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El señor ROMERO.-
Señor Presidente , Chile enfrenta hoy un escenario complejo en su dependencia energética.
Por una parte, Bolivia , en un convenio con Argentina, ha establecido normativas que constituyen un virtual boicot, al considerar el artículo 3° de ese instrumento una cláusula "candado", en la medida en que especifica que, "sin el acuerdo de las partes, no se podrá autorizar exportación de gas a terceros países".
Todo ello transgrede las normas de comercio internacional vigentes, tanto del GATT como de la Organización Mundial del Comercio, colocando obstáculos innecesarios que evidencian un espíritu de crear imposiciones agraviantes para una relación bilateral que debiera ser normal, conciliadora.
El Ministro de Hidrocarburos de Bolivia , Andrés Soliz , ha confirmado que guardan el gas "para la negociación marítima con Chile". Con ello se reedita el eslogan "gas por mar" que acuñara el ex Presidente Carlos Mesa , lo que naturalmente sorprende por la perseverancia en mantener una política de esta naturaleza.
Por otra parte, en nuestro país asombran las declaraciones gubernamentales en orden a que nada se debe temer respecto del consumo domiciliario, que representa no más de 8 por ciento del nacional, en circunstancias de que existen claras evidencias de que el mayor costo del gas boliviano será traspasado a los usuarios chilenos. Y los sectores productivos parecen no importar, pese a que utilizan más de 90 por ciento del gas natural.
A su vez, se debe alertar a la opinión pública, ya que nuestro mayor proveedor domiciliario de gas natural deberá solicitar, el próximo año, que Argentina le renueve la autorización para importar dicho producto. Y esto debemos relacionarlo con lo declarado por el Ministro de Hidrocarburos boliviano, quien dijo que "Argentina no puede dar más autorizaciones de exportación a Chile mientras tengamos el tema marítimo abierto".
Por si eso fuera poco, hemos tenido conocimiento de que altas autoridades chilenas habían asegurado que la mencionada cláusula "candado" no sería aceptada por los negociadores argentinos. Pero ocurrió, lamentablemente, lo que se había anunciado. Y frente a este escenario, que nos plantea una situación compleja, debemos expresar nuestra preocupación por la seguridad energética, que empieza a adquirir ciertos caracteres críticos.
No se advierte una definición de política de seguridad e independencia energéticas lo suficientemente clara que dé tranquilidad ante el creciente temor de vernos enfrentados a una crisis que afectaría el desarrollo mismo del país. A las mayores cuentas por concepto de bencina y petróleo, dado el impuesto específico que grava a esos combustibles, y la situación internacional en el rubro, se sumarán ahora mayores cuentas por gas y electricidad.
Pero este tema tiene una connotación que hoy quisiera resaltar. Porque, sin duda, entre todos los efectos que se han planteado está el del impacto ambiental, al que deseo referirme.
Resulta que el escenario que se presenta genera una situación extraordinariamente preocupante, por cuanto las limitaciones de abastecimiento de gas natural están provocando que se eche mano a combustibles menos limpios, como carbón, petcoke y otros, lo que sin duda nos preocupa, por sus alcances medioambientales.
Y, en ese sentido, debo informar que ayer hubo un debate muy importante en nuestra Comisión de Medio Ambiente, a la cual aprovecho de felicitar y agradecer por haber abordado el tema del proyecto de construcción de una central termoeléctrica en el valle de Puchuncaví-Quintero, que operaría con petcoke. En ella tuvimos la ocasión de escuchar valiosas intervenciones, no sólo de los interesados en construir la central -que reviste extraordinaria relevancia, por la seguridad e independencia energéticas que representa para Chile-, sino también de los vecinos, de los representantes del Consejo Ecológico de la zona y de las autoridades de la CONAMA, lo cual nos permitió conocer sus puntos de vista.
Yo nunca he sido contrario a que el país cuente con centrales termoeléctricas. Sin embargo, siento que hemos de ser muy cuidadosos en esta materia, y particularmente respecto de un valle como el de Puchuncaví-Quintero, que posee una connotación muy especial. En la década de los sesenta se construyó allí una fundición de cobre, que fue administrada durante muchos años por ENAMI-Ventanas. Y, como consecuencia de la contaminación producida por las instalaciones -al igual como ocurrió en su oportunidad con la Fundición Chagres, en Catemu-, se generó una situación en extremo grave, porque suelos destinados a cultivos hortofrutícolas de primer nivel son hoy prácticamente terrenos yermos.
