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El señor COLOMA.-
Gracias, señor Presidente.
Ha sido un largo peregrinar esta ley en proyecto. Yo sé que no partió hoy día y que ha sido objeto de un debate bien profundo en este mismo Senado. Pero la idea no es repetir toda la discusión, sino solo señalar que esta es la tercera vez que tendremos una ley en esta materia, conforme a la cual, básicamente, se busca generar ciertas condiciones en cuanto a la donación de órganos.
En lo personal, he votado de forma sucesiva en contra de esta normativa, pero he tratado de llegar a acuerdo en la lógica de que, obviamente, es deseable que los ciudadanos sean donantes, por cuanto uno de alguna manera es dueño de los órganos que forman parte de su estructura.
Entonces, habiendo una lógica de autonomía de la voluntad, la ley aprobada por este Parlamento y por el Gobierno, porque fue algo que se colegisló, apuntaba a preguntarles a las personas si querían ser o no donantes. Pero se dio el hecho, impensado quizás -algunos podrán decir lo contrario-, de que cuatro millones de ciudadanos manifestaron su decisión de no ser donantes. Sin embargo, después fue cambiada esa normativa y hoy día tenemos la Ley de Donación Universal, la cual se tradujo en que esos cuatro millones de personas dijeron que no, en el ejercicio legítimo de la autonomía de su voluntad.
No obstante, surgió una proposición en orden a cómo se podía poner a esas personas de algún modo en situación de ratificar o no su decisión en función de la nueva ley que se había aprobado en materia de donación universal.
Originalmente se planteó que ello se hiciera a través de una acción: ir al notario o al Registro Civil . Esto, objetivamente, no era una buena fórmula, tal como tampoco lo fue la primera idea, de que las personas que deseaban expresar su voluntad de ser donantes acudieran a una notaría. Tampoco resultó, porque la gente generalmente no busca ese tipo de decisiones.
Ahora bien, una vez que se hubiera preguntado y que la autonomía de la libertad estuviera expresada, el punto era cómo generar una instancia para que las personas fueran debidamente emplazadas.
De ahí surgió en este Parlamento, en este Senado, la idea de que el Ministerio de Salud tuviera el deber de notificar a la gente a través del Registro Civil . Por tanto, se estableció un plazo de dos años (el cual resultaba razonable), una vez vencido el cual se entendería que todas las personas pasaban a ser donantes, incluyendo a quienes no habían expresado nada.
Pero la Cámara de Diputados -a mi juicio, no con buen criterio- formuló un planteamiento y rebajó ese lapso a un año.
Sin embargo, se nos planteó una duda en ese sentido. Obviamente, pudimos haber insistido o recurrir a una Comisión Mixta. Porque se trataba de ser generosos en la discusión, pero también de mantener los conceptos.
Es por eso que con el Gobierno -y lo conversamos con varios parlamentarios- llegamos a un Protocolo de Acuerdo respecto al proceso de notificación, que a mi juicio permitirá que se genere una mayoría relevante, conforme al cual el Ministerio de Salud tendrá un año para notificar al Registro de No Donantes de la circunstancia de que se debe tomar una opción. Y el Ejecutivo se ha comprometido -lo ha hecho con el Registro Civil y con las demás instancias- a transformar a seis meses ese plazo en la práctica, a hacer un máximo esfuerzo.
¿Por qué es importante esto? Porque se requiere que las personas sean debidamente notificadas de la decisión que tienen que tomar.
Si ustedes miran la normativa, se da el mismo escenario: se dispone de un año para notificar, y una vez transcurrido este, automáticamente pasan a ser donantes. Sin embargo, con este Protocolo lo que se hace es acortar el plazo de notificación al ciudadano no donante, el cual tendrá un período adicional para expresar su voluntad cuando vaya a realizar un trámite, cuando vaya a renovar una licencia, cuando vaya al Registro Civil o cuando vaya a una notaría.
¿Uno puede decir que es lo óptimo? No. Estimo que lo óptimo hubiese sido esperar a que a la persona, en el mismo acto en que se declaró no donante, al momento de renovar su carnet de identidad, se le planteara nuevamente la pregunta. No se logró eso, pero creo que la notificación por parte del Ministerio ayuda a generar ese debido emplazamiento.
Ahora, el hecho de que se haya adoptado el compromiso de que ello sea posible en seis meses brinda, obviamente, un mayor espacio para que la gente pueda determinar libremente -eso es lo importante; yo defiendo la libertad de las personas a tomar sus decisiones- si prefieren mantenerse en el Registro de No Donantes o dar un paso distinto.
También en el protocolo de acuerdo establecimos que cuando haya difusión para el fomento de donación de órganos se informe explícitamente a los no donantes que tienen la opción de ratificar o cambiar su decisión en el marco de las campañas gubernativas.
No es el óptimo de los acuerdos, pero me parece que al final nos evita trámites adicionales. Uno siempre trata de ayudar a resolver estas dificultades.
He dicho.
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