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- rdf:value = " El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Tiene la palabra, por 6 minutos 30 segundos, el Diputado señor Vilches.
El señor VILCHES .-
Señor Presidente , fuimos convocados a esta sesión para analizar las medidas monetarias adoptadas por el Banco Central de Chile. Ella tiene gran trascendencia, y lamento que muchos diputados de la Concertación que han intervenido, más que traer un trabajo preparado han improvisado, sin dar respuesta a las inquietudes planteadas esta mañana por nuestra bancada.
Por lo tanto, en esta oportunidad, quiero referirme a los efectos de dichas medidas.
La política cambiaria ha consistido en dejar que el dólar fluctúe dentro de una banda que inicialmente tenía un piso y un techo de 2 por ciento respecto del dólar acuerdo, que representa el equilibrio de largo plazo de la moneda. Sin embargo, a través del tiempo, debido a los grandes flujos de capitales que han entrado al país, el aumento del gasto público por sobre el producto y la escasa apertura de las cuentas de capitales, han provocado que el dólar se pegue al piso de la banda, forzando al instituto emisor -en este caso, el Banco Central, organización autónoma que tiene la facultad para hacerlo- a expandir sucesivamente dicha banda.
Las medidas adoptadas por el Banco Central a principios de la semana recién pasada, consistentes en disminuir el dólar acuerdo en 4 por ciento y en ampliar la banda cambiaria en 2,5 por ciento, tienen como objetivo dar mayor holgura a la política monetaria, mediante la neutralización de las presiones de inflación externa sobre la economía nacional. Dichas presiones inflacionarias se generaron debido a la apreciación del dólar en los mercados externos, lo cual provocó que aumentara tanto el dólar acuerdo como el piso de la banda en el mercado nacional, incentivando a futuro el aumento de la banda agregada y, consecuentemente, los precios.
Debido a que el dólar estaba pegado al piso de la banda y se esperaba que continuara la tendencia de apreciación de esa moneda, el Banco Central le dio un espacio de 6,5 por ciento: 4 por ciento atribuido a la revaluación del dólar acuerdo y 2,5 por ciento a la expansión del piso de la banda para que disminuyera su valor.
Ésa es la verdad. El mercado no perdona hacer efectiva la caída de la moneda y, así, de 428,2 pesos, que era su valor antes de las medidas adoptadas, pasó a uno de 420,79 pesos en ocho días, experimentando una revaluación de 1,73 por ciento. De esa forma, el instituto emisor aumenta la probabilidad de cumplir la meta inflacionaria de 5,5 por ciento que se ha fijado para 1997 al neutralizar las presiones sobre los precios internos.
De estas medidas se desprende que es evidente que se sigue utilizando el tipo de cambio como una variable para controlar la inflación. Además, queda en evidencia lo anacrónico que sigue siendo mantener la banda cambiaria, que ya no surte ningún efecto, puesto que cada vez que el dólar se pegue al piso -tendencia de los últimos años-, el Banco Central intervendrá para ampliarla.
¿Cuáles son los efectos de estas medidas sobre los ingresos del sector minero, a lo cual quiero referirme en esta oportunidad?
Hay que distinguir entre los grandes y los pequeños y medianos productores de minerales, ya que los efectos son distintos. Los grandes productores, exportadores por naturaleza, verán sus ingresos mermados debido a que el tipo de cambio se revaluó. Esta caída del tipo de cambio, que a la fecha es de 1,73 por ciento, tenderá a continuar, ya que se espera que en el mercado siga bajando el valor de la divisa, producto de los retornos de los exportadores que se generarán en las semanas siguientes. Sin embargo, como tienen mayores niveles de producción y experimentan economías de escala y costos medios de producción decrecientes, se protegen de mejor manera ante las nuevas disposiciones cambiarias adoptadas por el Banco Central.
Por otro lado, los pequeños y medianos productores, que dan vida a muchas localidades del norte de Chile y venden su producción a la Empresa Nacional de Minería, son los más afectados, ya que no experimentan las economías de escala de los grandes productores para amortiguar la caída de sus ingresos; además, aún se están recuperando de la fuerte caída del precio del cobre ocurrida durante el segundo semestre de 1996.
Es una realidad que el sector de los medianos y pequeños mineros en 1990 era del orden de los 2.800 productores en el país y hoy sólo subsisten 800, debido a problemas de mercado y de precio internacional del cobre.
Si bien las tarifas de maquila de Enami han sido fijadas con antelación en términos de dólares, el tipo de cambio referencial utilizado por la empresa estatal varía todas las semanas dependiendo de las transacciones de compra y venta de los productos de ésta. Luego, como la forma de cálculo del tipo de cambio referencial es sobre la base del promedio de la semana anterior, es evidente que éstos van a sufrir mermas en sus ingresos. De hecho, la semana en que se adoptaron las medidas el dólar referencial de Enami era de 425,18 pesos, ya que estaba fijado en base al promedio de la semana anterior. Sin embargo, esta semana en que se incorporan los efectos de las medidas adoptadas por el Banco Central, el dólar referencial disminuye su valor a 422,47 pesos, es decir, experimentó una caída de 0,63 por ciento, lo cual disminuye los ingresos de los productores pequeños y medianos.
Como consecuencia de las medidas del instituto emisor, los beneficios que significaron para el sector minero el repunte en el precio del cobre se verán parcialmente disminuidos debido a la caída del tipo de cambio.
¿Cuáles son los efectos reales que tiene esta medida en el Chile de hoy, que a nosotros nos preocupa?
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg ( Presidente ).-
Ha terminado el tiempo, señor diputado .
En atención a la política que ha tenido la Sala, puede redondear la idea en algunos segundos.
El señor VILCHES.-
Gracias, señor Presidente.
