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- rdf:value = " Tiene la palabra el Diputado señor Araya.
El señor ARAYA .-
Señor Presidente, nos encontramos en el tercer trámite legislativo del proyecto de ley que establece normas sobre pertenencias mineras de Codelco-Chile; y en lo que va transcurrido de su debate, hemos podido constatar la gran importancia que tiene para el país, pues afecta, en lo principal, a una empresa del Estado y al desarrollo de la misma.
En esta oportunidad, no podemos dejar de recordar que Codelco es el resultado de una larga y consecuente lucha de los trabajadores, que suscitó el respaldo de toda la ciudadanía. Desde la chilenización, durante el Gobierno de don Eduardo Frei Montalva, hasta la nacionalización, a través de una reforma constitucional, durante el Gobierno del Presidente Allende.
Las ideas que motivaron la nacionalización del cobre una de las cuales fue evitar que las trasnacionales se llevaran las utilidades a fin de que invirtieran en Chile, permanecen en grandes sectores de nuestro pueblo, en especial en los esforzados trabajadores del cobre. Por eso, quienes queremos lo mejor para nuestra patria y hemos trabajado codo a codo con los mineros, estamos dispuestos a defender la principal riqueza de Chile ante cualquier atisbo de desnacionalización.
En este punto, hay que decir claramente que no basta que se manifieste por las autoridades que la intención no es desnacionalizar la gran minería del cobre, ya que nuestras aprensiones son reales, porque en los últimos meses, mientras se discutía este proyecto, sectores de la derecha económica, encabezados por el Presidente de la Sofofa, señor Briones, a través de una campaña tendenciosa, han manifestado su intención de que se entregue a manos particulares la gran minería del cobre, la gran obra del Presidente Salvador Allende.
Por lo tanto, no podemos irresponsablemente callar esto y dejar de denunciar dichas intenciones, las cuales debemos rechazar de manera categórica por su gravedad y antipatriotismo, pues no se efectúan en interés del país, sino en beneficio de empresarios que sólo desean hacer un buen negocio con el reparto de Codelco, conscientes de que es una de las empresas más eficientes del Estado, cuyo futuro se vislumbra claramente promisorio si se desarrolla una acción sostenida para sacarla del estancamiento al que trató de conducirla el gobierno militar. Sin embargo, la codicia empresarial, cuando su propio interés está en juego, no trepida, incluso, en llegar a eliminar la Ley Reservada del Cobre, la cual lleva de modo directo el 10 por ciento a las Fuerzas Armadas, con tal de tomar para sí esos enormes recursos que pertenecen a todos los chilenos.
Reconocemos que el proyecto apunta a superar algunos de los problemas que enfrenta la empresa en su desarrollo; pero no podemos dejar de ratificar nuestras aprensiones sobre el texto aprobado, ya que no queda del todo claro que no sea una puerta abierta a la desnacionalización del cobre. Incluso, creo que debe haber un problema de inconstitucionalidad, que no podemos dejar de lado, por lo que aprovecho de decir que, con mi firma, apoyo absolutamente la consulta que se hará al Tribunal Constitucional para que se pronuncie al respecto.
Nuestra defensa del cobre no es un mero capricho. Se basa en hechos reales que nadie puede desmentir o tratar de tergiversar. Hay que destacar que las leyes dictadas en tomo a la minería del cobre, desde la "Ley del Nuevo Trato", N° 11.828, del 5 de mayo de 1955, pasando por la Ley de la Gran Minería del Cobre, N° 16.642, del 15 de mayo de 1967, y que se consolidaron con la Ley de Nacionalización de la Gran Minería del Cobre, del 16 de julio de 1971, han permitido que Codelco, desde su creación, a través del decreto ley N° 1.350, haya demostrado una gestión exitosa, lo que reafirma el acierto con que se actuó al aprobarse el acto de nacionalización del cobre.
Señalamos claramente que debido a su alta rentabilidad, 68 por ciento de su patrimonio, Codelco-Chile se encuentra hoy a la vanguardia de las compañías cupríferas del mundo y entrega a nuestro país un 25 por ciento del Presupuesto Nacional.
