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- rdf:value = " El señor BIANCHI (Vicepresidente).-
Ha concluido su tiempo, señor diputado. Tiene la palabra el diputado Jorge Guzmán .
El señor GUZMÁN.-
Señor Presidente, el gobierno de muchos no puede depender del voto de pocos. La responsabilidad con la construcción de Chile no es solamente de quienes participan en política sino de todos los chilenos. El plebiscito del 4 de septiembre nos demostró que cuando toda la ciudadanía asiste a votar, muchas veces nos podemos llevar más de una sorpresa.
No son las calles, no es Twitter, no son los medios de comunicación ni siquiera las marchas más multitudinarias las que representan más fielmente la voluntad popular. El voto es la forma más tangible e incuestionable en que el pueblo se manifiesta y ejerce su soberanía. Si no aseguramos una buena participación, ese voto es muy susceptible de ser cooptado por las minorías muchas veces sobre ideologizadas, muchas veces poco representativas, con lo que se distorsiona la realidad.
Hace cinco años se dio un gran paso en materia de descentralización democrática cuando se dispuso la elección popular de los gobernadores regionales. Lo que pensamos que sería un paso decisivo en participación ciudadana tuvo una de las más bajas y tristes participaciones. La segunda vuelta de gobernadores regionales se convirtió en la elección con más baja participación desde que se implementó el voto voluntario, pues convocó a menos del 20 por ciento del electorado en las regiones donde se realizó el balotaje. En el caso de la Región del Maule, la participación alcanzó un escaso 13 por ciento de la población. Por eso, valoramos la reposición del voto obligatorio, porque necesitamos mayor participación y representación.
Pero así como la democracia no puede reducirse al voto, la participación electoral no puede reducirse al voto obligatorio. Si realmente queremos re encantar a la ciudadanía con la política, somos nosotros quienes debemos volver y devolver la dignidad y prestigiar nuestra función.
En los últimos días hemos sido testigos de lo mejor y lo peor de la clase política. Mientras la inmensa mayoría de los partidos hizo su tarea, dialogó y logró un acuerdo constitucional, vimos a un parlamentario disfrazándose de cocinero para atraer la atención y hacer un punto político. Guitarras, pelotas, agresiones, garabatos, placas de sheriff se suman al vergonzoso listado de acciones de colegas nuestros que más parecen creer que la política es un show, una performance antes que una labor que, ante todo, debe ser ejercida con seriedad y responsabilidad para mejorar la vida de las personas.
No es justo obligar a votar a alguien cuando estamos ofreciendo este nivel de política a la ciudadanía. Día a día veo vecinos, dirigentes sociales, adultos mayores, mujeres y jóvenes que participan en voluntariados. Son cientos de ciudadanos que no son indiferentes; por el contrario, se involucran y se activan para resolver los problemas de su barrio, de su ciudad, de su región y de su país. La ciudadanía no es indiferente; solo ha perdido la confianza en nosotros.
Estimados colegas, prestigiemos nuestra actividad. No solo fomentemos el voto a través de una multa, sino de un mensaje: que la política importa, que los políticos deben ser responsables con Chile y que el voto realmente vale.
He dicho.
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