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El señor GUZMÁN ( Secretario General ).-
El señor Presidente pone en discusión en particular el proyecto de reforma constitucional, en segundo trámite constitucional, que modifica la Carta Fundamental para restablecer el voto obligatorio en las elecciones populares, iniciativa correspondiente a los boletines Nos 13.212-07 y 13.213-07.
El Ejecutivo hizo presente la urgencia para su despacho calificándola de "suma".
--A la tramitación legislativa de este proyecto (boletines 13.212-07 y 13.213-07, refundidos) se puede acceder a través del vínculo ubicado en la parte superior de su título.
El señor GUZMÁN ( Secretario General ).-
Este proyecto de reforma constitucional fue aprobado en general en sesión de 8 de septiembre del 2021, y cuenta con un segundo informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, la que deja constancia, para los efectos reglamentarios, de que no hay artículos de la iniciativa que no hayan sido objeto de indicaciones ni de modificaciones.
La referida Comisión, además, efectuó diversas enmiendas al texto aprobado en general, todas las cuales fueron aprobadas por unanimidad.
Hace presente, asimismo, que el proyecto en referencia requiere de 28 votos favorables para su aprobación, con arreglo a lo preceptuado en el inciso segundo del artículo 127 de la Constitución Política de la República.
Sus Señorías tienen a su disposición un boletín comparado que transcribe el texto aprobado en general; las enmiendas realizadas por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, y el texto que quedaría de aprobarse estas modificaciones.
Es todo, señor Presidente.
El señor ELIZALDE ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Presidente de la Comisión de Constitución, Senador por la Región de Coquimbo Matías Walker.
El señor WALKER.-
Muchas gracias, Presidente.
Como ya se hizo referencia, nos tocó realizar la discusión en particular de este proyecto de reforma constitucional, en segundo trámite constitucional, que modifica la Carta Fundamental para restablecer el voto obligatorio en las elecciones populares, el cual viene con segundo informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento (boletines Nos 13.212-07 y 13.213-07, refundidos) y urgencia calificada de "suma".
En definitiva, y después de un debate muy importante donde escuchamos, entre otros, al Presidente del Consejo Directivo del Servel , don Andrés Tagle , cabe mencionar que sin duda este segundo informe, esta discusión en particular recibió un estímulo muy significativo a raíz de la gran participación electoral que tuvo lugar en el plebiscito de salida del 4 de septiembre de la mano de la restitución del voto obligatorio, que se produjo a propósito de la reforma constitucional que habilitó el nuevo proceso constituyente.
Fue el propio Presidente del Consejo Directivo del Servel , don Andrés Tagle , quien nos señaló que, a la luz de esta gran participación en el referido plebiscito, con un electorado nuevo compuesto particularmente por personas de localidades rurales y adultos mayores que no habían participado en los últimos procesos -desde luego, por la situación de la pandemia, pero también por la voluntariedad del voto-, se generó un consenso muy amplio en torno a restablecer el voto obligatorio como principio, sin ningún tipo de excepciones.
Desde ese punto de vista, hubo enmiendas al proyecto que venía de la Cámara de Diputados, el que, por ejemplo, consideraba excepciones en el caso de los mayores de setenta y cinco años. Pero debido a la gran participación de los adultos mayores en el plebiscito del 4 de septiembre, el propio Presidente del Consejo Directivo del Servel recomendó a la Comisión -y hubo un consenso muy amplio en torno a esto- no contemplar esta excepción. En cambio, se incorporó el principio de la obligatoriedad del voto en términos absolutos, como un principio constitucional, y se estableció, por tanto, que el procedimiento sancionatorio propiamente tal, dando cumplimiento al viejo aforismo jurídico de que "obligación sin sanción no es obligación", quedaba radicado para la ley orgánica constitucional respectiva.
Ahí es donde existe un proyecto que modifica la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios, que establece el procedimiento sancionatorio y la aplicación de las multas.
Hay una propuesta contenida en un proyecto que modifica la ley orgánica constitucional -como digo- y que ha sido liderado, entre otros, el Presidente de esta Corporación , Senador Álvaro Elizalde , respecto del cual estamos trabajando con el Ejecutivo para introducirle adecuaciones, en conjunto con el Servel, la Segprés y los Senadores, de manera de poder perfeccionarlo.
