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El señor MONTES.-
Pido la palabra.
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MONTES.-
Señor Presidente, la bancada del Partido por la Democracia, del Partido Socialista, de la Izquierda Cristiana y del Partido Humanista someterá a consideración de la Sala un proyecto de acuerdo que nos parece de vital importancia para -el actual momento que vive- el país.
En virtud del artículo 84 del Reglamento, proponemos que se designe una Comisión Especial para que elabore un informe sobre la situación de la pobreza en Chile, en un plazo máximo de 4 meses. La Cámara de Diputados, a través de esa Comisión, destinaría esfuerzos especiales al análisis integral de uno de los principales problemas nacionales. Fundamos nuestra proposición en tres consideraciones. En primer lugar, es necesario determinar el real compromiso de los distintos sectores políticos con este agudo problema nacional. La pobreza es un hecho social que afecta a un alto número de chilenos. Existen estudios sólidos en los cuales se habla de 5 millones de pobres; otros demuestran que, en 1969, el 28,5 por ciento de los hogares vivía en condiciones de pobreza, y que, en 1989, ese porcentaje subió a 41.24 por ciento de los hogares. Más allá de lo que demuestren las cifras, el hecho concreto es que miles de chilenos viven en condiciones inhumanas.
La superación de la pobreza constituye un imperativo ético y político para el conjunto de la Nación, por lo cual es necesaria hacer un gran esfuerzo solidario, para enfrentar con seriedad las raíces y las manifestaciones de tal condición.
La actual situación de la pobreza es incompatible con la estabilidad económica y política del país. La reconstrucción democrática supone avances sustanciales y profundos en las condiciones de vida de los chilenos más pobres. Este es un compromiso del Gobierno de don Patricio Aylwin y constituye una de las principales preocupaciones de nuestra bancada. La justicia social no es una utopía. Es un desafío concreto y urgente.
La Comisión Especial que proponemos crear permitirá conocer los reales compromisos de todos los sectores y concertar acuerdos duraderos. Además, dará lugar a discutir integralmente el problema, sus perspectivas, su magnitud, para que sirvan de base para llevar a cabo políticas de emergencia, de largo plazo, pues la pobreza no será tarea de un solo Gobierno, sino de toda la Nación, y por mucho tiempo.
En segundo lugar, estimamos que la pobreza no es una fatalidad. Es preciso revisar las causas y evaluar las políticas aplicadas al respecto.
Es un hecho que existen distintos enfoques respecto del diagnóstico del problema y del papel del Estado.
Pueden distinguirse, a lo menos, tres enfoques:
Un enfoque neoliberal-autoritario, el cual supone que pobre es aquel que, por problemas del destino, no puede incorporarse al mercado y a sus beneficios. Como no está en el mercado, hay que ayudarlo, labor que el Estado debe realizar sin interferir en los mecanismos de mercado.
Existe también un enfoque populista, cuya visión es más humanitaria que la del anterior: considera que pobres son las personas y familias con un conjunto de carencias, y a las cuales el Estado debe entregarles ciertos bienes.
Un tercer enfoque es el que más nos interpreta. Este entiende a los pobres como aquéllos a los cuales la sociedad les niega su dimensión de trabajo y sus derechos como trabajador.
Luchar contra la pobreza no es sólo cubrir carencias. En efecto, se deben generar condiciones sociales para un trabajo digno, para que, por su propio esfuerzo y organización, todos satisfagan sus necesidades.
Es cierto que la pobreza en Chile tiene una largo historia. Sin embargo, en los últimos 16 años ella llegó a niveles cuantitativos y cualitativos muy graves.
La acción del gobierno dictatorial, sus opciones globales y sus políticas sociales son los factores que explican este gran deterioro en las condiciones de vida de millones de chilenos.
Hablamos, por ello, de deuda social; deuda de la sociedad con los jóvenes que no pudieron desarrollarse; con los hogares que han sufrido hambre y desalojos, y con las múltiples expresiones de violación de la dignidad básica del ser humano. La sociedad debe reparar los daños provocados por un enfoque inadecuado.
Somos críticos de las políticas de simple centralización y de redes sociales, pues parecen olvidar que la sociedad es un sistema y que es necesario examinar la pobreza en el contexto de la injusta distribución del ingreso y de la riqueza.
Centralización da la idea de un problema de unos pocos, siendo la pobreza una situación que afecta a casi la mitad de la población.
La comisión especial propuesta permitirá discutir y clarificar los distintos enfoques, abriendo el debate a la opinión pública.
En tercer término, el país necesita conocer la real envergadura de la herencia de pobreza que deja el Gobierno Militar.
La Honorable Diputada señora Cristi afirmaba, en una sesión pasada, que era necesario diagnosticar la situación actual y "dimensional*" efectivamente la magnitud de la pobreza. Compartimos plenamente ese propósito. La comisión especial que proponemos analizaría esta materia en tiempo razonable y seria y objetivamente.
