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- rdf:value = " EL PROBLEMA DE LA EXTREMA POBREZA EN CHILE. PROGRESOS ALCANZADOS EN LOS ULTIMOS AÑOS PARA RESOLVERLO. PROPOSICION PARA CREAR UNA COMISION PERMANENTE DE PLANIFICACION Y DESARROLLO SOCIAL
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Corresponde su tumo al Comité del Partido Renovación Nacional.
Tiene la palabra la Diputada señora María Angélica Cristi .
-Manifestaciones de desaprobación en las tribunas.
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Permítame, señora Cristi .
Reitero a quienes presencian esta sesión que, frente a cualquier otra manifestación que se haga desde ahora en adelante, haré despejar las tribunas.
La señora CRISTI.-
Señor Presidente, al ser elegidos por la ciudadanía, los chilenos han puesto sobre nosotros sus esperanzas de construir, día tras día, un Chile mejor, una sociedad de paz que avance decididamente por los caminos del progreso y del desarrollo, en los cuales cada uno de los hijos de esta Patria tenga las mejores oportunidades de elevar su nivel de vida y desplegar íntegramente las potencialidades inherentes a su condición de ser humano.
Por ello, quiero referirme a uno de los problemas que más directamente afecta a las reales posibilidades de avanzar por el camino señalado: la pobreza. Al hacerlo, debemos tener presente el compromiso y la responsabilidad que hemos asumido. Es hora de superar los eslóganes y las perspectivas ideologizadas y de enfrentar el problema con seriedad técnica, con el fin de buscar una solución real y efectiva.
Esto se hace especialmente relevante cuando, en concordancia con nuestro intenso compromiso con el desarrollo social, estamos a punto de discutir una forma tributaria que significa un gran esfuerzo solidario de los chilenos para contribuir a erradicar la pobreza y a aliviar la situación de los chilenos de menores recursos.
Considero de suma importancia que en estos momentos diagnostiquemos la situación y dimensionemos efectivamente la magnitud de la pobreza, para poder así cuantificar, con realismo y prudencia, los recursos que se requieran para lograr los objetivos que nos hemos impuesto. Es necesario que definamos hacia quiénes queremos llegar y cuál es la mejor forma de hacerlo, evitando que los recursos, fruto del esfuerzo común, se desvíen de sus destinatarios o se pierdan en la creación de una burocracia inorgánica, que ninguna relación tiene con la superación de la pobreza.
De igual forma, es importante "priorizar" las necesidades, debido a que éstas suelen ser mayores que los recursos disponibles, Nuestro deseo de solucionar todos los problemas en la mejor forma nos puede alejar de las verdaderas posibilidades de nuestro país.
Al definir las estrategias destinadas a erradicar la pobreza, resulta relevante tener presentes sus características más importantes y su complejidad.
Sin la pretensión de llegar a una definición exhaustiva del tema, quisiera reflexionar sobre algunas de sus dimensiones más importantes, en atención a que su superación no pasa solamente por el simple traspaso de recursos a los sectores de menores ingresos, a través de mecanismos redistributivos, los que pueden adolecer de imperfecciones que impidan su eficacia.
Si consideramos como extremadamente pobres a las personas que no alcanzan niveles mínimos de satisfacción de sus necesidades más básicas, y que, además, carecen de la capacidad de salir por sí mismas de esta situación, podemos coincidir en que ésta es una situación social persistente en el tiempo, la que se transmitirá de una generación a otra, si no existe un apoyo externo sostenido en el largo plazo.
La definición anterior nos lleva a la conclusión de que las acciones destinadas a la erradicación de la extrema pobreza deben centralizarse en los más necesitados, dando especial énfasis a las áreas de educación, de salud, de vivienda y de empleo.
La generación de estos beneficios está determinada por la aplicación de políticas económicas que den lugar a tasas de crecimiento sostenido.
Ello pone en evidencia la estrecha interdependencia entre las políticas sociales y las económicas, así como la existencia de un mecanismo complementario de las políticas sociales para superar la pobreza, a fin de posibilitar la existencia de oportunidades de crecimiento y de desarrollo para aquellos que, sin haber dejado de ser pobres, requieren de atención y disponen del capital humano y de las herramientas necesarias para incorporarse a los beneficios del desarrollo.
Aún están cercanos los días en que, como fruto del fragor de las campañas, se agitaban consignas que alteraban la real dimensión del problema de la pobreza en Chile, tanto para exagerarlo como para soslayarlo. Todavía nos parece escuchar las voces que, día tras día, hacían crecer el número de pobres, con la intención de magnificar los problemas y de buscar afanosamente adherentes.
Sin embargo, es preciso dar un paso adelante y enfrentar la situación real, en la que nadie puede negar que existen muchas carencias. Pero, también, hay que reconocer, con valentía y con honestidad, que se han registrado innegables progresos, que han puesto a nuestro país a la cabeza de las Naciones latinoamericanas en materia de desarrollo social.