En el sector minero, las empresas medianas y pequeñas son las que contratan mayor cantidad de trabajadores, mientras que las grandes se caracterizan por su alto nivel tecnológico y un sustancial menor número de empleados. Luego, el mercado laboral en la minería depende principalmente del rendimiento de estos últimos sectores. Por el momento, el empleo no se verá mayormente afectado debido a que el precio del cobre ha repuntado amortiguando la pérdida de ingresos como producto del menor tipo de cambio. Sin embargo, en los próximos meses el sector puede experimentar un aumento en la tasa de desempleo si persiste la tendencia a la baja del dólar.
Señor Presidente , solicito que el resto de mi intervención se inserte en el acta de esta sesión, pero antes voy a dar a conocer las conclusiones que había preparado para esta oportunidad.
Las nuevas medidas cambiarias del Banco Central, sin duda, han perjudicado al sector minero, que es exportador por naturaleza y, por ende, a todos los pequeños empresarios que, con mucho esfuerzo, han apostado a los mercados internacionales comprometiendo su patrimonio personal y endeudándose en el sistema financiero. Es decir, con su adopción no hay premio para los exportadores, sino, al contrario, un castigo.
En esta oportunidad la señal que ha entregado el Banco Central es errada, provocando una falta de transparencia tanto en la política cambiaria como en las políticas macroeconómicas en el futuro cercano.
Estos efectos negativos sólo agravan la situación por la cual atraviesa el sector de los pequeños y medianos mineros como consecuencia de la caída del tipo de cambio real en un 24,6 por ciento desde 1990 y los menores ingresos que ocasionó la baja del precio del cobre en el segundo semestre de 1996.
La cifra oficial del Banco Central la podemos comparar con estudios serios hechos por la Empresa Nacional de Minería, donde la devaluación del dólar en los últimos seis años se sitúa en un 45 por ciento. Es decir, todos los productores reciben menos recursos y menores ingresos por sus exportaciones.
Por tanto, es indispensable que el sector público coopere en la lucha contra la inflación disminuyendo su excesivo gasto; de lo contrario, la economía se verá expuesta a sucesivos ajustes.
Exportaciones.
La rentabilidad de las exportaciones disminuirá teniendo como consecuencia menores ingresos atribuibles a la revaluación del tipo de cambio. Sin embargo, esta situación será coyuntural, no afectando las promisorias perspectivas de mediano y largo plazo.
Expectativas.
Ésta es la variable que más daño ha sufrido debido a la discrecionalidad con que ha actuado la autoridad monetaria. Se ha perdido la confianza en el Banco Central, ya que en reiteradas oportunidades la autoridad afirmó que no utilizaría la variable cambiaria como instrumento antiinflacionario. Las medidas adoptadas el presente mes son un contrasentido y generan incertidumbre en los agentes económicos, lo cual puede perjudicar potenciales proyectos de inversión.
Alternativas futuras para controlar la inflación.
En primer lugar, se debe disminuir el gasto público que ha venido creciendo a tasas promedio de 8,5 por ciento, mientras que el producto sólo lo ha hecho a un 7,3 por ciento en el período 1991-1996. Si se proyectan estas cifras para el año 1997 se tiene que el gasto público crecerá a una tasa promedio de 8,4% y el producto a su vez lo hará a una tasa promedio de 7% en el período 1991-1997. Esto es negativo para la economía ya que siempre que el gasto público crece por encima del producto aumenta la demanda agregada, generando presiones inflacionarias, lo cual obliga al Instituto Emisor a elevar las tasas de interés. El objetivo de esta política monetaria contractiva es disminuir el gasto del sector privado de manera que el crecimiento del gasto agregado (gasto privado más gasto público) sea menor que el crecimiento del producto. La disminución del gasto privado se traduce en una caída de la producción, inversión, consumo y empleo, ya que las empresas ajustan su capacidad productiva a la nueva realidad imperante en la economía.
A su vez, al ser la tasa de interés más alta que la tasa de interés internacional, aumenta el flujo de entrada de capitales extranjeros al país que buscan ganarse el diferencial entre la tasa interna y externa provocando un exceso de oferta de dólares en la economía que presionan al tipo de cambio a la baja. En particular, las altas tasas de interés provocadas por los distintos ajustes desde 1990 y los altos flujos de capitales que han entrado al país han provocado que el tipo de cambio caiga en un 24,6% en el período 1990-1996.
Hasta el momento las medidas adoptadas por el sector público no han contribuido a la reducción de la inflación. Todo lo contrario, su efecto total ha sido la expansión de este sector en desmedro del sector privado, dejando que este último asuma todo el costo del ajuste.
Ejemplo de esto es la Ley de Presupuestos para 1997 que es claramente expansiva y pone en peligro la meta inflacionaria de 5,5 por ciento. Esta ley fue aprobada con un insignificante número de recortes presupuestarios. Por otra parte, el reajuste salarial del sector público que debió haber sido de 8,5 por ciento dadas las restricciones de la economía nacional (inflación esperada de 5,5 por ciento y productividad de 3 por ciento) fue de 9,9 por ciento. Es decir, se remuneró por sobre la productividad, presionando aún más la meta inflacionaria de 1997.
Otra alternativa habría sido que el Banco Central hubiera aprovechado la oportunidad de desindexar el dólar de la inflación interna. Así, el cálculo se basaría en la inflación esperada y no la pasada. Esto se debe a que cuando la inflación es decreciente, como es el caso de Chile durante los últimos años, se tiende a sobreestimar, teniendo como consecuencia una retroalimentación de la inflación. Esta medida habría sido una especie de ancla nominal o para poner atajo a la inflación y es más original que la tradicional alza de las tasas de interés.
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