En ese aspecto, estamos haciendo un trabajo de gran relevancia, con la participación transversal de muchos personeros de distintos sectores. Hoy, en particular, con el Diputado Alfonso Vargas , y en su oportunidad con el ex Parlamentario Federico Ringeling , con quien llevamos a cabo la "campaña de la ola limpia", para convencer a las autoridades de ENAMI-Ventanas de cambiar el horno de reverbero por un horno flash que, al incorporar nueva tecnología, permitiera eliminar o por lo menos disminuir en forma drástica la contaminación del valle. No obstante, los efectos del funcionamiento de aquel horno, no sólo sobre la salud humana y animal, sino también sobre los sectores hortícolas de la zona, desgraciadamente dejaron una huella que va a costar muchos años borrar.
Logramos atenuar esa situación. Y lo mismo en la Fundición Chagres, en Catemu. En ese tiempo estaba la Exxon, con la cual conseguimos que se cambiaran todos los hornos de reverbero por otros mucho más modernos, que producían menor contaminación.
Igual planteamiento hicimos, en su momento, respecto de la instalación de centrales termoeléctricas relacionadas con Quillota y La Calera.
Reitero que no estoy en contra del funcionamiento de centrales termoeléctricas. Muy por el contrario. Soy partidario de contar con independencia energética. Pero hay que ser muy cuidadosos respecto del lugar de emplazamiento. Y, desde esa perspectiva, hemos hecho presente la necesidad de tomar en cuenta la ubicación territorial y, especialmente, la acumulación, que provoca una recarga sobre los niveles de saturación.
Es preciso recordar que ese lugar fue declarado "zona saturada" a partir de 1993. Y, por ello, no es posible considerar un proyecto en forma individual o aislada, sino que se debe examinar la carga de la totalidad de los proyectos que existen en la zona. Porque, en definitiva, la acumulación de todos ellos provoca una contaminación que no es recomendable ni racional.
Otro aspecto muy importante es que el monitoreo de la calidad del aire se efectúe en términos independientes y que los interesados puedan acceder a esa información cuando sea necesario. Porque muchas veces se anuncia que habrá monitoreos; sin embargo, éstos no se dan a conocer a los propios interesados, e incluso, con frecuencia se les impide participar en la práctica.
Francamente, señor Presidente , es imprescindible abrir las posibilidades de independizar nuestra matriz energética; pero, al mismo tiempo, debemos ser muy cuidadosos con la salud de las personas y, sobre todo, con las condiciones que requerimos para nuestro territorio.
Por eso, sentí que era fundamental que la Sala del Senado conociera estos antecedentes, porque las autoridades de la CONAMA tienen ahora una gran responsabilidad: analizar esta clase de proyectos detenidamente y en términos muy prudentes, en el sentido que hemos señalado. Porque no cabe la menor duda de que, ante la contingencia que el país está viviendo con la restricción del gas natural, nos vamos a ver constreñidos, en el futuro inmediato, a utilizar otro tipo de combustibles que no son tan limpios como el gas natural.
Este punto amerita, por supuesto, una posición nacional, una posición de Estado: Chile requiere, de manera imperiosa, diversificar su matriz energética. Y para ello debe imitar a Brasil y a otras naciones que, en forma pragmática y exitosa, han impulsado a la iniciativa privada, nacional o internacional, a explorar e investigar nuevos recursos de hidrocarburos. Creo que nosotros perfectamente podemos hacer compatibles ambas cosas.
Es efectivo que en el extremo sur del país algunas personas podrían poner restricciones, por tener una cantidad amplia de terreno; pero no son dueñas del territorio nacional ni pueden tomar decisiones respecto de energía hidroeléctrica, pues ellas competen al Chile soberano e independiente.
Lógicamente, siempre habrá que cuidar el medio ambiente. Y no tengo la menor duda de que debemos ir en esa dirección.
He dicho.
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