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El señor FLORES, don Iván (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada Camila Rojas .
La señora ROJAS (doña Camila).-
Señor Presidente, parto señalando que aprobaré este proyecto porque me parece que debemos rebajar la dieta de los parlamentarios y las remuneraciones de otras autoridades del Estado; sin embargo, me gustaría complementarlo con las siguientes reflexiones:
La primera es que hay diferentes visiones respecto de lo que ha cuestionado la sociedad, y es real que una de ellas tiene que ver con las desigualdades de sueldo, realidad en la cual, el que los parlamentarios tengamos un sueldo de 9 millones brutos y de 6 millones líquidos, nos distancia bastante de lo que pasa en el Chile promedio, incluso en el Chile de la mediana, porque los sueldos del resto de nuestros compatriotas son mucho más bajos, y quienes viven con esos ingresos tienen trabajos honestos, se esfuerzan, no obstante lo cual no ganan lo que ganamos nosotros.
Identificar esa desigualdad no significa no valorar el trabajo parlamentario, no significa que este Congreso Nacional no tenga que existir ni significa que tengamos que recibir el suelo mínimo.
La segunda reflexión es en torno a cuánto tuvo que ocurrir y qué tuvo que pasar para que el Congreso Nacional reaccionara y tomara medidas particulares respecto del sueldo de los congresistas.
¿Qué tuvo que pasar afuera? ¿Cuántos de los que estamos acá decidimos esto antes o tuvo que haber una movilización con uno o dos millones de personas en las calles para que nos parezca que es un tema que se debe tratar? ¿Cuántos incendios o saqueos deben ocurrir para que aquí se tomen determinaciones respecto no solo de nuestro sueldo, sino también de un sinfín de otras cuestiones?
Considero que la señal que damos es bien negativa, porque parece que debe ocurrir todo eso para que el Congreso Nacional reaccione; que tiene que quemarse Chile para que el Parlamento reaccione. Por supuesto, esa es una señal muy negativa.
Después de 41 días de movilizaciones, que recién estemos sacando este proyecto y que todavía no haya una agenda consolidada que responda a las demandas sociales que se mencionan en las calles nos lleva a un abismo, porque sabemos dónde comenzamos, pero no dónde terminaremos.
En tercer lugar, me parece que el cómo se ha dado la discusión en este Congreso Nacional, particularmente en la Cámara de Diputados, habla de una descomposición general de la forma de hacer política, una descomposición social general. Porque lo que aquí se pone por delante, además de historias personales y acusaciones cruzadas, no es lo primordial. Muchos dicen que hay que dar la discusión en otro tono, pero luego nos encontramos con que la mayoría termina deteniéndose en puntos que no les interesan a nadie de los que nos están viendo por el canal de televisión de la Cámara de Diputados ni a nadie de los que se están manifestando en las calles.
En definitiva, considero que la discusión debe ser distinta, que la dieta debe bajar y que el debate en torno a las asignaciones parlamentarias sí se tiene que dar, no en este proyecto, pero sí debe estar presente.
He dicho.
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