¿Y qué señala este segundo informe? ¿Cuál es la propuesta de la Comisión de Constitución que sometemos a la aprobación de la Honorable Sala? Este principio, que dice expresamente: "El sufragio será obligatorio para los electores en todas las elecciones y plebiscitos salvo" -y con la sola excepción- "en las elecciones primarias. Una ley orgánica constitucional fijará las multas o sanciones que se aplicarán por el incumplimiento de este deber, los electores que estarán exentos de ellas y el procedimiento para su determinación.
"Sólo podrá convocarse a votación popular para las elecciones y plebiscitos expresamente previstos en esta Constitución" .
Ese es el contenido de la reforma constitucional aprobada en la Comisión de Constitución por unanimidad y que se somete a la consideración de la Honorable Sala: el principio del voto obligatorio, quedando mandatado, por la Constitución, a una ley orgánica constitucional -se está discutiendo en primer trámite legislativo- establecer cuáles serán las sanciones y cuál será el procedimiento sancionatorio, existiendo una propuesta concreta para que este sea conocido vía administrativa por el propio Servicio Electoral, de manera de no recargar a los juzgados de policía local con mayores competencias.
Pero esa es una discusión que no forma parte de la reforma constitucional en comento, sino que del contenido de la ley orgánica constitucional respectiva, que, como digo, se está perfeccionando con el apoyo de la Segprés y del propio Servel , como órgano autónomo. Pero la reforma constitucional propiamente tal fija este principio de la obligatoriedad del voto, entendiendo, además, que el voto obligatorio o el voto voluntario no son fines en sí mismos, sino que medios para propiciar una mayor participación electoral. Y a la luz del resultado de la excelente participación electoral del plebiscito del 4 de septiembre, vaya que es indubitado e indiscutido que el voto obligatorio constituye un medio para provocar mayor participación electoral.
Por eso, estimada Presidenta -sobre todo se lo digo usted, que fue parte de esta discusión en la Comisión de Constitución-, esperamos que también sea aprobada por la unanimidad de esta Sala la reposición del voto obligatorio a través de este proyecto de reforma constitucional.
He dicho, muchas gracias.
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador Van Rysselberghe.
El señor VAN RYSSELBERGHE.-
Muchas gracias, Presidenta .
Hoy nos corresponde votar un proyecto de ley que desde el pasado 4 de septiembre, tal y como lo mencionó mi antecesor, tomó una vigencia inusitada, así como una urgencia y un apoyo transversal que resultaba impensado antes del plebiscito constitucional de salida.
Me refiero al proyecto de ley que modifica la Constitución Política de la República para restablecer el voto obligatorio en las elecciones populares, cuyo objetivo es claro y puntual: cambiar la regulación para que todas las votaciones pasen a ser obligatorias, tal como lo fueron antes del año 2009, cuando este mismo Congreso Nacional decidió instaurar el voto voluntario.
El debate sobre la voluntariedad u obligatoriedad del voto ha acompañado toda la historia de la política nacional. Hemos transitado por varios sistemas, llegando a ser obligatorio a mediados del siglo pasado.
Posteriormente, entre los años 2009 y 2012, se materializaron importantes reformas, que consagraron la voluntariedad del voto, la inscripción automática y que eliminaron las sanciones asociadas a no sufragar.
Sin embargo, para los autores de esta moción, que fue presentada antes del plebiscito constitucional de salida del pasado 4 de septiembre, un factor que ha incidido en la baja participación de los últimos años ha sido justamente la voluntariedad del voto. Argumentan que el hecho de ser obligatorio lo eleva de manera más clara como deber cívico, que contribuiría a que los grupos más moderados fueran a votar y que otorgaría, por tanto, mayor legitimidad democrática a las autoridades electas.
Esas ideas, sin embargo, contradicen de forma directa a los principales argumentos que a partir del año 2009 utilizaron diversos parlamentarios para apoyar la idea del voto voluntario: primero, el respeto a la libertad de participar o no en los procesos electorales; y segundo, que el voto voluntario obligaría a los políticos, y autoridades en general, a convencer a los ciudadanos a participar en ellos, puesto que no están obligados a hacerlo.
Sin embargo, y luego de más de diez años de vigencia del voto voluntario, hoy podemos decir que vivimos en un país libre gracias a una democracia fuerte, pero que tal voluntariedad solo la debilita al plantear el voto como algo opcional y sin peso al carecer de sanciones.