Por lo anterior, no podemos menos que reafirmar que el cobre es y debe seguir siendo de todos los chilenos, porque es nuestra principal riqueza, y esto lo podemos basar en las siguientes razones.
1°.- Durante 1990, las exportaciones chilenas ascendieron a 8.310 millones de dólares. 3.795 millones de dólares correspondieron a exportaciones del cobre y 2.769 millones de dólares representaron lo exportado por Codelco-Chile. Es decir, las exportaciones del cobre representan un 333 por ciento de las divisas registradas.
2°.- Durante 1990, las transferencias de Codelco al Fisco representaron un 25 por ciento de los ingresos generales de la nación, recaudados ese año por concepto de ingresos propios y tributarios.
3°.- Durante 1990, el aporte de Codelco Chile a la producción de cobre alcanzó a 1.195.000 toneladas métricas, lo que representa alrededor del 75 por ciento de la producción total.
4°.- En cifras concretas, podemos indicar que en el período 1976-1988, Codelco Chile contribuyó con el promedio de un 44 por ciento de las exportaciones del país, y asimismo, produjo utilidades antes de impuestos por 1.820 millones de dólares; y en 1990, ganancias por 1.504,7 millones de dólares, lo que representó un 20 por ciento del ingreso nacional.
5°.- El cobre se ha constituido en el pionero de la presencia de Chile en el extranjero, permitiendo a nuestro país insertarse dignamente en la comunidad internacional.
6°.- Los recientes e importantes descubrimientos de Codelco-Chile, a un año de haber reanudado sus operaciones de exploración, por ejemplo, en el distrito minero de Chuquicamata, dan clara muestra del futuro promisorio de nuestra empresa estatal.
7°.- Las utilidades antes de impuestos que ha generado para Chile la nacionalización del cobre, desde 1971 en adelante, se estiman en 15.581 millones de dólares en moneda de 1990. Tal cifra hay que contrastarla con los 1.680 millones de dólares que aproximadamente suman los gastos sociales básicos, como son la educación, la salud y la vivienda.
8°.- Los actuales esfuerzos de inversión de Codelco-Chile ascienden a un monto global superior a los 600 millones de dólares y significan un aporte productivo del orden de las 350.000 toneladas métricas de cobre fino al año, que vienen a compensar el paulatino descenso de los actuales yacimientos en instalaciones operativas. Así se incrementa la posición de liderazgo que ejerce Codelco-Chile en la industria del cobre con la perspectiva de aumentar sus aportes al presupuesto nacional.
La importancia de lo anterior se evidencia aún más con el hecho de que del total de la propiedad minera inscrita en Chile, Codelco contaba, al 31 de diciembre de 1990, con cerca del 30 al 31 por ciento. De este porcentaje, tal como lo han reconocido el señor Ministro de Minería y la Confederación de Trabajadores del Cobre, solamente alrededor de un 4 por ciento corresponde a los grandes yacimientos que se explotan actualmente. Un porcentaje parecido significan prospectos evaluados.
Además de los cuantiosos recursos ya indicados, logrados por el Fisco, mediante la nacionalización del cobre, se abrió la posibilidad de desarrollar en el sector estrategias y políticas autónomas de inversión, productivas y comerciales, guiadas de acuerdo con criterios de conveniencia nacional, los cuales deben ser preservados.
Finalmente, podemos indicar que Codelco influye claramente en el comercio nacional, ya que en 1990, del total de sus adquisiciones, que sumaron más de 550 miñones de dólares, cerca de 380 millones de dólares se gastaron en Chile.