Durante estos 16 años, no ha habido un debate abierto sobre el problema. La falta de transparencia y la imposibilidad de acceder a la información, fueron características de la administración autoritaria. Se llegó, incluso, a ocultar información, como es el caso de las fichas CAS, o el estudio de distribución del ingreso del Instituto Nacional de Estadísticas. A pesar de todo, se han hecho sólidos estudios sobre el tema, antes y después de 1985.
Un conjunto de organismos no gubernamentales, como CIEPLAN, PET, SUR, CED y FLACSO , han efectuado estimaciones, en muchas de las cuales, señora Diputada Cristi , se consideraron los subsidios de la red social, cuyo impacto es marginal.
Para cuantificar la pobreza hay distintas metodologías posibles. Una de ellas la estima de acuerdo con patrones internacionales que determinan una canasta básica; y, otra, que partiendo de algunos bienes físicos de cada familia, intenta complementarla con el mayor de la extrema pobreza.
Sobre la base de estos dos tipos de estudio, se debe evaluar la situación. Sin embargo, creemos que el método de la canasta es el más apropiado para un país, que, como Chile, ha sufrido una regresión tan significativa en la distribución del ingreso.
También es preciso hacer análisis cualitativos, porque la pobreza chilena es particularmente heterogénea. Los pobres tienen distintas potencialidades, porque en algunos casos se requiere inversión en capital humano, y en otros, no.
Asimismo, es preciso reconocer y valorar las capacidades de las personas que han logrado subsistir gracias al tremendo esfuerzo desplegado, como es el caso de las Ollas Comunes, de los Talleres Productivos, de los Comprando Juntos, de los Construyendo Juntos, de los Grupos de Salud y de muchas otras organizaciones.
¡Hay que ser serios! Se dice que la pobreza ha disminuido. Si la analizamos en la perspectiva de los últimos 16 años concluiremos, claramente, que no es así. Puede haber avances si la comparamos con los niveles existentes en 1985.
Cuando hablemos de disminución, aclaremos, entonces respecto de qué.
Sigue sin respuesta, sin embargo, la pregunta relativa al nivel en que estamos actualmente.
Los defensores de la anterior administración recurren exclusivamente a los indicadores que muestran un progreso que, por lo demás, no es el resultado de las políticas llevadas a cabo en los 16 años, sino el producto de una tarea nacional de muchas décadas, como es el caso de la cobertura profesional durante el parto, de la menor mortalidad materna, y de las campañas contra el analfabetismo. Nos parece correcto que dichas políticas se hayan mantenido durante estos años en beneficio de toda la población. Sin embargo, se esconden otros índices, como si, entre éstos, aquellos indicadores que han tenido un comportamiento regresivo no revistieran importancia o fuesen irrelevantes para la vida y bienestar de las familias y no hubiera que considerarlos como variables para definir y cuantificar la pobreza, como es el caso del incremento de las familias allegadas, del deterioro progresivo de las viviendas, del empleo informal y de la caída de los salarios, jubilaciones, pensiones y asignación familiar. A nada de ello se refiere la señora Diputada.
Constatamos un doble estándar en el tratamiento de esta materia. El problema de la pobreza debe ser abordado con estatura ética y moral, y concordamos en que el problema debe ser tratado en conjunto y de manera integral. El régimen anterior privilegió el desarrollo de determinados programas en desmedro de otros, de igual o más importancia que aquéllos. Lo que por un lado se daba, por el otro se quitaba. Mientras se centraban recursos hacia los programas de control de la madre y del niño, disminuían otros, tales como los destinados a las raciones alimenticias y a las tareas preventivas.
En fin, sobre estos temas la comisión especial que proponemos deberá discutir y sacar conclusiones.
Señor Presidente, creemos que la comisión especial constituirá un mecanismo apropiado para analizar integralmente este problema nacional tan importante, en un plazo razonable de 4 meses.
Ella podrá consultar a técnicos de organismos internacionales y de entidades nacionales, y, también escuchar a las organizaciones de los afectados. Las conclusiones a que ella llegue tendrán suma importancia para lograr una visión más clara de la situación en que estamos, así como de sus causas y evaluar, así, el impacto de las políticas aplicadas. Esperamos que ello se efectúe, también con análisis desagregados regionalmente.
Tendrá importancia, asimismo, porque permitirá hacer recomendaciones a organismos públicos; en especial, al Instituto Nacional de Estadísticas, en relación con el censo de población y vivienda del año 1992.
La importancia fundamental de una comisión como ésta radicará en que contribuirá a determinar la envergadura del esfuerzo solidario nacional y en que servirá para medir con mayor objetividad los avances que se vayan logrando en el contexto democrático.
Nuestra bancada concede especial importancia a esta proposición.
La Cámara de Diputados tiene una responsabilidad ineludible frente a la pobreza, y esta comisión especial puede ser un aporte en esa dirección.
Muchas gracias.
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