Luego de diez años de voto voluntario se ha llegado al consenso transversal de que la preocupación por elegir a nuestras autoridades no es solo un derecho, sino también un deber ciudadano que tiene que ser ejercido. De esa forma, el ámbito de la libertad en el contexto de los deberes cívicos se traduce en la posibilidad de elegir una opción política e incluso de escoger anular el voto, pero en ningún caso esa libertad debe traducirse en la existencia de la opción de que el ciudadano puede ejercer el voto o no.
Como conclusión, Presidenta , el regreso del voto obligatorio forzará a quienes sean candidatos a un cargo de elección popular a dejar de buscar apoyos mínimos para salir electos y a hablar a los fanáticos de sus ideas, y les impondrá la tarea y el deber de socializar y difundir sus ideas y propuestas al mayor número de ciudadanos posibles, lo que, entre otras cosas, moderará el debate político electoral y le devolverá la sensatez y la lucidez que los chilenos reclaman desde hace bastante tiempo.
Por todo lo anterior, Presidenta, votaré a favor de este proyecto.
Muchas gracias.
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador José Miguel Durana.
El señor DURANA.-
Gracias, Presidenta .
Este proyecto tiene por objeto restablecer el voto obligatorio en todas las elecciones y plebiscitos, salvo en las elecciones primarias, quedando excluidos de dicho deber los mayores de setenta y cinco años; las personas en situación de discapacidad o dependencia; los ciudadanos chilenos con residencia en el extranjero, y los extranjeros avecindados en Chile que se encuentren habilitados para sufragar.
Por un principio básico de libertad, nunca ha sido bueno establecer obligaciones que los ciudadanos no estén dispuestos a cumplir; sin embargo, hoy podemos decir que vivimos en un país libre gracias a una democracia fuerte, pero que el voto voluntario solo la ha debilitado.
La experiencia de participación electoral de nuestro país nos ha demostrado que el voto voluntario genera una altísima abstención y que eso deriva en que muchas de las autoridades elegidas carecen de una amplia legitimación ciudadana. A modo de ejemplo, debemos lamentar lo que ocurrió con la Convención Constitucional y su escasa representatividad.
La participación democrática tiene que ser incentivada por el Estado y por toda la sociedad como el debido cauce de las inquietudes ciudadanas, y el ejercer el derecho a voto ha de ser una acción que crece en la conciencia de todos los chilenos. Es por ello que la última elección demostró que el voto obligatorio permite acercarnos más a la real voluntad de la ciudadanía, y eso será sano para nuestra democracia, la cual todos estamos obligados a fortalecer.
A pesar de lo anterior, cabe hacer presente que este proyecto no se hace cargo de la inscripción.
Es necesario evaluar la posibilidad de que, en caso de que se apruebe el voto obligatorio, la inscripción sea voluntaria y que se permita desinscribir a todos aquellos que no quieran participar y que actualmente se hallan bajo el sistema de inscripción automática en los registros del Servel.
Voto a favor de este proyecto de ley.
Gracias, Presidenta .
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
A usted, Senador.
Tiene la palabra el Senador Núñez.
El señor NÚÑEZ.-
No, Presidenta .
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
No va a intervenir.
El Senador Espinoza tampoco.
Senador Matías Walker, tiene la palabra.
El señor WALKER.-
Ya intervine, Presidenta .
La señora EBENSPERGER ( Vicepresidenta ).-
Entonces, tiene la palabra el Senador Francisco Chahuán.
El señor CHAHUÁN.-
Señora Presidenta , Honorable Sala, esta es una larga aspiración de aquellos que presentamos tempranamente proyectos de reforma constitucional, los cuales estaban justamente en la Comisión de Constitución del Senado y que su Presidente , Matías Walker , ha tenido a bien enunciarlos durante la tramitación de esta iniciativa de reforma constitucional.
Además, para darle más celeridad, logramos que el proyecto que venía desde la Cámara de Diputados finalmente fuera el que discutiéramos hoy en esta Sala, respecto del cual había una voluntad transversal.
Quiero recordar que anteriormente se presentaron dos proyectos, de los que soy coautor: uno con el Senador Coloma y con varios Senadores del frente, como el entonces Senador Tuma; y otro con también un grupo transversal de parlamentarios.
Creemos que es fundamental construir una sociedad de derechos y deberes. En algún minuto se sostuvo que Chile estaba preparado para un voto voluntario, pero ciertamente hoy día se requiere más que nunca legitimidad de las autoridades públicas y además que las propuestas de las distintas candidaturas sean atractivas para los ciudadanos.
