
-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/691594/seccion/akn691594-po1-ds6-ds46
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/691594/seccion/akn691594-po1-ds2
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/691594
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1778
- rdf:value = "
El señor COLOMA.-
Gracias, señor Presidente.
Una de las grandes y amargas lecciones que dejaron el estallido social y la violencia de octubre, que tanto impactaron a Chile -vamos estudiando permanentemente sus causas, sus consecuencias-, es que, más allá del éxito del proceso económico, político y social de los últimos 35 años, había un tema en el cual habíamos fallado como sociedad, y hablo de una falla ética: las pensiones.
De ahí se convocó transversalmente a especialistas de todos los sectores, quienes muy masivamente recomendaron aumentar en forma drástica los ahorros de las cuentas para mejorar las jubilaciones.
Y se instaló un debate muy profundo con respecto a las cotizaciones de los empleadores: hasta qué medida debían subir -se habló de un 3, de un 4, de un 6 por ciento- para generar una base suficiente que permitiera una pensión digna.
Y también se planteó el esfuerzo del Estado con aquellos ya pensionados, lo que se traducía en mejoras de 50 por ciento para los sectores más afectados.
Esa era la discusión de Chile nueve meses atrás.
Y estando en esa etapa de discusión, hace poco tiempo se produjo otro terrible drama social: el COVID.
El coronavirus afectó la salud, la economía, la convivencia, y obviamente hay un antes y un después. Y respecto de esto no podemos endosarle la responsabilidad a un sector determinado, toda vez que se trata de una crisis planetaria que, más allá de todos los científicos que afirmaban que se habían acabado las pandemias, nos golpeó con brutal dureza.
Si uno sigue esa secuencia, observa que hay dos temas muy diferentes y muy importantes para Chile, con dimensiones y contextos distintos.
Y a mí, señor Presidente, me parece demasiado obvio que ante este nuevo escenario resulta impresentable que se busque paliar el efecto económico del COVID-19 recurriendo a los fondos previsionales, ya que entiendo que eso puede producir un primer alivio temporal, pero sabemos que dinamita consecuencialmente cualquier esfuerzo por mejorar las pensiones, que es la deuda permanente -no transitoria- del sistema chileno.
¿No les parece raro a los que estamos acá que si hace nueve meses todos coincidíamos en el deber moral de mejorar las jubilaciones, ahora algunos convoquen a disminuir los fondos en que se basan, sin que se hagan cargo de que ello acarrea el empobrecimiento futuro?
Además, Presidente , me genera una reflexión especial que esto haya nacido de una idea de la Izquierda más dura no del Senado, sino de la Cámara de Diputados -digamos las cosas, ahí está radicado el eje de esta acción-, y que para hacerlo recurran a un resquicio constitucional: intentar modificar el artículo transitorio, que requiere tres quintos, y no una norma de seguridad social, que efectivamente precisa dos tercios.
Basta ver la euforia de los autores, con paseos en locales de la Cámara de Diputados después de la votación, y sus comentarios de que aquí se iniciaba la demolición del sistema, de que aquí se comenzaba a hacer el país desde cero, para darnos cuenta de lo que está detrás.
Yo no soy partidario de que el estatismo y el populismo sean los ejes centrales de la política en Chile, que en lo inmediato no refleja otra cosa que actuar según los likes de las redes sociales, más que conforme al análisis de los efectos de las medidas en sus ciudadanos.
¿Quiere decir esto que la autoridad ha hecho todo bien? No. Y hay cosas que obviamente son impredecibles. Nadie supuso en ninguna parte, en marzo o en abril, la violencia, la dureza, la complejidad de pandemias de esta naturaleza. Y se hicieron esfuerzos que, mirados en retrospectiva, pudieron haber sido más intensos, pero es fácil ser acreedor del otro, es mucho más difícil estar en la responsabilidad de Estado.
Y se han hecho cosas muy relevantes, el "bono COVID-19"; el IFE; el nuevo IFE que se aprueba hoy día en la Cámara de Diputados -espero- y la próxima semana en el Senado; el bono a la clase media, que aprobamos en la Comisión de Hacienda hace una hora, y que es una de las políticas públicas más potentes en la historia de Chile en transferencias directas, que supone un bono a la clase media de quinientos mil pesos, reduciendo el límite para que aquellos que ganaban entre cuatrocientos mil a un millón y medio de pesos y que han bajado sus ingresos, tengan derecho, que son más de un millón de personas que, además, tendrán acceso a un crédito solidario especial, con posibilidad de renegociar créditos hipotecarios, o normas de educación.
Todo eso apunta en una lógica mucho más razonable que despojar a los jubilados del futuro de parte muy importante de sus pensiones.
Presidente , sé que la opinión pública, bajo el infinito poder de las redes sociales de instalar posverdades, ha alterado por completo lo que está en el fondo de este juego.
Aquí no están los buenos y los malos, los santos y los pecadores, no, aquí hay ciudadanos que tratamos de representar lo mejor posible lo que cada uno piensa. Yo, en lo personal, siento que fui elegido para velar por principios, para trabajar siempre por el bien común, no para buscar el aplauso fácil, sino que la solución profunda a los temas que Chile, durante tanto tiempo, ha ido acarreando y que cuesta solucionar.
Por eso, porque me importan particularmente los más necesitados, porque me duele la pobreza, me duele la ansiedad, me duele la dureza que muchas veces la vida acarrea a algunos, es que quiero concentrarme, con toda la fuerza, en solucionar los problemas de fondo e intentar mejorar los escenarios que son tan importantes para el Chile que viene. Pero no puedo moral, éticamente, aprobar un proyecto respecto al cual estoy convencido, en lo personal, en lo íntimo, que va a acarrear la ruina de los pensionados del futuro.
Yo creo que Chile se merece algo más, y hago una convocatoria -me incluyo en ella- a plantear estos temas con sentido de responsabilidad, porque lo que hacemos ahora no afectará a los jubilados de hoy, sino a los jubilados del futuro, y estos alivios temporales hay que contextualizarlos con los problemas profundos del Chile de siempre.
Por eso, Presidente , en un tema difícil, en un tema duro, lleno de ingratitudes, uno tiene que actuar siempre conforme a su conciencia, conforme a su consecuencia, conforme a sus principios. A mí me preocupa que una cosa sea resolver los problemas de la emergencia dramática que enfrenta el COVID, para lo cual estamos trabajando duro y tendremos que seguir haciéndolo, y otra muy distinta es que a través de eso simplemente se despojen a los jubilados del futuro de pensiones mejores.
De ahí que no puedo aprobar un proyecto de este tipo, y convoco a hacer un esfuerzo por tomarse esto con toda la dimensión de resolver los problemas transitorios y permanentes de Chile, no sacrificando los segundos en beneficio de los primeros.
He dicho.
"
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion