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- rdf:value = " La señora CAMPUSANO.-
Otro aspecto de la plataforma de lucha de las mujeres es la igualdad de derechos tanto en la vida civil como en las actividades laborales. Nosotros sabemos que tales derechos existen, pero que, habiendo muchos consagrados jurídicamente, en la práctica carecen de validez.
No podemos cerrar los ojos ante esta realidad, que es consecuencia del sistema imperante, el cual precisamente, obtiene elevadas ganancias de la desigualdad de la mujer en el trabajo.
He conocido el mundo socialista, y de muy cerca he observado la realidad que viven allí las mujeres. Por ello, me parece justo y apropiado señalar algunos aspectos de esa realidad, que desearía para mis hermanas de clase.
Hace sólo poco más de 40 años, existía en Rusia un sistema de vasallaje y explotación de la mujer que superaba los límites humanos. Fue la revolución socialista de octubre la que llevó al naciente Estado socialista a cambios fundamentales en este aspecto. Así, los primeros decretos revolucionarios fueron precisamente los que consagraron desde el punto de vista jurídico la igualdad de derechos de la mujer y el hombre, la implantación de igual remuneración por igual trabajo para el hombre y la mujer, la protección de la maternidad y la infancia, el matrimonio y el divorcio. Con ello comenzó una vida distinta para la mujer soviética. Ello trajo, en la práctica, a diferencia de lo que existen en los países capitalistas, el otorgamiento efectivo de sus derechos; las posibilidades reales de ejercer sus derechos al trabajo y a laborar en cualquier rama de la economía; la protección del Estado a la mujer y a su familia; la instalación, en cada sitio de trabajo, en cada población, de guarderías y jardines infantiles, medidas que constituían seguridad para el libre desempeño del trabajo o del estudio. Han pasado sólo algunas decenas de años, y sobre la base social que lo conforma, ese sistema socialista se eleva a la hermosa realidad que hoy se expresa en las mujeres soviéticas, realidad todavía más elocuente, si recordamos que hace sólo más de 10 años se traducía, entre las mujeres asalariadas, en 80% de sirvientas y braceras, en 13% de obreras industriales y de labores auxiliares de la construcción y 4% ocupadas en la instrucción y la sanidad. Si sólo miramos datos de 1959, veremos que esa aterradora realidad ha cambiado totalmente. En efecto, el número de mujeres ocupadas en la producción social ascendía a 47,6 millones, es decir, a 48% de las personas ocupadas; en la industria, la construcción, el transporte y las comunicaciones, a 39%; en el comercio y la alimentación, a 61%, y en la instrucción, la ciencia y la sanidad, a 71%.
Tan extraordinario desarrollo y participación en la actividad pública y la conducción del país, puede advertirse en el hecho de que en 1959 llegaron al Soviet Supremo de la U.R.S.S. 390 mujeres; o sea, un número apreciablemente superior al de Diputadas existentes en todos los parlamentos burgueses. En la Unión Soviética, 30% de los jueces populares y 37% de los abogados son mujeres.
Es indudable que las cifras mencionadas han crecido en forma permanente durante los últimos siete años. Por ello, se puede decir que en ese país, como en el resto del campo socialista, la mujer ha alcanzado su liberación social.
Animadas por el ejemplo de otras mujeres, las de los centros de madres de las agrupaciones femeninas llegarán los días 19 y 22 de mayo a discutir el temario del Tercer Congreso, torneo que comprende tres temas principales:
Estudio de la situación de la mujer en Chile, que abarcará: situación económica de la mujer reflejada en su situación social; necesidades de su preparación cultural, técnica y profesional; factores que lo impiden; condiciones para su participación en la vida política, social y económica del país.
Expresión de las luchas de la mujer en el plano mundial: a) intercambio de experiencias culturales, sociales y políticas; b) solidaridad entre los pueblos.
Organización de Unión de Mujeres y sus proyecciones, que, entre otros puntos, señala métodos y proyecciones de organización; acciones de conjunto con toda otra organización; relaciones con otras instituciones ; acción futura con otras instituciones; creación de la Oficina Nacional de la Mujer.
El debate de la realidad nacional que hará el III Congreso de Unión de Mujeres será hondo y minucioso. Esa realidad estará expresada en las palabras de la heroica madre y compañera del hombre chileno.
El III Congreso será la tribuna donde los problemas de la mujer, de la trabajadora social, de la niñez y de la infancia serán debatidos por todas las mujeres que quieren el progreso desde cualquier lugar donde estén ubicadas. La política económica chilena será sometida al criterio renovador de miles y miles de mujeres.
Se trata, por tanto, de entregar al país una imagen distinta de la mujer de la que la Reacción desfigura y entrega deformada mediante sus publicaciones rosas, foto-novelas, televisión y radio. En el III Congreso de Unión de Mujeres, hará tribuna una mujer que despierta al combate social, que está consciente de sus derechos y deberes, que comprende y condiciona su existencia al avance del progreso y del tiem-
po, que sabe el papel que le corresponde en la construcción de las sociedades modernas.
Creemos que ese torneo será un verdadero llamado a la unidad nacional, que contará con el apoyo de las capas más conscientes y progresistas del país, porque el destino y el desarrollo de la mujer chilena están ligados al destino de la nación.
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