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- rdf:value = " El señor PEREZ (don Juan Alberto).-
Señor Presidente, don Luis Navarrete, distinguido Diputado de Renovación Nacional, quien se encuentra convaleciente, me ha solicitado, tal como lo hizo mi colega don Federico Ringeling en la hora de Incidentes de la mañana dar lectura a un tema que a él le preocupa y que, por supuesto, corresponde a su opinión y responsabilidad.
Esta intervención dice lo siguiente:
"El apoyo de la UDI al Gobierno para avalar y legitimar su permisividad frente a las radios clandestinas, ha transformado a esta colectividad en un cómplice de hecho de una autoridad que erosiona gravemente el estado de derecho.
"Es comprensible la actitud de los partidos de la Concertación de rechazar la acusación constitucional que Renovación Nacional ha presentado en contra del señor Ministro de Transportes y Telecomunicaciones. Lo que no es comprensible es la actitud de la UDI.
"La explicación dada, en el sentido de que sería una actitud más realista y pragmática para terminar con la clandestinidad, sólo la comparten los dirigentes políticos afectos al Gobierno.
"La gran mayoría silenciosa del país y las instituciones más directamente entendidas en la materia, como la Archi y la Asociación Nacional de la Prensa, hace rato que entendieron que el Ministro de Transportes ha caído en una ilegalidad inexcusable, desde el momento en que no ha hecho absolutamente nada por contener la clandestinidad.
"El pretexto de la falta de facultad para clausurar, de por sí discutible, no lo exime de la responsabilidad de hacer uso de muchas acciones para las cuales lo faculta la ley.
"Por supuesto, ya se han alzado voces con el gastado argumento de que se trata de una situación heredada del Gobierno anterior. Este infantil y repetido argumento ya no convence a nadie, porque la proliferación de las radios clandestinas es un primer paso para formar un cinturón propagandístico alrededor de las grandes ciudades y, por supuesto, afecta a la ideología política de la extrema izquierda.
"De allí que estamos en la fase inicial de una cadena nacional de radios marginales, al servicio del extremismo político.
"La de lo anterior es la reposición de la lucha de clases sobre la base de la descalificación de las radios afiliadas a Archi, etiquetándolas de "monopolio de los medios de comunicación al servicio de la Derecha y de los sectores afines a la dictadura".
"Todo esto, acompañado de la reconocida fraseología marxista de "apoyo a las radios populares que combaten por la democracia".
"
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