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El señor INSULZA.-
Señora Presidenta , creo que esta discusión es completamente distinta de la anterior. Por eso me extraña que alguien haya dicho que era consecuencia prácticamente una de la otra y que tenía que haber coherencia.
La primera discusión fue interesante, sin duda.
Le confieso que en algún momento dudé incluso: para dar una muestra de buena voluntad, pensé en unirme a la mayoría para que aprobáramos todo.
Si todos creen que es necesario limitar los períodos de los parlamentarios, está bien. No me parece una buena idea; a mí no me gusta, y comparto el parecer de los que dicen que no mejora en absoluto la función pública. Pero, en fin. Esa discusión en su momento parecía perseguir fines democráticos legítimos y daba la posibilidad a la ciudadanía, que era lo que queríamos, de decidir si seguían o no en el cargo sus parlamentarios.
Me parecía razonable. Fue una buena discusión.
Pero, acto seguido, entramos a esta segunda materia. ¡Este era el artículo de verdad, pues! ¡Esta era la discusión en serio!
El problema de decidir sobre la retroactividad -o como se llame; no voy a discutir si está bien o mal el nombre- radica en que quienes deben resolver no se encuentran en una posición de imparcialidad. Y no es necesario empezar a concluir de qué manera algunos pueden sacar provechos electorales u otros ver frustradas sus intenciones de elegirse o reelegirse. Ese no es el punto. El problema es que públicamente, incluso, ya se sacan cuentas acerca de quiénes son perjudicados y quiénes son favorecidos.
Es la consecuencia -y perdonen que vuelva el tema de la retroactividad- de que se permita aplicar la norma al mismo Congreso que la eligió, porque el Parlamento se renueva en el año 2021 y entra a funcionar el 2022. Ese será un nuevo Congreso y es allí donde corresponde.
Dicho sea de paso, por eso me gusta mucho la argumentación que dio la Senadora Órdenes y otros. Hay que esperar la Nueva Constitución. ¿Por qué estamos tan apurados por reformarla ahora?
¡Hay gente que podría estar cuarenta años en el Congreso! ¡Hay colegas que han sido Diputados y Senadores durante tres décadas y ahora pontifican acerca de la necesidad de renovarse!
Yo no tengo nada con que hayan estado ahí todo ese tiempo. Creo que algunos de ellos lo hicieron bien.
Pero no entiendo eso de decir: "¡Tenemos que rebajarnos el sueldo!"; "¡Tenemos que acortarnos los períodos!"; "¡Tenemos que limitar el número de parlamentarios!".
Esas medidas no van a resolver el problema.
¡Eso lo estamos haciendo para tratar de resolver un problema anterior! Y ese problema es la crisis de representatividad que golpea transversalmente a los que ejercemos actividades públicas en las instituciones democráticas del país.
Es mucho más profunda la crítica respecto de cuánta plata ganamos o cuántos años duramos en el cargo y todas esas cosas.
Entonces, si vamos a hacer un debate en serio, no lo contaminemos con cálculos de corto plazo, como parece ocurrir aquí, ni con la búsqueda de aplausos fáciles, ni con el temor a las funas o al reproche de las redes sociales.
Algunos creen que los problemas de las redes sociales existen solo ahora. ¡Pero si la oficina cien de La Moneda se llenaba de cartas insultantes, anónimas, cuando yo era Ministro del Interior , y muchas iban dirigidas a mí! Y me tocó vivir un caso que ustedes recordarán, de un amigo del Senador Moreira, y tuve que ir a dar la cara a mi partido y a todas partes por eso. Porque cuando uno cree en las cosas, la gente le cree, lo respeta. La gente no cree en nosotros porque no nos respeta. Y no nos va a respetar porque hagamos estas cosas, nos va a respetar si gobernamos bien. Y no estamos gobernando bien. ¡Cómo vamos a estar gobernando bien si estamos sentados aquí toda una tarde cuando el país está en el peak de su pandemia, y puede ir más allá todavía!
Entonces, señora Presidenta , creo que hay que discutir francamente esto. Nosotros vamos a salir de aquí mal, por mucho que se diga que no. Por cierto que aquí van a surgir resentimientos y van a quedar resabios, etcétera. Si no, no sería tan dramática esta discusión, si finalmente va a una Comisión Mixta. De pronto, se arreglan las cosas en la Comisión Mixta.
Dicho sea de paso, en la Cámara de Diputados -fue ahí donde surgió el actual debate- no hubo ningún problema para aprobar la enmienda que reduce los períodos y acto seguido hacerla regir un período después. No hubo ningún inconveniente. A nadie le pareció terrible eso. Nadie se escandalizó. ¿Y por qué no podemos hacerlo nosotros? Porque las urgencias son ahora. Y en eso tienen razón los Senadores que lo han planteado. Si queremos dictar una nueva Constitución dentro del plazo de un año, un año y medio, antes de las elecciones -el ideal es que eso fuera antes o inmediatamente después de la elección-, ¿por qué no limitamos ahí los plazos?, ¿por qué no ponemos ahí las normas?...
El señor GUZMÁN ( Secretario General ).-
Vamos a activar el micrófono.
La señora MUÑOZ ( Presidenta ).-
Active el micrófono.
El señor INSULZA.-
(falla de audio en transmisión telemática)... sorprendido, de pronto, por esta vehemencia con que primero tuvimos una gran discusión, pomposa y entusiasta, con todo tipo de bonitas palabras, pero de pronto surgió la verdad: aquí de lo que se trata es de echarlos ahora.
A mí no me gusta eso, señora Presidenta . Francamente, no lo creo sincero ni que esté bien.
Por esa razón, voy a votar en contra de la norma, porque realmente deshace toda la discusión que efectuamos antes. No creo que sea la continuación necesaria, sino que es el mentís del debate que tuvimos primero.
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