Lo anterior reafirma el hecho de que el Estado puede y debe intervenir directamente en el proceso productivo nacional, sin menoscabo de la iniciativa privada y dentro de un esquema de mercado regulado, para que no vuelva a ocurrir lo que denuncia la Confederación de Trabajadores del Cobre en orden a que la política sobreideologizada del gobierno militar abrió las puertas a la competencia internacional a través del Código de Minería, en un campo como el del cobre donde gozamos de las máximas ventajas comparativas a nivel mundial, traspasándose hasta ahora, sin costo, un volumen de reservas de cobre fino que alcanza a 70 millones de toneladas métricas con una riqueza potencial de 1.154 millones de dólares, que equivale al 8,5 por ciento de nuestra deuda externa y a seis veces el producto geográfico bruto nacional, con el consecuente menoscabo económico social para la Nación.
Aún más, como resultado de estos actos del régimen pasado, a partir de 1993 Codelco reducirá su participación a menos del 50 por ciento de la producción de cobre del país, cuando en 1989 ella alcanzaba al 77 por ciento, y en 1971, a valores cercanos al ciento por ciento.
Pero lo que ahora realmente nos interesa es que Codelco-Chile desarrolle claramente las siguientes medidas:
Fortalecer los logros de la nacionalización y asegurar que ella siga rindiendo sus frutos en el futuro.
Fortalecerse como empresa y asegurar su eficiencia y competitividad sin afectar a los trabajadores y sin desnacionalizar el cobre.
Incentivar los proyectos de inversión de la empresa.
Controlar la contaminación ambiental asumiendo el principio de la responsabilidad ecológica, para superar, por ejemplo, el grave problema de la contaminación con arsénico en Calama y en Chuquicamata.
Con los recursos que actualmente existen en el país se puede disponer de lo necesario para invertir en la evaluación, exploración y explotación de nuevos yacimientos que contribuyan a maximizar los beneficios corporativos para que aporten efectivamente a todo el país.
Continuar siendo uno de los principales productores de cobre a nivel mundial, de bajo costo y alta calidad, desarrollando, a la vez, relaciones de trabajo, de cooperación y de compromiso mutuo entre directivas y trabajadores que permitan superar las actuales dificultades.
Garantizar la estabilidad laboral de los aproximadamente 26 mil trabajadores, cifra que corresponde, más o menos, a un 60 por ciento del total del empleo proporcionado por las empresas mineras nacionales.
Finalmente, señor Presidente, formulo los siguientes planteamientos específicos en torno a algunas de las normas del actual proyecto:
Primero hay que reconocer que hasta febrero de 1976, Codelco-Chile tenía flexibilidad para disponer de su propiedad minera, de acuerdo con lo dispuesto en el decreto con fuerza de ley N° 1, de 1972; pero con la reforma constitucional introducida por el decreto ley N° 1.167 de 1975, se perdió esa flexibilidad justo en el momento en que sectores de la derecha económica intentaban desnacionalizar el cobre.
Dicho decreto ley estableció claramente que no podría enajenarse ni constituirse derecho a favor de terceros respecto de las pertenencias correspondientes a los yacimientos que se hallan en actual explotación y sus respectivas reservas. Referente a lo demás, para poder enajenar o establecer derechos a favor de terceros, se requiere autorización por ley. Conceptos similares fueron ratificados en la Constitución de 1980, por lo cual el proyecto de ley que hoy discutimos no puede vulnerar por ningún motivo preceptos constitucionales claramente establecidos, y según los cuales el Estado "tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible," de toda la riqueza minera del país, y que Codelco tiene la calidad de concesionaria de grandes yacimientos de cobre nacionalizados.
En cuanto al artículo 1° del proyecto, el Senado, al mejorarlo agregándole un inciso segundo, protege a la gran minería del cobre, pero eso no es suficiente. Tengamos presente que estamos legislando para el futuro, más allá del actual gobierno, y por esa razón debemos evitar dejar cualquier herramienta para una posible privatización encubierta. Por ello, la preocupación de los trabajadores del cobre por lograr que Codelco mantenga un control mayoritario en las nuevas sociedades que se creen, no es una cuestión insignificante, ya que todo el desarrollo que hemos obtenido depende de que el cobre se produzca por el país con criterios en el accionar de las empresas que apunten al bienestar de todos los chilenos y no a intereses de empresas transnacionales.