Aquello involucraba una serie de temáticas.
Primero, se modificó el sistema electoral, y eso abrió las capacidades para tener más propuestas sobre la mesa.
Segundo, la necesidad ineludible de acercar la toma de decisiones a las personas, y que estas entiendan que tienen derechos, pero también deberes.
Por eso es tan importante que hoy día, en que nuestra democracia se ha visto debilitada y donde en algún minuto se validó la violencia como método de acción política, sea el llamado al sentido común, característica de Chile, el que impere a través del voto obligatorio para todas y cada una de las elecciones. Esto es fundamental.
Le quiero comentar a la Sala -por su intermedio, Presidenta - que la negociación más rápida del 15 de noviembre fue justamente la del voto obligatorio para el plebiscito de salida. Y le quiero contar además quién la planteó: fue Fuad Chaín quien en aquel entonces hizo la propuesta a los que éramos oficialismo.
Esa negociación duró prácticamente treinta segundos.
Nosotros señalamos que, efectivamente, el plebiscito de salida para terminar el proceso constituyente debía hacerse con voto obligatorio. Por tanto, la historia recordará ese encuentro entre Allamand , el que habla y Fuad Chaín , en que se selló la posibilidad de que eso ocurriera.
También creemos, sin lugar a dudas, que el voto obligatorio es fundamental para lo que viene por delante. Es fundamental porque creemos, sin lugar a duda, que para tener alcaldes empoderados, concejales empoderados, gobernadores regionales empoderados, para tener, del mismo modo, capacidades desde el Ejecutivo y desde el Parlamento realmente legitimadas, el voto obligatorio tiene la fuerza necesaria para aquello. Y también va a movilizar a las propias fuerzas políticas a multiplicar la oferta electoral.
Eso también dice relación con cómo acercamos los sueños, las aspiraciones de los chilenos a las propuestas que se hagan por parte de aquellos que pretendan representar a la ciudadanía.
La democracia representativa necesita urgentemente que el voto obligatorio sea restablecido. Y así lo creo, y no solamente por haber sido coautor de dos de los proyectos que fueron recogidos en esta moción, en segundo trámite, no solamente porque las sociedades de derechos y deberes son importantes, no solamente porque los cambios en nuestro país y las crisis institucionales son cíclicos. Cada cuarenta años tenemos un quiebre institucional. Lo tuvimos con las guerras de la Independencia; luego vino la batalla de Lircay; después, la guerra civil del 91; entre medio tuvimos la matanza de Santa María y la matanza de El Mercurio de Valparaíso, la primera huelga general de trabajadores; por supuesto, también lo tuvimos, después de cuarenta años de la guerra civil del 91, con las batallas de Concón y Placilla , así como el 24, con la caída de Arturo Alessandri. Recuerdo que Arturo Alessandri gobernó un año, prácticamente un año y medio, por decretos, hasta que se legitimó el proceso de la Constitución del 25. Del mismo modo, lo tuvimos con la matanza del Seguro Obrero; luego con el golpe militar, y finalmente, con el quiebre institucional de 2019.
Por eso es tan importante entender que hay que reconstruir la historia. Aquellos que conocen la historia son capaces de evitar que se vuelva a repetir.
Ciertamente, lo que necesitamos es que esa generación que se resetea cada cuarenta años, esa generación que vuelve finalmente a edificar en base a proyectos refundacionales, entienda que los países se construyen con el día a día. ¡Esa es la clave! ¡Eso es lo fundamental!
Hay que entender que Chile necesita reconocer que los treinta años de gobiernos democráticos fueron determinantes para dar un salto cualitativo y cuantitativo. Todavía se requiere una mayor profundización para los efectos de dar mayor equidad y disminuir sustantivamente las desigualdades. Y eso pasa por un proyecto colectivo de nación, en que los chilenos vuelvan a levantar el mentón, con una mirada de mediano y largo plazo que le permita a Chile recuperar las confianzas. ¿Cómo recuperamos las confianzas? Sintiéndonos parte del proyecto colectivo. ¿Cómo nos sentimos parte de ese proyecto colectivo? Votando en las elecciones, pero también entendiendo que se requiere una democracia activa, presente, una democracia que no solamente sea un mecanismo, sino que efectivamente requiera la opinión de cada uno de los chilenos.
