yo sostengo lo mismo-, crear alternativas para ampliar la democracia, por ejemplo, dentro de la municipalidad, si esto no va unido también a la entrega de recursos, a fin de que exista un desarrollo más homogéneo, no sólo en el aspecto de la generación de las autoridades, sino también en lo relativo a la responsabilidad que ellas asumen, como alcaldes o como concejales, ante la obligación de desarrollar actividades sociales, urbanísticas, etcétera, dentro de sus respectivas comunas.
Se trata de consideraciones muy necesarias, señor Presidente. La verdad es que hoy día las Regiones no están dispuestas a mantener la actual estructura en la Administración Superior del Estado, ya que definitivamente se sienten postergadas al no recibir, a pesar de todo el trabajo y las realizaciones que llevan adelante, los beneficios adecuados -repito- para ampliar y abrir los caminos que permitan cumplir las expectativas, metas y objetivos que cada uno se ha puesto en la vida.
Ahora, lo más destacado, a mi modo de ver, de estas Jornadas -al margen de los tres acuerdos que he señalado, de entre los siete que se dieron a conocer- fue el discurso del Presidente de la República, don Patricio Aylwin.
Y era muy importante conocer su opinión, porque en su Mensaje del 21 de mayo, en el cual dio cuenta a la Nación de aspectos trascendentales de su Gobierno y proyectó muchas actividades hacia el futuro, es verdad que no expresó mayores consideraciones en torno del tema de la regionalización; es verdad que en las tres horas y diez minutos de su discurso realmente esa materia pasó inadvertida. Es cierto, entonces, que sus palabras eran muy relevantes en este momento.
En esta oportunidad el Jefe del Estado formuló anuncios fundamentales para el país. Por ejemplo, dijo haber observado, por las informaciones que ha recibido, que el 80 por ciento de la inversión futura se va a realizar en Regiones y tan sólo el 20 por ciento en Santiago.
Eso es muy interesante. Lo esencial es conocer cuáles son esas inversiones, dónde se van a llevar a cabo y qué criterios se van a aplicar, a fin de ir enterándonos también de algo básico dentro de cualquier proceso de descentralización: la creación de polos de desarrollo. Y si ellas van a estar dirigidas a lo que es infraestructura urbana; a todo aquello referente a desarrollo propiamente tal, en cuanto a la creación de empresas; o a acciones dentro del campo forestal o minero. Se trata de cosas muy importantes.
El Primer Mandatario expresó también su deseo e interés por ir avanzando en la descentralización de Chile, e invitó a las personas que organizaron este simposio, esta conferencia acerca de los temas regionalistas, a incorporarse al desarrollo de acciones junto con el Gobierno en torno de este fundamental y trascendental tema.
Al respecto, hay numerosos antecedentes que se podrían entregar y muchas cosas que corresponden, no sólo a lo que es la acción del Gobierno, sino más bien a la actitud de un pueblo en torno a este tema. Y lo interesante es que dicha actitud, al menos desde mi punto de vista, ya se está manifestando en el país. Y se está entendiendo muy seria y profundamente que, si no existe en Chile un desarrollo armónico, al margen de destruirse la calidad de vida de esos 4 millones y medio de personas que habitan en Santiago -ella es día a día peor, con expectativas de mejoría cada vez más negativas y con mayor desesperanza en cuanto a la solución de los gravísimos problemas del smog, del transporte urbano, etcétera-, los más perjudicados serán, curiosamente, aquellos que han recibido un mayor porcentaje del gasto del Estado en los últimos años.
Santiago ha crecido en forma impresionante. Tan solo en 1968 su población aumentó en 8,5%, lo que equivale a cerca de 300.000 nuevos habitantes.
En una conversación que sostuvimos en la Comisión de Vivienda, el señor Ministro del ramo manifestó que, según antecedentes de la Secretaría de Estado a su cargo, la migración desde provincias hacia la Capital se ha detenido. Es una muy buena noticia. Sin embargo, el problema debe ser examinado con mayor profundidad.
Cabe recordar que en una reunión de Comités, donde el propio Presidente del Senado, Honorable señor Valdés, hizo presente la necesidad de que esta Corporación se abocara en lo futuro al análisis global de algunos temas importantes, el de la regionalización se consideró uno de los más relevantes y trascendentes.
Quién sabe si sería necesario hacerlo luego: primero, analizando el discurso del Presidente Aylwin, que tiene expresiones muy interesantes sobre este tema; segundo, conociendo todos los trabajos sobre regionalización que se han llevado adelante; tercero -esto es muy importante-, determinando las proyecciones de la inversión y las estructuras administrativas que este Gobierno se procura dar o que los Parlamentarios pretenden entregar al país con el fin de concretar un plan destinado a convertir la década del 90 en la de la descentralización de Chile, dándose así el paso más relevante y trascendente para devolver a los 4 millones y medio de habitantes de Santiago expectativas de mejor vida y, fundamentalmente, para lograr en Regiones la realización de cada persona, en el campo laboral, en el mismo lugar donde vive.
Por eso, señor Presidente, solicito que la Mesa tenga presentes estos aspectos; lo señalado en las Séptimas Jornadas de Regionalización, y lo tantas veces mencionado por cada uno de los Parlamentarios que representamos Regiones en el sentido de seguir fortaleciendo actividades que permitan a éstas un mejor desarrollo.
Creo que para nosotros, los Senadores, en nuestra función y en la responsabilidad de colaborar con el Poder Ejecutivo en determinadas materias, este tema adquiere la mayor trascendencia. Chile entero está esperando conocer nuestras opiniones, y, naturalmente, debemos entregarlas con la mayor brevedad.
Muchas gracias, señor Presidente.
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