El artículo 3°, nuevo, redactado por el Senado, al permitir a Codelco transferir a la Enami "pertenencias de su dominio correspondientes a yacimientos que no se encuentran en explotación y cuyos recursos mineros potenciales y la eventual escala de producción de los mismos, no están dentro de los rangos de explotación con que la Corporación Nacional del Cobre de Chile opera normalmente", puede prestarse para negocios poco claros, ya que el traspaso a la Enami de pertenencias como las indicadas podría motivar a las transnacionales a asociarse entre ellas para explotarlas y llegar a una privatización encubierta, pues debemos tener presente que los rangos con que Codelco opera normalmente son de alrededor de 75 mil toneladas métricas anuales de cobre.
De acuerdo con el artículo en comento, podría entregar a la Enami las pertenencias cuya eventual escala de producción sea inferior a dichas 75 mil toneladas métricas anuales, lo cual, sin duda, puede incentivar negocios oscuros.
Lamento también que no se haya acogido la propuesta de la Confederación de Trabajadores del Cobre, en el sentido de dejar claramente establecido lo cual hoy el artículo 3° no lo dispone como empresas para ser desarrolladas, por parte de Codelco, los siguientes yacimientos: El Abra, Chuqui Norte, Chuqui Sur, M.M., Mina Vieja, Mina Nueva y Altamira, ya que se trata de yacimientos en los que Codelco ha invertido en exploración y en la preparación de condiciones para su explotación, y que se encuentran cercanos a los minerales en actual explotación. Ello permitiría ampliar y prologar el horizonte de trabajo de la mencionada sobredotación de personal que aducen hoy los directivos de Codelco para justificar despidos, de los cuales no somos partidarios.
Por todo lo señalado no puedo sino que reiterar mi voto en contra del presente proyecto, y quiero fundamentarlo muy claramente.
Como ha expresado el Diputado señor Olivares, cuando las cosas se tergiversan y se dice que este proyecto fue aprobado por unanimidad, categóricamente afirmo que no fue así. Y el Diputado que habla, tomando en consideración la posición de la Confederación de Trabajadores del Cobre, y por los años que me ligan...
El señor PEREZ (don Víctor).-
Debe dirigirse a la Mesa cuando habla.
El señor ARAYA.-
Gracias, me estaba dirigiendo a la Mesa, y no es usted quien la dirige.
Como ex trabajador del cobre no puedo votar en contra ni ser inconsecuente con eso y anuncio que me voy a abstener en la votación de todos estos artículos, porque creo que no está debidamente resguardado nuestro patrimonio sobre esta riqueza nacional.
Señor Presidente, que me perdone el señor Ministro de Minería el no compartir una de sus opiniones. Sobre esta materia todos tenemos opiniones y cuando existan divergencias, como es natural, debemos conversarlas. Como socialista, soy parlamentario de la Concertación y, por lo tanto, de este Gobierno. Quiero el mejor éxito para él y para el país. Ojalá el Gobierno del Presidente Aylwin sea el mejor de todos los que ha tenido Chile hasta este momento, porque para eso vamos a trabajar y estamos como Partido Socialista en el Gobierno. Pero hay cosas que también uno debe decirlas, como la de no estar de acuerdo, ni compartir las palabras del señor Ministro de Minería cuando dice que este proyecto se aprobaba "le pese a quien le pesare y le duela a quien le doliere".
Discrepo de ello porque ése es un lenguaje que hoy ya no debe usarse, dado que lo combatimos mucho en el pasado. Creo que hoy las relaciones van por otro lado, como muchas veces el mismo señor Ministro las ha tratado de conseguir y de bajar el perfil, sobre todo cuando ha habido algún problema con la Confederación de Trabajadores del Cobre. Considero que ése es el camino.
Por lo tanto, señor Presidente, anuncio que me voy a abstener en todos aquellos artículos donde no esté sumamente claro ni absolutamente resguardado lo que ha sido esta gran obra democrática que fue la chilenización del cobre por el Presidente Frei y su nacionalización por el Presidente Allende.
He dicho.
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