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La señora PROVOSTE.-
Presidenta, sin duda, este debate, que se da en el día de hoy, para quienes somos autores de una de las mociones refundidas en el presente proyecto de ley -me remito al año 2014, cuando la planteamos-, es importante y tiene que ver con una mirada bastante más profunda que la discusión coyuntural que muchas veces escuchamos en este Hemiciclo, relacionada tal vez con una suerte de insensibilidad política que ha cruzado la profunda desigualdad que vive Chile.
En tal sentido, considero relevante hacer una distinción. Nuestra moción del 2014, al menos, no se genera a partir de lo ocurrido tras el estallido social del 18 de octubre, ni por la crisis sanitaria, la pandemia o el abandono en que hoy se encuentran numerosas familias vulnerables en nuestro país, sino que responde a la profunda convicción de que Chile requiere una forma de sociedad distinta, en donde nos movamos con otros criterios, en donde la justicia y la equidad social sean realmente valores insustituibles en nuestra relación comunitaria.
Por lo tanto, no nos parece correcto que hoy día exista una diferencia tan abismante entre los sueldos de la Administración Pública, de quienes tenemos la posibilidad de recibir remuneraciones más altas, y los que tienen sueldos más bajos.
Quiero insistir, señora Presidenta , en que esto se da frente a una suerte de insensibilidad política, que se expresa también en el momento que estamos viviendo como sociedad, en una delicada coyuntura histórica. Hay una especie de adormecimiento, de negación deliberada de la gravedad de las cosas, de la gravedad de la desigualdad en nuestro país, que se expresó con fuerza en el estallido del 18 de octubre. Y no me cabe ninguna duda de que se va a seguir manifestando, porque yo le pregunto hoy día a cualquier chileno o chilena: ¿puede superar esta crisis con un bono de 50 mil pesos, que es lo que ha entregado el Gobierno del Presidente Piñera? ¡Un bono de 50 mil pesos!
Cuando después hace un punto de prensa en La Moneda y dice que va a ayudar a los trabajadores independientes, a los informales, que son 2,7 millones de chilenos y chilenas, y le promete al país que va a enviar un proyecto por 2 mil millones de dólares, pero llega al Parlamento uno por 800 millones, eso tiene que ver con una negación deliberada de la gravedad de las cosas que están ocurriendo, algo así como un persistente prorrateo de alternativas de salida. Es como si se pensara que nada puede salirse de control, que todo es manejable, que todo este statu quo puede ser otorgado y despojado a voluntad.
Veo una fuerte propensión a la manipulación de las conciencias, al oscurantismo de la información o al claro uso de herramientas de control social a través de los medios de comunicación.
Sí, Presidenta , lo digo porque hay quienes se esconden a través de buenos titulares que dicen "queremos colocar límites a la reelección" y esconden que verdaderamente no quieren competir con un determinado candidato o candidata en su zona; esconden, a través de buenos titulares, por ejemplo el de "sala cuna universal", que quieren privatizar la educación inicial; esconden, a través de buenos titulares, como el de "protección al empleo", que quieren seguir profundizando las desigualdades de los trabajadores y trabajadoras que enfrentan mayores dificultades.
Afortunadamente, el estallido social tiene una agenda social y la fijación de un cronograma constitucional.
Yo esperaría que estas materias fueran parte de las definiciones de dicho cronograma, y que quienes salieran electos para representar y hacer una nueva Constitución fijaran los valores que anhelamos tener en nuestra democracia; valores en donde nadie ganara una diferencia, entre el que menos y el que más gana en una organización, de una determinada cantidad de veces.
Esa es la sociedad que aspiro a seguir construyendo. También aspiro a que en ese itinerario constitucional se defina cómo van a ser, por ejemplo, los límites a la reelección, pues a lo mejor quienes resulten electos podrán decir que no quieren que nadie vuelva a ser reelegido. ¿Por qué vamos a quitar, si ya sabemos que existe un cronograma constitucional fijado, con la mirada mezquina de un Congreso que es incumbente? Porque, cuando alguien dice "mire, no quiero que este caballero o esta señora se vuelva a postular porque yo no quiero competir con ellos", ¡hay incumbentes!
Yo le tengo más confianza a la decisión que tome una asamblea constituyente elegida cien por ciento por la ciudadanía, con participación paritaria, para que en esta fijación del cronograma establezcamos también nuevos y mejores valores por los que se rija nuestra democracia.
He dicho.
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