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- rdf:value = " La señorita MIX, doña Claudia (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado Luis Cuello .
El señor CUELLO.-
Señora Presidenta, nadie puede negar que el estallido social de octubre del 2019 tuvo un impacto decisivo en la política nacional.
La realidad golpeó en la cabeza a la política. Los chilenos y las chilenas no queremos seguir viviendo en el mismo país en el que vivimos hoy, el país de los bingos para pagar un tratamiento de cáncer, el país de las deudas por salud, por educación o por vivienda, el país del despotismo de los grandes grupos privados y de la concentración económica.
No tenemos interés en continuar bajo una Constitución que no garantiza derechos sociales y con un sistema político cerrado, no tenemos interés en conservar un modelo excluyente que se basa en la precarización económica, ecológica, humana y cuyo único mecanismo es el “chorreo”, si la acumulación y la voluntad de un grupo minoritario de personas así lo permite, por lo que una cosa queda clara: Chile no seguirá siendo el mismo y la forma de entender el poder político y las relaciones económicas no será la misma.
Si bien con esta reforma el interés de algunos en un inicio fue frenar la posibilidad de triunfo del “apruebo”, abriendo un plan B, hoy esto no es así, porque votaremos la garantía de que, en caso de que haya un nuevo proceso, este será siempre con la participación del pueblo, de la gente, en una instancia amplia y representativa.
Los mismos que se negaron durante los últimos 30 años a bajar el quorum para reformar, los mismos que decían que dichos quorum daban estabilidad al país, hoy presentan y promueven una reforma para rebajar los quorum a cuatro séptimos, reforma que, por supuesto, votaremos favorablemente, porque es coherente con lo que hemos pedido durante 30 años.
De ganar el “apruebo”, los chilenos y las chilenas tendremos una nueva Constitución, un nuevo sistema político, un nuevo Estado y un nuevo modelo económico, y las reformas a esa Constitución también requerirán de cuatro séptimos, más el pronunciamiento popular, es decir, con la soberanía popular siempre como protagonista.
Si no gana el “apruebo”, cuestión que realmente no creo que suceda, corresponde cumplir con el mandato popular del plebiscito de octubre del 2020, y esta reforma propuesta viabiliza el poder cumplir con la voluntad ciudadana. Esa obligación política y jurídica que los nuevos voceros de la vieja Constitución hoy pretenden desconocer.
El pueblo ya decidió dejar en el basurero de la historia la Constitución de los abusos. El pueblo chileno ya decidió introducir un proceso abierto, democrático y participativo. Nada de comisiones cerradas ni de grupos de iluminados.
La nueva Constitución, y no los parches, es la garantía de tener un futuro de dignidad, democrático y participativo.
He dicho.
"
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