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El señor MEKIS.-
Pido la palabra.
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Federico Mekis.
El señor MEKIS.-
Señor Presidente, no tuve la oportunidad de estar presente en esta Sala cuando se discutió y votó en general el proyecto del SERNAM.
Me ha parecido muy útil el debate que, tanto en esta Cámara, como ante la opinión pública, se ha suscitado en distintos medios en tomo a la mujer.
Precisamente, la participación social de la mujer, como sujeto activo del desarrollo nacional, y su integración en igualdad de derechos y oportunidades, constituyen hoy uno de los temas que preocupan, prioritariamente, a todas las corrientes políticas. Aquí no hay divisiones políticas o ideológicas. Estamos todos "tirando del mismo carro".
Renovación Nacional, en particular, en su propio programa de Gobierno, reconocía la necesidad de resolver situaciones de desigualdad jurídica y de hecho que afectan a la mujer, al interior de la familia y en la vida laboral. Algunas de estas situaciones requieren modificar la legislación vigente; otras precisan de un cambio cultural, que debe resolverse libremente dentro de la sociedad y de la familia. Todas constituyen un desafío urgente de emprender.
No tuve la oportunidad de referirme a este proyecto en su discusión general, por lo que deseo formular algunas argumentaciones sobre él, para luego especificarlas y vincularlas a las indicaciones y a la discusión, en particular de hoy día.
Renovación Nacional ha sostenido desde un principio, que la creación de un organismo estatal, destinado exclusivamente a analizar los problemas de la mujer desde una óptica femenina, revela un diagnóstico parcial y reduccionista sobre los orígenes de éstos, que corre, finalmente, el riesgo de simplificar y de empobrecer el análisis global de la situación.
Las dificultades que enfrentan hoy las mujeres están lejos de relacionarse únicamente con su sexo. La experiencia demuestra que la ampliación de la esfera de acción de los gobiernos a materias vinculadas con temas valóricos que, por su esencia, pertenecen al ámbito interno, al ámbito íntimo, donde debe prevalecer la plena autonomía individual tiende a erosionar la libertad de opción de las personas. Los cambios sociales, especialmente al interior de la familia, deben ir surgiendo espontáneamente, fruto de la necesidad de los tiempos y de la libertad de los mismos individuos.
En lo que respecta a las discriminaciones legales objetivas, como la incapacidad jurídica de la mujer casada en sociedad conyugal, la autoridad paterna, la patria potestad, el financiamiento de las salas cunas, no requieren de una nueva entidad estatal para ser eliminadas; pueden, perfectamente resolverse por medio del estudio y del envío de los proyectos lega
les pertinentes a través de los ministerios qué correspondan, así como por los parlamentarios de los distintos partidos políticos que se interesen en el tema.
De hecho, Renovado Nacional ya lo hizo al presentar un proyecto de ley que aumenta las alternativas de opción de los matrimonios chilenos mediante la reglamentación de un nuevo régimen matrimonial, denominado "participación en los gananciales".
En concreto, el proyecto original del Ejecutivo, que crea el Servido Nacional de la Mujer, merecía reparos profundos y de fondo de nuestra parte. Algunas de sus facultades, amplísimas y, por otra parte, en mi concepto, ambiguas, permitirían dependiendo ello de las autoridades de turno, convertirse en un vehículo de divulgación ideológica y de acción político-proselitista.
Debo destacar, desde luego, que no nos merecen reparos las personas que intervienen en la acción que sobre esta materia emprende el Ministerio Secretaría General de Gobierno; pero también es nuestro propósito que aquellos cambios culturales y políticos que puedan producirse al interior de la sociedad surjan por espontaneidad, fruto de la libertad de las personas.
Resultaba inequívoco el carácter eminentemente político que, eventualmente, podría adquirir un organismo como el SERNAM, debido a su dependencia directa de la Secretaría General de Gobierno.
Por último, las facultades que se le conferían en materia de plantas y de contratación de personal eran exorbitadas, ya que, jurídicamente, posibilitaban una ampliación ilimitada, contrariando las normas básicas que regulan la Administración Pública y afectando seriamente los recursos que el Estado podría destinar al gasto social, cuestión, desde luego, compartida, hoy día, por todos los sectores políticos, en el sentido de la necesidad
de un adecuado equilibrio macroeconómico.
En atención a lo expuesto, Renovación Nacional estudió e hizo valer una serie de indicaciones al proyecto del Ejecutivo, a fin de que quedara garantizado el carácter técnico, no ejecutor de políticas, y pluralista del organismo, como, por ejemplo, que dependiese del Ministerio de Planificación y Cooperación, acuerdo que se ha alcanzado. Por otra parte, considero necesario consignar expresamente la calidad de asesor del Presidente de la República, este organismo coordinador de soluciones, y precisar que, de todos los proyectos sobre políticas públicas y reformas, se preocuparán los Ministerios que corresponda, según la materia específica.
Por otra parte, con un consejo asesor, compuesto por personas de reconocida experiencia en los temas a tratar, y nombradas con acuerdo del Senado, deberá informar acerca de todos los proyectos que se envíen al Presidente de la República, informe que, por lo demás, deberá contener la posición de la mayoría como de aquéllas disidentes y sus fundamentos.
Además, la posibilidad de ampliar la planta funcionaría, a través de contratos a honorarios o de comisiones de confianza, debe tener las mismas limitaciones que el Estatuto Administrativo dispone para todos los servicios públicos.
Un organismo con las características señaladas, es decir, con las correcciones que se introducen en virtud de estos acuerdos, me da, personalmente, la confianza de que servirá efectivamente al logro de soluciones concretas para los problemas sociales que hoy afectan a la mujer chilena y a su grupo familiar.
Sin embargo, no debemos siempre cifrar nuestras esperanzas en cómo funcionan las instituciones. Estas dependen esencialmente de las personas. Por lo tanto, siempre apoyaremos el hecho de que estos organismos sean conducidos y de que en ellos tengan participación aquellas personas que hayan demostrado, con su vida y con sus obras, una actitud ética frente a la vida y al respeto de la libertad que toda mujer y toda familia chilena se merecen.
Gracias, señor Presidente.
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