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El señor GARCÍA-HUIDOBRO .-
Señor Presidente, la verdad es que tanto el Senador Letelier como el Senador Patricio Walker han planteado un tema relevante para nuestra Región.
Y quiero referirme a una carta que nos envió el sacerdote que está a cargo de la congregación Orden de la Madre de Dios, a la cual no solamente perteneció el padre Alceste Piergiovanni , a quien le otorgamos la nacionalidad por especial gracia, sino también el padre Baldo Santi , quien creó la Clínica Familia. Es una congregación que siempre se ha dedicado a ayudar a las personas más desvalidas. La carta está fechada en el mes de mayo de 2017. En ella nos cuenta cómo lo pasaron en los últimos dos años.
En su texto se dice que la Fundación Alceste Piergiovanni es una fundación de derecho privado, sin fines de lucro y acreditada como un organismo colaborador del SENAME.
En ese contexto, en la actualidad tiene bajo su responsabilidad, en la comuna de Quinta de Tilcoco (Región de O'Higgins), el funcionamiento de tres proyectos residenciales de niños y niñas. El primero de ellos es la Residencia Familiar Femenina Mater Dei, que atiende a 19 niñas y adolescentes de entre 12 y 18 años; la residencia Villa Padre Alceste Piergiovanni , que atiende a 66 niños y niñas de entre 6 y 12 años; y la residencia de protección para lactantes y preescolares Olvido Riestra de Matetic, que atiende a 41 niños y niñas de entre 2 y 6 años.
Esa era la situación a mayo del 2017. Y en la carta -imagino que el Senador Letelier también la recibió- la fundación decía que les preocupaba sobremanera la situación por la que estaban atravesando sus residencias, que por su naturaleza transgredía el objetivo esencial de su labor: brindar una atención adecuada a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
En ese tiempo sus tres proyectos residenciales se encontraban funcionando con decreto de urgencia -¡con decreto de urgencia!-, situación que obedecía a que entre los meses de octubre y diciembre de 2015 se terminaron los convenios que regulaban el trabajo conjunto entre el SENAME y la fundación como organismo colaborador.
Se esperaba que, previo a la finalización de los convenios o inmediatamente después, se llamara a un concurso público para licitar la continuidad de las residencias, hecho que no se produjo hasta octubre de 2016. En esa fecha se licitó solo uno de los tres proyectos y no se presentaron a concurso público, dado que las condiciones ofrecidas no hacían viable el funcionamiento de la residencia desde el punto de vista financiero y, por sobre todo, técnico.
La residencia, entre otras características, debía atender a niños, niñas y jóvenes de entre 6 y 17 años. Mantener y atender a niñas, niños y adolescentes de ambos sexos en la misma residencia no permitía asegurar la entrega de un ambiente protector propicio para cada uno de ellos ni que se pudieran desarrollar conforme a sus propios requerimientos.
Durante enero de 2017 se llamó a licitación para una segunda residencia: la de lactantes y preescolares, proceso que en la actualidad se encuentra en etapa de apelación a los resultados por parte de la fundación.
Además, la carta indicaba que, como se evidenciaba hasta la fecha, transcurridos 18 meses -estoy hablando de mayo del 2017-, aún no se regularizaba la situación de la residencia, manteniéndose las condiciones de urgencia.
Y voy más allá.
Especial gravedad tiene el caso de la residencia Mater Dei, que estuvo cuatro meses con el pago de las subvenciones pendiente -¡cuatro meses!-, entre junio, julio, agosto y septiembre del 2016.
Además, el sacerdote hacía presente que esta situación no había variado hasta la fecha -mayo del 2017-, pues se encontraban pendientes de pago los meses de febrero y marzo de la misma residencia, y recién el 4 de mayo se había cancelado lo correspondiente al mes de marzo de las residencias Villa Padre Alceste Piergiovanni y Olvido Riestra de Matetic .
Lo complejo de esta situación -continuaba el sacerdote- ponía en riesgo la adecuada atención de los niños, niñas y adolescentes, dado que para poder cumplir con ellos habían debido contratar préstamos, con el consiguiente perjuicio económico para su institución, adicionalmente al estrés que generaba para todo el personal técnico, administrativo y de trato directo la incertidumbre respecto a la viabilidad de continuar con los proyectos.