Si bien en materia social no existen indicadores únicos que puedan dar cuenta de la situación real, como lo hace el Producto Geográfico Bruto en materia económica, existen diversos indicadores aceptados y utilizados internacionalmente, algunos de los cuales he considerado interesante destacar.
En salud, la cobertura de la atención profesional durante el parto aumentó de 81,1%, en 1970, a 97,8%, en 1987.
La mortalidad materna se redujo de 1,68% por cada mil nacidos vivos, en 1970, a 0,46%, en 1987.
La desnutrición infantil disminuyó de 15,5%, en 1975, a 8,6%, en 1988.
La desnutrición grave prácticamente desapareció, puesto que bajó de 0,7%, en 1975, a 0,07%, en 1988.
El promedio de escolaridad de los chilenos ha subido de 4,5%, en 1970, a 8,7%, en 1987.
El porcentaje de analfabetismo de las personas del primer "quintil" de ingresos, de edades entre los quince y los diecinueve años, era de 1,6%; en tanto que entre los veinte y los treinta y nueve, era de 2,7%; y entre los cuarenta y los cincuenta y nueve, de 8,2%.
La cobertura de agua potable urbana creció de 66,5% a un 98,5%.
La cobertura de agua potable en sectores rurales concentrados aumentó desde un 34,2%, en 1970, a un 74,0%, en 1988.
La cobertura de alcantarillado pasó de 31,1%, en 1970, a 80,5%, en 1988.
Un indicador que resume los progresos alcanzados por el país en materia de desarrollo social es la esperanza de vida al nacer, la que subió de 61,5 años, en 1970, a 71,5 años, en 1990. Es decir, Chile se encuentra a la cabeza de los países de América del Sur, con 10,5 años más de esperanza de vida que Perú; 6,5 años más que Brasil y Colombia, y 2 años más que Argentina.
Al respecto, cabe preguntarse si esto es posible en un país en el que existirían cinco o seis millones de pobres, de los cuales un importante porcentaje estaría conformado por indigentes que no podrían satisfacer ni siquiera sus necesidades de alimentación. Así lo han manifestado, en repetidas ocasiones, parlamentarios de Gobierno aquí presentes. Sin ir más lejos, lo ha afirmado el Diputado señor Claudio Huepe , en su última intervención, en esta Cámara.
Dichas cifras se basan en un estudio de Arístides Torcí, denominado "Distribución del ingreso". Las cifras usadas como base corresponden a la encuesta CASEN, "Impacto Redistributivo del Gasto Social", realizado por la Universidad de Chile en 1985.
En consecuencia, las cifras no reflejan en absoluto la situación actual. En efecto, los niveles de desempleo en 1985 alcanzaban a 12,1%. Adicionalmente, había un 7% de la fuerza de trabajo en programas como el PEM y el POJH que ocupaban personas cuyos ingresos eran inferiores al sueldo mínimo. Hoy, en cambio, el desempleo es de 5,3%. Más aún, el Producto Geográfico Bruto ha crecido, entre 1985 y 1989, en 31,9%. Queda demostrado lo absurdo que resulta seguir usando la cifra de cinco millones de pobres para reflejar la situación actual. Más que de absurdidad, casi se podría hablar de mala fe.
Hay otro error: los ingresos que se tomaron en cuenta con el objeto de medir la capacidad de las familias pobres para enfrentar sus necesidades mínimas de alimentación, vivienda, salud y educación, no incluyen los subsidios en especie que reciben las familias. Es decir, no se considera que parte de las necesidades ya están satisfechas por el Programa de Alimentación Complementaria, por el Programa de Alimentación Escolar y Preescolar y por otros subsidios directos no monetarios que reciben las familias, en salud, educación y vivienda. Peor aún, al comparar los ingresos declarados por personas en la encuesta CASEN con los ingresos de las Cuentas Nacionales, se advierte que existe una subdeclaración de parte de las personas, de aproximadamente 16% de los ingresos.
Un diagnóstico objetivo y real del problema permite determinar los recursos que se deben invertir en la solución de los problemas sociales más urgentes. No se trata aquí de cuantificar en forma subjetiva la pobreza. Lo que sí importa es superarla.
Por otra parte, las cantidades y los recursos por invertir varían significativamente si determinamos que el 40%, el 20% o el 15% de la población se encuentra en estado de pobreza. A esa tarea debemos aportar nuestros esfuerzos constantes.
El hecho de reconocer los progresos conseguidos en materia de desarrollo social, de ninguna manera significa desconocer la existencia de innumerables carencias y de problemas pendientes, que pueden y deben ser resueltos en la medida en que vayamos superando etapas y logrando un crecimiento económico estable y sostenido en el tiempo.