Por eso nosotros hemos planteado que no solo haya voto obligatorio, sino también otros proyectos, como los que están en la Comisión de Constitución, que espero que en algún minuto se pongan en tabla. Por ejemplo, la iniciativa popular de ley; también temas relacionados con la ineludible necesidad de los plebiscitos con efecto vinculante, para que en definitiva podamos hacer un llamado de atención y los ciudadanos se puedan pronunciar respecto de la planificación urbana de sus respectivas comunas o sobre temas de interés nacional. Acá se requiere urgentemente aterrizar, acercar la toma de decisiones a los ciudadanos. Eso es clave y determinante.
Por eso votamos favorablemente este proyecto, el cual estamos convencidos de que va a generar un antes y un después.
Estamos convencidos, además, de los sectores de convergencia, de centro, de la flexibilización de los sistemas de alianza, de entender claramente que el sentido común debe comenzar a primar, y la polarización del país, acabar.
Las democracias tienen desafíos: tienen desafíos urgentes y apuntan a cómo enfrentar los populismos de derecha y de izquierda.
Es un tema no menor.
En España se vivió con Vox por parte del Partido Popular y Podemos. También se vive en Argentina, con Milei, e incluso en nuestro país, con el surgimiento de movimientos de carácter populista de izquierdas y de derechas.
Cuando uno hace el llamado a los ciudadanos a movilizarse, a pronunciarse, a dejar la comodidad de sus casas y ser protagonistas, es para entender, básicamente, que no solamente mueven la polarización y la atomización, sino también el sentido común, el sentido identitario, el proyecto colectivo de nación.
Quiero agradecer a Matías Walker , por haber puesto en votación el proyecto, por haber recogido las iniciativas y también por mencionar a los Senadores que lo empujamos con mucha fuerza, y por supuesto manifestar que Chile requiere del compromiso de todos y de cada uno.
Chile lo construimos entre todos.
Chile debe ser una mesa donde quepan todos.
Gracias, Presidenta .
Voto favorablemente.
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Senador Iván Flores, tiene usted la palabra.
El señor FLORES.-
Muchas gracias, Presidenta.
Yo me alegro de que estemos en esta instancia, por cuanto no solamente hemos visto cómo se distorsiona la democracia, sino los resultados del ejercicio que algunos pocos, voluntariamente, seguimos haciendo para poder tener autoridades que conduzcan las instituciones relevantes de nuestro país.
Lo que hemos venido observando en el último tiempo es una pérdida de respeto, una pérdida del cariño, una pérdida del reconocimiento del valor que tiene la estructura en la administración del Estado; Estado donde ya sabemos que todos somos quienes conformamos una institucionalidad y una forma de convivir de acuerdo a nuestra cultura y a las instituciones que hemos elegido tener y que, por cierto, pueden ser muy distintas de las que existen otros países en su manera de organizarse. Cuando el ciudadano le pierde el respeto, el cariño, el aprecio a estas instituciones, se convierte en un individualista que lo único que hace es criticar o esperar un resultado que favorezca a su aspiración personal; no necesariamente está pensando en el colectivo.
Por lo tanto, cuando tenemos a las instituciones democráticas y a las instituciones políticas, sean los partidos o el Congreso Nacional, dentro de las peores evaluadas, honestamente no creo que sea porque no hagamos bien la pega. Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República hay mucho esfuerzo, pero también mucha incomprensión. Y por esa incomprensión, por esa falta de información o por falta de interés en informarse finalmente se da la postura que muchos tienen respecto del trabajo que se hace en política.
No voy a intentar siquiera acercarme a la definición griega o aristotélica de la política. Sencillamente, ningún país democrático en el mundo puede conducirse y llegar donde la ciudadanía quiere que se llegue si no existe una democracia robusta. Para poder resolver los problemas de la democracia, necesitamos tener más democracia, con más conciencia no solo de los derechos ciudadanos, sino también de los deberes ciudadanos, de los deberes cívicos particularmente.
Sin embargo, nuestra democracia, nuestra convivencia, nuestra manera de relacionarnos hoy día nos tiene muy complicados como país, porque el orden público también está vinculado con el respeto al otro, con cómo veo yo al otro yo: cualquier otro ciudadano es mi otro yo; soy yo mismo mirado al lado y, por lo tanto, mi derecho termina donde empieza el derecho del otro. El deber que yo tengo es porque el otro tiene derechos, y cuando eso se pierde, se pasa por encima del resto de la comunidad, se pierde la buena convivencia y, por ende, se empieza a relativizar el orden público.