La Fundación se definía como un organismo colaborador del SENAME, que brindaba atención a los niños y niñas.
Termino señalando, luego de resumida esta carta, señor Presidente , que el 31 de diciembre -es decir, hace tres días- se cerró ese hogar de menores, resolución tomada por unanimidad, incluso con la concurrencia del Superior General de la Orden .
Por eso, cuando uno ve que hoy día el costo de mantener a un reo o a un interno en una cárcel es de 740 mil pesos, se da cuenta de que para los niños el trato económico es totalmente distinto e insuficiente.
Ellos cerraron esta residencia. ¿Y a dónde van esos niños? Algunos vuelven ¡al propio hogar del que tuvieron que salir!, porque es la única alternativa que tienen; otros, a ciertos hogares que los están recibiendo. Pero un porcentaje importante no sabe dónde irá; posiblemente a otras regiones, tal como lo planteó el Senador Patricio Walker .
Esa es la situación en la actualidad.
Y también me preocupa lo que puede ocurrir en el Pequeño Cottolengo.
¿Saben lo de los niños -y no tan niños- fallecidos, desgraciadamente, en el Pequeño Cottolengo?
Estos menores no tienen dónde estar, y algunos han presentado problemas con la justicia.
Además, el personal de esa institución ya no quiere trabajar ahí. Viven con una permanente presión, porque a cada rato ingresa la PDI, se solicitan exhumaciones, lo cual crea un ambiente dramático al interior de este tipo de organismos. Por eso nos dicen que parte de su personal, por mucha vocación que tenga para cuidar a los niños, prefiere no trabajar ahí.
Entonces, nos encontramos con situaciones que, a la larga, en vez de apoyar -sin duda hay que valorar el proyecto presentado ahora, y votarlo favorablemente- a estos organismos en los últimos años, los conducen al cierre, sin considerar la persecución a que se los somete.
Ya dije hace un tiempo -y perdónenme la franqueza- que, curiosamente, todas las instituciones que están cerrando pertenecen a iglesias, y aquellas que de alguna manera persiguen lucro -entre comillas- no tienen mayores problemas.
Señor Presidente , una institución con historia, como el hogar de esta Fundación, que llevaba 50 años apoyando a los niños vulnerables en mi Región, ¡acaba de cerrar el 31 de diciembre!
Eso está ocurriendo en nuestro país.
Entonces, mucho se habla de la situación del SENAME; de que debemos preocuparnos de los niños vulnerables; sin embargo, por otro lado, queda de manifiesto la ausencia de recursos, la persecución de instituciones, la tramitación burocrática.
Imagínense un hogar de estos sin recursos por cuatro meses, que debe pedir préstamos o ayuda a sus voluntarios para atender y pagar los sueldos.
Me decía el padre Alejandro Abarca que una señora colaboró voluntariamente con dinero para poder pagar la indemnización de funcionarios que llevaban trabajando numerosos años.
Esa es la situación de muchos hogares hoy día, señor Presidente.
Por tanto, me parece estupendo el proyecto que ahora debatimos, con el cual estamos de acuerdo y lo vamos a apoyar. Pero me da la impresión de que estamos absolutamente atrasados en cuanto a la reacción que, como Estado, como Congreso, como Gobierno, debemos tener por la realidad que enfrentan hoy día en Chile los niños, por quienes más tenemos que preocuparnos. Y después decimos: "Miren el porcentaje de jóvenes que caen en la delincuencia. Qué apoyo se les está dando".
Entonces, considero que este es el momento de reflexionar, porque la realidad nos está pasando por encima y no se está reaccionando como el país necesita y, sobre todo, los niños necesitan.
Quise traer esto a colación, pues se trata de hechos reales de la historia que aquí se está escribiendo. Y le digo al señor Ministro -por su intermedio, señor Presidente - que tengo gran confianza en que en los días que le quedan en el cargo podrá reaccionar y apoyar a este tipo de fundaciones.
De lo contrario, ¿qué pasaría si cerrara el Pequeño Cottolengo? ¿A dónde irán esos niños? No hay un lugar que los cobije.
Tanto es así que a la Fundación que se menciona en la referida carta el Gobierno le pidió que, por favor, siguiera atendiendo. Pero se le dijo que no podía ni económica ni mentalmente continuar.
He dicho.
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