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La señora CARVAJAL, doña M.a Loreto (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado Tomás Hirsch .
El señor HIRSCH.-
Señora Presidenta, desde que se presentó este proyecto de ley, hace casi seis años, hemos escuchado todas las excusas habidas y por haber para impedir que estuviera siquiera en tabla. Un senador decía que si llegaba raspando la olla a fin de mes, ya estaba contento, y que ocho millones de pesos no era tanta plata. De todas esas excusas, la más vergonzosa era la de decir que si las dietas de los parlamentarios se rebajaban, los más preparados perderían el interés en ser parte del Congreso.
La realidad hoy día en Chile es indesmentible. Chile es el país de la OCDE en que los parlamentarios reciben más altos ingresos. Superamos a países con un nivel de desarrollo mucho mayor, como Estados Unidos de América, Japón , Australia, Alemania. Y en relación con los salarios mínimos por país, somos la segunda nación con diferencias más altas entre sueldo mínimo y dieta parlamentaria. Nuestra dieta es equivalente a cuarenta salarios mínimos. En países desarrollados, como Suecia, Noruega o Dinamarca, esta relación no supera los cuatro o cinco salarios mínimos.
¿Cuánto afectará a la corrección de las desigualdades sociales la aprobación de un proyecto como este? Probablemente muy poco. Pero el tema de fondo es ético, es que seamos capaces de dar una señal clara y contundente de austeridad a la ciudadanía reduciendo nuestra dieta en 50 por ciento de inmediato hasta que esta sea definida por el órgano externo establecido en la ley en proyecto, que incluirá a dos representantes del Banco Central, dos de la Alta Dirección Pública y uno del Presidente de la República.
En un país con diferencias sociales tan marcadas, con un salario mínimo de 300.000 pesos, en que la mitad de los trabajadores gana alrededor de 400.000 pesos, en que la mayoría de los adultos mayores recibe poco más de 100.000 pesos de jubilación, mantener nuestras dietas es un insulto a la confianza, al sentido común y a la buena fe de las ciudadanas y los ciudadanos.
Esto que estamos logrando hoy es un triunfo del movimiento social: haber conseguido obligar a diputados que se negaron sistemáticamente a apoyar esta iniciativa y que hoy la han tenido que aceptar. Yo me alegro profundamente por eso.
Por eso es tan relevante este proyecto, que finalmente rebaja nuestra dieta en 50 por ciento y que fija este organismo externo y autónomo para definir las dietas futuras, tanto nuestras como de las altas autoridades del país.
Sin embargo, quiero expresar mi rechazo rotundo a la indicación que busca bajar el sueldo a los trabajadores que asesoran a los parlamentarios. Esa indicación se escribió literalmente en una servilleta, sin ninguna discusión, sin ningún debate, sin ningún análisis, sin ninguna argumentación que la sustentara, simplemente para ensuciar este proyecto, perjudicando a trabajadores del Congreso. Eso es una pequeñez y un acto de revanchismo lamentable que busca perjudicar a los trabajadores del Parlamento por una medida que estaba destinada únicamente a rebajar nuestras dietas y las de las altas autoridades del país.
Es inaceptable que una iniciativa que busca traer algo de justicia social nuevamente la derecha la distorsione para perjudicar a los trabajadores. Lo digo, porque si esa indicación prospera, habría que reducir a la mitad el sueldo de los trabajadores o, lisa y llanamente -escuchen bien-, despedirlos. La derecha insiste en castigar a los trabajadores. ¿Por qué lo hace?
Yo espero que rechacemos por amplia mayoría esa indicación, que es totalmente contraria al espíritu de este proyecto. Bajemos nuestros gastos operacionales, bajemos nuestros viáticos, bajemos nuestra dieta, pero no castiguemos a los trabajadores. ¡Eso es inaceptable!
(Aplausos)
También rechazaré que los parlamentarios abogados puedan litigar y que se rebaje el sueldo a jueces y alcaldes. Presentamos una indicación para tal efecto.
Y, por cierto, espero que aprobemos por unanimidad la rebaja de nuestra dieta y de las demás autoridades del país que hoy ganan sueldos muy, pero muy por sobre lo éticamente correcto.
He dicho.
-Aplausos.
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