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El señor LATORRE.-
Señora Presidenta, estamos frente a un proyecto que confronta una de las principales contradicciones del modelo neoliberal chileno, que son las AFP.
Existe una crisis de legitimidad con las AFP en varios sentidos.
En primer lugar, hay una crisis de legitimidad de origen: las AFP fueron impuestas en dictadura, en los años 80, por el hermano del Presidente Piñera , José Piñera , cuando este último era Ministro del Trabajo de Pinochet , a través del decreto ley N° 3.500. ¡Treinta y nueve años de funcionamiento con este decreto ley impuesto en dictadura! Hay una crisis de legitimidad en su origen. Mientras se violaban los derechos humanos se imponía este sistema nefasto de capitalización individual, que en el fondo no tenía por propósito crear un sistema de pensiones que fuera a pagar pensiones decentes a la gente, tasas de reemplazo decentes para los trabajadores, sino que su objetivo era crear un mercado de capitales.
El otro problema de legitimidad es que este mercado de capitales es un mecanismo de financiamiento barato de los trabajadores a los grandes grupos económicos de nuestro país: a la banca; al grupo Matte ; al grupo Angelini ; al grupo Luksic ; a los grandes inversionistas; a especuladores financieros; al señor Sutil , representante de los empresarios; a grandes empresarios inversionistas, como el mismo Presidente Piñera y sus amigos. Ahí hay una contradicción brutal de este modelo: los trabajadores financian a los grandes grupos económicos para que se hagan cada vez más ricos. ¿A cambio de qué? De pensiones de miseria.
¡Eso es insostenible!
El tercer problema de legitimidad tiene que ver con el tipo de inversiones que se realizan con el fondo de pensiones de los trabajadores. Con el 80 por ciento del PIB, más de 200.000 mil millones de dólares, se financian empresas que dañan el medio ambiente; que tienen malas prácticas laborales, prácticas antisindicales; que estafan a los consumidores con colusiones; que eluden impuestos; que tienen grandes exenciones tributarias y reciben perdonazos tributarios; empresas que han dañado la democracia con financiamiento irregular de la política. O sea, hay un problema de legitimidad ahí también. Y, además, con la especulación financiera en el sistema internacional.
Este es el principio del fin de las AFP. Lo digo así, categóricamente: ¡este es el principio del fin de las AFP! ¡Este sistema es insostenible! ¡No se puede seguir sosteniendo más!
Ahora, esto abre el debate para crear en Chile un verdadero sistema de seguridad social, ¡un verdadero sistema de seguridad social!, basado en los principios que propone la Organización Internacional del Trabajo, con un fondo tripartido, con aportes de los trabajadores, de los empleadores y del Estado.
Es un dogma que los trabajadores tengan que cotizar obligatoriamente en cuentas de capitalización individual y en empresas privadas con fines de lucro. En la gran mayoría de los países del mundo los trabajadores cotizan de manera obligatoria en un fondo de reparto. Puede ser un sistema de reparto moderno, con reservas técnicas, con participación de los trabajadores y con criterios éticos y sociales, ecológicos, de desarrollo sostenible en las inversiones. Hay que avanzar hacia un control social y democrático de esas inversiones, hacia la democracia económica.
Por último, ¿por qué tiene tanto apoyo ciudadano este proyecto del retiro del 10 por ciento, de un porcentaje del fondo de pensiones, que, por lo demás, es voluntario (nadie obliga a nadie a retirarlo, sino que se habilita esa posibilidad)? Porque la gente quiere que le devuelvan un porcentaje de -como se dice- sus fondos de pensiones en un contexto de crisis, excepcional, en que el Estado ha llegado tarde, mal, a las llamadas "clases medias", precarizadas, vulnerables, endeudadas, para que puedan paliar la crisis.
Eso es: un proyecto de tipo humanitario en un tiempo excepcional. Pero abre un debate de fondo sobre los cambios estructurales que hay que hacer en nuestra sociedad; hacernos cargo de lo que fue el estallido social, y hacernos cargo de una recuperación pospandemia con justicia social y justicia ambiental.
Por eso, desde el Frente Amplio apoyamos esta iniciativa y decimos: es pan para hoy, pero seguridad social para mañana.
Voto a favor.
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