-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670370/seccion/akn670370-ds5
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3080
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/reforma-tributaria
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/tributos
- rdf:value = " REFORMA TRIBUTARIA
El señor FREI (don Eduardo).-
Señor Presidente, Honorables colegas del Senado:
Estamos a pocas horas de que ingrese al Congreso el proyecto de reforma tributaria enviado por el Ejecutivo, para su discusión, perfeccionamiento y posterior aprobación.
Estimo conveniente plantear ante esta Honorable Sala algunas reflexiones sobre el conjunto de dicha iniciativa. Las creo necesarias porque las variadas opiniones que hemos escuchado en el último tiempo sobre tal reforma pueden oscurecer algunos de sus rasgos más centrales.
Quiero destacar que este proyecto de reforma tributaria no habría ingresado al Parlamento de no mediar una voluntad nacional y soberana que optó por un esquema político-económico diferente del aplicado por el Régimen anterior.
Al triunfar la Concertación y asumir don Patricio Aylwin la Primera Magistratura , el país estaba señalando que se inclinaba por un equipo de Gobierno que buscaba sintetizar crecimiento económico y modernización con equidad y justicia social.
Expresaba, asimismo, el rechazo a quienes sostenían que el puro crecimiento económico bastaba para resolver el problema de los más pobres de nuestro país. En esa oportunidad, también se manifestó el anhelo de que la insensibilidad social y la prepotencia frente al mundo trabajador dejaran de ser el estilo de los conductores de la política económica.
El Programa de la Concertación planteó con claridad que el aumento del gasto social que involucraba su opción por los más pobres sería financiado en gran parte por un incremento de la carga tributaria. Aun a riesgo de perder votación, ello se expuso y defendió públicamente, sin demagogias. Podemos recordar a los principales personeros de la candidatura que proyectaba el Régimen anterior contraargumentar esta idea, dedicando en el curso de la campaña más de un spot televisivo al tema.
El referido proyecto, entonces, refleja la voluntad honesta, franca y consecuente del Programa de la Concertación. Este ha sido siempre nuestro pensamiento.
Pero dicho rasgo, siendo aun central, no agota las características de la legislación en proyecto.
La propuesta de reforma nace en un marco de acuerdo. El mismo espíritu que posibilitó conformar las actuales Mesas del Congreso ha animado al Ejecutivo a establecer criterios comunes en materia tributaria con otras fuerzas políticas y organizaciones gremiales.
Este marco básico, más que menoscabar nuestra función como parlamentarios, nos ayuda a efectuar una discusión seria y respetable en una materia que puede tener fronteras muy imprecisas.
La ronda de conversaciones previas a la presentación de la iniciativa muestra que nuevamente estamos en democracia. Atrás quedó el tiempo cuando la gente se enteraba de las medidas al ser publicadas en el "Diario Oficial" y en que no se sabía quién las planeaba y ejecutaba.
Hoy vemos de nuevo que autoridades con rostro concreto asumen una propuesta y, también, cómo se discute y se discrepa de ella, aun por quienes en teoría debieran apoyarla.
El debate que iniciamos es quizás el primer ejercicio democrático que se realiza en mucho tiempo sobre una medida económica. Todos los que luchamos para que esto ocurriese algún día, hoy, sin duda, nos alegramos.
Pienso, asimismo, que este debate ha aumentado y seguirá aumentando la conciencia de que los pobres necesitan una contribución urgente y solidaria, de todos, hoy, y no mañana.
Constatamos que esta conciencia, que en su oportunidad .reflejó la Concertación, se extiende a amplios sectores de la vida nacional. Por el bien del país, esperamos que esa conciencia solidaria permanezca en el tiempo y se arraigue profundamente en el alma de Chile.
En particular, me gustaría comentar algunos supuestos y objetivos fundamentales de este proyecto.
En la base de la reforma propuesta hay una idea primordial: debemos hacer un esfuerzo distributivo especial, que no se deriva del mero crecimiento económico.
En primer lugar, éste es un gesto de justicia con amplios sectores que han sido postergados a causa de un restrictivo gasto social. Ello sería de por sí una razón moral valedera. Sin embargo, dicho gesto beneficia no sólo a una parte de los chilenos, sino a todos.
Si se responde de manera adecuada a la demanda social que existe en la base del país, habrá en el futuro estabilidad y paz, condiciones elementales para el crecimiento y desarrollo económico de la nación.
Si esto no se entiende y la discusión se centra solamente en los incentivos a la inversión, no deja de ser sino una visión parcial del problema.
Por estas razones, me parece que la iniciativa articula equilibradamente, en su sustancia, el mejoramiento de las condiciones de los más pobres con los intereses de todos los chilenos.
Pienso además que, para debatir seriamente este proyecto, hay que entender que busca financiar un aumento permanente del gasto social.
En estos días se han sugerido otras formas de financiamiento, tales como mejor recaudación y fiscalización de los impuestos existentes, fondos del cobre, venta de empresas públicas, etcétera.
Si examinamos estas ideas, todas son transitorias e insuficientes. Veamos tan sólo las referentes al control de la evasión de impuestos y a los fondos del Cobre.
