-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670504/seccion/akn670504-ds26
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:IntervencionPeticionDeOficio
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1333
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:type = bcnres:PeticionDeOficio
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:IntervencionPeticionDeOficio
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/ministerio-de-relaciones-exteriores-
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/parlamento-latinoamericano
- rdf:value = " CONSTITUCION DE LA COMISION PERMANENTE DE SALUD, TRABAJO Y SEGURIDAD DEL PARLAMENTO LATINOAMERICANO. OFICIO.
El señor COLOMA (Vicepresidente).-
En el turno del Partido Por la Democracia, Partido Socialista y Partido Humanista, tiene la palabra el Diputado señor Smok.
El señor SMOK.-
Señor Presidente, evidentemente, mi colega y amigo el doctor Bayo ha expuesto un tema que adelanta un debate parlamentario que, por cierto, tiene más bemoles y complejidades de las que hoy podrían deducirse de su planteamiento.
Pero he pedido la palabra para hacer referencia a la constitución de la Comisión Permanente de Salud, Trabajo y Seguridad Social del Parlamento Latinoamericano, acontecida en la ciudad de La Habana entre el 24 y 27 de marzo recién pasado y en la cual la delegación de esta Corporación estuvo integrada por los Diputados señores Francisco Bayo, Manuel Antonio Matta y quien les habla.
Tengo entendido hasta ahora ésa ha sido la más exitosa de las reuniones constitutivas de las comisiones de trabajo, toda vez que participaron representantes de 17 países, en un número de 85 parlamentarios. En cuatro días, con una apretada agenda de trabajo, se llegó a conclusiones del todo interesantes, a mi juicio, a través de las cuales se refleja bien la posición chilena, que en este momento se difunde y presenta ante las distintas instancias de la Cámara.
La oportunidad de participar en ese encuentro nos lleva a hacer algunas digresiones en materia de salud y su impacto en la economía latinoamericana, y de otras que dicen relación con la actual situación por la que atraviesa el pueblo cubano.
La región enfrenta graves problemas de salud pública como consecuencia de la inequidad en la distribución del ingreso -para la mayoría de los países cayó en la década del 80, llamada también "la década perdida"- y por la falta de políticas prioritarias y efectivas de los gobiernos en ese tema. La crisis de la deuda externa, por cierto, ha contribuido a agravar fuertemente esa ya desmedrada situación; en suma, el subdesarrollo en su dimensión más dolorosa.
El supuesto remedio, es decir, las políticas de ajuste adoptadas según imposición del Fondo Monetario Internacional en el contexto de doctrinas neoliberales, sólo ha hecho más pesada la carga a los pobres en la mayor parte de nuestras naciones hermanas.
Dentro de esa realidad, y utilizando los índices más relevantes, encontramos que Cuba, Costa Rica y Chile son, en la práctica, los únicos países que pueden exhibir notorios avances en los últimos años, hasta llegar a constituir un grupo de excepción en el concierto regional. Lo destacable de esta constitución es que, al igual que en otros ámbitos, no hay una receta única para enfrentar los problemas. Por un lado, Cuba lo ha hecho en un modelo de servido único estatal, y Chile en un modelo mixto donde el Estado asume el mayor peso asistencial y establece, además, normativas centralizadas junto a una tendencia a descentralizar la ejecución.
El caso cubano bien merece un comentario especial, porque sus notables logros en salud los ha alcanzado a pesar de la mala situación económica del país, y porque también ha acometido, con gran esfuerzo, una investigación avanzada con resultados notables.
Varias son las enfermedades que sólo hoy tienen tratamiento en esa hermosa isla y miles las personas que de todo el mundo viajan hasta allá buscando curación. El llamado "turismo de salud" es en la actualidad una de las más promisorias y dignas fuentes de ingreso para la economía cubana. Es un país donde la mortalidad infantil -vale la pena destacarlo- se ha reducido hasta un nivel de 10,7 por mil nacidos vivos, y la esperanza de vida supera los 74 años al momento de nacer.
Algunas enfermedades graves sólo tienen cura en Cuba, como la retinosis pigmentaria, a través del tratamiento diseñado por el doctor Orfilio Peláez; la histoterapia placentaria, mediante el desarrollo de la melagenina, constituye el único tratamiento efectivo conocido contra el vitíligo y ciertas formas de alopecia y psoriasis. Lo ha desarrollado el doctor Mijares Cao.