Pero no es solamente con policía que vamos a restaurar el orden público.
Entonces, cuando necesitamos que la ciudadanía en general le tenga un poco más de cariño a su propio país, debe comenzar entendiendo cómo nos organizamos, qué instituciones tenemos. Y en ese sentido creo que el mejor mecanismo es acudir a la urna, sentirse parte del proceso, no estar a la vera y criticar lo que salga, resulte lo que resulte.
Cada uno tiene una opción, una visión de lo mejor que puede ocurrirnos como comunidad y, por lo tanto, apostamos por un partido político, por un movimiento social o por una persona, hombre o mujer, que nos pueda conducir, a todo nivel, desde el nivel municipal hasta el Ejecutivo , en el gobierno de nuestro país.
Creo que el voto obligatorio nos va a ayudar, realmente, a tener un poco más de aprecio por nuestra patria y sus instituciones. Sentirse incorporado en un proceso ordenado, rápido, efectivo, independientemente del resultado, es parte del orgullo de decir "yo participé, yo ayudé a elegir", o "yo voté en contra porque opinaba distinto". Esa es la esencia de la democracia: ser parte activa de los sueños de tener un mejor país.
La participación, la mayor participación, claro, es un elemento importante, pero también es el piso desde donde podemos ir reconstruyendo la democracia que, francamente, hemos venido perdiendo, porque se ha perdido la legitimidad, la universalidad y el respeto a las instituciones.
Creo que no hay vuelta atrás con el hecho de que el voto vuelva a ser obligatorio.
Como alguien dijo que la obligación sin sanción no es obligación, tendrá que verse entonces, en el otro proyecto de ley, que efectivamente el no concurrir a votar tenga una sanción, pues, de lo contrario, no se obtendrá el resultado que queremos.
Por supuesto, voy a concurrir con mi voto favorable a la aprobación de esta iniciativa.
Muchas gracias, Presidenta .
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador Saavedra.
El señor SAAVEDRA.-
Gracias, Presidenta.
Nuestra tarea es contribuir con procesos legislativos, como el que estamos discutiendo, al fortalecimiento de la democracia, que debe ser nuestro principal norte en materias legislativas, en participación ciudadana, en el desarrollo político de los partidos: tres elementos que deben estar considerados.
Cuando se estableció en Chile el voto voluntario, se dijo: "Mire, queremos tomar distancia respecto de la injerencia del dinero y de los poderosos en las campañas y en la inducción en la elección de quienes nos representan en el Parlamento". Luego, también está el incentivo a que los partidos políticos promuevan la participación social.
¿Cuál se cumplió?
Los partidos se fueron debilitando en el tiempo y, por tanto, se debilitó el camino de la participación social y la democracia.
Los resultados están a la vista. Nuestras elecciones, la elección de los diferentes estamentos que componen la sociedad democrática, fueron bajando notoria y profundamente. Las elecciones se empezaron a llevar a cabo con menos de la mitad del padrón electoral del país. En consecuencia, la validación social de quienes representamos a la ciudadanía es cada día más escasa. Y con eso, evidentemente, todo lo que se desarrolle por parte de quienes asumimos el rol de representante popular posee una validación social menor.
Tenemos la tarea, entonces, de buscar un camino distinto, de ver cómo reencantamos a la ciudadanía con los partidos políticos desarrollando un rol diferente, modernizándose, adecuándose a los tiempos que vivimos. Sin partidos políticos no habrá democracia y sin ciudadanía participando no habrá democracia validada socialmente. Ambas cosas las necesitamos.
Los estudios nos dicen que, efectivamente, con el voto obligatorio en Chile estamos por sobre el 87 por ciento de participación, a diferencia de lo que pasa en Latinoamérica, donde se registra un 73 por ciento en ese rubro. Pero, si uno ve cuál es la mediana, el promedio del voto voluntario, se da cuenta de que estábamos llegando al 48 por ciento, una cifra escasa, menor, a un debilitamiento -reitero- de la democracia, del sistema de convivencia política que el país tiene, y un debilitamiento, además, de sus instituciones públicas.
Por lo tanto, se produce un debilitamiento de la confianza, la credibilidad y el apego que la ciudadanía debiera tener por una institución como el Congreso Nacional. No podemos olvidar que en una nación puede existir el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial , pero, si no está el Congreso, si no está el Poder Legislativo, no tenemos democracia.