La tarea está lejos de haber concluido y no la abandonaremos mientras exista un solo pobre en nuestra Patria.
Esperamos que se continúen desplegando esfuerzos por concentrar y privilegiar el gasto social en los más pobres, y que las necesidades más urgentes sean las primeras en satisfacerse, en atención a un mejor aprovechamiento de los escasos recursos disponibles.
Es necesario proseguir por el camino del perfeccionamiento de los programas sociales, con el fin de que éstos sean cada vez más eficaces. En ese sentido, nos parece importante que los recursos destinados a la administración de ellos sean los mínimos necesarios, con el objeto de que su mayor parte se destine efectivamente a satisfacer las necesidades objetivas de los grupos que los requieren.
El desafío que tenemos por delante es grande, y en él nos parece "prioritario" emprender las siguientes tareas: fortalecer las políticas de inversión en capital humano de los pobres; aumentar significativamente la cobertura de la enseñanza prebásica; mejorar la calidad de la educación y suplir en la escuela las deficiencias culturales que se producen en los hogares pobres; crear programas de capacitación y de educación técnico-profesional para los jóvenes, entre los que aún se observa una cesantía mayor que el promedio nacional, de tal manera que puedan integrarse con mejor calificación a la fuerza de trabajo y aspirar a mejores salarios; mantener las prioridades en el financia- miento de la educación básica y de la enseñanza media, que son las verdaderamente relevantes para los pobres; aumentar el número de raciones escolares; estudiar un sistema de becas para los alumnos pobres que tengan buenas calificaciones, con el fin de que puedan ingresar a la educación superior.
En el área de la salud es menester continuar incrementando el nivel de equipamiento y de atención en los establecimientos del nivel primario, así como mejorar y dar fluidez a los mecanismos de referencia entre los niveles primarios, secundarios y terciarios.
En vivienda, debe darse preferencia a la solución de los problemas de los allegados; mantener la prioridad de los programas de vivienda para los sectores más desposeídos, y perfeccionar los instrumentos hipotecarios, para que los sectores medios puedan aspirar a soluciones habitacionales acordes con sus necesidades, sin que deba recurrirse a la desviación de la atención preferente del Estado desde los más pobres hacia ellos.
En materia de políticas asistenciales, es preciso elevar el nivel de las pensiones más bajas, y perfeccionar el sistema de asignaciones familiares, destinando este subsidio a los sectores de menores recursos, incentivando a los de mayores ingresos para que renuncien a ellas y permitiendo, de este modo, un mejoramiento del beneficio.
Se requiere crear programas efectivos para la disminución y la prevención del alcoholismo y de la drogadicción; buscar mecanismos que garanticen la tranquilidad y la seguridad de las personas; desarrollar programas de empleo en el nivel comunal; facilitar a la mujer su incorporación al mercado laboral; apoyar y aumentar la cobertura de atención a menores en situación irregular.
La estrategia que consiste en concentrar la acción directa y coordinada del Estado en los sectores más pobres y en propender a la igualdad de oportunidades a través de los programas y de los beneficios sociales, es lo que se denomina la "Red Social".
Para que dicha "Red Social" apunte efectivamente a la atención integral de sus beneficiarios, debe contarse con la concurrencia de los sectores ministeriales que la conforman, es decir, educación, salud, trabajo, previsión, vivienda y justicia.
Por ello, en el nivel parlamentario, consideramos fundamental que en el Reglamento se establezca la creación de una Comisión de Planificación y Desarrollo Social. Esta Comisión debería estar formada por un equipo suprapartidario y representativo de las Comisiones insertas en la programación social.
Las funciones de la Comisión serían: realizar un diagnóstico objetivo, cuantitativo y cualitativo, de la pobreza en nuestro país; definir una planificación social que se mantenga en el tiempo, mientras la situación lo requiera; focalizar los beneficios de la "Red Social" hacia la población que constituye su objetivo; dar preferencia a las necesidades de los grupos de que se trata de acuerdo con las disponibilidades del gasto social, y cautelar el buen uso de los recursos destinados al desarrollo social.
Esta Comisión representaría, en el Parlamento, el quehacer de la Oficina de Planificación Nacional en estas materias.
Por lo tanto, por intermedio del señor Presidente de la Cámara, solicito que la Comisión de Régimen Interno, Administración y Reglamento considere la creación de dicha Comisión, para lograr una participación activa y comprometida del Parlamento en el desarrollo social de la Nación.
He dicho.
-Aplausos en la Sala.
El señor VIERA-GALLO (Presidente).-
Pido a los señores parlamentarios que no realicen manifestaciones cada vez que un señor Diputado hace uso de la palabra. Debemos acostumbramos a que cada uno exponga sus ideas, sin necesidad de aplausos o de expresiones de disenso.
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