También es conocida en nuestro país la existencia del Centro Iberolatinamericano de Trasplantes y Regeneración del Sistema Nervioso, donde la doctora Hilda Molina lidera un equipo que ha trabajado en la regeneración del tejido nervioso en pacientes incurables, con novedosas técnicas de trasplante de tejido fetal o de transposición de omentus majus. Asimismo, el Centro de Ortopedia del Hospital Frank Pais, donde el doctor Rodrigo Álvarez Cambra, por ejemplo, ha hecho importantes avances sobre fijadores externos para fracturas óseas complejas y otros métodos para alargamiento de huesos y aumento de estatura.
La reunión de la Comisión Permanente de Salud fue presidida por el doctor Noel González, quien, como médico del hospital Hermanos Emeijeiras, ha realizado más de den trasplantes cardiacos y varios de corazón-pulmón.
A partir de estos hechos, uno puede establecer algunas reflexiones. Por ejemplo, que una vocación política clara por mejorar la salud de un pueblo puede conseguir resultados notables, aun sin tener que esperar el desarrollo económico. La mayoría de los países americanos ha postergado priorizar el tema a la espera del crecimiento económico, en circunstancias de que es posible hacerlo a la inversa. Hay de por medio un elemento de dignidad y de felicidad en los pueblos.
Una segunda reflexión es que los países subdesarrollados pueden obtener logros en la investigación avanzada si se lo proponen. No estamos, por definición, excluidos del circuito del conocimiento; no somos ni menos inteligentes ni menos capaces.
Una tercera reflexión es que, a través de la salud, se pueden construir vínculos sólidos de integración y de complementación entre países subdesarrollados, sea en la docencia, en la investigación o usando plenamente la capacidad instalada de procedimientos terapéuticos avanzados que permitan a los ciudadanos latinoamericanos acceder a la solución de graves enfermedades, a un costo mucho más bajo que acudiendo a países desarrollados, o en forma gratuita, como en muchas ocasiones lo ha hecho Cuba, con lo cual ha demostrado una generosa solidaridad.
Sin embargo, este atractivo panorama de la salud cubana no puede ocultar los dificilísimos momentos por los que pasa el pueblo cubano. El desabastecimiento energético, de consumos mínimos, incluso alimentarios, provocan hoy día una carga de sufrimiento sobre ese pueblo, ante lo cual no podemos ni debemos ser indiferentes.
Las causas, por cierto, son múltiples.
Por ejemplo, tienen que ver con que todavía no haya podido arribar el pueblo cubano a una democracia plena, en el concepto que hoy impera en el mundo occidental.
Cuando uso esta tribuna para referirme a esta situación, en ningún caso postergo mi absoluta convicción de que los derechos de las personas son anteriores a los del Estado y que sólo puede haber convivencia ciudadana en el pleno ejercicio de cada una y de la totalidad de las libertades individuales. Pero tampoco puedo dejar de ignorar que situaciones externas, antojadizas y arbitrarias, como la mantención de un bloqueo, establecen condiciones de difícil supervivencia al pueblo cubano y evitan el cambio democrático en su interior, de lo que Latinoamérica no puede desentenderse. La Comisión Permanente de Salud, por la unanimidad de los países presentes y la totalidad de sus miembros, condenó el bloqueo contra la República de Cuba y trató de provocar el cese del mismo instando al Parlamento Latinoamericano a que plantee estas demandas tanto en la OEA como en la ONU.
Señor Presidente, solicito que se oficie al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile para darle a conocer el acuerdo adoptado en forma unánime, como dije, por la Comisión Permanente de Salud en £) La Habana, instando a Chile a asumir una actitud al interior del concierto latinoamericano, que puede ser incluso de liderazgo, para abrir canales de interlocución que permitan avances hacia la democracia plena en Cuba, y que tienen como paso esencial, anterior y superior, privar de una conducta arbitraria a Estados Unidos frente a la isla.
No puede ser que hoy, cuando ya ha cesado la guerra fría, cuando no existe la amenaza bélica ni exportación de fenómenos subversivos, la Radio Martí, desde Florida, siga divulgando proclamas, o que con dinero público norteamericano se siga facilitando la formación de grupos armados destinados a combatir en Cuba.
Los principios de no intervención, que son de mayor cuidado cuando se analizan temas como los derechos humanos en democracia, no permiten una injerencia tan notable ni desastrosa en sus resultados como la que hoy ejerce Estados Unidos.
Chile debe adoptar una conducta al respecto, instigar a un acuerdo latinoamericano para que sea suspendido el bloqueo e iniciar una interlocución con el Gobierno de Cuba, el que, basado en los intereses de su pueblo, debe permitir una transición a la democracia y una integración plena de un país tan destacado como apreciado por muchos de nosotros, al concierto latinoamericano en un marco de democracia plena y total.
He dicho.
El señor COLOMA (Vicepresidente).-
Se enviará el oficio en la forma indicada.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670504/seccion/addressTZP3CEYY
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/670504