El Congreso de la nación, el Poder Legislativo, es consustancial a la democracia. De ahí la importancia de la validación social de quienes somos elegidos para representar la ciudadanía.
Por lo tanto, el voto obligatorio es consustancial a ese fortalecimiento, a ese reencanto que debe tener la ciudadanía con la democracia, con su participación, con su adhesión, con este derecho humano que es el derecho a elegir y también a ser elegido.
En consecuencia, se requiere que nuestras convicciones se expresen en este minuto histórico, cuando tenemos que dar paso a nuestros compromisos, porque no solamente el voto obligatorio va a fortalecer la democracia; también cuando se compromete la palabra se tiene que desarrollar ese compromiso.
Si no somos capaces, por lo tanto, de luego dar curso a este proceso de construcción de una nueva democracia y lo seguimos dilatando para el momento en que más me convenga una elección, estaremos incumpliendo una premisa básica: nuestro compromiso, el compromiso de la palabra, que puede ser un intangible, que no va a estar en ningún voto obligatorio, sino en nuestra acción concreta como representantes de la ciudadanía.
Tenemos que tomar decisiones pronto.
En suma, esto se trata de aplicar un enfoque sistémico: democracia, sí; participación popular abierta, sí; voto obligatorio, sí, porque contribuye a la validación social. El rol de los partidos políticos es tremendamente importante.
Por lo tanto, tenemos que recuperar todos esos factores. No basta solo con el voto obligatorio. Debemos convencernos de que acá está en juego la democracia, que se tiene que ir construyendo todos los días, fortaleciendo y abriendo surcos y canales para la participación de la ciudadanía, para lo cual aquella debe estar organizada. De ahí que nuestra votación debe estar en pro del fortalecimiento de la democracia.
Por eso el voto obligatorio es tremendamente importante, porque se logra finalmente un camino irreversible de democratización sustantiva del país, consistente en los derechos y, al mismo tiempo, segura, para que Chile siga por el camino y la senda del progreso y el bienestar de todos los chilenos.
He dicho, Presidenta .
Muchas gracias.
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador Juan Castro.
El señor CASTRO (don Juan).-
Gracias, Presidenta.
Este proyecto de ley para restablecer el voto obligatorio es un tremendo proyecto, que, sin duda, consolida la democracia. ¿Por qué? Porque las personas exigen buenas pensiones, exigen buena salud, exigen buenas carreteras, seguridad. La verdad es que son responsabilidades del Estado por sobre las personas.
Uno se pregunta: ¿por qué las personas critican después a las autoridades que eligen? Muchas de ellas no se dan el trabajo de ir a un local de votación, una vez cada cuatro años, para elegir a sus autoridades. Y encima tienen la cara de exigir y criticar.
Por ello me parece que este proyecto de ley tiene un tremendo sentido, porque es necesario que las personas que viven en este país asuman una obligación. Y aquella obligación va a provocar que critiquen con mejor fundamento.
Siento que la democracia se debe consolidar. Y para consolidar los deberes de las personas, estos también deben estar dentro de la ley.
Así que, Presidenta , me parece correcto que la obligación de votar y también la inscripción se establezcan por ley.
Toda persona que nace en este país, al cumplir los dieciocho años, debe quedar automáticamente inscrita para votar. Y si no lo hace, tiene que ser sancionada. Porque las responsabilidades aquí no se deben traspasar; se deben exigir, se deben plantear, se deben trabajar. De tal manera que ningún chileno pueda sentarse a criticar sin haber tenido la oportunidad de haber elegido y validado a sus autoridades. Quienes estamos en estos cargos muchas veces sentimos una tremenda injusticia cuando las personas critican sin haber cumplido su obligación, que es elegir democráticamente a sus autoridades.
Por eso, voy a votar muy feliz a favor de este proyecto, para que todo chileno tenga dicha responsabilidad, a futuro y para siempre.
He dicho, Presidenta .
La señora EBENSPERGER (Vicepresidenta).-
Gracias, Senador.
Hay doce Senadores en la Sala, por lo que no tenemos el quorum requerido. Yo estaba inscrita para hablar, pero no podré hacerlo, porque no puedo tomar el acuerdo para que alguien me reemplace en la testera.
Según lo acordado por los Comités, este proyecto empezaba su discusión hoy, pero se vota mañana.
--Queda pendiente la discusión particular del proyecto.
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