Muchos gobiernos, en este país y en América Latina, han llegado al poder con la promesa de que el financiamiento de los programas sociales se realizaría por una mejor recaudación y fiscalización de los impuesto existentes. Este recurso se mostraba insuficiente, y se debía, entonces, improvisar medidas que terminaban siendo lesivas para la economía en su conjunto.
Los cultores de esta tesis olvidan también que el sistema tributario actual tiene precisamente incentivos estructurales a la evasión. Me refiero en particular a los resquicios que deja el sistema de renta presunta y al hecho de aplicar impuestos diferenciados para un mismo tramo de ingresos, aspectos que la reforma propuesta pretende remediar.
Por otra parte, sería preocupante si nos dijeran que el gasto social va a ser financiado por los ingresos del cobre. Todos sabemos que el precio del metal rojo depende de variables internacionales difíciles de controlar. Ello se agrava si consideramos que el Fondo de Estabilización del Cobre, en la práctica, hoy en día no está disponible para el Fisco.
La reforma tributaria aparece, así, como la única forma responsable de financiar permanentemente el gasto social, de manera compatible con el equilibrio global de la economía.
En todo caso, es curioso ver hoy día a los fervorosos partidarios de los equilibrios macroeconómicos sugerir medidas de financiamiento que son en su mayoría desestabilizantes en el mediano plazo.
Ahora bien, ¿cuáles son, a nuestro juicio, algunas condiciones esenciales para que este proyecto de ley constituya un paso positivo?
En primer lugar, deseamos que señale reglas claras del juego en materia tributaria por un tiempo razonable. En los 16 años recién pasado, el régimen tributario fue objeto de múltiples modificaciones. Creo que una economía moderna y eficiente requiere de esta estabilidad mínima.
En segundo término, pensamos que debe expresar un principio equitativo. Esto significa que a personas con iguales ingresos se les apliquen impuestos similares. Ello contribuye, asimismo, a controlar resquicios que facilitan la evasión.
En seguida, debe resguardar la inversión y el trabajo de muchos chilenos que colaboran en el desarrollo del país, y evitar enviar señales distorsionadas a la actividad productiva.
Y, por último, debe contribuir a simplificar el sistema tributario tanto en sus tramos como en su manejo administrativo.
Por los antecedentes que conocemos del proyecto, satisface estas condiciones. Sin embargo, tales criterios guiarán nuestro examen más detenido de la reforma.
Nuestro derecho y deber como parlamentarios son realizar un acucioso examen de la iniciativa.
Como Presidente de la Comisión de Hacienda , creo tener un doble compromiso en esta materia: que la Comisión escuche a los más diversos sectores involucrados y, a la vez, agilice la tramitación.
Lo primero nos ayudará a calibrar mejor la naturaleza e impacto de las medidas propuestas.
La urgencia, creo, es comprensible para todos. Miles de chilenos esperan un apoyo razonable de parte del Estado y sus organismos para superar su pobreza. No desean paternalismo ni clientelismo, pero sí un apoyo elemental para ponerse de pie, para iniciar un camino hacia el propio autosostenimiento.
Cuando vemos que en los sectores pobres el promedio de consulta médica por habitante al año es de 0,5, uno no puede permanecer indiferente. Sólo en la zona sur oriente de Santiago, a la que represento en el Senado, hay un déficit de 1.100 camas hospitalarias, y en sectores como la comuna de San Ramón, por ejemplo, existe una policlínica por cada 110.000 habitantes. ¡Cómo no preocuparnos para que exista salud para todos!
Cuando constatamos que la educación se ha deteriorado; que, según cifras del propio Ministerio, los alumnos alcanzan sólo la mitad de los objetivos educacionales, y que ello, sin duda, empeora en los sectores más pobres, ¡cómo no hacer un esfuerzo por que exista una educación de calidad!
Cuando sabemos que las familias pobres gastan gran parte de sus ingresos en alimentación; que en Santiago, por ejemplo, más de 30.000 personas consumen un 40% de sus calorías diarias en una olla común, entonces sentimos realmente que los pobres no pueden esperar.
Y también es del caso mencionar el tema de los allegados. Junto con el señor Ministro de la Vivienda , hemos podido comprobaren estos días que, si no abordamos este problema con decisión, en el futuro va a significar una explosión social de incalculables consecuencias.
Teniendo presente esta realidad, debemos asegurarnos de que la proyectada reforma en verdad se traduzca, por ejemplo, en una elevación de la asignación familiar y del subsidio único familiar; en un mejoramiento de las pensiones; en una ampliación de los programas de vivienda; en un aporte al mejoramiento de la salud y la educación, entre otros aspectos.
Esta deuda debe ser saldada. Y pienso que este Congreso y la democracia naciente a la cual representamos se honrarían con la aprobación de una reforma que contribuye sustancialmente a mejorar la situación de los más desposeídos.
Por la misma razón, señor Presidente y Honorables colegas, les pido que pongamos la mayor dedicación, urgencia y generosidad en la tramitación del proyecto respectivo.
Muchas gracias.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670370
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670370/seccion/address2